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09 febrero 2024

Ahora, después del fraude

Todo el mundo sabe perfectamente que Bukele ha violado la Constitución al presentar su candidatura a la presidencia de la república. Todos los observadores internacionales, como los gobiernos de todos los países con los que se tiene relaciones diplomáticas. O sea que todas las felicitaciones que lleguen son muestras de su complicidad y todos los observadores que no declaren ilegítima e ilegal la elección presidencial no están cumpliendo con su deber. Este es mi primer punto.

El segundo punto es que gozando de todo el poder represivo, de haber usurpado todas las instituciones del Poder Judicial y con un Tribunal Supremo Electoral ad hoc, no fueron capaces para disimular el fraude.

Estas han sido las elecciones más fraudulentas desde los Acuerdos de Paz. La desfachatez de Bukele al anunciar el número de diputados que había obtenido su partido antes de que se iniciara el conteo, muestra el desprecio hacia los salvadoreños y a la llamada comunidad internacional.

El tercer punto es una pregunta ¿Vale la pena protestar y denunciar el fraude perpetrado en estas elecciones? Tal vez protestar, pero únicamente por principio, pues ¿quién va a escuchar las protestas y las denuncias? Me refiero a los que puedan en este caso doblegar al payaso que tenemos como dictador.

El problema fundamental para los salvadoreños es cómo quitarnos de encima a la “clica de Batman”, pues esta clica sigue extorsionando al pueblo y dejando exangüe a todo el país. El endeudamiento es de cifras astronómicas y no se ve ningún beneficio para el país, los gastos corrientes son difícilmente completados por el presupuesto, aunque el rubro de la publicidad estatal sigue desbordando los límites. Hasta tal punto que mucha gente en el extranjero cree que la biblioteca que construyó China en San Salvador es obra del gobierno e incluso hay gente ignorante que afirma que es “la más grande del mundo”. Hay quienes creen que realmente en el país se construyen dos escuelas diarias, lo que equivaldría a cerca de, 3600 escuelas nuevas construidas hasta el día de hoy. O sea que ya no habría en el país ninguna escuela en ruinas, ni con dotaciones arcaicas. Cualquiera en El Salvador puede constatar que esta constituye la mentira más monstruosa del dictador. Los rubros de la educación y de salud han sido disminuidos en el presupuesto nacional.

La tarea nacional es recobrar todo lo perdido en estos cinco años, todas las instituciones de control democrático y de control financiero de las actividades del Estado. Tenemos que recobrar por completo la libertad de expresión y de organización, la libertad de manifestación. Va a ser necesario depurar todos los organismos del Estado ahora bajo el control del partido oficial que como se sabe no actúan por el bien común, sino en beneficio y en favor de la clica en el poder actualmente.

Pero hay algo que debe ser prioritario, se trata de volver a las luchas sociales y económicas, retomar las reivindicaciones por mejores condiciones de vida y de trabajo, mejores salarios, por una política fiscal justa. Esto tiene que ser prioritario, pues desde los Acuerdos de Paz, los trabajadores se dejaron adormecer por el revisionismo del FMLN y durante todos estos años se abandonaron todas estas luchas que son las que fortalecen la consciencia de clase de los trabajadores. Se trata de una tarea ardua y sumamente necesaria, pero hay una tarea igualmente ardua y necesaria, es la de crear una organización política de nuevo tipo, que sea fiel a los intereses de los trabajadores y los instruya en reapropiarse de esas mismas luchas y de sus organizaciones.


11 diciembre 2023

Razones de esperar

 Siempre hice una mueca de desaprobación cuando oía esa frase de que “los pueblos se merecen el gobierno que tienen”. Siempre pensaba en nuestras dictaduras y el sufrimiento que le infligían a nuestro pueblo y si nuestra gente parecía resignarse, todas las dictaduras nos llegaron como fuerzas externas y poderosas que se nos impusieron. No había en esos fenómenos sociales nada que debiera culpar a nuestro pueblo, ni a otros pueblos que sufrían de dictaduras. Eran fuerzas poderosas e ineluctables.

Ahora, al recorrer la recién realizada encuesta de opinión de la UCA, sin profundizar en el análisis de los resultados, se me antojó que la mayoría de los salvadoreños se merecen la dictadura que se nos está imponiendo. Claro, en esto es necesario siempre llenar de matices nuestro razonamiento y juzgar con mayor tino. El aparato propagandístico del gobierno, con millones de dólares a su disposición, tiene consecuencias fatales en la mentalidad de muchos salvadoreños. En la encuesta hay algunos datos espeluznantes como la preferencia declarada por un gobierno autoritario a uno democrático, incluso hay una tendencia a aceptar la pérdida de derechos constitucionales si eso permite la permanencia en el poder del clan Bukele. Pero esta tendencia al autoritarismo, a la tranquila aceptación de su presencia en la sociedad, no es nueva, siempre ha existido, todas las dictaduras han logrado crear en la población una base social de apoyo. Esta base social de apoyo es la que propiciaba esa apariencia resignada de toda la población. Los que sostienen al dictador exhiben este apoyo sin tapujos, los opositores tienen que ser muy prudentes.

Las fuerzas represivas del Estado se encargan ya de imponer y suscitar miedo, cometen permanentes desmanes, atacan sin ninguna clemencia a los más pobres que buscan sobrevivir con sus ventas ambulantes. El Estado de Emergencia (medida constitucionalmente pasajera) se ha vuelto permanente y le sirve a los policías, en son de pandilleros, como escudo protector para sus patrañas. Se sabe que hay personas que han preferido abandonar el país por la persecución policial y política. Hay una franja importante de nuestros compatriotas que consideran todo esto como formando parte del orden y la calma que necesitan para vivir a gusto.

No obstante hay razones de esperar que este episodio de nuestra historia no se prolongue por décadas hundiendo las posibilidades de cambio en la sociedad. Hay restos de progresismo que resiste, que no se calla, que protesta, que aspira a reforzarse, hay costumbres nuevas de solidaridad, de ayuda mutua. Hay entre los salvadoreños gente que se indigna por los desmanes policíacos, incluso hay algunos que se atreven a enfrentarlos. Todo esto hay que aprovecharlo, por eso es necesario que surja, que emerja una organización que le dé una estructura de nuevo tipo para reunir todas esas fuerzas que no decaen o que empujan por brotar.

Sabemos que lo que estamos sufriendo tiene sus causas, que tuvo condiciones propicias para aparecer en el panorama político nacional. En esto hay responsabilidades históricas que no se pueden ocultar, que hay que tenerlas presentes, tanto para no volver a cometer los mismos errores, como para, examinando esos procederes, poder inventar nuevas costumbres, nuevos métodos de acción. Hay que saber que durante cierto tiempo nos va a tocar encaminarnos a tientas.


12 noviembre 2023

La meta prioritaria de hoy

Siguiendo en la misma línea de reflexión, deseo alertar sobre un peligro social que corre nuestro país, me refiero a la desaparición por completo de una corriente revolucionaria de izquierda. Desde antaño, desde el indio Aquino siempre hubo en El Salvador una corriente dentro de la población que se oponía con fuerza al orden establecido. Es al principio del siglo pasado que surgió un partido político con una “ideología revolucionaria” i, se trata del Partido Comunista. Con altos y bajos en su actividad y en su coherencia, mantuvo en su seno una corriente revolucionaria. No haré toda la historia, pero la dislocación, la escisión que dio a luz a las FPL, el PC entró en una actividad de colaboración de clases que sigue hasta hoy en vigencia dentro del FMLN. Hay que señalar aquí que la corriente revolucionaria está agonizando desde 1983, después del asesinato o suicidio de Cayetano Carpio.

El pensamiento de Cayetano Carpio respecto a la lucha por la conquista del poder hizo aportes sustanciales y logró en la práctica implementar una organización política y una organización armada. Abandonó las declaradas intenciones y entró en la acción. Al respecto, su posición de principio de no participación en las elecciones bajo cualquier forma y del resto de contiendas “legales” durante los regímenes dictatoriales fue clara y rotunda. Se trataba de no mantener la ilusión sobre una democracia de fachada, que en definitiva era un freno para la toma de conciencia de los cambios radicales que necesitaba y sigue necesitando el país.

Ahora el FMLN participa en las elecciones ilegales e inconstitucionales, pues todas las instituciones políticas, desde la Corte Suprema de Justicia hasta el Tribunal Supremo Electoral, son ahora el engendro de ilegalidades cometidas por la mayoría del partido oficial en la Asamblea Nacional, el hecho mismo de que Bukele participe en ellas, siendo presidente en funciones condena estas elecciones como ilegales y hace cómplice a todos los que participan en ellas. Si fuese el FMLN un partido revolucionario, no haría mucho caso en desaparecer del campo político institucional y haría todo lo posible por reconquistar su posición política dentro de la sociedad. Pero eso no encaja con los negocios del verdadero jefe del FMLN, José Luis Merino. Los estrechos lazos político-comerciales de Merino con los Bukele priman sobre el interés nacional.

Creo que este escueto resumen de la situación actual muestra la urgencia de crear una organización revolucionaria que no haga de su admisión en la viciada práctica política una prioridad, sino que se dedique a congregar a los trabajadores, a organizarlos para luchar por mejores condiciones de vida y por transformar la sociedad en que viven. La tarea es ardua, sobre todo que las corrientes revisionistas con su ideología de colaboración de clases es mayoritaria y que el pensamiento revolucionario ha tenido un enorme deterioro en las últimas décadas y las derrotas sufridas han impedido la elaboración de renovadas prácticas sociales y políticas. Reconstruir el pensamiento revolucionario y sus prácticas deben de ser la meta inmediata de los revolucionarios.


iAlguna vez me voy a extender sobre este término ‘ideología’.

