El autor de este blog agradece la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre que se mencione la fuente.

23 diciembre 2006

Blog cerrado por vacaciones

En estos días de fiesta me alejo del mundo, me voy con mi familia por unos días a las montañas alpinas. Según cuentan la altura ayuda a la multiplicación de los glóbulos rojos y este fenómeno aumenta la capacidad física, mayor resistencia al esfuerzo, etc.

Algunos deportistas para ocultar de alguna manera los productos químicos (dopaje) se van a pasar, antes de las competiciones, unos cuantos días a alguna altura. Los futbolistas de la selección francesa lo hacen cada vez que tienen un campeonato en miras... Lo que pasa es que la aumentación de los glóbulos rojos a causa de una estadía en la montaña, no tiene efectos secundarios, como por ejemplo, irritación excesiva, un cabezazo o limpiarse los botines en la espalda de un contrincante... ¿Por qué me he puesto a hablar de esto? Tal vez sea por despecho. Mi fasisto perdió en la final. Y por supuesto eso fue por culpa del árbitro o de la adversidad. Porque el FAS nunca pierde frente un equipo adverso. El árbitro y la adversidad son siempre los culpables y que quede dicho.

Bueno, antes de que se me olvide, Feliz Navidad a todos y que el 2007 sea un año que nos ayude a ser buenos. No estaría mal que fuéramos buenos, ¿no es cierto?

Tal vez vuelva a abrir la tienda la próxima semana, ya veremos.

21 diciembre 2006

Víctima de una agresión

Hoy he sufrido una agresión internética. Esta tarde estaba leyendo, en mi computadora, un documento sobre la sociología en Centroamérica, cuando de repente aparece un anuncio de un programa que me informa que ha detectado no sé cuántos desperfectos en la configuración de mi computadora. El programa se presenta como ErrorSafe. Y a pesar de que deseo salir de esa página, no lo logro fácilmente. Luego me doy cuenta que en mi “oficina” se ha instalado un icono del programa. Al tratar de saber de qué se trata, el icono activa un programa de instalación. El programa se instala y mi antivirus detecta dos “gusanos” en ese programa y me invita a ponerlos en cuarentena. El programa pirata inicia un “análisis” de mi ordenador y al finalizar me afirma que ha detectado más de mil desperfectos y que me conviene rectificarlos so pena de un sinfín de calamidades informáticas en mi computadora. No obstante para poder reparar lo que me ha señalado, debo “subscribirme” y se abre una página de mi navegador. El sitio del programa me propone que les pague más de treinta euros. Esto tiene un nombre: venta forzada o violación.

Procedo a suprimir el programa, no es cosa fácil. De nuevo las amenazas de no sé qué calamidades informáticas: lentitud de ejecución de mis programas, lentitud del arranque de mi computadora, paro súbito del sistema, etc. Finalmente he logrado suprimir el programa.

No les solicité nunca su visita, su manera violenta de imponerse la sufrí como una tremenda agresión. El programa se presenta como un “protector” del sistema de mi computadora.

Como no soy perito, como soy realmente apenas un aficionado, todas esa amenazas han hecho mella en mi ánimo. No conozco a qué sociedad pertenece ese programa. En todo caso su método comercial me ha parecido muy deshonesto.

Toda esta aventura retrasó mi lectura del artículo sobre la sociología centroamericana. Pues tuve que cerrar todo y volver a arrancar mi aparato.


P. S.:
Creo que se nota que he escrito movido por la cólera y el desaliento. En realidad no sé por qué les he contado esto. Espero que me comprendan

15 diciembre 2006

Mis conversaciones con Cervantes

He estado ausente en estos días y he dejado en abandono este espacio. Vuelvo y espero que no tomen a mal lo que les voy a contar. No es el efecto de las altas fiebres que me han sofocado y casi me obligan a delirar. No es delirio lo que les voy a contar, es un simple sueño recurrente. Me visita desde el verano de 1976 cuando por primera vez atravesé la frontera franco-española por Irún. Iba con destino a Madrid, pasando por San Sebastián, pues tuve un contratiempo con la compañía de ferrocarriles.

Permítanme antes de referir mi sueño que les cuente algo que me sucedió en Irún. Desde 1962 que me fui de El Salvador nunca había vuelto a estar en un ámbito castellano, es decir siempre estuve rodeado de lenguas ajenas, primero el ruso, luego el francés y por último el hebreo, para rodearme de nuevo el francés. Nunca dejé de hablar nuestra lengua, aunque una vez por allá por 1964 sentí de repente que estaba perdiendo mi lengua paterna. Esta horrible sensación la sufrí leyendo un texto de Lope, las palabras no me tocaban, las conocía, pero ahora me parecía que apenas adivinaba su sentido, como cuando uno se encuentra con alguien que ha conocido hace años y tarda en reconocerlo, en ponerle un nombre y situarlo en el tiempo. En ese momento tuve el miedo más íntimo de mi vida. Corrí a una librería a comprarme apresuradamente un diccionario castellano, el más grueso, el que tuviera más palabras y me puse a escudriñarlo y a reconocer a mis antiguas amigas... Pero no me bastó este remedio, me impuse prácticas de conversación en castellano, en salvadoreño. Viajaba por lo menos una vez a la semana a Leninski Prospekt en donde se encontraban los nuevos edificios de la Universidad Patricio Lumumba y en donde me era más fácil rodearme de amigos que conversaran en castellano. Y no dejé pasar una semana sin leer algunas páginas en castellano.

Pero el mundo lingüístico que me rodeaba era ruso. Quiero decir los diarios, la radio, la televisión, los rótulos en las calles, todo en ruso. En los autobuses, en el metro, en los tranvías, por todos lados el ruso. Me aconteció lo mismo con el francés y con el hebreo.

Pero una vez pasada la frontera por Irún, en la estación de trenes me dirigí al tablero de horarios y me puse a buscar el andén de donde iba a salir el tren que me llevaría a San Sebastián. En eso estaba, cuando de repente oí la voz de una muchacha por los altoparlantes de la estación que me decía:

—El tren 217 con destino a San Sebastián sale a las seis y siete minutos en el andén tres.

Era la primera vez que en una estación de trenes me hablaban a mí, en castellano, pues fue eso lo que pensé, lo que sentí, esa muchacha se estaba dirigiendo a mí, personalmente, lo que me intrigó mucho fue cómo supo lo que andaba buscando....

No les cuento el feliz encuentro, en San Sebastián, con un grupo de jóvenes que festejaban el final de su primer año de derecho. Lo referiré en otra oportunidad.

Ya en Madrid, luego de haber visto a las personas con las que había venido a entrevistarme, me dediqué al oficio de turista. Fui al Prado y me pasé horas frente al Jardín de la Delicias, entonces el tríptico de El Bosco estaba en las plantas bajas, en una sala demasiado pequeña para deleitarse a las anchas. Luego subí a las salas de la pintura española y me pasé el resto del tiempo contemplando las obras de Velázquez. Y entonces pensé que el pincel que debería habernos dejado el rostro de don Miguel de Cervantes Saavedra era precisamente ese. Mucho se entiende cuando uno ha visto a Luis de Góngora y Argote por Velázquez.

Salí del museo y me puse a caminar por las veredas del parque. Cosa sorprendente, pensé mucho en Cervantes, en su vida y sobre todo en lo tan cercano que me pareció entonces, casi como a alguien que hubiera podido cruzar en una de las calles de Madrid.. Algunos meses después, ya en París, en donde vivía por aquellos años setenta, tuve el sueño que quiero referirles y que se me ha repetido varias veces con variantes, por supuesto.

Me veo saliendo del Prado en compañía de un hombre flaco, más alto que yo, vestido en chaleco y jubones apretados, cuello blanco como el que le pintó Velázquez a don Francisco Pacheco. Es verano, la luz crepuscular y tenue. Nuestro paso es lento. Guardamos silencio y siento que no puedo desaprovechar esa oportunidad que tengo de ir al lado de don Miguel de Cervantes. En mi sueño ese encuentro no tiene nada de insólito. Lo interrogo con hondo respeto y con miedo de ofenderlo. Le pregunto por los comentarios que ha hecho de su novela, el nivolista vasco y tocayo suyo Miguel de Unamuno. Cervantes sonríe y me habla quedo y pausadamente. En el sueño cada palabra suya me la como, la bebo sediento. Y me sorprendo que a pesar de una sintaxis que siento anticuada, de un tono extraño, todo lo que me dice lo entiendo sin esfuerzo.

Al despertar tengo la sensación de haber perdido una oportunidad crucial en mi vida. Y me siento culpable pues por mucho esfuerzo que haga no recuerdo su charla. Apenas su respuesta a mi tonta pregunta, ¿Cómo es que le entiendo si nos separan tantos siglos? Su respuesta es sencilla.

— Hablamos la misma lengua, el tiempo no ha hecho mella en nuestro entendimiento. Algunas palabras han cambiado, alguna que otra oración ha envejecido, eso es todo.

He vuelto a soñar con don Miguel, en las mismas circunstancias y le he preguntado sobre los comentarios escritos por Ortega y Gasset. Pero es la misma pérdida de memoria al despertar. La tercera vez le recité algunos poemas de León Felipe. Sonreía y los aprobaba.

Estoy esperando la cuarta visita de don Miguel, pero sé que no necesito prepararme y sé también que me voy a olvidar de su respuesta, pero aquí adentro de mi cabeza me ha quedado muy fijo el sonido de su voz, su timbre. Y si despierto oyera su voz, lo reconocería.

06 diciembre 2006

Mi claustro

Pueden darse cuenta por esta foto las dimensiones del lugar en donde paso los días, en contacto con los libros, un contacto visual, olfativo y táctil. Muy poca lectura. La gente cree que el oficio del bibliotecario es leer libros.

Este corredor lleva hacia la sección infantil que está en el fondo. En los estantes que se ven a la derecha están los tomos que van desde las generalidades sobre el mundo hasta el deporte, pasando por la psicología, la filosofía, las religiones, la sociología, la economía, la filología, las matemáticas, la física, la biología, etc. La lista de estos asuntos es grande. Usamos la clasificación Dewey.

Detrás de esa estantería hay una gran sala en donde por orden alfabético se encuentra la literatura universal, sin hacer resaltar ninguna literatura nacional en particular, incluso la francesa. Hay una rica colección de poesía, rica relativamente al volumen general de la biblioteca y en relación a su tamaño y a la importancia del presupuesto. Se trata de una biblioteca de un suburbio parisino, Sarcelles. En la biblioteca últimamente han entrado textos de Castellanos Moya y de Rafael Menjívar. Antes de mi llegada había un solo librito de Roque Dalton.

La principal deficiencia de la biblioteca es la falta de espacio para exponer todo el fondo. Gran parte del fondo se encuentra en almacenes y otra aún no ha sido tratada. Esto último también les indica otra deficiencia, la falta de personal. En los últimos años el volumen de trabajo no ha decaído, sin embargo el personal se ha reducido casi del 40%.

