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25 junio 2006

¿Hacia donde vamos?

La plaza de la vergüenza

Por Carlos Abrego

Con la inauguración, en Antiguo Cuscatlán, de una plaza con el nombre del jefe de asesinos, del fundador de los Escuadrones de la Muerte, el partido en el poder en El Salvador, asume plenamente su pasado y le envía a la nación un mensaje de graves contenidos. Su negativa de derogar la ley de amnistía alegando que de nada vale mirar hacia el pasado, pues sus ojos los tienen fijos en el futuro, pudo interpretarse que tenían alguna vergüenza de asumir su pasado, que rehusaban ser mezclados con los que cometieron las atrocidades durante la guerra. No es el caso. Ellos asumen pues como suya la historia de asesinatos cometidos durante tantos años en nuestro país, la asumen como herencia, la revindican. No es otro el significado de la presencia del presidente en ese acto.

No obstante es urgente levantar la voz para decirle que él estuvo ahí como jefe de ARENA y no represéntandonos a todos. Estuvo como heredero de los fascistas que ensangrentaron al país. Los gritos que hizo corear el presidente lo ponen al nivel de su estatura.

El ultraje que le han lanzado a todas las víctimas de los Escuadrones de la Muerte es una muestra más de la trágica estupidez de nuestros reaccionarios. ¿De qué libertad habla Saca? La que se arrogan de ser los dueños del país, la de no soportar que se pueda tener otras ideas que las suyas, la de no aceptar que se pueda exigir justicia. ¿Si tan alto creen que es el destino nacional del asesino en jefe, por qué se niegan abrir los tribunales que le den justicia?

El presidente Saca tal vez cree que la historia se escribe con spots publicitarios y que la verdad se oculta con patrañas. La exaltación del crimen no puede conducir a la conciliación, a la armonía que tanto pretenden exigir. Después de insultar a una familia sufrida al no querer pedir perdón públicamente por las hermanas Serrano, el presidente se negó a ir a Chalatenango. Entonces se trataba de pedir perdón en nombre del Estado. La ausencia del presidente en el acto, el incumplimiento de lo que una instancia internacional exigía y las sucesivas tergiversaciones ya habían dejado claro el mensaje que le enviaban al país y al mundo.

No he podido desligar el rechazo de pedir perdón a los familiares de las hermanitas Serrano y este ultraje a la nación. En ambos casos el partido en el poder, con sus ministros y su jefe asumen la historia de los crímenes cometidos y se comportan en consecuencia.

¿Qué argumento van a encontrar para seguir negando abolir la ley de amnistía? Pues con esa plaza de la vergüenza la derecha ha vuelto su mirada hacia el pasado para asumirlo. Que acepten también los tribunales.

Al asumir como herencia los crímenes cometidos durante la guerra, pues con esa plaza no se trata de otra cosa, ¿podemos hacerles confianza para que acaben con la violencia de hoy? La violencia actual les sirve para agravar leyes, para atacar a los jueces, para reactivar escuadrones, para limitar los derechos. No sé si se dan cuenta que es a ese partido, que algunos diputados le entregaron las riendas de la Corte Suprema de Justicia y con ello el control completo del Estado.

Nos estamos encaminando hacia momentos de fuertes confrontaciones, de nuevo la arrogancia de los poderosos se va a manifestar con toda su violencia. Cada vez más van a confundir su codicia con el interés nacional y al que se oponga a esa confusión, al que les niegue el derecho de considerarse los dueños del país, al que no admita que entreguen el cielo, la tierra y el subsuelo a la rapiña extranjera, lo tratarán como a un enemigo. Y dirán que es enemigo de la libertad. El presidente de ARENA acaba de afirmar que el organizador del asesinato de Monseñor Romero “le apostó al país, al progreso y a la libertad”. Es a esa gente que tenemos en frente. No lo olvidemos.

15 junio 2006

¿Movimientismo o mala traducción?

¿Hemos realmente leído a Marx?