20 octubre 2023

Una perspectiva

 

La disyuntiva que planteé en mi nota anterior puede parecer desproporcionada o desequilibrada, además algunos pueden interpretar mi posición contraria a mis intenciones. Pues la urgencia actual es indudablemente volver a una situación que nos devuelva un ambiente democrático como el que se tenía antes de la llegada de los Bukele al poder. No obstante luchar contra el régimen dictatorial poniéndonos como meta un retorno a lo anterior, me parece justamente cerrar perspectivas y negar lo que históricamente se había logrado como planteamiento social y político. Todos estamos conscientes que nuestro país iba por el camino de conquistar costumbres y hábitos democráticos, pero al mismo tiempo muchos percibían que esa “democracia” republicana no bastaba para manifestar realmente las aspiraciones populares, aún menos satisfacerlas.


Quiero recordar que antes de esta tragedia dictatorial, nos planteábamos crear una nueva organización, pues considerábamos que el FMLN en el poder no pudo cumplir sus propias promesas, menos aún responder plenamente a las aspiraciones de cambio de los trabajadores. Muchos protestamos y denunciamos la actitud del FMLN, analizamos sus resultados, algunos positivos (pocos y sin contener cambios substanciales de sociedad) y sobre todo criticamos la adopción de la ideología y práctica neoliberales. Criticamos el continuismo en muchos aspectos de las políticas económicas y sociales, el endeudamiento como única fuente del financiamiento de sus políticas, sin pensar en una nueva política impositiva progresiva. Nayib Bukele supo aprovecharse del descontento y denunciaba que el FMLN había abandonado sus viejos ideales. Bukele nunca comulgó con esos ideales y sí con el liberalismo, eso lo podemos constatar a diario en su política económica. Lo que tenemos ahora es una agravación de lo de antes y pérdida de las pocas conquistas.


No voy a entrar en detalles de lo que pasa actualmente, los que quieren están enterados. ¿Cómo salir de este atolladero? ¿Renunciando de nuevo a los “antiguos ideales”? ¿Echando por la borda los conceptos que nos permitieron plantearle al país un cambio de sociedad? Es cierto que han surgido nuevos partidos políticos, sin embargo ninguno aporta verdaderas soluciones, el hecho mismo de que todos han buscado de una o de otra manera entrar a competir al interior del marco político impuesto por la dictadura y su partido oficial, nos muestra que no han analizado profundamente el carácter totalitario del régimen.


Por mi parte creo que sigue estando de pie la creación de un partido político que pueda conglomerar a todas las personas que aspiran sacarse de encima a la dictadura, pero sobre todo quieren un cambio de sociedad. No podemos plantear que un retorno a lo que teníamos antes sea suficiente, sobre todo que el pasado reciente fue el que nos desilusionó y que le sirvió de trampolín a los Bukele para que se adueñaran de las finanzas del país.


La pobreza ha crecido, la marginación de una parte de la población que sobrevive con niveles de verdadera miseria, el abandono de siembras de los principales productos de nuestra alimentación, el despilfarro del dinero nacional para darle gusto al dictador en sus sueños de grandeza: no se trata sólo del bitcoin que no sirvió para nada, sino para darle a Nayib Bukele un paquete de esa moneda artificial, no se trata del concurso de Miss Universo, no se trata de un sinfín de gastos suntuarios de su tren de vida y del gasto de millones de dólares de publicidad a nivel internacional, del pago de un ejército de troles que lo ensalcen y sirvan de caja de resonancia a sus mentiras cotidianas. Se trata del retroceso en todo y que no se invierte nada en el desarrollo. Valga de ejemplo que se les retiran a dos ministerios claves (Educación y Salud) millones de su presupuesto actual. El país está quedando exangüe.


Sólo una organización política revolucionaria puede abrirle al pueblo, dentro de este mundo de estancamiento, una perspectiva de futuro, de un renacimiento en el que se pueda cumplir con las tareas de una nación libre y soberana.

10 octubre 2023

No nos resignemos

La página en blanco produce vértigo. El vértigo nos obliga a lanzarnos al abismo, en este caso es la escritura. No se trata de escribir por escribir, aunque no exista un plan preestablecido, ha precedido un tiempo juicioso de rumiadura. Pero ¿qué he estado rumiando? Me ha costado darle nombre a este rumiar. No tanto al rumiar mismo, sino que al contenido, a lo que ha alimentado mi rumiar. Resulta que he dejado de publicar en este mi blog de “Cosas tan pasajeras”, pues muchas de mis precedentes meditaciones sobre el acontecer nacional han ido adquiriendo una especie de desactualización porque la realidad política nacional poco a poco ha venido retrocediendo y hemos ido a parar en una dictadura represiva, aunque maliciosamente publicitaria. La publicidad se ha vuelto la manera de comunicar del régimen. No obstante la publicidad es mentirosa.


Ante esta nueva situación salvadoreña, un payaso por presidente y una mayoría que lo apoya o no lo combate y los opositores, algunos falsos y otros por principio y totalmente entregados a una crítica y denuncia rutinaria y de alguna manera resignada. Y aquí me he topado con el nombre de mi rumiar. ¿Cómo podemos evitar la resignación? En una de mis lecturas recientes, al principio del libro “La Voie” de Edgar Morin viene una frase de Ernesto Sábato, puesta en exergo y que reza así: “Hay una manera de contribuir al cambio y es la de no resignarse”.


La cuestión es ¿a qué no debemos resignarnos? Se trata simplemente a la presencia en el poder ejecutivo de la banda de los Bukele o de manera más fundamental a la sociedad capitalista que nos impone todos nuestros sufrimientos individuales como colectivos. Supongo que pocos o nadie tuvieron en mente esta disyuntiva, una tan particular e inmediata y la otra tan general y tan alejada de nuestra realidad actual. Me permito por el momento dejar de un lado esta disyuntiva, ahora me voy a referir a algo que todos nos repetimos y es que el presente lo explica y lo ha condicionado nuestro pasado. Esto lo decimos respecto a nuestras vidas personales, como a la historia de nuestro país. Es lo que nos ha pasado lo que nos ha conducido a este presente. Pero también debemos saber que el presente nos explica de alguna manera nuestro pasado. Nuestro pasado podemos entenderlo por este presente tan poco glorioso para nuestro país. Este presente lo estamos viviendo porque cometimos en nuestra historia todos los errores que fueron condicionando que en un momento dado un oportunista, un demagogo populista acaparara en su propio beneficio todas las denuncias, todas la desilusiones que se fueron acumulando durante tantos años de la posguerra.


Si ahora vuelvo a la disyuntiva, a lo que no debemos resignarnos. A la funesta presencia de la banda de los Bukele en el poder o a la permanencia de esta sociedad capitalista que destruye nuestras vidas. Sin embargo si nos ponemos a reflexionar un momento, nos daremos cuenta que el gobierno actual, con sus desmanes, su estado de excepción permanente, su represión, sigue en la misma línea de conducta liberal o neoliberal de los anteriores, que en ese sentido nada ha cambiado, que su demagogia apenas si oculta la miseria que se agrava y las fortunas que acumulan las mismas familias adineradas. Algunos trataron de adivinar el surgimiento de una nueva “oligarquía”, pero ese malabarismo y palabrerío barato, remedo de reflexión pretendía ocultar que se trata siempre de la misma clase social que sigue dominando nuestra sociedad. El gobierno, este como los anteriores, siguen siendo servidores de la clase burguesa. Es esto lo que no podemos perder de vista, es a esto que no podemos, no debemos resignarnos.





22 enero 2023

La mira estratégica

 

No es para restregárselo en la cara a la antigua cúpula del FMLN, pero es necesario recordar que fueron ellos los que pusieron en el proscenio de la vida política nacional al actual dictador Nayib Bukele. Lo hicieron por su ya legendario “abandono de los antiguos ideales”. ¿Se acuerdan quién hizo de esto su caballito de batalla? El oportunismo que los llevó a poner a Funes como candidato, incitó a Bukele a entrar al partido y lo dijo claramente, es más, cuando le preguntaron por qué entraba al FMLN respondió llanamente:”porque quiero ser presidente”. Nunca aludió ni a sus ideales sociales, ni a los de su nuevo partido. La cuestión de la autocrítica se planteó inmediatamente después de la catastrófica derrota, pero hasta ahora apenas he escuchado a uno solo de los excupuleros decirlo con todas sus letras.


Ahora las urgencias son ya otras, pues la regresión social que sufre el país es abisal. Pero sí hay un punto del pasado que no se puede eludir, tiene que ver con esa sensación, impresión general de que los gobiernos del FMLN no cumplieron, no respondieron a las aspiraciones populares. No se trata de saber si las promesas que hizo Mauricio Funes las cumplió o no, esas aspiraciones populares proceden de mucho más lejos y son más profundas y tienen que ver clara o oscuramente con el tipo de sociedad que deseamos tener. Ese deseo ahora parece utópico o irreal, aunque persiste de alguna manera. Ahora cabe preguntarnos ¿podía Funes dar una respuesta positiva y concreta a esa aspiración? Creo que no. Las circunstancias no se prestaban, la correlación de fuerzas internas, ni externas no lo permitían. Aunque incluso los electores de Norman Quijano paradójicamente esperaron los anhelados cambios sociales. Los ataques mediáticos contra Funes se centraban justamente en esto y también los de ARENA. Estos ataques y una pésima promoción del gobierno de Funes invisibilizaron los reales logros de su gestión. No me refiero a Sánchez Cerén pues se prestó más a la mofa y al escarnio que a una crítica política.