Hay dos sectores que he olvidado, tratan de la historia y de la geografía. La división aquí es por continentes y por países. Hay algunos libros sobre El Salvador. Buena parte trata sobre la guerra y hay dos biografías de Monseñor Romero.

Todos los libros están en francés. Hay algunos bilingües. Los lectores son un tesoro, en realidad son ellos la biblioteca y es por eso que para atenderlos como se debe sufrimos mucho de la falta de personal. Pero si comparo con la Biblioteca Nacional de El Salvador, aquí trabajamos holgadamente, no tenemos los mismos problemas.
Posted by Picasa

25 noviembre 2006

El hombre de la calle y el lenguaje

Allá por los años cincuenta, en los diarios y las radios, se acostumbraba a nombrar “hombre de la calle” a lo que hoy se le llama “opinión pública”. Y se le adjudicaba a este “hombre de la calle” toda clase de opiniones, gustos, sentimientos, etc. Por aquellos años también solía pararse en la esquina del pasaje Nicaragua, en la colonia El Palmar de Santa Ana, un señor de bigotitos negros y sombrero blanco. No era vecino del barrio, por lo menos, pienso, no era el padre de ninguno de los vagos que nos pasábamos las tardes jugando al fut en el redondel o en el baldío que quedaba enfrente del pasaje Costa Rica. Poco a poco este misterioso señor pasó a ser en mi imaginación el famoso “hombre de la calle”.

Y cuando en los noticieros oía que el “hombre de la calle” pensaba qué sé yo qué sobre no sé qué problema en Corea, entonces este señor de la esquina fue cobrando mucha importancia en mi juicio. Me parecía que este hombre tenía una opinión firme y muy bien definida sobre todo lo que acontecía en el mundo.

Pero para eso está ahí el papá de uno. Y un día le pregunté a mi venerable padre que cómo diablos hacían los periodistas para enterarse de lo que pensaba ese señor de la esquina del pasaje. Imagínense la tamaña perplejidad de mi padre. Le cuento que el “hombre de la calle” del que hablaban en la radio venía todos los días a pararse en la esquina.

Mi padre me sacó de la confusión, pero me sumió a su vez en una tremenda duda metafísica, ya que el” hombre de la calle” no era pues un ente de carne y hueso, no solía venir al barrio, no se paseaba por el parque Menéndez, no iba a las cocinas del Mercado Central. Era pues un ente totalmente imaginario, ficticio y de ficción. Nunca más creí en él y el señor de la esquina del pasaje Nicaragua perdió todo mi respeto. Pero este “hombre de la calle” me ha acompañado toda la vida. Ha constituido una parte considerable de mi reflexión.

Eso me condujo muy temprano a desconfiar de ciertas afirmaciones en las que de repente surge un ente fantasmagórico. No me estoy refiriendo a los seres de las creencias religiosas, que eso concierne a la fe y a la intimidad de cada uno. Aludo a esos raciocinios en los que se dice algo así como: “La existencia del lenguaje en la edad clásica es a la vez soberana y discreta. Soberana puesto que las palabras han recibido la tarea y el poder de “representar al pensamiento”. Pero representar no quiere decir aquí traducir, dar una versión visible, fabricar un doble material que pueda, en la vertiente exterior del cuerpo, reproducir el pensamiento en su exactitud”. Muchos se han acostumbrado a leer este tipo de proposiciones y las encuentran muy profundas.

Metáfora o falsa abstracción

Hay en estas enjundiosas palabras la profundidad del vacío. Hagámonos algunas preguntas, ¿el lenguaje existe independientemente de los hombres? ¿Quién les dio a las palabras semejante responsabilidad de representar al pensamiento? ¿El pensamiento existe también sin un ser pensante? Por supuesto que algunos me dirán que me he puesto muy prosaico y que me niego a admitir el uso metafórico de las palabras. No obstante con mucha tranquilidad puedo afirmar que no se trata de ninguna figura, que este modo de pensar y de expresarse se considera filosofar y son muchos los que practican este tipo de filosofía. Porque espero que nadie me niegue el derecho de exigir respuestas a mis preguntas y que si en el curso del libro no me dan las respuestas, hay estafa.

En las palabras que acabo de citar no cabe duda que el pensador francés Michel Foucault nos afirma que el pensamiento y el lenguaje existen paralelamente y de manera separada. Por mi parte admito que puede existir un modo de pensar que se realice sin la intervención de alguna lengua. Existen psicólogos que sostienen la existencia de un pensamiento en imágenes y que el pensamiento matemático se sostiene a través de signos no lingüísticos. Esto se puede admitir. No obstante todos admiten que no existe ningún otro medio que nos permita conocer el pensamiento de los hombres que el lenguaje, más exactamente una lengua histórica dada.

Hay otra confusión clara, que algunos pueden creer que se trata de una metonimia —la parte por el todo—, en el funcionamiento del lenguaje las palabras, lo que comúnmente llamamos palabras, no adquieren un significado concreto afuera de las oraciones. El contenido de las palabras, su función se manifiesta en el habla. Las definiciones del diccionario son meras aproximaciones. Cuando la definición es lograda, apenas se trata de la parte más general de todos los significados concretos, se trata de un significado cristalizado, se trata de un común denominador.

El “hombre de la calle” tiene la misma existencia fantasmal que el lenguaje reducido a palabras, que recibe de no se sabe quién la misteriosa tarea y el insólito poder de representar. ¿Cómo podemos saber si las palabras aceptaron semejantes extravagancias? Quien tenga una idea que me avise.

(1) Michel Faucault, "Les mots et les choses", Gallimard, Paris 1966, p. 92.

20 noviembre 2006

La risa de las niñas

La mañana golpeó gris en mi ventana, sus mil dedos húmedos repiquetearon frágiles en los cristales. La corneja, arriba, en lo alto del pino remedaba siniestros presagios. La luz venía de las copas amarillas, el viento lúbrico arrancaba las hojas fabricando tapices en los charcos. Acudí sediento al ventanal cuando hasta mi piso sonaron como un cristalino chorro las juveniles voces de unas colegialas. La vida es repentina en las mañanas de otoño, un grito infantil, un gorrión audaz enfrentando al frío, un pregón a lo lejos, convertido ya en su propio eco. Entonces el día que se anunciaba prolongación nocturna cobra matices atenuados que clavan la esperanza como un tenaz recuerdo. Las colegialas iban repartiendo su alegría y su mocedad triunfaba impertinente, casi vengativa de la oscuridad, de la monótona y gélida llovizna. De repente, ante el tierno reír de unas muchachas, la desvanecida pujanza de mis años olvidó su ritmo, la meta alcanzada y volví a verme en mis charcos, en mis vendavales, en mis corrillos, en mis escapadas y el prodigio se produjo. Sentí que esa vida que iba al colegio no era por gusto que también entraba en mi aposento, era para recordarme que mientras mis ojos distingan la luz que en tonos bajos toca a mi ventana y que mis oídos identifiquen en la uniforme lluvia el arrullo del torcazo, aún mis ánimos pueden cobrar la energía de la ilusión.

Me he alimentado de sueños, de ilusiones, ahora también de recuerdos. Los recuerdos son ilusiones vividas. He aprendido a acomodar los colores para que me pinten mi vida vivible. Aunque siempre temí mi propia desnudez en la página escrita, no obstante, ahora, suelo poner en blanco algunos acaecimientos que mi sino me empujó a cruzar. Esta travesía me costó algunas veces. La ilusión se deshilachó cuando lo soñado se topó con la bruta realidad. Mi descalabro entonces me dejaba sin ánimos, casi desesperanzado. Digo casi, porque como en esta mañana gris, siempre algo repentino y sorpresivo, como la risa juvenil me la ha devuelto, la esperanza. Antes era mi propia risa, la de mis amigos, la de la amada. La alegría me impregnaba, mi entusiasmo parecía envuelto en sordas pasiones. Es cierto, he vivido tercamente, prendido de mi esperanza, empujado por pasiones, enceguecido por los sueños. Me ha tocado que luchar para darle cabida a la razón. Pero ha sido la razón la que no ha permitido que pierda mis ilusiones y que obedezca a mis sueños.

Muy gris puede ser la mañana, muy lúgubre el canto de la corneja, muy monótonas las implacables gotas de la lluvia, todo eso se desvanece ante la risa juguetona de un grupo de muchachas. La vida me penetra entonces y pienso apasionadamente en otras mañanas, más dulces, más alegres, más conformes con la alegre vida de la juventud. Entonces rabiosamente me he ido a mi país a través de mis sueños. Lo he visto encarcelando sin piedad a sus niños. Han editado leyes que vuelven añicos al juicio. Nada se hace que les devuelva la esperanza, que los conduzca a la risa alegre y despreocupada. He pensado en mi país, luminoso, rebalsado de colores y lleno de trinos jubilosos. Me vuelven de nuevo las pasiones y acuden a mí los sueños que tanto he razonado, que tanto pábulo le dieron a mis desveladas noches para agotar tomos de ardua lectura.

11 noviembre 2006

Declaración de Judíos Europeos por una Paz Justa

En los últimos meses, las acciones del ejército israelí culminaron en un insostenible nivel de represión y persecución a la población palestina en Gaza.. Las operaciones, cínicamente denominadas en los meses de verano "Operación lluvia de verano", y ahora con el nombre "Operación nubes de otoño", trajo la muerte de cientos de palestinos, sin mencionar el número de heridos ó mutilados de por vida. Solamente en esta mañana, 19 palestinos masacrados por el ejército israelí en el norte de la Franja de Gaza donde mujeres y niños fueron la mayoría de las víctimas de estas atroces acciones.

¿Se lleva a cabo todo esto en nombre de la seguridad? Las incursiones sobre Gaza de las fuerzas armadas de Israel no pueden ser justificadas con la excusa del lanzamiento de los cohetes Qassam o por haber tomado como rehén al soldado Gilad Shalit. Más aún, la arbitraria e incon mensurable violencia del ejército israelí probablemente pone aún más en peligro su vida. El uso de las nuevas, letales e ilegales armas denominadas DIME (en inglés denso metal inerte explosivo) no se justifican en absoluto.

Es obvio que los constates ataques, tanto físicos como psicológicos, no tienen otra razón que sembrar el miedo, demostración de fuerza y destinadas a quebrar la voluntad del pueblo palestino en su legítima resistencia a la ocupación. Hamas no llamó a realizar acciones de
venganza, pero sí pidió intervención internacional. ¿Cuántos más palestinos deberán morir antes que la comunidad internacional asuma sus responsabilidades?

De acuerdo a los estatutos de las Naciones Unidas, Israel, como cualquier otro miembro de la comunidad Internacional, debe ser juzgado, ser responsabilizado e impedido de imponer guerras no declaradas, de la matanza de civiles, de devastación de la naturaleza y de la destrucción
de la industria y la infraestructura de sus vecinos.

Como ciudadanos europeos no es nuestra voluntad permanecer en silencio sobre los crímenes cometidos contra una población cautiva, un pueblo ocupado, que son víctimas de los acontecimientos de la historia europea.