Carlos Abrego

No hace mucho, releyendo las acotaciones hechas por Karl Marx al Programa de Gotha, me di cuenta de un error de traducción. Se trata de una traducción literal, torpemente al pie de la letra. Siempre he sospechado que las traducciones de los textos marxianos padecen de deficiencias —he tropezado con pasajes casi incomprensibles en castellano, que me resultan transparentes en su traducción francesa o rusa. He tenido la misma impresión al leer a Jorge Federico Guillermo Hegel. El error del que voy a hablar no tiene mayor importancia para entender el pensamiento marxiano, ni los fundamentos del marxismo, no obstante se trata de un error sintomático y la actitud de los lectores y comentaristas bastante negligente. Me voy a explicar sobre esto.

Se trata de una frase muy comentada y aparece en la carta que Marx le escribe a Wilhem Bracke (1842-1880). En ella le pide que lea sus notas sobre el Programa de Gotha y que las haga circular entre algunos amigos que le indica. Voy ahora al grano. La frase tal cual aparece traducida y citada en muchos lugares es la siguiente: “Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas”. Los únicos textos en los que he encontrado el sintagma “paso de movimiento”, todos tienen relación con la carta de Marx. En ningún texto escrito directamente en castellano, en ningún diccionario es posible encontrar esa combinación. Simplemente no existe, no es castellana, ha entrado por una mala traducción. Evidentemente esto no origina ningún problema pues el contexto ha facilitado entender lo que quiso decir Marx. No obstante esta pésima traducción ha alimentado la existencia de un término que se usa hoy respecto al Foro Social Mundial y a otros organizaciones sociales, me refiero a “movimientismo”.

"Todo paso hacia adelante"

¿Cómo ha sido posible que gente que ha leído atentamente a Marx, que ha estudiado esta frase, no se haya detenido un instante en ese giro tan extraño? ¿No les llamó nunca la atención? Debo confesar que yo mismo he tenido esa misma actitud, pero recientemente leí el mismo texto en francés y esa frase tan garrafalmente errada, apareció ante mí diáfana y trasparente. Tomé de nuevo el texto en castellano y la sintaxis de toda la carta de Marx es pesada, muy arrevesada. ¿Marx era tan confuso? Visiblemente la estructura sintáctica alemana de las oraciones originales se conserva es su versión castellana.

Pero quise luego saber si en otras lenguas ocurría lo mismo que en castellano. Busqué la frase en inglés, italiano, ruso y portugués. El giro aparece más o menos igual en inglés, en italiano y en ruso (comentado así por V. I. Lenin, aunque el líder ruso tal vez tenía en mente el texto en alemán). En portugués la frase está traducida casi de manera idéntica a la versión francesa.

En realidad ¿cómo debería de sonar en castellano la frase alemana? Simplemente: “todo paso hacia adelante vale más que una docena de programas”. Los traductores francés y portugués para conservar el adjetivo “real” que aparece en el texto original vierten la frase así: “todo paso hacia adelante, toda progresión real importa (vale) más que una docena de programas”.

Si ahora vuelven a leer la mala versión inicial se darán cuenta que la traducción es pésima. Esto implica muchas cosas. ¿Los pasajes oscuros de muchos textos marxianos proceden del texto mismo o de la traducción? Un giro tan sencillo como “paso hacia adelante” nuestro traductor fue incapaz de encontrarlo. ¿En qué otros momentos se equivocó? ¿Hemos leído siempre a Marx?

Sabemos de los enconados esfuerzos de Marx por ser exacto en su terminología, de encontrar la palabra que expresara su pensamiento real. Todos sabemos de lo inconforme que quedó al leer la mala traducción al francés de Joseph Roy del primer libro de El Capital, hasta tal punto que se tomó el trabajo de reescribirlo en su totalidad. De cierta manera la versión francesa se puede considerar como otro original, además sabemos que añadió materiales y explicaciones.

Creo que el problema de la traducción no es un problema subalterno, los malos entendidos del traductor pueden simplemente volverse contrasentidos.