Debo reconocer que personalmente critiqué a Funes, no sobre sus acciones y obras, sino por la falta de profundización de las medidas hacia una transformación social. Admití entonces que su gobierno no tenía la mayoría que le hubiera permitido satisfacerlas, pero no comprendí el porqué no acudía directamente al pueblo para que se manifestara, desde el gobierno se podía movilizar a la gente por nuevas conquistas, tampoco o aún menos entendí la apatía de la dirección del FMLN a este respecto.


La regresión social que sufre el país no concierne sólo los aspectos económicos y los rudos golpes que reciben los más pobres, esta regresión atañe la vida social, la educación en todos sus niveles, la actividad cultural en general. Pero lo más grave es el grado de aceptación de la población de lo que ocurre en el país. El jefe del Ejecutivo es un mentiroso empedernido, reduce los gastos sociales y educacionales y muchos aplauden o lo defienden. En apoyo al gobierno ahora se destaca que el Estado de Emergencia ha llevado a muchos barrios una calma que estaban anhelando, en parte es cierto, pero el costo de esa calma es la privación de libertad de muchos compatriotas inocentes y la interrupción de la aplicación de los procedimientos penales, con todo lo que eso significa de arbitrariedad y a la larga de cierto absolutismo medieval y de un despotismo dictatorial.


En una de las manifestaciones del año pasado se entonaba el grito de “¿cuál es la ruta?”, no mentaré la respuesta que se gritaba, aunque merece que nos detengamos un instante en una respuesta más consistente a esa pregunta tan válida y apremiante en este momento.


Desde la campaña presidencial de Funes, el hecho mismo de recurrir a él y de dejar que lo impusieran las fuerzas mediáticas y de derecha denotaba que la campaña ideológica se había perdido. El argumento fundamental de esa opción fue que había que ganar a como diera, que con un candidato del partido (lo acababa de demostrar la derrota de Handal) se iba directamente al fracaso. Por consiguiente el inmediatismo triunfó sobre una estrategia de largo plazo en la que cabía conquistar las mentes de los ciudadanos mucho más allá de lo que se le llamaba “el núcleo duro” del electorado. Luego nos dimos cuenta que ese “núcleo duro” resultó ser muy frágil ideológicamente y cedió a la demagogia de Bukele. Esta enseñanza de la historia debe servir para el futuro. Pero en el sentido de llevar adelante una batalla ideológica argumentada que conquiste la mente de nuestros compatriotas y en la que se demuestre vigorosamente que la estructura social de nuestro país es caduca. La lucha ideológica no es sólo contra el gobierno, sino contra el Estado oligárquico en general y la dominación de la casta oligárquica. Es el capitalismo el que no responde a las aspiraciones populares, el objetivo fundamental del sistema es aumentar la reproducción del capital. Todo va para satisfacer este objetivo. Esto es lo que hay que hacer comprender a la gente, es esto lo que estanca el desarrollo del país y mantiene a la mayoría de la población en la pobreza y a miles de familias en la indigencia.


El objetivo real es transformar la sociedad, no se trata simplemente de volver al poder, de reconquistar el gobierno, pues si no cambiamos la correlación de fuerzas ideológicas, se volverá a lo mismo, a administrar un Estado que está dominado por la oligarquía y que le beneficia.





17 enero 2023

La Mis Universo y el trencito del Pacífico

 El anuncio de la organización en El Salvador del concurso de Mis Universo ha ocupado el centro de la atención en las redes sociales, denuncias y bromas al respecto. Algunos esperaron el anuncio de la apertura de los trabajos para la construcción del tren del Pacífico. Este anuncio vendrá pronto pues el dispositivo legal para robar lo votaron en la Asamblea: la ley de adquisiciones y contrataciones (LACAP) no se aplicará en los trabajos del famoso tren.


Esto significa que no van a haber licitaciones y llamado a la concurrencia de las ofertas, es el ministro el que va a repartir los contratos a la cherada. Las sociedades fantasmas van a surgir para vender rieles, clavos, traviesas, carriles, pandroles, catenaria, etc. Incluso se importará el balastro a empresas de dudosa reputación. Para las mordidas es muy seguro que no van a aceptar los bitcóins, sólo dólares en cuentas secretas en paraísos fiscales.


Valga agregar que como de costumbre la ley fue votada por los diputados de Rancios Vicios (NI) y sus secuaces. La ley se aceptó sin ninguna discusión, ni argumento en su favor. Nada explica el porqué de esta medida. El descaro es parte del sistema de gobierno de los Bukele, las mentiras y sobre todo las cortinas de humo, como tal sirvió el famoso concurso de mis Universo.

12 enero 2023

Del bipartidismo al poder personal

 Sigo ahora casi inmediatamente comentando la situación de vacío político que se ha creado en El Salvador después del triunfo de Bukele y su partido, pero sobre todo por la abrumadora derrota de los dos principales partidos. La alternancia de ambos partidos se le llamó “bipartidismo”, aunque el FMLN no llegó a tener un dominio total del aparato estatal, sobre todo dependió siempre de los votos de GANA y de los otros partidos, incluyendo a ARENA mismo. La llegada al poder de Mauricio Funes despertó cierto entusiasmo en la población en general y de la gente de izquierda en particular. Las esperanzas y aspiraciones eran muchas. Los gobiernos del FMLN no respondieron a todo lo que se esperaba de ellos. Durante ambos gobiernos hubo realizaciones que hasta ahora tienen efectos sociales, a pesar de que el gobierno actual ha cerrado muchas instalaciones y servicios a la población. Los medios de comunicación no le dieron tregua a estos gobiernos y hacían eco, cuando no eran los principales difusores del descontento. Este descontento creció y esta fue la brecha que le abrió a Bukele un protagonismo inusitado y contradictorio con su pertenencia al FMLN. Era miembro y se comportaba como un simple aliado y fue el que abanderó la lucha contra la “cúpula efemelenista”. Durante su campaña extendió su blanco y se dedicó a denigrar el “bipartidismo”. Si hago este resumen es para refrescar la memoria. Muchos miembros del FMLN adoptaron la misma actitud y muchos se fueron a engrosar el partido Nuevas Ideas.


El objetivo era sacarle el monopolio del ejercicio del poder a las cúpulas de ARENA y del FMLN. Este objetivo hacía pareja con el de incrementar el pluralismo y facilitar la participación popular en la vida política. No obstante la situación actual no tiene nada que ver con aquellas legítimas aspiraciones, todo lo contrario estamos ante un monopolio del poder por un grupito familiar y secuaces que no admite oposición, que la reprime y que incluso pretende marginar todo movimiento popular y a los partidos derrotados. Del bipartidismo se pasó a un poder personal y esto no les indigna a aquellos que hicieron campaña por aumentar el pluralismo y la participación popular. Incluso el culto a la personalidad es peor que el que se practicaba con Chávez o Fidel. Nuestro dictador Bukele decide de todo, improvisa a diario, gasta el dinero del Estado para su propia promoción y no cumple nada de lo que prometió. Es esto lo que defienden con ahínco los borregos o focas del partido presidencial.

Bukele es incapaz de enfrentar cara a cara a algún oponente, prefiere sus quejumbrosos monólogos, en los que se presenta como la víctima expiatoria de todos el perversos del vasto mundo. Pero el colmo es que una vez más se propone violar la Constitución y sus serviles pseudomagistrados lo aprueban para presentarse de nuevo a la elección presidencial y perpetuar su gobierno personal. ¿Es esto lo que deseaban sus partidarios? ¿En qué vacío mental y de consciencia han caído?

La realidad de hoy es un retroceso histórico, lo poco que se logró con los Acuerdos de Paz se viene destruyendo sistemáticamente, en vez de profundizar la endeble democracia que teníamos, el clan Bukele y secuaces esta instaurando un dictadura represiva, el régimen de excepción se ha renovado por décima vez y bajo este estado francamente ilegal se persigue a oponentes, a comunidades, sindicalistas, a miembros del FMLN.

No se puede retornar al pasado, esto también concierne a la lucha contra la actual dictadura, la guerra revolucionaria fue necesaria entonces y en definitiva era la única salida que le quedaba al pueblo. Ahora ya no podemos repetir ese momento. Aunque sabemos que las futuras elecciones van a ser fraudulentas y que en ellas van a participar exclusivamente el partido oficial y sus satélites. O sea que el camino electoral también está vedado. ¿Qué hacer? ¿Qué rutas nos quedan? Creo que este tema es amplio y escabroso, nadie puede dar una respuesta personal o individual, hay que buscarla entre todos. Claro que todos, uno a uno puede dar su opinión, pero con la consciencia de que existen otras opiniones y que es urgente aprender a escuchar.