Como judíos, no cometeremos el mismo error del que hemos culpado a otros, el silencio sobre los crímenes contra la humanidad. En la tarde del 9 de noviembre, el monstruoso pogrom de 1938, declaramos fuerte y claramente que el estado de Israel, con estos actos, desacredita el nombre y la reputación de los judíos en todas partes.

Es esencial que estas fuertes, decisivas e imparciales medidas deben finalmente ser tomadas por la Unión Europea a fin de obligar a Israel a adherir a las leyes internacionales. Esta es una larga y obvia deuda que los países de Europa tienen con Israel y debería romper los vínculos amistosos y las relaciones comerciales mientras Israel no adhiera a los tratados básicos de los derechos humanos y continúe con sus crímenes de guerra.

Nosotros demandamos que la Unión Europea se disocie de la política de los Estados Unidos de Norteamérica en el medio Oriente y lleve a cabo una política independiente de paz de acuerdo a la Convención Europea sobre los Derechos Humanos.

Nosotros reclamamos un debate sobre este tópico en el Parlamento de la Unión Europea como así también en los parlamentos de los países miembros.

Demandamos que la Unión Europea transmita claramente al Gobierno de israel que la Unión no financiará ni respaldará a Israel mientras no llegue a un acuerdo justo de paz con el pueblo palestino, que sea provechoso para los participantes y para la paz en el mundo.

Demandamos protección para el pueblo palestino en el sentido de emplazamientos de guardianes de la paz en Gaza y Cisjordania.

Noviembre 8 2006

JUDIOS EUROPEOS POR UNA PAZ JUSTA
Comité Ejecutivo:
Paola Canarutto Italia, Dror Feiler (Presidente) Suecia, Liliana Córdova Kaczerginski Francia, Dan Judelson (Secretario) Gran Bretaña, Fanny-Michaela Reisin Alemania, Paula Abrams-Hourani Austria
Traducción de Julia Majlin

10 noviembre 2006

Insulto a la clase obrera soviética

Hace unos días, cuando comentaba la conferencia de Siniavski, les hice la vaga promesa de contar algunas anécdotas moscovitas con mis camaradas salvadoreños. Les entrego una, la primera. Teníamos unos diez días en Moscú. Eramos ocho salvadoreños, formábamos el primer contingente enviado por el Partido a formarnos en la Unión Soviética. Llegamos algunos días antes del inicio de los cursos. Era un otoño particular, lo que los rusos llaman babie leto, en Francia le llamaban antes, l’été de la Saint-Martin, ahora dicen l’été indien. Se trata de un período de calorcito en pleno otoño. Nosotros nos movíamos en grupo, muy borregamente. Aquel día fuimos a almorzar todos al restaurante universitario de Donskaya. Nos pusimos en la fila, delante de nosotros había un grupo de obreros que habían estado reparando las losas del jardincito de la Universidad, que quedaba justamente frente al restaurante. Los obreros se habían quitado las camisas y estaban en camisetas. De repente uno de ellos levantó su brazo, tal vez para secarse el sudor de la frente, quizá para arreglarse la rubia mecha de sus cabellos desordenados. En fin, el zopilotazo que se desprendió de su sobaco fue brutal.

—¡Qué apesta este hijueputa! exclamé con enfática espontaneidad.

Santaneco soy, pues. No se me quita, no se me ha quitado. Y seguí campante en la cola vigiando los movimientos del tipo. Ya en el restaurante la cola se dividía en dos, había dos amplias salas con mostradores de autoservicio. Resulta que los obreros se fueron por un lado y nosotros por el otro. Ahí me topé con un uruguayo que ya nos había servido de guía y traductor en el aeropuerto. Y me puse a comprobar con él mis pequeños avances en mi aprendizaje del ruso (tal vez les cuente alguna vez como fue que aprendí mis primeras palabras rusas). Al buscar con mi azafate lleno de viandas, a mis compatriotas para sentarme a almorzar con ellos, vi que se habían ostensiblemente alejado de mí. Me fui con el uruguayo. Era de origen ruso.

Al salir del restaurante, mis camaradas me esperaban para convocarme a una reunión esa misma tarde. Me sorprendí pues el día anterior habíamos tenido ya una en la que no encontramos tema que abordar. Hablamos de nuestra obligación de ser irreprochables en nuestra misión de representar a nuestro país y a nuestro partido. Cada uno dijo su babosada y nos quedamos muy contentos. La próxima reunión debíamos tenerla dentro de una semana, tal cual habíamos quedado desde El Salvador.

Cuando entré al cuarto ya estaban todos ahí y vi las miradas de chucho sediento que me echaron encima. Nuestro jefe provisorio (aún no teníamos secretario de célula) abrió la reunión y de entrada anunció el único punto que se tocaría: “la autocrítica del camarada Carlos”. Me quedé pasmado. Todos guardaban silencio esperando que iniciara mi autocrítica. Pasaron algunos instantes y como no dejaban de mirarme les pregunté de qué se trataba la vaina.

—¡Pues, dendioy no insultaste a la clase obrera soviética!

— (....)

—Sí pues, en la cola.

—¿En la cola?

—Sí, en la cola del comedor.

—¡Ah! Ya caigo. No lo insulté.

—Sí y tenés que hacerte la autocrítica.

—No jodan, muchá. Si el fulano apestaba.

—¿Así que no te hacés la autocrítica?

—Pero que quieren que me critique, si el que apestaba era él. No, mano, ustedes la están cantiando, la autocrítica es un asunto serio, no un jueguito.

Me levanté y me fui a dar una vuelta, hasta el Parque Gorki. Este acto de rebeldía les quedó grabado en su memoria y se lo guardaron hasta la llegada del que muchos años después había de ser el comandante Marcial.

04 noviembre 2006

El espejo del amor propio

En los años sesenta, cuando vivía en Moscú, en el céntrico callejón Luchnikof, a unos cuantos pasos del Comité Central del PCUS, pero aún más cerca del célebre KGB, solía visitarme un muchacho con el que discutía mucho de literatura —su padre era un crítico conocido y reconocido— y escuchaba música, él era un apasionado admirador de Chaikovski. A veces le expresaba mi desacuerdo por su desinterés por el marxismo. Quiero decir que se lo echaba en cara. Pero su respuesta siempre fue la misma: “el marxismo lo he mamado en el pecho de mi madre”. Como este amigo reaccionaban muchos jóvenes soviéticos, que en realidad estaban hartos de los estereotipos que les habían prodigado desde la escuela. Una actitud semejante la he encontrado en otros, aunque quizá peor, por lo pretensiosa y vana. Algunos se consideran marxistas desde sus más tiernos años, por prematuras lecturas de algunos folletos de propaganda o por la lectura de algunos textos de Marx o de Engels. He oído decir a algunos de estos personajes que a los trece años o quince —para el caso es lo mismo— había recorrido el Anti-Dühring u otro libro de la misma especie. Y desde entonces no han vuelto a tomar de nuevo el libro y se creen que esa lectura infantil los ha convertido en versados marxistas. Por lo general se trata de hijos o nietos de dirigentes de algún partido “revolucionario”. Y lo que les ha realmente servido de educación ideológica son las interminables conversaciones que los desvelaban durante las primorosas noches de su infancia. Largas conversaciones de sus padres con amigos y compañeros de clandestinidad, que generalmente eran sobremesas regadas con buenas botellas de whisky.

No se piense que esto ocurre solamente en nuestro medio salvadoreño, sucede también entre los europeos, ya lo dije de los ex-soviéticos, pero me he topado con este fenómeno también entre franceses, italianos, españoles, etc. Este tipo de gente me hace pensar en otro muy cercano, que a veces simplemente se entremezcla con él o tal vez se trata del mismo personaje. Existe un tipo de persona que no solamente está de vuelta, cuando todos apenas estamos preparando las maletas para el viaje, sino que ya están para partir de nuevo hacia paraderos que son inaccesibles al común de los mortales. Miran estos personajes al resto de la humanidad con condescendencia, a veces cuando recuerdan que ellos también han sido humanos, con cierta piedad pringada de irrefrenable lástima.

Este tipo también deambula por nuestras calles salvadoreñas, fuma cigarrillos soplando fuerte su humo hacia el cielo, se planta en alguna esquina con majestuosa prepotencia que nadie se atreve a preguntarles si andan perdidos, aunque sea el caso. A veces se dignan a opinar parcamente sobre algún asunto candente, pero no se exceden porque no ignoran que de nada sirve insistir, pues no serán comprendidos. Por lo poco que dicen uno debe saber que tienen razón y que no vale la pena insistir. Tienen también la costumbre de presentarse como víctimas del medio, de nuestro miserable medio que no los valora a su justo precio. Se lamentan que solo ellos han podido salir adelante, que más les hubiera valido seguir siendo ignorantes como el resto de guanacos, pues así no se darían cuenta en que fango les ha tocado crecer. Y ellos han crecido como augustas ceibas. Puedo hablar de ellos con toda tranquilidad, ninguno se va a reconocer en este retrato. No es por humildad, va de suyo, sino porque ellos se miran en el espejo del amor propio.

02 noviembre 2006

Historias humanas

Las cartas y la basura
Durante muchos años el correo dejó de llegarles regularmente a los vecinos de un barrio. No era que sus lejanos corresponsales hubieran dejado de escribirles. Simplemente el cartero un día en que andaba muy mal, que se sentía agobiado por la monotonía de la vida, se llevó el paquete de cartas a su casa. Luego cada vez que se sentía mal raptaba el correo de los vecinos. Nadie se dio cuenta durante años. En realidad el cartero fue varias veces cambiado de recurrido y sus depresiones no eran cotidianas y tampoco duraban mucho tiempo. No obstante las reclamaciones de algunos vecinos se fueron acumulando en el escritorio del jefe de la oficina. Y un día decidió ocuparse realmente del problema. No tardó en dar con el culpable.
Los agentes de la policía que tomaron en manos la investigación se presentaron a su domicilio para arrestarlo e interrogarlo para saber cuál era el paradero de las cartas.
Al leer en el diario esta noticia me imaginé que el cartero dedicaba interminables noches a la lectura del correo robado, una especie de voyeurisme epistolar. Pensé en un hombre que había terminado por familiarizarse con los corresponsales y que quizás alguna vez tuvo el deseo de responder, o quién sabe, de conocer a los autores de las cartas. No obstante cuando los policías pudieron penetrar en su apartamento, se dieron cuenta que ninguna carta había sido violada. Las había ido ordenando por direcciones y fechas. El orden era impecable.
Pero a esta triste historia de una vana manía se le vino a juntar otra, mucho más triste y terriblemente trágica. Los policías al buscar al cartero se equivocaron de apartamento y entraron en la casa de una pareja de ancianos que vivía enfrente del cartero. Los ancianos tenían años de no sacar la basura y la venían amontonando en una pieza de su apartamento hasta llenarla por completo y luego fueron depositándola en el cuarto contiguo. Cuando los policías entraron los cuartos estaban cerrados y se sorprendieron al ver que en un rincón del salón se abultaban unas bolsas sospechosas. En ese momento pensaron que ahí se encontraban las cartas. Su sorpresa fue indescriptible cuando se dieron cuenta que se trataba de bolsas de basura. El olor era espantoso. Cuando abrieron las piezas su descubrimiento los dejó atónitos.
Ni el cartero, ni la pareja de ancianos pudieron explicar su conducta. Lo que se pudo constatar a ciencia cierta fue que durante todos esos años nunca recibieron la visita de nadie.

