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25 septiembre 2006

El presidente, el perito y la esperanza

Ya hace algún tiempo el presidente Saca anunció con fanfarria, como acostumbra, un plan de enseñanza del inglés para que todos los jóvenes salvadoreños terminaran sus estudios conociendo la lengua de Walt Whitman. Con el fin declarado de que estuvieran mejor preparados el día en que les tocara emigrar... Pues como se sabe es inútil acariciar la lujosa ilusión de poder vivir y trabajar en el país. No sé en dónde se encuentra la realización de esa ambiciosa promesa. Tal vez como de costumbre siga siendo eso, pura promesa.

Días antes, quién sabe si no fuera días después, tuve la ocasión de leer a un perito del FMI o de la Banca Mundial, tal vez fuera otro organismo internacional, pero lo cierto es que en su frío lenguaje tecnócrata, no le dejaba otro futuro a nuestros jóvenes que ser vendidos como mano de obra barata. El hablaba de exportación de una materia prima mejor preparada, con la posibilidad de pretender a mejores salarios en los países desarrollados. El técnico no hablaba exclusivamente de nuestros muchachos salvadoreños, sino que de los de nuestra zona mesoamericana. Tampoco hablaba de exportarlos exclusivamente hacia los Estados Unidos. El proponía un plan de enseñanza de tecnologías de punta y no sé que otras cosas de computación. El hablaba de mejorar nuestro producto de exportación, con mejores probabilidades de ser aceptado y evidentemente con mayores posibilidades de aumentar las remesas. Según este perito era este nuestro mejor futuro, volvernos competitivos en ese ramo y ser receptores de remesas.

Este pobre hombre ha sido educado para eso, para servir al capital, fue amaestrado para morder la ética por ese lado, hablar de los hombres como si fueran mercancías. Esa es su profesión. Pero nuestro presidente al referirse a nuestra juventud, al darle como objetivo el aprendizaje de una sola lengua se estaba poniendo muy por debajo de los objetivos educacionales que debe tener un líder nacional. Hasta el perito “efemeista” ofrecía más.

Pero en ambas actitudes se ve la pobreza de imaginación, no es con esas pretensiones que se construye un país, no es con esos raquíticos planes que se forja el futuro de una nación. En lo que respecta las lenguas, ¿por qué reducir el mundo a un solo país? No existe el Japón, no existen Italia, Francia, Alemania, Rusia, China. Es cierto que económicamente el inglés se ha impuesto casi como una lengua franca, no obstante para el enriquecimiento de nuestro país, me estoy refiriendo al enriquecimiento cultural, es mezquino reducir el universo a un solo país. Pues en la mente de nuestro presidente estaba presente un solo país. Y según su parecer el destino de nuestra juventud depende de si sabe o no la lengua del país de destinación.

Al perito no le reprocho nada. No creo además que me lea, tampoco Elías Saca me va a leer, pero a este último si le reprocho el tamaño de su esperanza. Aunque nunca concebí ilusiones de ninguna suerte en lo que atañe a los planes que pudiera tener el presidente de la republica. Nada puede realmente ofrecernos alguien que pasa su tiempo buscando como agradar al amo del norte y el resto lo dedica a promover su imagen.

Pero nuestro país urge de reales planes educacionales que le permitan a nuestra juventud desarrollar libremente sus potencialidades. Mejores escuelas, en las que se imparta una educación y una enseñanza que la integren a nuestra sociedad y que nuestra juventud pueda con su trabajo vivir dignamente. Pero esta esperanza es incompatible con un gobierno de ARENA.

14 septiembre 2006

De hijos suyos...