10 enero 2023

Pequeña reflexión como un retorno

 

Hace ya más de un mes, un amigo que reside en Canadá, no sé exactamente dónde, me mandó un correo electrónico, muy corto y preciso: me preguntaba por qué no publicaba más en mi blog “Cosas tan pasajeras”. Es cierto que han pasado meses y meses sin que intervenga en mi blog. No obstante no he podido darle una respuesta precisa, mucho menos breve. Le contesté agradeciendo su correo y le dije que tal vez las razones de mi silencio sean muchas, pero no tengo una lista ordenada, ni con valor decreciente, de las más fundamentales a las más triviales. Le dije que tal vez el hecho de no tener eco alguno, me daba la impresión dolorosa de escribir en el vacío. Sé que hay gente que me lee y que comparte mis escritos. Esto lo sé, no obstante nadie me contradice, ni apoya mis decires.


Desde la elección de Nayib Bukele y su mayoría parlamentaria se ha creado en El Salvador un vacío político apabullante. El dictador sostiene en permanencia un monólogo acusador de ataques imaginarios que vienen de todas partes que sólo él identifica y que sus secuaces y seguidores creen reales. La oposición sigue sin reconstruirse verdaderamente y le cuesta intervenir con cierto peso. Hay que señalar que la dictadura hizo todo lo posible por acallar las marchas de protesta utilizando los mismos métodos intimidatorios de las sucesivas dictaduras militares. Esta situación no significa que todo esté tranquilo y que no exista oposición. Hay bolsones de resistencia y también de reflexión. Muchos de los que intervienen lo hacen desde afuera y el alcance de sus intervenciones son limitadas por el hecho mismo de que internet no es en nuestro país un medio real de información y su alcance es muy limitado en las clases populares. Circula en el país una cantidad de celulares muy modernos, pero están en manos de un puñado de personas, hay algunos que tienen varios celulares y la gran mayoría tiene que conformarse con celulares de menor calidad y sobre todo con un acceso muy limitado y contado a internet. Esta circunstancia le deja al poder el campo libre para difundir su propaganda y sus mentiras.


Lo más consternante de la situación es que la gran mayoría parece estar conforme con el estado de cosas, el encarcelamiento de miles de personas sin proceso, ni debidos trámites judiciales, el estado de emergencia pareciera convenirle a la mayoría, la carestía, el desempleo, los trabajos precarios, el rebusque constante de miles de familias para sobrevivir son reales y visibles para todo el mundo, pero la actitud general de los salvadoreños es la indiferencia, una especie de valeverguismo profundo. El individualismo pequeño-burgués (para llamarlo de alguna manera) ha impregnado a toda la sociedad. Las aspiraciones son individuales y egoístas, superarse como se pueda, sin importarle a nadie atropellar al prójimo, la mezquindad se ha vuelto como una segunda naturaleza nacional, la desconfianza generalizada, la valorización del individuo ante el resto de la gente. Desde hace cierto tiempo se ve proliferar en las redes sociales “memes” que llaman a la desconfianza general del otro, al valor intrínseco del yo (les doy un ejemplo que se pretende poético: “Madurar es: aprender a estar solo y elegir no estar con cualquiera”). Hemos vuelto a un estado general de la sociedad similar o peor del que denunciaba a inicios del siglo XX nuestro pensador nacional Alberto Masferrer.

01 febrero 2022

Acrecentar la lucha y combatir la mentira

Otra vez he estado callado durante demasiado tiempo, pero no siempre es por voluntad propia, las famosas circunstancias. Lo que ha ocurrido en nuestro país en todo este lapso ha sido un desastre, todas las libertades democráticas pisoteadas y abolidas, todas las instituciones de control y transparencia hundidas en un limbo oscuro, la Corte Suprema ha cedido su supremacía a CAPRES, la Fiscalía se ha convertido en la oficina represiva del Estado y la Asamblea en una reunión de agasajadores del mentiroso de CAPRES.

Y en vez de devolvernos la moneda nacional, el caprichoso infante tuvo el antojo y presumió de moderno y con la velocidad de un relámpago, en un nochazo nos impuso el bitcoin como moneda de curso legal. Los diputados votaron sin discutir, ni analizar la ley. En toda esta operación hubo gastos millonarios y la creación de una empresa privada con fondos del erario nacional y con testaferros (este detalle se les ha olvidado a algunos). Además de los gastos en la instalación del aparataje de funcionamiento y en la compra de haberes en ese negocio especulativo y gastos en el circo publicitario, este asunto ha llevado al principal acreedor del país, el FMI, a pedirle que abandone esa chifladura para seguirle prestando el dinero que urge para hacerle frente al pago de la deuda y al funcionamiento del Estado. Esa moneda sirve en muchos lugares para ocultar y blanquear el dinero sucio del tráfico de drogas o para evadir capitales e impuestos no pagados sin dejar rastros. Esto último tal vez encontró mucha gracia en el grupo oligarca nacional.

Todas estas fechorías gubernamentales han sido denunciadas, ha aparecido un descontento que se ha expresado en una erosión en la popularidad y en las marchas de protesta, que el dictadorzuelo quiso ignorar y menospreciar, pero que en realidad les teme, es por eso que reaparecieron los retenes en las carreteras como durante las dictaduras anteriores a la guerra y durante la guerra misma. Y aun así no logró el mentiroso de CAPRES amenguar la pujanza de las protestas.

El engaño persiste

Se puede seguir enumerando los hechos de corrupción evidentes y los menos aparentes que desde el inicio de la epidemia del corona virus salieron a la luz y que provocaron el inicio de investigaciones, ahora el nuevo Fiscal General ha confiscado los documentos y ha cancelado las investigaciones. Esta mafia no va a devolver lo robado. La mentira es una marca de fábrica del gobierno, pero el cinismo y la desfachatez son parte intrínseca de la comunicación y propaganda gubernamental. ¿Vale la pena seguir enumerando? ¿Vale la pena entretenernos en todo esto?

Es cierto que la denuncia es necesaria, pero nuestro problema consiste en que la publicidad mantiene en el engaño a la gran mayoría. Aunque los problemas reales, inmediatos como el alza de los precios, la necesidad para miles de familias de disminuir los gastos de la alimentación, la dificultad creciente de enfrentar todos los compromisos y deudas adquiridas va mostrando que la gestión de la economía nacional es más que deficiente, no se invierte en el desarrollo del país. Ahora más que nunca las remesas mantienen al país a flote, pero no van a bastar para mantenerlo en vida. Digo en vida porque la bancarrota se acerca anunciándose con macabras matracas.

Gran parte de la población enceguecida y engañada por la ilusión creada muy astutamente por el ilusionista Bukele, pues la gente creyó que la probidad iba a acceder al poder, que ese hombre honesto iba a pedir cuentas a los corruptos de antes y de hoy y que además iba a extinguir para siempre la corrupción en el país. Este hombre que denunciaba con terca vehemencia el incumplimiento de las promesas de su partido, el FMLN, que denunciaba con la misma vehemente insistencia que el FMLN había abandonado los ideales que le acompañaron desde su creación y por los que muchos dieron en sacrificio sus vidas, este hombre se presentaba como el que asumiría esa herencia revolucionaria. Se presentaba pues como un justiciero, como el que iba a reparar todas esas promesas incumplidas, que iba a poner en práctica todo aquello que su partido, el FMLN no pudo o no quiso cumplir y que iba a abanderar con los antiguos ideales revolucionarios la transformación del país. Muchos a pesar de la deslumbrante realidad actual siguen como hipnotizados soñando con las supuestas promesas que ni siquiera entraron en el programa Cuzcatlán, que contiene eso sí ideas neoliberales y carece de medidas sociales y prometía faraónicos proyectos de un nuevo aeropuerto y de un tren del litoral.

Berrinches y despecho

Recordemos que apenas electo se apuró apremiante a ir a presentar su verdadero plan a la Heritage Foundation, suerte de sínodo permanente de la más rancia derecha de los Estados Unidos. Todo esto no lo ven sus idólatras seguidores o lo ven y lo justifican. Justifican la sumisión al imperialismo bajo el gobierno de Trump, como justifican los berrinches frente al gobierno de Biden.

La publicidad aunque sea engañosa y creadora de ilusiones siempre cunde cierto efecto en la imaginación de las personas y esa ilusión se vuelve realidad y se nos olvida que puede ser falsa o aproximada y que puede seguir siendo totalmente irreal. Su constante repetición va calando y hasta la gente prevenida puede sucumbir al engaño. La publicidad del gobierno como no nos obliga a comprar, sino apenas a darle fe, a imaginarnos real lo falso o ilusorio no se le pone mucha resistencia, no se analiza. En general es poca la gente que analiza la publicidad, sobre todo que a veces es divertida, que se presenta como un juego, con calambures, retruécanos y otros juegos de palabras que las vuelve atractivas, con imágenes y fotos finamente retocadas. El gobierno de los Bukele gasta hasta el despilfarro un presupuesto millonario sirviéndose de todos los canales posibles y por haber, desde los carteles hasta cuñas en las radios y en la televisión. Nadie se escapa, se trata de un matraqueo permanente y las lujosas maquetas se vuelven en la imaginación portentosas realizaciones del gobierno que nadie ha visto todavía, pero que se ofrecen a la imaginación como obras consumadas.