21 octubre 2006

El Sr. Douglas Barclay: ¿embajador o procónsul?

Por Carlos Abrego

En el proemio de su discurso, el Sr. Douglas Barclay, Embajador de los Estados Unidos en El Salvador, justifica su presencia en la tribuna que le ofrece FUSADES —organismo del patronato salvadoreño— por el amor que siente hacia nuestro país. Y concluye que su amor puede valerle para abandonar las conveniencias diplomáticas y recobrar las acostumbradas entonaciones de Procónsul que han practicado a sus anchas los embajadores del Imperio en nuestro país. Dicho de otro modo, una vez que nos ha pasado la pomada... ¡se le despertó el indio! Y sin ambages se mete en nuestros asuntos.

La acogida que le han reservado a su discurso me obliga a intervenir nuevamente sobre nuestra independencia y nuestra soberanía. Me he enterado que muchos quedaron asombrados, otros se han quedado callados y otros han exigido que se le obedezca. Por mi parte no pertenezco a ninguno de estos tres grupos: estoy indignado y quiero decirlo. Y sobre si hay que obedecer a las órdenes del Sr. Barclay, lo mínimo es que analicemos primero sus proposiciones y evaluemos su pertinencia.

No creo que el señor embajador haya querido ofendernos, no obstante el primer punto que toca es muy litigioso entre nosotros los salvadoreños. Contradiciendo a muchos de entre nosotros le da una nota de excelencia a instituciones salvadoreñas que no solo renquean, sino que han mostrado que son sordas y ciegas. Se trata del TSE, de la Fiscalía General y de la Procuraduría de la República. Como guarda silencio sobre la actividad de la Procuraduría de los Derechos Humanos, sospechamos que no estaba obligado a ensalzar a lo que nosotros mismos le vemos defectos. No cabe pretender que el Sr. Barclay lo hizo por discreción diplomática.

Paso por alto, no porque no sea importante, algunos elogios inoportunos del señor Embajador, sobre los logros económicos y sociales de los gobiernos de ARENA, ni comento el encomio que hace de la precipitación del gobierno en firmar un tratado (CAFTA), cuyo desequilibrio en detrimento de nuestra economía ya ha sido ampliamente demostrado. En esto el señor Barclay cumple su misión, defender los intereses de su país.

Las vidas truncas

Luego el señor Barclay aborda el tema candente de nuestra actualidad, la violencia criminal que le es atribuida a las pandillas. Dado que se dirigía particularmente a los miembros del patronato y que la institución que lo ha invitado le sirve a los patrones, no puedo censurarle que encare casi exclusivamente de modo monetario este problema y que lo plantee ante todo como un costo económico, como un incremento en los precios, como un menos en el producto interno bruto. Se sabe que el olmo no da peras.

El sufrimiento de las familias, las vidas truncas, el costo social nos gritan a todos cada día. Para mí se trata de nuestra juventud que se va por los caminos del delito y del crimen. Esto nos está desintegrando en tanto que sociedad desde adentro. Con tanto crimen no podemos decir que estamos en tiempos de paz. La cosa se agrava con la reaparición de “escuadrones de la muerte” que nos retrotraen a los oscuros momentos de los crímenes políticos. El terror carcome nuestras consciencias, entorpece nuestra capacidad de análisis y propaga el miedo que no es buen consejero.

Son incontables los artículos que han abordado el tema, muchos para manifestar su indignación, otros para sugerir respuestas. Recientemente recorrió el país, viniendo de Oriente, una manifestación que llegó hasta San Salvador. Un partido político llenó un estadio para manifestar su apego a la paz y presentar sus soluciones a este problema social. Aparentemente los consejeros consulares del Sr. Barclay no tuvieron tiempo de informarlo. Así que como un moralista del siglo XVIII el diplomático estadounidense nos recrimina y nos acusa de insensibilidad e indiferencia ante este flagelo: “¿Dónde está la condena pública masiva y la presión hacia sus representantes electos, tanto hacia el gobierno central, como al poder legislativo y los gobiernos locales para lograr un programa integrado contra la criminalidad?”, se atreve a preguntar.

¿La barbarie contra la barbarie?

¿Qué nos propone el Sr. Douglas Barclay? Sus proposiciones concretas —que le han sugerido sus interlocutores en Washington— no difieren en mucho de lo que nos han propuesto nuestros gobiernos con sus leyes “mano dura” y “super mano dura”. Poner más policías en la calle y sacar a los criminales de las calles para encarcelarlos. Esto hasta parece que nos está recomendando soplar y hacer botellas. Nadie en nuestro país ha negado nunca que sea necesario castigar el crimen, esto está contemplado en nuestras leyes, en las leyes que existían antes de las leyes “anti-maras” que simplemente le dieron la espalda a las convenciones internacionales de protección de la infancia y como lo decía aquí mismo la semana pasada han dado por resultado la recrudescencia de los actos delictivos. También nos propone la necesidad de “tribunales especiales”. No creo que saliéndonos de nuestro derecho podamos impartir justicia, que de eso se trata. Tribunales especiales que no tendrán el control necesario y que serán instancias extralegales. Le aplicaremos la barbarie a la barbarie. Esto es la indignante conducta del gobierno y las asambleas de los Estados Unidos, que han legalizado la tortura. La tortura aunque se le cambie de nombre, aunque la ampare una ley no deja de ser un acto de barbarie que debe indignar a toda persona que tenga pretensiones de defender los derechos humanos y que abogue por el respeto de las libertades públicas

La presencia policial en las calles es necesaria como medida disuasiva, como un parámetro preventivo. Pero no podemos darle a la policía la misión de capturar de manera indiscriminada a los sospechosos de pertenecer a una banda. Ese tipo de métodos represivos lo practicó el ocupante nazi en Europa. En nuestro país fue puesto en uso con las leyes “mano dura” y “super mano dura”, sin dar ningún resultado positivo.

Se trata de erradicar el crimen. Para eso necesitamos una policía preparada que lleve a cabo la investigación necesaria, que recoja las imprescindibles pruebas para poder instruir los juicios que sean dignos de este nombre. Proceder de otra manera nos conduciría a la ausencia del derecho, nos hundiría en la barbarie de un régimen totalitario. Los tribunales de excepción para impartir la justicia sirven de mampara para introducir lo arbitrario en la vida civil. No podemos dejarnos conducir hacia eso por los criminales que hoy nos están acosando. Hay que aplicarles la ley, toda la ley con todo su rigor, pero nuestras leyes, las que hemos elaborado, la que nos permite ofrecerle a todo ciudadano el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a defenderse.

La policía tal cual ha sido militarizada actualmente, con sus aspectos exclusivamente represivos, provocaría en la población efectos contrarios. La policía tiene que recobrar el estatuto de civil que le adjudicaron los acuerdos de paz. La población ha perdido toda confianza en la institución policial. Una de las medidas urgentes para combatir el crimen organizado es la depuración en sus filas. Asimismo es conveniente que la policía recobre una función de agente de tranquilidad, de seguridad y de orden. Muchos son los casos de jóvenes que se quejan de maltrato, insultos y golpes que reciben en los locales de la policía. Iba a agregar sin motivo. Pero en realidad la policía no puede nunca alegar un motivo, ni razón para maltratar a nadie, para insultar a nadie, para golpear a nadie. El agente de la policía que es el garante de la vida civilizada no puede arrogarse el derecho de infringir la ley. Claro que necesitamos de la policía en las calles, en los barrios para que den seguridad, pero una policía que haya recobrado con su conducta la confianza de la gente. No es pues, soplar y hacer botellas.

Todos sabemos que las cárceles en El Salvador están superpobladas y que no cumplen en absoluto su función de rehabilitación. La promiscuidad existente en nuestras cárceles es un factor generador de reincidencia y de perfeccionamiento criminal. También en esto no se trata simplemente de condenar a penas de la cárcel. Las penas de cárcel que han sido aprobadas recientemente en nuestra asamblea son simplemente absurdamente inhumanas, sobre todo cuando se trata de aplicarlas a menores de edad. Si, es cierto, necesitamos nuevas cárceles, mejor dotadas y más seguras tanto para los que tienen la responsabilidad de vigilantes, como para los reos mismos. No podemos permitirnos el lujo de tener escuelas del crimen en las prisiones.

Todo esto hay que tenerlo en cuenta sin perder de vista que hay urgencia. Y en esto debemos darle toda la razón al Sr. Douglas Barclay. No podemos seguir perdiendo el tiempo en politiquerías, en partidismos y provechos electoralistas. Hay obligación del Estado de garantizar la tranquilidad y la seguridad de las personas. Esto lo contempla la ley. Pero las autoridades gubernamentales tienen que obrar con rectitud y sinceridad por el bien del país. Se trata de tomar medidas concertadas, aplicables y justas. Aunque creo que ya todos nos habíamos dado cuenta de que existe urgencia de actuar eficazmente, sin necesidad del Sr. Barclay.

Nuestros males no vienen sólo de afuera

Hay otros temas que abordó el Sr. Embajador que no podemos tampoco dejar sin dar nuestra opinión. Pues esto nos incumbe. El acto legislativo de elaborar y aprobar el presupuesto no es algo que requiera precipitaciones. Las experiencias pasadas nos han mostrado que la oposición tiene que mostrarse firme para obtener la información necesaria sobre las entradas presupuestarias y el destino del dinero recolectado. Durante todos estos años cuántas proposiciones del FMLN han sido discutidas, tomadas en serio? No estoy hablando que hayan sido aceptadas y puestas en marcha, simplemente discutidas.

El Sr. Douglas Barclay entona la misma canción de “acabar con la polarización política”. ¿De qué se trata? ¿De dónde ha surgido esta polarización? ¿Es algo que nos ha caído como un castigo del cielo? Sé que muchos en el país pugnan por lo mismo, por la desaparición de oposiciones radicales, por posibles compromisos que le den la espalda a los intereses populares. Porque mientras persista la injusta polarización económica y social en el país, será siempre necesario que haya quien piense que lo esencial es que desaparezca la extrema pobreza de un lado y la opulencia del otro.

El vocero del Frente llamó al gobierno a obedecer al Sr. Embajador. Muy bien. Está de acuerdo en que nuestra sociedad ofrece las mismas “oportunidades” a todos los ciudadanos. A veces hay que dejar de lado las conveniencias y recordar que buena parte de nuestra miseria viene de los Estados Unidos. ¿Acaso han olvidado que durante la guerra los Estados Unidos asesoraban al ejercito? ¿Han olvidado que los Estados Unidos “invertían” un millón diario en “ayuda militar? ¿Han olvidado que quien fija los precios de nuestras materias primas son ellos? No comparto con el Sr. Douglas Barclay los mismos conceptos de libertad y de democracia.