Una interpretación textual consecuente

Este pequeño error —pero tal vez igualmente otros de mayor importancia— procede de una actitud sacralizadora del texto original, confiriéndole a la forma mayor importancia que al sentido. Al mismo tiempo debemos concederle al traductor o traductores anónimos de las Ediciones de Moscú que su trabajo era de pioneros, que su actividad abría camino y que no existía tradición de traducciones a partir del alemán. Creo que seguimos sin tenerla. Al mismo tiempo los textos marxianos traducidos al castellano no podían gozar de la experiencia de los traductores de otros filósofos alemanes. También hay que tomar en cuenta que cuando aparecen esas traducciones —por lo menos las que más han circulado en nuestro medio latinoamericano— en los años cincuenta el ambiente ideológico era lo suficientemente hostil y el dogmatismo se refería más a los comentarios e interpretaciones de los manuales que a los propios textos. Estas circunstancias no fueron propicias para que debates marxistas, entre marxistas, pudieran proliferar y producir una interpretación textual consecuente.

Voy a dar un ejemplo cuyo valor y peso queda a la discreción del lector. José Carlos Mariategui es tenido por uno de los más grandes pensadores marxistas de América, esta reputación se forjó durante décadas y se volvió evidencia. Pues en sus “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” se nombra a Marx una sola vez y en la misma página a Engels. Mariategui en esos ensayos acostumbra a dar las referencias exactas de sus citas. Cuando cita a Engels se conforma con darnos el título de la obra en la nota al pie de página y al nombrar a Marx en otra nota al pie de página viene escuetamente el título de El Capital, sin más. ¿En qué lengua lo leyó, en francés, en italiano, en inglés o en castellano? Me parece muy sospechoso que no dé ni siquiera la página del texto que cita. No sospecho de su probidad, no. Sospecho que el texto no haya sido castellano, que es él quien traduce, no obstante no podemos saber a partir de qué lengua lo hace. Sobre el carácter marxista de los “7 ensayos” tengo por mi parte muchas reservas. No niego su interés y ni su importancia.

Para que se hagan un juicio propio les doy aquí el texto en alemán de la frase que he comentado arriba y las versiones que he encontrado. No puedo determinarme cabalmente si la versión inglesa es correcta o no. La italiana adolece del mismo defecto que la castellana, lo he consultado con un traductor del alemán hacia el italiano. No les doy la traducción al ruso pues no poseo caracteres cirílicos.

“Jeder Schritt wirklicher Bewegung ist wichtiger als ein Dutsend Programme”.

“Every step of real movement is more important than a dozen programmes”.

“Ogni passo di movimento reale è più importante di una dozzina di programmi”.

“Tout pas fait en avant, toute progression réelle importe plus qu’une douzaine de programmes”.

“Vale mais cada passo em frente, cada progressão real, do que meia dúzia de programas”.

04 junio 2006

Cuestiones de destino

Un conocido poeta sufre

Carlos Abrego

Estar afuera, tratando de seguir de cerca el diario acontecer nacional, inexorablemente me obliga a reaccionar más ante el discurso que ante la realidad misma. La situación real para muchas familias ha de ser aún más trágica de lo que fríamente pintan las pocas cifras que aparecen en los diarios. Claro, están mis recientes viajes al país y mi antigua experiencia, lo que vi y viví.

Permítanme hoy intervenir más sobre el discurso que sobre la realidad. Desde hace algún tiempo leo en diferentes medios, de manera recurrente, que los salvadoreños carecemos de una cultura de la discusión, del intercambio sereno de opiniones y que trasladamos también a este ámbito la polarización que sufre el país. Un conocido poeta sufre, en un editorial, la ausencia de armonía que arrasa al país, otros quieren inculcarnos la moderación, nos sugieren que mejoremos nuestra retórica y que nos inspiremos de los debates que tienen lugar en otros países. Nos acusan de trasladar al discurso la violencia que imperó durante el conflicto armado.