Objetivos claros y precisos

Repito el matraqueo es intenso y constante, las mentiras abundan y desbordan, es imposible contrarrestar con pocos medios esta avalancha destructora de la consciencia popular. No obstante no podemos darnos por vencidos de antemano, es urgente fijarnos objetivos claros y precisos, creo que el primero que salta a los ojos es sacar del poder a esta mafia autoritaria y que nos quiere imponer a todos una dictadura sin límites. ¿Cómo hacerlo? A esta pregunta no se puede responder de manera uniforme y unívocamente. Al mismo tiempo todos sabemos que no se puede parar las protestas y las marchas, estas indisponen al mandamás de CAPRES y pierde los estribos, que se ve obligado a desbarrar sin ton ni son. Aunque esto lo hace sin las marchas, pero como se siente en peligro por tan poco, si las marchas continúan en las calles, pero no es urgente que estas sean siempre monumentales, se pueden organizar mini-mítines en cualquier parte y en todo el país. Señalar todo lo que está sucediendo, en todos los aspectos, en lo económico, lo político y social, analizar todas las alzas de los precios, mostrar las medidas que pueden aliviar esas cargas, denunciar el peso que tiene para el desarrollo de nuestros cipotes privarse de una alimentación equilibrada y suficiente. Esto arrastra retrasos en el crecimiento, pero asimismo en el aprendizaje, la formación.

Buena parte de la población no se inquieta por el volumen de la deuda externa o piensa que eso no le incumbe. Se ha llegado ya a un grado tal que el gobierno se verá forzado a obedecer los “consejos” del FMI. El gasto del Estado que recomiendan disminuir son siempre en primer lugar los servicios que benefician a los más pobres, pero no solamente, pues los pequeños comerciantes se van a ver golpeados por la baja del consumo debido a la serie de despidos que propone el FMI. El aumento del impuesto al valor agregado, que de por sí es el más injusto, va a disparar la carestía de la vida. El gobierno se ha endeudado muchísimo en estos dos años, pero nadie ve en qué se ha gastado, nadie ve los frutos de ese endeudamiento. Por lo demás nadie puede dar razón en qué se ha gastado tanto, pues el presidente no quiere rendir cuentas a nadie. Esto es una parte de la realidad que no entra en la publicidad del gobierno, es lo que ese matraqueo publicitario oculta. Nuestra obligación es mostrar esta realidad y dar a conocer su origen.

Otro aspecto de nuestro combate consiste en elaborar propuestas alternativas a las mantenidas por el gobierno. Por ejemplo, nuestro país se ha vuelto importador de los granos básicos y estos se han vuelto carísimos, los productos lácteos son ahora casi un lujo para algunos e inaccesibles para otros. En estos dos años y medio no ha habido ninguna medida para aumentar la escasa producción agrícola nacional. No hay ayudas para los medianos y pequeños productores del campo, no hay un plan crediticio para mejorar la producción agrícola. También en el terreno fiscal se pueden elaborar propuestas sensatas y factibles sin penalizar a los más pobres.

También es necesario pensar en la organización que va a portar estas ideas y que va a sustentarlas. La organización que va a promover el debate público.




14 julio 2021

La reflexión sigue abierta

No niego la necesidad de abordar los temas que se nos imponen día a día por la actualidad, abordar los diarios ataques a la democracia y contra la gente de parte del gobierno, pero estas respuestas nos ocupan ya varias décadas ante los sucesivos gobiernos y es así que la situación global se ha venido empeorando, tanto en la brutalidad de los ataques, como la indigencia general del nivel de consciencia de la población que sigue obnubilada ahora por la verborrea presidencial. Luego de las derrotas electorales del FMLN, surgieron debates en torno al tema de la “refundación” de la izquierda. Estos debates se dieron dentro y fuera del FMLN. La mayor parte de la reflexión se centró en la actividad y los errores del FMLN y muchos llegaron a la conclusión de que era urgente crear una nueva organización “revolucionaria”.


Supongo que esta reflexión no se ha dado por concluida. Los temas abundan, lo que nos obliga a desmochar y elegir tal vez lo que aparenta ser lo menos urgente. Durante las discusiones ha prevalecido a mi parecer el cortoplacismo, se tiene en mira casi siempre el próximo proceso electoral, como si el único objetivo fuera ganar las elecciones y acceder al “poder”.


Imponer desde arriba


En realidad tenemos urgencias prácticas que no podemos asumir porque aunque parezca una paradoja, no sabemos cuáles son. Poco a poco las diferentes izquierdas “revolucionarias” fueron confundiendo las prioridades y los objetivos. Me acabo de referir a una de estas confusiones, entrar a participar en el “juego democrático burgués” y considerar que aceptar este “juego” y sus leyes nos permitiría por sí mismo acceder al “poder”. Eso es posible y hasta real y concreto, se llega al poder y se gobierna. No obstante no nos damos cuenta de que el sistema sigue intacto y que gobernar dentro de este cuadro es administrar la cosa pública según los intereses de las clases dominantes. El famoso “poder” es la fuerza represiva del Estado y la capacidad de imponer desde arriba resoluciones y decisiones a toda la sociedad.


Los famosos “programas de gobierno”, aunque los llamáramos “programas revolucionarios” y al mismo gobierno también “revolucionario”, los programas eran aplicables dentro del sistema, sin tocar nada esencial en el funcionamiento alienante de la sociedad. Se hablaba en esos programas de mejorar los salarios mínimos (sorpresivamente Bukele decreta un aumento de este salario mínimo, después de que sus diputados habían archivado el tema). Hasta un tiranillo de pacotilla como el nuestro puede subir grandemente el salario mínimo sin correr el riesgo de volverse revolucionario. Esos programas consideraban mejorar la educación en todos los niveles de la enseñanza, eran un catálogo de todas las medidas que los gobiernos anteriores no tomaron nunca. Pero que perfectamente podrían haberlas tomado sin perjuicio mayor para sistema de explotación burgués. Por otro lado estos mismos programas eran en cierto sentido previsiones, proyectos, que nunca fueron realmente cifrados, ni calculadas las reales posibilidades económicas de realizarlos.


Me atrevo a recordar esto y a señalar los límites de esos programas por los que miles de compatriotas dieron sus vidas, por los que luchamos y que considerábamos como las aspiraciones más sentidas de los obreros y campesinos. Es cierto, y esto hay que también decirlo, fueron esos programas que durante los dos gobiernos del FMLN ni siquiera se plantearon, ni se intentó implementarlos. El argumento, en gran medida válido, que no se tenía la mayoría necesaria y que los aliados parlamentarios nunca hubieran apoyado esos programas, repito, la verdad es que no se intentó, no se movilizó a los trabajadores para exigirlos, para nuevamente luchar por ellos. Nunca se intentó establecer una correlación de fuerzas en las calles. También hay que decirlo que muchos de los que no estaban contentos con esta actitud del FMLN y se fueron a votar por Nuevas Ideas, están ufanos hoy con el gobierno actual que tampoco pretende mejorar la condiciones de vida de los trabajadores. Como ven, no todos sentimos, ni vemos los acontecimientos de la misma manera.


Vivimos en una realidad compleja


Ahora estamos enfrentados a problemas múltiples, no sólo se trata de combatir la política absurda del gobierno de Bukele, sino que de ir pensando cómo nos organizamos para emancipar el país de todos los dominios de la oligarquía y de los distintos imperialismos. Este es realmente el objetivo de una organización revolucionaria. Me refiero a la emancipación del país. Nosotros somos herederos de todos los esquemas y dogmas que surgieron en el siglo XX, nos empapamos de ellos y aún ahora luego de todas las derrotas sufridas no somos capaces de cuestionar esos esquemas y tampoco abandonar los dogmas. Aclaro que las derrotas a las que me refiero no son únicamente las nuestras, en nuestro país, sino que en todo el mundo.


Estas derrotas, aunque para nosotros fueron cataclismos y nos sorprendieron y estremecieron, no se trataba de una enésima plaga enviada desde el cielo por el todopoderoso. Las derrotas resultaron, fueron la consecuencia ineluctable, los efectos de causas, vienen del funcionamiento de un motor interno que conducía y determinaba nuestras acciones. Para no volver a lo pasado o seguir en lo mismo, cometiendo los mismos errores, estamos obligados a conocer el funcionamiento de ese motor, buscar las causas. No podemos conformarnos con criticar aceradamente los efectos.


La complejidad de la situación, aunque es mejor decir la complejidad de la realidad nos debe obligar a abandonar nuestros viejos modos de pensar, debemos de tener en cuenta siempre las interferencias, las relaciones múltiples que se tejen entre los diferentes componentes de esta realidad. Doy un ejemplo, muchos hemos criticado el verticalismo en el funcionamiento de los partidos. Este verticalismo no solo se refiere a las estructuras de la organización, sino que también al contenido y a sus formas. Pero al mismo tiempo tenemos que pensar en los sustentadores de esas estructuras, es decir los militantes, los individuos que dentro de esas estructuras dejan de tomar decisiones, que no tienen la posibilidad de manifestar su individualidad, su personalidad, que se vuelven apenas en ejecutantes (no siempre) de decisiones tomadas por otros, los dirigentes, miembros (casi nunca realmente elegidos, ni renovados) del buró político o de la comisión política. Estos militantes se tienen que persuadir de la justeza de las decisiones tomadas por otros y que ellos mismos no han tenido el derecho de deliberar. Y al privarse de la deliberación también se privan de la compresión del problema. El militante se enfrenta a la sociedad, a los problemas sociales sin tener los instrumentos para actuar de manera autónoma y plenamente armado para combatir lo que se ha llamado siempre la ideología dominante. Hay que entender que este funcionamiento vertical reproduce de alguna manera la pirámide de la sociedad misma en la que vivimos. De la misma manera que la sociedad capitalista es alienante, compuesta por los que están abajo y los que están arriba, estos partidos “revolucionarios” lo fueron también, pues el militante no adquirió los elementos suficientes para analizar por su propia cuenta la realidad en la que vive y lucha, sufrió además un terrible empobrecimiento cognitivo. Recordemos asimismo que uno de nuestros objetivos y tal vez el más alto es el desenvolvimiento pleno y total de la personalidad individual.