Nuestros males no vienen sólo de afuera. También vienen de la estructura injusta de nuestra sociedad, pero mucho sabemos nosotros que viviríamos de otra manera si las injerencias extranjeras en nuestros asuntos cesaran. Viviríamos mejor si en lugar de imponernos tratados de libre comercio con enormes desequilibrios, empezaran por revisar la deuda y los leoninos intereses que nos imponen. No todo viene de afuera, pero creo que es justo que haya un tratado judicial en el que los delincuentes salvadoreños que han sido condenados en los Estados Unidos no sean simplemente expulsados sin informar a las autoridades de nuestro país. Mucho queda por decir y por rebatir. Pero creo que lo principal ha quedado claro.

09 octubre 2006

El método sincrónico de Marx y Engels

Durante muchos años se repitió que el estructuralismo saussuriano era antihistórico o peor aún ahistórico. Se repitió tanto que llegó a convertirse en una de esas verdades que ya nadie pone en duda. La mayoría de los que criticaban al maestro ginebrino se basaba en lo que se creyó como su predilección por la sincronía. Según ellos la sincronía evacua al tiempo y hace caso omiso de los procesos que se desarrollan al interior del lenguaje. Esta crítica procedía sobre todo de parte de la llamada “lingüística marxista” y se desarrolló primordialmente entre ciertos círculos de estudiosos de la ex-Unión Soviética y entre sus seguidores en otros países.

El supuesto de una pretendida predilección por la sincronía no es del todo peregrino y tiene su fundamento. En efecto Saussure designa la lengua como el principal objeto de la lingüística. La lengua entendida en oposición al habla, la primera como el sistema (la estructura) y el habla como la manifestación. De Saussure sostiene que primero hay que establecer la red de oposiciones que constituyen la lengua y eso se logra observando la lengua en un momento dado de su devenir histórico y es lo que nombra la sincronía. El le opone a la sincronía el estudio de los cambios que intervienen en el sistema en el transcurso del tiempo, es decir la diacronía. Según Saussure este estudio ha dominado la lingüística del siglo decimonono y que conviene dar un giro hacia los estudios sincrónicos.

Lo estático no invalida la dinámica

Se afirmó de manera abusiva y precipitada que el estudio sincrónico de la lengua era antidialéctico. Nadie se ha detenido seriamente sobre los aspectos profundamente dialécticos inherentes al lenguaje y que el sabio suizo puso en evidencia. La oposición entre sincronía y diacronía es simplemente metodológica, pero no se trata de una mera elección por preferencias personales, sino que cada una de ellas corresponde necesariamente al objeto estudiado. El funcionamiento del sistema, su equilibrio, su estabilidad no pueden ser analizados sino que en un momento dado, establecer los elementos que lo conforman exige la invariabilidad. Nadie que haya leído aunque sea de manera superficial el “Curso de lingüística general”, sabe que cuando Saussure habla de diacronía insiste en el cambio, dicho de otra manera la variabilidad. El estudio estático no invalida la dinámica del lenguaje, sino que la abstrae, la deja de lado. No porque no sea importante estudiarla, sino que el sistema para funcionar necesita de la identidad de los elementos que lo hacen funcionar.

Muchos se sorprenderán si les afirmo que quienes introdujeron el método sincrónico fueron los fundadores del marxismo, Karl Marx y Friedrich Engels. Es más la más prístina definición de la sincronía como método, nos la da Engels al introducir uno de los trabajos históricos más mentados de Marx, “La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850". Pero Karl Marx aplica este método también en la totalidad del primer libro de “El Capital”. El detallado estudio de la mercancía no se da menudeando los diferentes momentos históricos, la mercancía es la célula que introduce el estudio del capitalismo que se da ya establecido y no en formación. La mercancía es la máxima abstracción. Marx para ilustrar toma muchos ejemplos concretos, lo mismo que hacen los lingüistas, pero lo que Marx pone de manifiesto no es la contextura física de las mercancías como cosas concretas, sino que la relación social que ellas constituyen. Marx despoja cada uno de sus conceptos de su envoltura material, la abstrae. “Pero —nos dice Marx— la forma valor y la relación de valor de los productos del trabajo no tienen en absoluto nada que ver con su naturaleza física”. Y Marx más adelante agrega profundizando su idea: “Es únicamente en su intercambio que los productos del trabajo adquieren en tanto que valores una existencia social idéntica y uniforme, distinta de su existencia material y multiforme como objetos de utilidad. Esta escisión del producto del trabajo en objeto útil y en objeto de valor se amplía en la práctica desde que el intercambio ha adquirido una extensión y una importancia considerables para que objetos útiles sean producidos en vistas del intercambio”. Marx analiza todos los aspectos del capitalismo justamente a partir de este momento o durante este momento, cuando “la producción mercantil se ha desarrollado por completo”. Aclaro que estas citas las he sacado de la versión francesa de “El Capital”, vista y ampliamente revisada y corregida por el propio Marx. Esta versión del primer libro de la obra puede considerarse como otro original.

La definición de Engels

Ahora vuelvo a la definición que nos da Engels de la sincronía: “Una visión clara de conjunto sobre la historia económica de un período dado no puede conseguirse nunca en el momento mismo, sino sólo con posterioridad, después de haber reunido y tamizado los materiales. La estadística es un medio auxiliar necesario para esto, y la estadística va siempre a la zaga, renqueando. Por eso cuando se trata de la historia contemporánea corriente, se verá uno forzado con harta frecuencia a considerar este factor, el más decisivo, como un factor constante, a considerar como dada para todo el período y como invariable la situación económica con que nos encontramos al comenzar el período en cuestión, o a no tener en cuenta más que aquellos cambios operados en esta situación, que por derivar de acontecimientos patentes sean también patentes y claros. Por esta razón, aquí el método materialista tendrá que limitarse, con harta frecuencia, a reducir los conflictos políticos a las luchas de intereses de las clases sociales y fracciones de clases existentes, determinadas por el desarrollo económico, y a poner de manifiesto que los partidos políticos son la expresión política más o menos adecuada de estas mismas clases y fracciones de clases”.

La cita ha resultado larga, pero necesaria en toda su amplitud, pues únicamente así queda claro que se trata de considerar ciertos datos como “constantes”, la situación debe considerarse como “dada para todo el período y como invariable”. La sincronía de Ferdinand de Saussure no es otra cosa. Incluso la misma recomendación de tener en cuenta en un período los cambios patentes y claros.

08 octubre 2006

Asesinato de Anna Politkovskaya

La periodista Anna Politkovskaya ha sido asesinada el sábado en el ascensor de su casa, en la calle Liesnaya. La encontraron acribillada con cuatro balas.

Anna Politkovskaya se ha distinguido por su rectitud y la seriedad de su trabajo periodístico. Su compromiso en la busca de la verdad ha sido tenaz e infatigable. Este compromiso la llevó a Chechenia, país del Caúcaso, que lucha por su independencia y es víctima de la agresión rusa.

Anna Politkovskaya publicó un libro sobre esta guerra cuyo título es “Chechenia, la deshonra rusa”. Su último libro lo dedica a la situación actual de su país, “Rusia de Putín”.

Anna Politkovskaya ha sido víctima de amenazas y de diversas agresiones durante el ejercicio de su profesión de periodista. En el año 2000 fue arrestada por soldados rusos en la región de Chatoy (Chechenia) pretextando que había infringido el reglamento establecido por el gobierno ruso para los periodistas en el campo de operaciones. En febrero de 2001, el ejército ruso la detuvo durante tres días, durante su presidio fue amenazada de violación y de muerte. Esto tuvo lugar en Jatumi (Chechenia). En 2004 durante su viaje en avión hacia Osetia le dieron veneno. En esa ocasión ella iba para servir de mediadora entre las autoridades y los raptores en la escuela de Beslan.

Anna Politkovskaya ha recibido numerosos premios por su labor de periodista. La Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa, la coronó en 2003 con el premio “Por el periodismo y la democracia”. Su libro “Chechenia: la deshonra rusa” le valió el premio “Letras internacionales”. La organización feminista “'International Women's Media Foundation” (IWMF) le adjudicó el premio “El coraje en el periodismo”. Amnistía Internacional y Reporteros sin Frontera también la han premiado.

Su asesinato interviene una semana antes de que en “Novaya Gaceta” aparezca un reportaje suyo en el que denuncia la práctica de la tortura en Chechenia y que compromete a Romzan Kadirov, nombrado primer ministro de Chechenia por Putín.

Las protestas de periodistas europeos y organismos internacionales se han hecho escuchar desde este domingo.

02 octubre 2006

Mis últimas lecturas

Siniavski, Solomon y Ginsberg

Desde que dejé la universidad, mis lecturas se han vuelto cada vez más caóticas, desordenadas, en cierta medida siguen el rumbo que les señala la caprichosa mano de Fortuna. Es así que se me antoja releer un texto varias veces, texto ya releído algunos años atrás. Luego puedo caer sobre algunas páginas que había puesto ahí, de lado, para más tarde y que a medida que se van acumulando, cambian de lugar y algunos años después vuelven a la superficie; sucede cuando intento poner algún orden en mis papeles. A veces se trata de libros que me prestan o me regalan, tengo esa suerte. Aunque tampoco los leo todos, también en esto gozo de la misma suerte, no tengo la obligación, no siento ninguna obligación de leer ningún texto. Lo curioso es que sin obligación sigo leyendo todos los días. Últimamente leo mucho, me informo a través de internet.

De seguro se habrán dado cuenta de que me propongo compartir —en las líneas que siguen— algunas de mis últimas lecturas. El proceder está apelmazado. Uno no escapa del estereotipo. En realidad no voy a comentar las páginas que he leído, quiero decir que lo principal no será el comentario, sino lo curioso que me ha resultado arrejuntar esos textos, los personajes que los han escrito y los recuerdos que han aflorado en mí.

Una vez me crucé en uno de los largos corredores de Kabelnaya —así se llamaba la calle en donde quedaba la facultad de filología de la Universidad Lumumba— con un señor a quien ya por ese tiempo los servicios de seguridad de la URSS, el famoso KGB, andaban rastreando, Daniel Siniavski. Estoy hablando de los años sesenta. Venía por uno de sus alumnos, un brasileño. Siniavski era profesor de otra universidad y era el director de tesis del brasileño. Señalo que el profesor venía a visitar a su alumno. Ese trato no tenía nada de excepcional. Aunque apenas supe quien era ese señor solamente algunos meses después, cuando se abrió el proceso por “calumnias contra la Unión Soviética y contra el pueblo soviético”. La campaña de prensa fue intensa, desde su captura hasta su condenación no pasó un solo día sin que apareciera un artículo denunciando sus escritos, se publicaban resoluciones de Comités del Partido de tal o cual fábrica, de algún koljoz, de algún Comité de barrio, de particulares que también lo condenaban. Ninguno de ellos había leído sus obras... Estas habían sido publicadas sobre todo en Francia y en traducción francesa, bajo el seudónimo Abram Tertz.