Convengamos que los diez muertos diarios son muchísimos más violentos que cualquier discurso por muy acalorado que sea. Estas muertes son irreparables y más numerosas que durante la guerra. ¿Cómo hablar de estas muertes? ¿Quién pone en las manos de los asesinos las armas? ¿Quién importa y vende armas de fuego en el país? ¿Son cientos o miles los muchachos que se han puesto fuera de la sociedad entrando al mundo del crimen? He dicho “se han puesto fuera de la sociedad” y de inmediato me he dado cuenta lo falso de esta formulación. ¿Están realmente fuera de nuestra sociedad? ¿Acaso no son su producto? Porque la miseria material produce —aunque esto no sea obligatorio— su propia miseria moral. Lo digo así, pues no todos los miserables se vuelven ladrones y criminales.


Miles son los que empaquetan su miseria y se van


La miseria material en la que sobreviven o tratan de sobrevivir miles de familias salvadoreñas carece también de armonía. Este debería de ser el primer tema de las almas sensibles y refinadas. Y si le buscamos a este irrecusable hecho su origen, nos daremos cuenta que no es el fruto de alguna maldición. Se trata del resultado de una política, de decisiones tomadas por personas concretas, de personas que actúan guiados por sus intereses, por el afán de acaudalar mayor riqueza. El gobierno y las clases dominantes son responsables de este estado de cosas. La miseria mata niños, mujeres, hombres, ancianos. La miseria es la causa principal del éxodo masivo de salvadoreños. Miles de salvadoreños frente a esta realidad, en la que saben que no obtendrán la más mínima esperanza de engendrar un sueño, empaquetan su miseria y se van a rodar mundo y a jugarse la vida. Esto merece mayor reflexión y no bromitas como la que mi hizo el refinado poeta al responderme aquí en París, de que antes los salvadoreños se iban a Honduras y que ahora han mejorado su destino.

¿Cuántas niñas nuestras son ultrajadas, humilladas, prostituidas en los prostíbulos de Comalapa? ¿Los responsables de esto quiénes son? ¿Quién en el país toma las decisiones para causar la desesperanza en que vive un pueblo, para que a sabiendas de todos los riesgos salga huyendo hacia el Norte? Salen nos dicen con chocarrera insistencia en busca del sueño americano. Se trata de un eufemismo para no decir que se escapan de una pesadilla.

Hay gente que produce noticias, que hace comentarios, que escribe editoriales para justificar este estado de cosas. Hay gente en el país que quiere convencernos de que el partido oficialista y los partidos de oposición tienen igual responsabilidad en lo que pasa en el país. Es por eso que han impuesto términos periodísticos como “polarización”, “empantanamiento del presupuesto”, “extremismo”, “irrealismo”, etc. Pero esos términos están ahí para ocultar responsabilidades y complicidades. Y no hay que poner el grito en el cielo si viene alguien y exige un mínimo de seriedad en los comentarios de los peritos.


Nos piden que nos pongamos guantes


Las cosas se agravan en el país, la violencia crece, no hay trabajo para todos, los salarios son bajos, los precios aumentan, los servicios insuficientes y a veces como el agua o la salud inexistentes en amplias zonas de nuestro pequeño país. La deuda pública es el único recurso que tiene el gobierno para hacer frente con los gastos corrientes.

Detrás de todas estas palabras que he ido alineando está la realidad de las mujeres que tienen que ingeniárselas para servir la cena y engañar al hambre. Hay que comprar ropa, zapatos, pagar el alquiler, la luz, el gas o la leña, el agua. Hay que hacerle frente a la vida. Y nos piden que enguantemos nuestras palabras cuando hablamos de esto.

Entonces permítanme que vuelva a la carga. ¿Se puede andar con componendas en la asamblea? ¿Debemos conformarnos con una política que agrava la realidad? Para poder devolverle a la gente la esperanza es necesario romper con el sistema que nos ha hundido en este pozo sin estrellas. Hay que devolverle a la nación lo que le han robado.

02 junio 2006