Actuar con los ojos abiertos


Agreguemos que tampoco los dirigentes estaban preparados para pensar correctamente la realidad, pues también ellos (sobre todo ellos) eran los herederos de los esquemas dogmáticos del pasado. Porque si esto no hubiese sido así, sus decisiones hubieran sido diferentes, correctas.


Con esta enumeración no se agotan todos los temas que se mezclan al verticalismo. Porque entran otro tipo de correlaciones e intrincaciones pues aún no hemos abordado el tema del autoritarismo y sectarismo que va ligado a este verticalismo, pues las decisiones se imponen, todos tienen que someterse a la autoridad del líder, a su modo de pensar, a su dogmatismo. Esto puede instalar un ambiente de sospechas y suspicacias, la instauración de corrillos, de capillas, la subordinación, etc. Con esto muere la camaradería, aunque la costumbre de llamar camarada o compañero a los demás miembros del partido persista. El verticalismo instaura y modela una jerarquía en la que se tiene que escalar para llegar a la cercanía de la cúspide o a la cúspide misma, el oportunismo surge como corolario y el intriguismo va produciendo sus víctimas, con esto se pierde la integridad moral del militante.


Lo que apenas enumero aquí no ha llegado de afuera, aunque lo de afuera tiene igualmente que ver con esto, pues nuestras actitudes particulares, individuales no dejan de ser sociales, con lo que significo que nos conducimos como lo haría cualquier otro individuo de nuestro país, somos dogmáticos con la violencia salvadoreña, somos sectarios como lo puede ser cualquier otro salvadoreño, etc. El funcionamiento de la sociedad nos impone a luchar cotidianamente por nuestra sobrevivencia y en este afán lo hacemos todos contra todos, con un sálvese el que pueda, impregnados de egoísmo. Este ambiente no deja de influenciar nuestro modo de ser, pues nos penetra y nos forma hasta los últimos huesos de nuestra intimidad.


¿Podemos seguir acarreando estas taras o debemos desecharlas? En todo caso es urgente que asumamos nuestra responsabilidad para abandonar los viejos esquemas y las viejas estructuras. Pero debemos hacerlo con los ojos abiertos y conociendo perfectamente lo que nos condujo a las derrotas.


 

08 febrero 2021

Pensar libremente y debatir

 

No tenemos una cultura del debate” es una queja que se expresa con mucha frecuencia. En realidad es lo que pasamos haciendo, si entendemos que debatir es exponer opiniones distintas sobre un asunto. Es más o menos así como los lexicólogos definen este vocablo. Y en política por lo general no solamente nos oponemos opiniones distintas, sino que muy a menudo las posiciones expresadas resultan ser antagónicas. Lo que significa que es muy escueto o inexistente el terreno común para un acuerdo.

No obstante la queja se expresa al interior de un mismo bando, de un mismo partido, dentro de un grupo, lo que significa que existe un terreno común amplio de intereses y finalidades que pueden facilitar la llegada a un acuerdo, a la concordia.

Tenemos aquí un problema que encierra varios temas. Para debatir es necesario tener una opinión formada sobre el asunto a tratar, pero no siempre se tiene una idea clara, ni lo que se piensa ha sido completamente conformado personalmente, sino que se ha hecho bajo una tutela, bajo el influjo de una autoridad (moral, intelectual, etc.). Para formarse una opinión propia no basta con tener el deseo, la voluntad de tenerla, se necesita asimismo tener la capacidad de hacerlo, se trata de una costumbre de raciocinio, de la busca de datos, de saber analizarlos, sopesarlos. Y luego es necesario que exista un cuadro para poder expresar su opinión, sin temores de una subestimación y la seguridad de ser realmente escuchado con la misma atención que le resto de participantes.

El filósofo alemán Immanuel Kant en su obra “Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?” nos llama a pensar por nosotros mismos, pero inmediatamente agrega que esto no basta, que urge llevar nuestros pensamientos al público. Es cierto que Kant no piensa en ese momento en todas las personas, aunque su llamado sea universal, sino que Kant piensa en el letrado que se dirige a un público de letrados. Nosotros que ya estamos en otra época, que nos enfrentamos con aparatos ideológicos del Estado y de las clases dominantes sabemos que nuestro discurso tiene que llegar a un público ampliado, a todas las clases explotadas. No obstante como dije la queja de que no sabemos debatir aparece incluso al interior de grupos y partidos con un mismo ideal. Esto es consecuencia del modo de funcionar de los mismos grupos y partidos. El militante se ha acostumbrado a pensar bajo la tutela de los dirigentes, que en definitiva son los únicos que realmente piensan y sobre todo son los únicos que emiten su opinión.

Esto se agrava pues en nuestro país las manifestaciones de violencia impregnan toda la sociedad y políticamente los debates son concebidos como enfrentamientos. De ahí procede que un partido político tiene que presentarse sólidamente unido, incluso se consagró la expresión “nuestra unidad es monolítica” o “debe de ser monolítica”. Esta circunstancia no ha sido propicia ni para el pensamiento autónomo, ni para el debate. Y esta búsqueda de unidad intachable fue imponiendo tradiciones y costumbres, el militante recibía y adoptaba la "línea" del partido. Aquí simplemente el famoso “partido” no era el conjunto total de sus miembros, sino que la dirección. Y a veces el partido eran instancias intermedias que transmitían las instrucciones a veces hasta mal entendidas. El militante en vez de ser una persona consciente de sus propios intereses y de su propio pensamiento, era alienado completamente de su derecho. Si alguien divergía y lo expresaba se le consideraba como un miembro que estaba zapando la unidad y la “ideología” del partido. El debate se cortaba antes de haberse iniciado. Nadie argumentaba, nadie trataba de persuadir y usaba sobre todo apelativos denigrantes con su interlocutor recalcitrante, los famosos argumentos de autoridad y ad hominem proliferaban. Esta situación se sigue dando.

En su “Crítica del juicio” Kant indica tres principios o máximas de la inteligencia común, 1°, pensar por sí mismo; 2°, pensar en sí, colocándose en el puesto de otro; 3°, pensar de manera que se esté siempre de acuerdo consigo mismo. “La primera, nos dice Kant, es la máxima de un espíritu libre; la segunda, la de un espíritu extensivo; la tercera, la de un espíritu consecuente”.

Aquí ser libre en el pensamiento es adquirir autonomía, dejar de lado cualquier tutela. Esto no significa que uno debe entrar en una especie de autarcía rechazando el juicio de los otros, ya que el segundo principio nos incita a ponernos en el puesto del otro. Y esto implica escucharlo, tomar en cuenta lo que nos pueda decir, también sus intereses, sus problemas, su historia. Esto nos puede obligar a cambiar de opinión, de modo de pensar, pero esto no entra para nada en contradicción con el pensar libremente, pues la tercera máxima nos obliga a pensar siempre de acuerdo consigo mismo y si los argumentos y razones del otro nos convencen, pues lo convertimos en nuestro pensamiento. En este proceso nosotros estamos mostrando una actividad, nuestra conducta no es pasiva, al contrario nos mostramos activos.

Ya mencioné arriba el pedido de Kant de ir al público, de hacer público nuestro pensamiento, de compartirlo. En un partido político deben haber instancias abiertas para que todos los miembros puedan deliberar la política del partido, sus orientaciones. Lugares que sirvan para analizar las coyunturas, el estado general de la sociedad y como podemos influir en sus dinámicas. Es en este tipo de instancias donde se aprende también a pensar libremente, a formarse un juicio libre y responsable. Es en estos organismos partidarios donde fluyen las ideas. Los miembros del partido están obligados a convertir estas ideas en fuerza material. Pierre Vilar, un historiar francés, afirma “Sólo la objetivación de lo subjetivo por la estadística, por imperfecta que sea aún su interpretación, funda la posibilidad de una historia materialista, y que sea la de las masas, entendamos a la vez hechos masivos, infraestructurales, y de estas “masas” humanas que la teoría, para volverse fuerza, debe penetrar". Esta frase la enuncia el historiador francés discutiendo sobre los distintos tipos de historias, una de ellas contra la que está hablando es la de los “sucesos”. De esos hechos que al ocurrir uno piensa que van a cambiar el rumbo de la historia.

El 9F de 2020 fue un suceso, un “hecho histórico” y por supuesto que ha contado en nuestra historia, no obstante lo que debemos apreciar es como se inserta en la serie. Ha habido otros hechos de idéntica calaña, como el reciente 31 de enero, pero su significado real va a ser el que a la larga le dé la gente masivamente, cómo se va a pensar o en realidad lo que nos toca es convencer a cada uno de los salvadoreños que ese tipo de “hechos históricos” no cambien el curso de nuestra historia, sino que al contrario debemos de crear un hecho realmente masivo con fuerza material que limite la posibilidad de su repetición. Esto se logra persuadiendo, señalando los peligros y sobre todo lo que se puede hacer con otro tipo de gobierno.