La lógica judicial

El texto que voy a comentar es el de una conferencia de Andrei Siniavski, que fue publicado en una revista francesa “Sintaxis” N̊ 15, 1985. He leído una versión con algunos cortes insignificantes (cortes aprobados por el autor), pero en su versión original, rusa, que publicó el mensual “Iunost”, N̊ 5, 1989. El título de la conferencia es “La disidencia como experiencia personal”.

Siniavski fue juzgado con otro escritor, Julius Daniel. Estos dos escritores fueron los primeros condenados por un tribunal soviético que no reconocieron su culpa. Desde los famosos juicios estalineanos hasta los brezhneveanos, la lógica judicial soviética se aparentaba a los tribunales inquisitoriales, el acusado debía reconocer su falta, reconocerse culpable formaba parte de la expiación.

Este texto tiene el valor de su sinceridad. Y para mí contiene la confirmación de una intuición juvenil. Estos dos señores han tenido tal incidencia en mi vida que parece extraño que a sabiendas que Siniavski residía en París, nunca busqué encontrarlo. Pero esta incidencia se da muy ajenamente a ellos. Pues mi primera desilusión se dio muy temprano, la provocaron las mentiras que creí tan ciertas, pero que un paseo, la simple caminata que nos llevaba de la residencia estudiantil a la Donskaya, donde quedaba el edificio central de la Universidad de la Amistad de los Pueblos, se podía constatar que el alcoholismo no había sido erradicado como lo proclamaban los folletos de la propaganda soviética. Esos folletos que leíamos religiosamente en la clandestinidad, sabiendo que si la policía salvadoreña nos encontraba con ellos, pues sencillamente podíamos ser encarcelados, torturados y desterrados. Pero el caso Siniavski-Daniel tuvo incidencia mayor en mi vida, porque tocaba públicamente la libertad de pensar, de escribir y que la actitud general que se propagó en la sociedad soviética estaba tan lejos de coincidir con la profunda aspiración de libertad y de pleno esparcimiento de la personalidad humana. El miedo y la hipocresía emergieron a la superficie de toda la sociedad, fueron muy pocos los que tímidamente se opusieron a que dos escritores fueran condenados por sus escritos. Esos meses los viví profundamente indignado, no era esa la sociedad humana por la que decidí un día sacrificar mi vida, darla si fuere necesario. Fue en esos meses que me di cuenta que esa no era una sociedad socialista y que ese tipo de sociedad no era buena para mi país. Los aspectos económicos me preocupaban, los problemas de la producción y de la distribución eran tratados abiertamente y fueron planteados en los tiempos de Nikita Serguievich Jruchof. Entonces esos problemas me parecían simplemente técnicos.

El tiro de gracia

Por esa época llegó a Moscú nuestro camarada Schafik Handal, entonces ya era uno de los más importantes jefes del Partido Comunista. Vino a visitarnos a los salvadoreños que estudiábamos en las universidades Lumumba y Lomonosof. Por mi parte ya por ese entonces había dejado de pertenecer al partido y no asistía más a las reuniones de la “comunidad salvadoreña”. Pero en esa ocasión me invitaron. Schafik había insistido de que yo también estuviera presente, no estaba de acuerdo de que se me aislara. Aunque en realidad fue decisión mía la de alejarme, pues la conducta dogmática de mis camaradas y amigos salvadoreños, sus fallidas intrigas ante las autoridades universitarias para que me expulsaran, su mediocridad ideológica, etc., todo eso se me había vuelto insoportable. Ya tendré ocasión para contar algunas anécdotas moscovitas.

Schafik nos confió su análisis sobre la situación en América Latina y en particular en nuestro país y nos informó de lo que se habló en la Havana y de la fundación de las OLAS. El hizo parte de la delegación salvadoreña a aquella famosa conferencia de enero de 1966 y de la que todos habíamos estado pendientes. Es sumamente probable que la prensa cubana haya ignorado el proceso “Daniel-Siniavski”, tal vez una ínfima nota perdida entre los discursos de los participantes a la conferencia internacional. Como sea, cuando al terminar su conferencia Schafik nos interrogó si teníamos alguna pregunta, esperé que respondiera a todos los cuestionamientos que surgieron sobre las OLAS, la lucha armada en América Latina, etc y solamente cuanto ya había respondido ampliamente a todos, me atreví a hacer mi pregunta. Su sorpresa fue enorme, me cuestionó irritado de qué se trataba. Resumí el caso. Todos los salvadoreños presentes consideraron mi actitud como una nueva provocación y me cubrieron de miradas reprobatorias. Schafik se mordió los labios. Su respuesta fue para mí como un tiro de gracia.

—Camarada, si los camaradas soviéticos dicen que son culpables, quiere decir que son culpables.

Se levantó y dio por terminada la reunión. Por mi lado me fui sin despedirme de nadie y dispuesto a buscarle una explicación a todo el asunto. Me costó mucho dar con respuestas coherentes, quiero decir coherentes con mi entusiasmo, con mi marxismo de entonces, con mi inocencia, con mi candor. Me he violentado mucho internamente durante largos años. No tenía con quien compartir todo esto. Mis amigos ticos y nicas se encontraban ya muy lejos, me quedaban dos o tres, pero me reunía con ellos ya muy poco. Mi gran amigo ecuatoriano, prefería disimular que no se daba cuenta de nada, ni de mi sufrimiento “ideológico”, ni de lo que ambos veíamos en la calle, en la universidad, entre nuestros compañeros de cursos, entre nuestros profesores. Tuve conversaciones con algunos ciudadanos soviéticos, pero es muy difícil razonar movido por el miedo y el odio. Y mis amigos soviéticos temían y odiaban, no al régimen, sino la cobardía general y la mansa, fatalista aceptación del plomo que iba cubriendo las relaciones humanas. Pero estos amigos eran excepciones.

Un engendro soviético

Pasó cierto tiempo, volví a mis rutinas y el sosiego me ayudó a cuestionarme directamente sobre el coraje necesario para ser disidente, pero sobre todo me interrogué sobre su origen, sobre su contextura. No me considero un perito, ni le doy a mis respuestas más valor que el de una intuición. Es de esta intuición que hablaba hace un momento y que confirma en su texto Andrei Siniavski.

Los disidentes no constituyeron nunca un movimiento político, ni tuvieron nunca pretensiones de tomar el poder. Cada uno tenía sus propias razones. Con esto quiero indicar que tampoco tenían una ideología homogénea, un pensamiento que estructurara una corriente, cada uno era de alguna manera independiente. Los reunía el régimen y los que al exterior los consideraban como aliados en su lucha contra la Unión Soviética.

Andrei Siniavski nos cuenta que se crió en una familia soviética normal, que su infancia y adolescencia transcurrieron en los años treinta en una sana atmósfera soviética, en el seno de una familia soviética común y corriente. Afirma que no lamenta haber heredado desde la infancia los preceptos paternales de que no hay que vivir dominado por los estrechos, egoístas intereses “burgueses”, que hay que tener en la vida una suprema idea, un ideal. Nos dice que fue el arte lo que se convirtió en su “suprema idea”. “Pero a los 15 años, a la víspera de la guerra, era un genuino comunista-marxista, para quien no hay nada más maravilloso que la revolución mundial y la futura fraternidad universal”.

“Quiero de pasada señalar que este es el caso bastante típico en la biografía del disidente soviético en general (y pues hablamos de la disidencia en tanto que un fenómeno histórico concreto). Los disidentes en su pasado — han sido por lo general gente soviética muy idealista, es decir gente de profundas convicciones, con principios e ideales revolucionarios. Ellos son en su totalidad un engendro de la misma sociedad soviética de la época posestalineana y no elementos heterogéneos a la sociedad soviética y tampoco son restos de una oposición derrotada”. Esto es lo que nos dice Siniavski en 1985, fue esta mi conclusión en los años sesenta. Pero entonces era imposible para un comunista de convicción —como lo he sido siempre— compartir este tipo de ideas. No estoy dragoneando aquí de profeta, ni de experto. Pero durante muchos años guardé silencio, pues me fatigué de ser tratado por este tipo de ideas como un enemigo (de clase). Algunos llegaron a acusarme de agente del enemigo. Muchos de ellos andan ahora en la acera de enfrente y han abandonado sus férreas convicciones... Ahora espero que estas mis pasadas intuiciones puedan leerse con la tranquilidad necesaria y como parte de un testimonio.

Comparto con Siniavski otra idea. El afirma que ni Pasternak, ni Mandelstam, ni Ajmatova son disidentes. Pues se trata de gente que está enraizada en la sociedad presoviética, prerevolucionaria, está ligada a la sociedad y a la cultura de antes. La disidencia es un fenómeno fundamentalmente nuevo y ha surgido inmediatamente en el terreno de la realidad soviética.

Quiero agregar aquí mismo y para que quede patente, que no he referido esta historia para denigrar a Schafik, su actitud no fue en nada sobresaliente, así se comportó la mayoría de dirigentes comunistas de la época. Tal vez como estábamos en familia se expresó sin remilgos. Para todos nosotros ha sido un problema mayor el hecho de que la representación de nuestras aspiraciones comunistas fuera usurpada por la Unión Soviética. El hecho de que siempre se nos echara en cara la realidad soviética para atacarnos, nos obligó a defender y a justificar, lo que no tenía defensa y lo que no se podía justificar.

La disidencia made in USA

Siempre he pensado que de la misma manera que los soviéticos tuvieron sus disidentes, los estadounidenses asimismo han de tener algún fenómeno social parecido. El macartismo creó sus enemigos, instaló el miedo, el soborno y sobre todo enlodó la consciencia estadounidense promoviendo la delación como la suprema institución de la moral nacional. Para salvarse muchos acusaron a sus amigos, denunciaron a inocentes, al que se les ocurriera y se acusaban a sí mismos para recibir el perdón que necesitaban para seguir siendo parte de la sociedad. El macartismo ha dejado huellas profundas en la sociedad norteamericana.

Casi paralelamente al texto de Siniavski leí otro. Es decir dos textos, primero encontré el de Carl Solomon en su traducción francesa, el título en el original es: “Mishaps, Perhaps more mishaps”, que han traducido: “Contretemps à temps” (Contratiempo a tiempo). Es una pequeña colección de pequeños textos desgarradores en los que Solomon nos va entregando su sufrimiento, el sufrimiento que le ha infligido la sociedad capitalista. Su propia familia lo declara demente porque a los quince años adhiere a la juventud comunista de los Estados Unidos, lo internan en un manicomio. Es en este tipo de disidente que he pensado y no en las víctimas holywoodienses del macartismo.

El otro texto fue el de Allen Ginsberg, el famoso “Howl” que dedicó a Carl Solomon. Se trata de un texto clave de la poesía estadounidense del siglo XX , el inicio de una época. Este otoño cumple medio siglo de publicado. Y se puede afirmar que su ferocidad no ha perdido actualidad, ni la espesura de su lenguaje. Se siente la pujanza de un Whitman, pero el optimismo primigenio del gran Walt se vuelca en los amplios períodos ginsbergeanos en un atronador grito de protesta.

Volveré luego sobre esta disidencia norteamericana. Reservo mis comentarios a estos textos para otra ocasión, pues el espacio es poco y el tiempo de mis lectores precioso.

25 septiembre 2006

El presidente, el perito y la esperanza

Ya hace algún tiempo el presidente Saca anunció con fanfarria, como acostumbra, un plan de enseñanza del inglés para que todos los jóvenes salvadoreños terminaran sus estudios conociendo la lengua de Walt Whitman. Con el fin declarado de que estuvieran mejor preparados el día en que les tocara emigrar... Pues como se sabe es inútil acariciar la lujosa ilusión de poder vivir y trabajar en el país. No sé en dónde se encuentra la realización de esa ambiciosa promesa. Tal vez como de costumbre siga siendo eso, pura promesa.

Días antes, quién sabe si no fuera días después, tuve la ocasión de leer a un perito del FMI o de la Banca Mundial, tal vez fuera otro organismo internacional, pero lo cierto es que en su frío lenguaje tecnócrata, no le dejaba otro futuro a nuestros jóvenes que ser vendidos como mano de obra barata. El hablaba de exportación de una materia prima mejor preparada, con la posibilidad de pretender a mejores salarios en los países desarrollados. El técnico no hablaba exclusivamente de nuestros muchachos salvadoreños, sino que de los de nuestra zona mesoamericana. Tampoco hablaba de exportarlos exclusivamente hacia los Estados Unidos. El proponía un plan de enseñanza de tecnologías de punta y no sé que otras cosas de computación. El hablaba de mejorar nuestro producto de exportación, con mejores probabilidades de ser aceptado y evidentemente con mayores posibilidades de aumentar las remesas. Según este perito era este nuestro mejor futuro, volvernos competitivos en ese ramo y ser receptores de remesas.

Este pobre hombre ha sido educado para eso, para servir al capital, fue amaestrado para morder la ética por ese lado, hablar de los hombres como si fueran mercancías. Esa es su profesión. Pero nuestro presidente al referirse a nuestra juventud, al darle como objetivo el aprendizaje de una sola lengua se estaba poniendo muy por debajo de los objetivos educacionales que debe tener un líder nacional. Hasta el perito “efemeista” ofrecía más.

Pero en ambas actitudes se ve la pobreza de imaginación, no es con esas pretensiones que se construye un país, no es con esos raquíticos planes que se forja el futuro de una nación. En lo que respecta las lenguas, ¿por qué reducir el mundo a un solo país? No existe el Japón, no existen Italia, Francia, Alemania, Rusia, China. Es cierto que económicamente el inglés se ha impuesto casi como una lengua franca, no obstante para el enriquecimiento de nuestro país, me estoy refiriendo al enriquecimiento cultural, es mezquino reducir el universo a un solo país. Pues en la mente de nuestro presidente estaba presente un solo país. Y según su parecer el destino de nuestra juventud depende de si sabe o no la lengua del país de destinación.

Al perito no le reprocho nada. No creo además que me lea, tampoco Elías Saca me va a leer, pero a este último si le reprocho el tamaño de su esperanza. Aunque nunca concebí ilusiones de ninguna suerte en lo que atañe a los planes que pudiera tener el presidente de la republica. Nada puede realmente ofrecernos alguien que pasa su tiempo buscando como agradar al amo del norte y el resto lo dedica a promover su imagen.

Pero nuestro país urge de reales planes educacionales que le permitan a nuestra juventud desarrollar libremente sus potencialidades. Mejores escuelas, en las que se imparta una educación y una enseñanza que la integren a nuestra sociedad y que nuestra juventud pueda con su trabajo vivir dignamente. Pero esta esperanza es incompatible con un gobierno de ARENA.

14 septiembre 2006

De hijos suyos...

15 de Septiembre de 1821

Hay quienes sostienen que lo que ahora celebramos no es la independencia. Unos dicen que realmente nuestra independencia no fue en 1821, sino que después... Creo que confunden la desaparición de la unión centroamericana con la independencia, pero eso se puede discutir, aunque francamente no vale la pena. Otros simplemente dicen que no somos independientes, porque aún seguimos dependiendo del extranjero, sobretodo de los Estados Unidos. Y diciendo esto se creen muy radicales. Tal vez lo sean, no obstante es un radicalismo de pólvora mojada.
Desde aquel 15 de septiembre Centroamérica dejó de depender de España, el proceso fue muy particular, la correlación de fuerzas tanto a nivel continental, como regional le permitió al movimiento independista centroamericano salir victorioso sin necesidad de una guerra. Nuestros historiadores tal vez podrían darnos justamente algunas explicaciones. Aunque, como siempre nos ocurre, tal vez no tengamos los suficientes materiales para tener bases sólidas que nos conduzcan a conclusiones tajantes.
Los símbolos nacionales —los que estructuran la identidad— son siempre lugares de batallas entre las clases que pugnan por la hegemonía ideológica. La independencia es uno de ellos. Es por esta razón que algunos prefieren ignorarla y le buscan otras fechas, otros le restan importancia, aduciendo que no se trata de una verdadera independencia. Incluso algunos quieren ver en la ausencia de una guerra de independencia una muestra de su carácter clasista. Como si la independencia la hubieran obtenido apenas unos cientos de criollos bien organizados y sobre todo oportunistas. Le quitan a la historia su carácter de proceso. El pueblo, las clases bajas de la Colonia estuvieron presentes en cada fecha, en cada ocasión, en cada faena. Fue su participación la que pudo darle arrojo a los líderes. En 1811, después de las grandes jornadas de Noviembre en San Salvador, las cárceles de Guatemala no se llenaron de criollos adinerados, encomenderos y curas. Los que tuvieron que caminar engrillados fueron artesanos, campesinos, "encomendados".... Es cierto que también a algunos criollos y curas los pusieron en bartolinas y otros fueron deportados.
La burguesía ha forjado a lo largo de estos casi dos siglos una versión en la que ha ido despintando las diferentes etapas, haciendo que desaparezca la unidad de todo el proceso, como si el 15 de septiembre hubiera sido una tormenta en un cielo despejado, una suerte de astucia de unos cuantos. De la noche a la mañana algunos iluminados amanecieron con las ganas de separarse de España. Poco se dice de todo lo que entonces estaba en juego. ¿Qué intereses económicos? ¿Qué tipo de gobierno? ¿Qué alianzas pactar, con qué fines? Hay otras preguntas que quedan sin muchas explicaciones en nuestros manuales de historia.
¿Pero nosotros, los de a montón, los que hacemos bulto, nosotros a los que el Diario de Hoy y La Prensa Gráfica nos apodan la chusma, no tenemos nada que contar, ninguna parte que reivindicar en las jornadas de la Independencia? Pero cuando se habla de correlación de fuerzas, los que ponemos la materia prima somos nosotros, los de abajo, los del bulto, los únicos que estamos orgullos de hijos suyos podernos llamar... ¡Pero que no nos puteen!
Los que venden la patria al peor postor... Ya sé que no es así como se dice, pero es que en nuestro caso, no se trata de vender el país al que paga más, sino al que soborna mejor. Decía los que venden la patria al peor postor, le alienan a la nación su soberanía. ¿Qué defienden nuestros soldados en Irak? Por un puñado de dolares venderán el oro del país, para que las compañías mineras contaminen con cianuro los ríos y los mantos de agua. ¡Que ganga! El oro se irá para afuera y nos quedaremos sin agua para uso nuestro.
Pero si todos nos ponemos a hacer bulto, si nos ponemos todos a desfilar, a exigir que nos dejen pura nuestra agua y que no pisoteen nuestra soberanía, veremos de que si podemos gozar de nuestra independencia.

05 septiembre 2006

Monsiváis: premio Juan Rulfo 2006

La unanimidad y la polémica

El premio Juan Rulfo le fue atribuido al escritor mexicano Carlos Monsiváis por toda su obra. No creo que haya muchos que juzguen injustificada esta decisión unánime del jurado compuesto por por los mexicanos Sergio Pitol, José Luis Martínez, Gonzalo Celorio, la chilena Cecilia García Huidobro, el estadunidense Seymour Menton, el peruano Julio Ortega y los españoles Beatriz Pastor y Jorge Urrutia.
No obstante esta decisión se acompaña este año de una polémica sobre el nombre que lleva el premio. La familia desde el año pasado le retiró el derecho a la asociación jalisciense organizadora del premio el uso del nombre del renombrado escritor Juan Rulfo. Y exige que el ganador debe rechazarlo o atenerse a las consecuencias legales.
Personalmente me parece necia la actitud de los familiares. No veo justificados los motivos que expusieron. El ganador del año pasado no insultó a Rulfo y ante la terquedad de los familiares, se disculpó. Los familiares, claro, son los propietarios del apellido y herederos del escritor. Pero creo que abusan de su poder y se apoderan de algo que francamente le pertenece a todos los mexicanos.
En todo caso, Carlos Monsiváis ha aceptado el premio y irá a recibirlo a la Feria del Libro.

01 septiembre 2006

Primer aniversario

Un año

Hace ya un año que abrí este espacio de comunicación personal. He tenido poco eco de mis lectores, poquísimos comentarios a mis entregas. Recibí algunas cartas electrónicas que me felicitaban, eran cartas de amigos. Algunas personas tomaron materiales de este carnet para publicarlos en otra parte, casi todas las veces sin citar la procedencia.
Pensé que no me iban a durar las ganas de estar presente en este espacio de comunicación. Aquí estoy cumpliendo ya el primer aniversario y dispuesto a seguir divirtiéndome, mostrando mi indignación y trayendo algunos materiales personales y también ajenos para ver si podemos pensar juntos, sentir juntos, pasarla bien juntos.
No es mucho el tiempo que esta actividad me toma y lo que me aporta es bastante. Me explico. Felizmente el único censor que tengo es mi mal gusto, mi propia persona. Así que gozo en este espacio de plena libertad de expresión, en el que no me veo ligado a ningún prejuicio, ni tampoco a ningún bando. Esto último no significa que no lo tenga, que no me sienta siempre ligado a todos los que de una u otra manera queremos que desaparezca de la faz de la tierra todos los lastres de la sociedad mercantil. Digo mercantil, pues ahora y aquí, en esta sociedad, todo tiene que supeditarse al sacrosanto mercado, todo acto por más íntimo que sea, los detentores del poder económico aspiran a convertirlo en mera mercancía. Todo se vende, todo tiene un precio y lo que no lo tenga no existe para el mercado. El supremo valor de esta sociedad es el valor de cambio.
Otra cosa que me ha gustado en este espacio es la total falta de obligación en mis entregas, la ausencia de plazos fijos, puedo venir en cualquier momento o simplemente no venir. Es por eso que me he sorprendido a mí mismo, pues me he mantenido y he logrado cierto ritmo.
Permítanme agradecerles a todos ustedes que se han tomado algunos minutos para leer mi carnet y espero que vuelvan, aunque no les prometa gran cosa en esta serie de cosas tan pasajeras.