Para poder ser persuasivos no se puede dejar como concluida la autocrítica al afirmar que reconocemos que nos equivocamos, que cometimos errores. Y es aquí donde se debe pensar libremente. Porque los errores no fueron fortuitos, ni tampoco fueron pocos, el rechazo al FMLN se convirtió justamente en una fuerza que provocó el descalabro electoral de este partido. Ahora toca no solamente analizar el pasado reciente, sino que construir proposiciones que tomen en cuenta a la gente, que es lo que la gente está dispuesta a emprender y hasta dónde. Elaborar proposiciones que no sean simples repeticiones de lo ya hecho y dándole al marco actual un carácter inamovible, sino que debemos incluir qué es lo que tiene que cambiar para que la participación de la gente sea efectiva, como efectiva la participación de los militantes en la elaboración de las políticas del partido.


26 enero 2021

Sapere aude

 

Abordaré dos temas muy distintos uno del otro, aunque en el fondo, si uno se fija bien están relacionados de manera íntima. El primero es una profunda incredulidad de muchas personas en la capacidad de cambio al interior del FMLN y el otro la necesidad de lograr ser autónomos en nuestros juicios, seguir aquella divisa kantiana: “piensa por ti mismo”.

El desprestigio alcanzado por el FMLN durante la década de sus dos gobiernos es profundo y duradero y toca a la mayoría de ciudadanos, mucho más allá de los que están bajo la influencia del presidente. Incluso llega hasta las personas que fueron simpatizantes y a algunos que se pudieron considerar como pertenecientes al famoso “voto duro”. Lo curioso de este fenómeno es que no se puede considerar estrictamente político, quiero decir que la gente sigue teniendo las mismas ideas, los mismos sentimientos, las mismas aspiraciones. Simplemente hay un sentimiento que el FMLN ya no representa, ni puede representar esas mismas aspiraciones, esos mismos sentimientos. No se trata pues de un descalabro en las posiciones ideológicas de una buena parte de la población, no se trata de un tránsito hacia el otro bando, hacia la derecha. Se puede afirmar que los que votaron por Bukele y ahora pertenecen a Nuevas Ideas, por lo menos muchos de ellos, lo hicieron pensando que el presidente iba a plasmar en la realidad lo que el FMLN traicionó.

Los años de luchas, tanto en las calles como en el campo y montañas, fueron sembrando esperanza. La esperanza creció y echó raíces profundas, aunque también se impregnó de mucha ilusión. En la posguerra hubo algunas luchas, algunas marchas, pero nunca cobraron la intensidad, ni el vigor de los años setenta. El FMLN se centró en obtener la gestión municipal en muchas localidades y lo fue obteniendo hasta cubrir buena parte del territorio. También fue creciendo el número de curules en la Asamblea Nacional. El discurso siguió siendo “revolucionario”. Pero la realidad de las gestiones municipales no mostraron nunca algo substancialmente distinto a la gestión del resto de alcaldes de los otros partidos.

En la Asamblea los diputados se enfrascaron en una oposición necesaria, pero totalmente estéril. Usaron hasta gastarlos todos los recursos a procedimientos de freno, de estorbo, de atraso de algunas medidas, que finalmente se imponían por las mayorías de la derecha de ARENA y sus aliados. Esto no podía cundir ningún efecto positivo, esta actitud fue presentada por la derecha y su prensa como actitudes politiqueras y la gente las percibía como formando parte del circo político. No hubo en ningún momento algún intento para movilizar a los trabajadores en apoyo al trabajo legislativo. Apenas recuerdo las tribunas de Schafik Handal en el parque Cuzcatlán que eran una especie de explicación de la actividad semanal de los diputados y arengas políticas sin reales propuestas de acción. Poco a poco el distanciamiento de los dirigentes y diputados del FMLN con sus propios electores se fue haciendo patente, esto se hizo más visible en el modo y nivel de vida. El acercamiento sucedía en tiempos de las campañas electorales.

Ahora resulta impensable constatar que el personaje ambicioso y oportunista que entró al FMLN declarando que su adhesión al partido coincidía con su anhelo de ser candidato a la presidencia, ha sido el principal artesano del mayor desprestigio del mismo partido. Durante años se dedicó a criticar ante los militantes y ante la ciudadanía en general a los dirigentes de “su” partido, acusándolos de haber abandonado los antiguos ideales que profesaron durante la guerra y que él estaba dispuesto a retomar para plasmarlos. Estas palabras las repitió hasta el hartazgo y a veces en compañía de algún cupulero.

Resulta aberrante saber que si este personaje no hubiera sido expulsado del FMLN hubiera seguido aspirando a ser candidato por el FMLN. El asunto es que sus críticas fueron subiendo de tono hasta el punto que indispuso sorpresivamente a algunos miembros de la dirección. Pero entonces no se tomó ninguna medida disciplinaria en su contra. Es más desde la tribuna misma que la dirección del FMLN le ofreció persistió en sus críticas a punto de convertirse en insultantes. La prensa de derecha le sirvió de caja de resonancia a todos sus desplantes y los multiplicaba. Esto lo fue convirtiendo en héroe y a los cupuleros en los bandidos de la película. La mayor campaña de desgaste y de descalificación se llevó a cabo desde el interior del FMLN. No obstante no se puede negar que esta campaña tuvo su efecto porque se apoyaba en hechos reales y en el sentimiento de frustración que embargaba a los militantes y votantes del partido. Y esta es la base que mueve a pensar a muchos en la incapacidad del FMLN a reformarse, a transformarse.

El hecho de que hasta el momento no aparece una autocrítica interna que sea circunstanciada y pueda considerarse como sincera agrava mayormente esta convicción del imposible arreglo político del FMLN. Por supuesto que hay otros elementos que se pueden tomar en consideración, pero ya con estos basta.

No obstante hay indicios que pueden dar pábulo a esperar una transformación. Lo he comentado ya anteriormente. Las declaraciones de Lourdes Argueta y de otros jóvenes y nuevos dirigentes son alentadoras. También la larga e interesante entrevista que acaba de publicar El Faro con Daniela Genovez, candidata a diputada en San Salvador.

Los escépticos griegos desarrollaron una conducta de pensamiento que ellos llamaron 'epoje' o 'epoché' que consiste en suspender el juicio, es decir un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada respecto a una realidad. Creo que la duda del posible cambio en el FMLN es inmensa y tal vez razonable. Pero si adoptamos el “epoje” griego y suspendemos nuestro juicio y nos ponemos a analizar qué es lo que en definitiva nos ha llevado a esta tan tremenda duda. Se trata de un colectivo de personas a las que les estamos dando un modo de ser, pensar y sentir, a todos los miembros de ese colectivo, idéntico al de los exdirigentes del frente. Porque en gran parte las elecciones internas dieron resultados nuevos, han aparecido personas que realmente no conocemos nada de ellos. ¿Tenemos derecho a juzgarlos de la misma manera y sobre todo tenemos derecho a dejarnos guiar en este juicio por la propaganda gubernamental y del partido del presidente? ¿Acaso el presidente y su gobierno no se ha manifestado como oscuro, chanchullero y sobre todo con tantos señalamientos de corrupción? ¿Dónde están los antiguos ideales que Bukele prometió tanto que iba a plasmar? ¿Dónde está el plan de gobierno? ¿Existe realmente? Lo que parece existir en un plan de enriquecimiento de una familia y toda la cohorte de compadres y cherada. Pero la actuación del presidente ha sido autoritaria, se conduce como un payaso caprichoso que no admite ninguna crítica y que nos quiere someter a su falsedad y falta de pensamiento.

Mi invitación a suspender el juicio tampoco significa que debemos entrar en una nueva polarización política, en un nuevo encasillamiento cerrado y obtuso. No se trata de optar por el FMLN en contra del gobierno y sus ambiciones totalitarias. No se trata para nada de eso. Es ponernos a pensar por nosotros mismos, ver que es lo que está ocurriendo en el país. Dejar de lado todos los prejuicios. Observar y escuchar lo que nos dicen estos jóvenes que no podemos acusar de corruptos, ni de cómplices de la corrupción, ni tampoco totalmente responsables del funcionamiento verticalista de su partido. Este tipo de funcionamiento no es nuevo y es una vieja herencia, de la cual ellos han sido víctimas. Daniela Genovez cuestiona este funcionamiento y propone prácticas horizontales que abarquen también a la población y que sus propuestas no se queden sin respuesta.

En el discurso de los analistas la imposibilidad de una restructuración del FMLN se ha vuelto casi un postulado, un punto de partida inamovible, inalterable, casi un dogma. En realidad se trata de un punto muerto del pensamiento. Lourdes Argueta nos ha propuesto pensar desde afuera, desde nosotros qué es lo que tiene que cambiar en el FMLN y sobre todo que tiene que cambiar en su política. ¿Por qué rechazar esta invitación?



18 enero 2021

Nueva manera de hablar

Entre las frases de Lourdes Argueta que pronunció durante la entrevista, una me impactó más que otras, refiriéndose a la dirección y a sus prácticas de rueda de caballitos: “se comió casi a una generación”. Es posible que hayan sido más de una generación las que no tuvieron ninguna oportunidad de acceder a los puestos de mando del FMLN. El sistema autocrático de gobierno interno de casi todos los partidos consiste en poner en marcha esa rueda de caballitos en la que pasan de un puesto a otro y siempre los mismos. Esa conducta es consustancial al tipo de organización verticalista que se le dio por llamar “centralismo democrático”.