30 agosto 2006

"Polen Witze" xenofobos

Chistes millonarios

El diario francés l’Humanité nos informa en su edición del 30 de agosto, que un ciudadano alemán se ha dirigido a la justicia alemana para emprender un juicio contra el diario Bildzeitung por incitación al odio racial. Los tribunales alemanes han guardado silencio y no han emprendido ninguna acción. El diario francés agrega que este ciudadano se ha dirigido a ellos para denunciar el mutismo de la justicia alemana y la xenofobia del Bild.

Actualmente en Alemania reina un clima nada favorable para los inmigrantes provenientes de los países del Este europeo, países ahora miembros de la Comunidad Europea. El desempleo masivo y el intensivo recurso al dumping social (explotación a bajos salarios y pocas garantías sociales) por las empresas alemanas son las causas de una creciente actitud anti-polaca. El diario del famoso y poderoso grupo Axel Springer se propone atizar este odio publicando sus “Polen Witze” (chistes polacos). El dieciséis de junio de este año Bild publicó trece chistes polacos.

Uno de ellos es el siguiente: “¿Por qué a los recién nacidos polacos hay que darles dos nalgadas? Bueno, la primera es para que respiren bien y la segunda para que suelten la pulsera de la partera”. Pero los acusados de ser “genéticamente” ladrones son también otros extranjeros: “¿Por qué los rusos se roban siempre dos coches? Bueno, porque están obligados a pasar por Polonia”. Juzguen ustedes mismos la fineza del popular Bild (cuatro y medio millones de ejemplares vendidos diariamente), se trata del diario más vendido de Europa.

28 agosto 2006

Ken Loach no irá a Haifa

Ken Loach, el célebre director británico, ganador de la Palma de Oro, este año, en el Festival de Cannes, artista conocido por sus películas políticas y socialmente comprometidas, ha declarado su apoyo personal "al llamado de cineastas palestinos, artistas y otros para boicotear al estado, instituciones culturales israelíes e exhortó a otros para unirse a la campaña". Anunció que él no participará en el "Festival de Cine de Haifa" o en ningún evento similar, es una determinación clara de su intención de boicotear festivales de cine israelíes, y un reconocimiento del hecho que "los palestinos son llevados a pedir este boicot después de cuarenta años de ocupación militar de sus tierras, destrucción de sus casas y secuestro y asesinato de sus civiles".

Declaración de Ken Loach

Sostengo el llamado de cineastas palestinos, artistas y otros para boicotear el estado, instituciones culturales y entidades israelíes e insto a otros a unirse a esta campaña.

Los palestinos están obligados a pedir este boicot después de cuarenta años de ocupación militar de sus tierras, destrucción de sus casas y secuestro y asesinato de sus civiles.

Ellos no tienen esperanza inmediata que esta opresión termine.

Como ciudadanos ingleses tenemos que reconocer nuestra propia responsabilidad. Debemos condenar al gobierno Británico y al gobierno estadounidense por apoyar y armar a Israel. También debemos oponernos a las actividades terroristas de los ingleses y del gobierno estadounidense en seguir sus guerras y ocupaciones ilegales.

Sin embargo, es imposible no hacer caso de las peticiones de compañeros palestinos. Por consiguiente, yo rehuso cualquier invitación al Festival de Cine de Haifa o a otros eventos similares.

Les saluda

Ken Loach

26 agosto 2006

El nefasto efecto de los pedos
















Efecto millonario


No vayan a ponerlo en duda. Es una noticia muy seria, científica. Estudiosos australianos y neo-zelandeses han anunciado el lanzamiento de un programa de estudios, de varios millones de dólares, para reducir las flatulencias vacunas, consideradas como culpables del calentamiento climático. Efectivamente los intestinos del ganado producen abundantes cantidades de metano, como se sabe este gas es responsable del efecto de invernadero. La investigación que van a llevar a cabo los científicos australianos y neo-zelandeses, busca crear una nueva raza vacuna que tenga “mejores rendimientos”, pues ciertos estudios han demostrado que las vacas que producen más leche son asimismo menos pedorras.

18 agosto 2006

HOMENAJE

Federico García Lorca en Radio Tropical

Por Carlos Abrego

Fue a mediados de los años cincuenta. No recuerdo si ya eran tiempos de Lemus o todavía los de Osorio. Probablemente ya eran los de Chema Lemus, por la nitidez de mi recuerdo. Por las noches a eso de las diez, en la YSDR, “Radio Tropical” —en la que un bayunco comenzó a decir que transmitían desde la capital del mundo y la sucursal del cielo— obedeciendo la iniciativa de uno de los empleados nocturnos, le dedicaban media hora a la poesía. Un locutor recitaba poemas según una selección elaborada muy improvisadamente y era amenizada con la música que se le antojaba al técnico. Una vez, no recuerdo muy bien si fue mi hermano Jorgi u otro del grupo de cipotes del INSA, le pidió a Fito Magaña (el locutor) que se leyera poemas de Federico García Lorca. Todos lo conocíamos, de nombre, al poeta andaluz, era inmensa la fama que tenía. No creo que supiéramos de su trágico fin.

No sé como fue, tal vez por lo insólito del pedido, quién sabe por qué descuido Omar González (gerente de la radio) le prestó un ejemplar del Romancero Gitano a Fito. Digo que quizá fuera por descuido, pues Omar González nunca prestaba libros. En un estante de su biblioteca un letrero rezaba: “Al que presta un libro hay que cortale la mano derecha. Y al que lo devuelve, las dos”. Con esta lúgubre sentencia volvía añicos la jurada promesa de “te lo devuelvo mañana, por mi madre”. En todo caso, el libro llegó al estudio de la radio Tropical, escoltado por la cipotada.

En mi manual de Gramática

Ignoro quién fue el que hizo la selección, Fito leyó tres poemas. Es aquí cuando mi recuerdo se vuelve nítido. Algunos de los cipotes tal vez sospechaban el sesgo subversivo que iba a tomar el asunto. La emoción se expresaba gravemente en sus caras. Me contagiaron y me puse a esperar ansiosamente el momento en que Lito anunciara los poemas que iba a leer. Como siempre temí que en el último instante el gerente iba a llegar a tiempo e impediría la lectura de los poemas de García Lorca. La radio ya había sido amenazada de cierre por los comentarios políticos que leía Omar González después del noticiero del mediodía. Mi padre sospechaba que quien los redactaba era nuestro poeta santaneco Pedro Geoffroy Rivas, recién vuelto de su exilio mexicano. Ya no queda nadie que pueda ahora sacarme de esa duda. Entonces me parecía demencia que alguien pudiera leer con tanta convicción lo escrito por otra persona.

Llegó la hora. El piano suave llenó la noche de cándidas notas. Nuestra expectativa estaba en su cima. Mi corazón dio un vueltegato cuando Fito pronunció versos tan conocidos por mí, pues venían estampados en mi manual de Lengua Española como ejemplos de una figura del lenguaje:

“Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.”

Pero esos eran los únicos versos que conocía, el resto del poema lo fui descubriendo con sorpresa y un regocijo intenso. Por supuesto que mi regocijo no cuajaba con la triste leyenda de los jitanos de Jerez de la Frontera. La melodía del poema me embrujaba, las imágenes muy vagamente tocaban mi “joven y desnuda imaginación...”. Una imagen, no obstante, como hierro a rojo vivo vino a clavarse en mi memoria:

“Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.”

La guitarra le abrió profundas heridas a la noche. Le aplaudimos a Fito, que satisfecho estiró largos sus ralos bigotes, mostrando su maciza dentadura en agradecida sonrisa. Aclaró su voz y bebió un sorbo de agua fría. Nosotros empezamos a admirar a Fito, la guardia civil quedaba muy mal parada en el poema y aunque fuera española, sabíamos instintivamente que nuestros guardias apreciarían mal, como una ofensa, el poema lorquiano. Esperábamos que estuvieran todos bebiendo limonada... en vez de escuchar los poemas leídos por Fito Magaña.

Silencio inquieto y juvenil

Luego vino el turno de Preciosa que la vi huir del viento y quedé enamorado para siempre de la gitana que no se bebió la ginebra de los ingleses. El sonsonete de su “luna de pergamino” me resuena grácil en mis oídos. Mil veces he leído y releído ese romance que me suena a salmo.

Volvió la música y la alegre sonrisa de Fito y nuestros aplausos fueron nutridos. El “Gordo” (que me perdone, pero ahora se me escapa su nombre) puso un paso doble que juzgó acorde con el poema.

Sentí que el próximo poema era el más esperado, el silencio de los muchachos de la nocturna del INSA era inquieto, tembloroso, juvenil. La voz de Fito se hizo ronca cuando pronunció el título: “La casada infiel”. Mi hermano Jorgi echó una mirada arrepentida en mi dirección, tal vez quería taparme los oídos, yo era el menor de todos. Mis oídos eran castos y supe entender apenas lo estricto necesario para que los amigos de mi hermano no se rieran de mí cuando saliéramos del estudio de la radio. Pero nadie me hizo caso, ni me interrogaron. A mi entender de hoy y quién sabe, también del de entonces, la lectura de Fito no fue muy acertada, lo declamó ampulosamente, poniendo más empeño en seguir el ritmo musical y no se acopló a la sensualidad del poema. Es un poema muy difícil de declamar, desde el principio, ¿cómo entonar ese “y casi por compromiso”? Pero esto es ya de otro costal. Lo que pasó luego, al día siguiente es lo que quería contar, es lo que me ha perseguido como un estigma de nuestro triste sino, como una lacra.

El crimen fue de madrugada

Lo supimos de manera diferida. La Guardia Nacional no reaccionó, tal vez la limonada estaba sabrosa. Fueron las beatas las que alertaron al obispo y este al jefe de la policía. El adulterio es un pecado mortal y era inadmisible que se leyeran poemas tan depravados, tan contrarios a nuestra fe cristiana. Además se sabía que el poeta era un “rojo”, enemigo de la democracia occidental y de todos nuestros valores. No sé si ya entonces se hablaba de valores judeo-cristianos, creo que no, la Iglesia todavía acusaba a los judíos de deicidio. En todo caso, durante buen tiempo dos agentes (dos chontes) se venían a parar a la entrada de la radio, tal vez con la instrucción de no dejar entrar “ideas contrarias a la democracia...”.

Fue después que supe que Federico García Lorca fue asesinado en su Granada, una madrugada, por las fuerzas franquistas, que recibieron durante la guerra civil española, la ayuda de la Alemania Nazi y de la Italia fascista.

Según algunos historiadores lorquianos ahora se sabe que fue en la madrugada del 19 de agosto de 1936 que fascistas españoles le dieron muerte al poeta andaluz. Con este recuerdo infantil y personal quiero rendirle homenaje.