En el partido de Vladímir Ilich Lenin no existió el cargo de “secretario general”, las instancias dirigentes se elegían y se renovaban en los congresos del partido. Como dije anteriormente el “centro” era el congreso. Las instancias dirigentes no funcionaban como un gobierno del partido, sino que como coordinadores de la actividad partidaria.


Con la aparición del tipo estalinista de organización surgieron también las prácticas autocráticas. ¿En cuántos partidos un mismo líder ocupó durante décadas el puesto de secretario general? Estos secretarios generales tenían la última palabra en cualquier discusión, eran expertos en economía, en ciencia política, en sociología y podían dirimir en las discusiones filosóficas. A veces era más patente su crasa ignorancia que su sabiduría. Para progresar en la jerarquía del partido era necesario pertenecer a uno de los corrillos cercanos al secretario general. El Secretariado tenía el control de las posibles candidaturas y la coaptación se volvió en el camino más seguro y único hacia la cúpula partidaria. Subían los que se adaptaban, los que habían mostrado su capacidad de entender las normas sociales y éticas de los dirigentes. Una enfermedad fue el intriguismo.


Este aspecto de la autocracia es tal vez el más visible, en el que más se repara. No obstante el más dañino para el funcionamiento adecuado de un partido es el esclerosamiento del pensamiento creativo, del análisis, de la aprehensión de los cambios en la realidad social. El lenguaje se estereotipa, deja de significar por una especie de erosión conceptual y lo que antes servía para comunicarse con la gente se vuelve una barrera, una muralla. Los conceptos se vuelven perversos apodos de la realidad que antes señalaban, analizaban y lo peor es que pasan a constituir un argot, una jerga sectaria.


Es justo señalar que la manera de expresarse de Lourdes Argueta ha dejado de lado gran parte de esa jerigonza “marxista-leninista”. Tomar en cuenta la forma del discurso no significa abandonar el contenido de lo que se piensa con los conceptos que nos ofrece la teoría. Ahora bien tampoco hay que imaginarse que es necesario un giro total en la manera de comunicarse con la gente, cambiando todo el discurso y dentro de ese cambio adoptar un vocabulario ajeno y un pensamiento asimismo ajeno. La tarea que se presenta es volver o iniciar algo que se abandonó inmediatamente después de la guerra: la batalla ideológica. Estos días nos han ofrecido una preciosa oportunidad. El presidente de la república creyó que todo el país estaba totalmente subyugado por su fastidiosa verborrea y se fue a profanar la memoria de las víctimas de la guerra y en particular a las víctimas de la mayor masacre cometida por las fuerzas armadas, en El Mazote. Y allí decretó mera farsa la lucha de emancipación que se sostuvo en el país y farsa también se le ocurrió llamar a los Tratados de Paz. El pueblo y las organizaciones, los partidos ganaron esta batalla por la verdad histórica. Sin la guerra nunca se hubiera tenido un proceso democratizador en nuestro país. En este año y medio este proceso ha sufrido un frenazo desde el ejecutivo. No obstante la masiva y fervorosa conmemoración y celebración de los Tratados de Paz constituye una victoria popular contra la mentira institucionalizada desde la presidencia.


La última chiquilinada aflictiva del presidente ha sido su decreto número tres con el que quiere vengarse de la historia y demagógicamente propone cambiar el nombre de El Día de la Paz por Día de las víctimas del conflicto armado.


No obstante este episodio nos debe llamar la atención hacia algo cuya importancia es absoluta: el FMLN abandonó a la derecha, a su prensa e ideólogos la narración, la interpretación de la guerra popular. No me refiero a lo que se pudo o no afirmar internamente dentro de las filas efemelenistas, sino lo que no se dijo hacia afuera, pues el FMLN no tiene ni siquiera un órgano de prensa para difundir sus ideas. Esta carencia la critiqué ya hace muchos años. La cuestión del lenguaje es importante, pero lo que importa en primera instancia es llevar adelante una batalla de ideas no sólo contra el gobierno, sino contra las que difunden en la sociedad salvadoreña los voceros de la oligarquía.

13 enero 2021

¿Posible renovación del FMLN?

 

He tenido la oportunidad de ver varios vídeos en los que se ha expresado la secretaria de organización del FMLN, Lourdes Argueta. La escuché con mucha atención. Al parecer sus declaraciones causaron cierto resquemor entre algunos dirigentes o exdirigentes del partido y mucho entusiasmo en otros; uno de los entrevistadores le insistió si ella se expresaba en su nombre propio o si era una posición de alguna corriente o de la dirección. Ella fue clara sobre esto, lo que afirma resulta de las resoluciones de la última Convención Nacional. En uno de los vídeos participa con otro miembro de la Comisión Política, Mario Monge, ambos tuvieron el mismo discurso.


No voy a resumir sus intervenciones, pero sí las voy a comentar. Uno de los términos que se repetían era “reestructuración del partido”, otro “aprendamos a debatir”, “no tenemos cultura del debate”, estos últimos se acompañaban de una invitación a los miembros del FMLN a continuar el debate y abordar otros nuevos temas, además de invitar a la gente de izquierda que no pertenece al FMLN a incluirse en el debate, a aportar sus pensamientos, sus críticas. Se trata de llevar adelante una política de apertura y de reconquista de la gente, de devolverle el “instrumento” al pueblo.


En esta ocasión voy a referirme principalmente a dos asuntos que me parecieron importantes en tanto que revelaciones y críticas a la conducta pasada de la antigua dirección. En uno de mis viejos artículos me refería a la supuesta estructura organizativa leninista que se ha dado por llamar “centralismo democrático”. En ese artículo señalaba que ese tipo de organización no tenía nada que ver con Lenin, sino que fue una forma puesta en práctica durante el dominio estalinista del movimiento comunista. En ese tipo de organización el verticalismo y el centralismo se convirtieron en el modo de funcionar, el adjetivo democrático estaba de adorno. Entonces recordaba que para Lenin el centro no era ni el “buró político”, ni el “Comité Central”, ni ninguna otra instancia de dirección. Para Lenin el centro era el Congreso del partido. Cuando escribí ese artículo criticaba al partido “revolucionario, leninista” (FMLN) de no haber hasta la fecha celebrado ningún congreso y recordaba que hubo años en que el partido de Lenin organizó varios congresos. Años después tuvo lugar el Primer Congreso. Critiqué su organización, las viejas formas estalinistas de organizar el debate. Documentos “prefabricados” que se pueden enmendar, pero no rechazar o proponer otros. Pero el asunto principal fue que esos documentos que fueron aprobados nunca se le presentaron a la gente, ni a todos los militantes. Lourdes Argueta en una de las entrevistas dijo que las resoluciones del Congreso fueron engavetadas. Hasta el día de hoy todas mis búsquedas de los documentos del Primer Congreso han resultado vanas. Lourdes Argueta prometió que iba a tratar de poner a la disposición de la gente esos documentos y los de la última Convención Nacional.


Lourdes Argueta insistió en la importancia de esos textos y de plasmarlos en la realidad del funcionamiento mismo del partido. En realidad no creo que los textos del Congreso sigan teniendo en estos momentos validez. Los cambios políticos ocurridos en los últimos cinco años son substanciales y la correlación de fuerzas ya no es la misma y los objetivos del FMLN ya no pueden ser los mismos que hace cinco años. Ignoro cuál es el contenido de las resoluciones de la Convención Nacional.


En todo caso lo que deseo recalcar es que me ha sorprendido el tono y el contenido del discurso de Argueta. El tono es libre, abierto, decidido y franco. El contenido se puede resumir en la necesidad de devolverle el “partido al pueblo”, “que el partido viene del pueblo” y que es un “instrumento de lucha del pueblo”. Demostrarle al pueblo que “hemos escuchado sus quejas y que las hemos tomado en cuenta”. Afirmó con énfasis que no basta “reconocer los errores y pedir perdón”, sino que hacer todo lo posible por reconquistar las posiciones perdidas en el seno del pueblo y cambiar de actitudes y formas de conducta.


Al parecer algunos criticaron a Lourdes Argueta por el momento en que ha decidido tomar la palabra, en estos momentos de elecciones. Esta crítica me parece adolecer de la vieja enfermedad electorera y oportunista. Priorizar las elecciones a enunciar de manera tajante en qué realmente consiste el carácter revolucionario del partido y cuales son sus objetivos primeros es continuar con ese viejo oportunismo que incluso prefirió “engañar” a la gente sobre las “alianzas” y los “beneficios electorales” de dichas “alianzas”. Lourdes Argueta ha criticado justamente esa “política de alianzas” en la que no se definieron claramente en qué consistían, ni se determinó nunca los fines de las mismas.


Esta manera franca y abierta de hablar es nueva y sobre todo no se trata de darse golpes de pecho, sino que de manera consciente abordar los problemas internos de funcionamiento, de formación, de comunicación y de definición de las políticas. No se trata tampoco de rechazar el pasado, sino que también de rescatarlo, ver todo lo positivo realizado, volver con entusiasmo a los principios que movieron a tanta juventud a arriesgar y dar sus vidas.


Dejo hasta aquí este escrito, voy a volver, pero quería dejar públicamente mi apoyo a esta nueva actitud dentro del FMLN y dejar claro que deseo participar desde este blog al debate por una renovación y reestructuración del FMLN.