15 de Septiembre de 1821

Hay quienes sostienen que lo que ahora celebramos no es la independencia. Unos dicen que realmente nuestra independencia no fue en 1821, sino que después... Creo que confunden la desaparición de la unión centroamericana con la independencia, pero eso se puede discutir, aunque francamente no vale la pena. Otros simplemente dicen que no somos independientes, porque aún seguimos dependiendo del extranjero, sobretodo de los Estados Unidos. Y diciendo esto se creen muy radicales. Tal vez lo sean, no obstante es un radicalismo de pólvora mojada.
Desde aquel 15 de septiembre Centroamérica dejó de depender de España, el proceso fue muy particular, la correlación de fuerzas tanto a nivel continental, como regional le permitió al movimiento independista centroamericano salir victorioso sin necesidad de una guerra. Nuestros historiadores tal vez podrían darnos justamente algunas explicaciones. Aunque, como siempre nos ocurre, tal vez no tengamos los suficientes materiales para tener bases sólidas que nos conduzcan a conclusiones tajantes.
Los símbolos nacionales —los que estructuran la identidad— son siempre lugares de batallas entre las clases que pugnan por la hegemonía ideológica. La independencia es uno de ellos. Es por esta razón que algunos prefieren ignorarla y le buscan otras fechas, otros le restan importancia, aduciendo que no se trata de una verdadera independencia. Incluso algunos quieren ver en la ausencia de una guerra de independencia una muestra de su carácter clasista. Como si la independencia la hubieran obtenido apenas unos cientos de criollos bien organizados y sobre todo oportunistas. Le quitan a la historia su carácter de proceso. El pueblo, las clases bajas de la Colonia estuvieron presentes en cada fecha, en cada ocasión, en cada faena. Fue su participación la que pudo darle arrojo a los líderes. En 1811, después de las grandes jornadas de Noviembre en San Salvador, las cárceles de Guatemala no se llenaron de criollos adinerados, encomenderos y curas. Los que tuvieron que caminar engrillados fueron artesanos, campesinos, "encomendados".... Es cierto que también a algunos criollos y curas los pusieron en bartolinas y otros fueron deportados.
La burguesía ha forjado a lo largo de estos casi dos siglos una versión en la que ha ido despintando las diferentes etapas, haciendo que desaparezca la unidad de todo el proceso, como si el 15 de septiembre hubiera sido una tormenta en un cielo despejado, una suerte de astucia de unos cuantos. De la noche a la mañana algunos iluminados amanecieron con las ganas de separarse de España. Poco se dice de todo lo que entonces estaba en juego. ¿Qué intereses económicos? ¿Qué tipo de gobierno? ¿Qué alianzas pactar, con qué fines? Hay otras preguntas que quedan sin muchas explicaciones en nuestros manuales de historia.
¿Pero nosotros, los de a montón, los que hacemos bulto, nosotros a los que el Diario de Hoy y La Prensa Gráfica nos apodan la chusma, no tenemos nada que contar, ninguna parte que reivindicar en las jornadas de la Independencia? Pero cuando se habla de correlación de fuerzas, los que ponemos la materia prima somos nosotros, los de abajo, los del bulto, los únicos que estamos orgullos de hijos suyos podernos llamar... ¡Pero que no nos puteen!
Los que venden la patria al peor postor... Ya sé que no es así como se dice, pero es que en nuestro caso, no se trata de vender el país al que paga más, sino al que soborna mejor. Decía los que venden la patria al peor postor, le alienan a la nación su soberanía. ¿Qué defienden nuestros soldados en Irak? Por un puñado de dolares venderán el oro del país, para que las compañías mineras contaminen con cianuro los ríos y los mantos de agua. ¡Que ganga! El oro se irá para afuera y nos quedaremos sin agua para uso nuestro.
Pero si todos nos ponemos a hacer bulto, si nos ponemos todos a desfilar, a exigir que nos dejen pura nuestra agua y que no pisoteen nuestra soberanía, veremos de que si podemos gozar de nuestra independencia.

05 septiembre 2006

Monsiváis: premio Juan Rulfo 2006

La unanimidad y la polémica

El premio Juan Rulfo le fue atribuido al escritor mexicano Carlos Monsiváis por toda su obra. No creo que haya muchos que juzguen injustificada esta decisión unánime del jurado compuesto por por los mexicanos Sergio Pitol, José Luis Martínez, Gonzalo Celorio, la chilena Cecilia García Huidobro, el estadunidense Seymour Menton, el peruano Julio Ortega y los españoles Beatriz Pastor y Jorge Urrutia.
No obstante esta decisión se acompaña este año de una polémica sobre el nombre que lleva el premio. La familia desde el año pasado le retiró el derecho a la asociación jalisciense organizadora del premio el uso del nombre del renombrado escritor Juan Rulfo. Y exige que el ganador debe rechazarlo o atenerse a las consecuencias legales.
Personalmente me parece necia la actitud de los familiares. No veo justificados los motivos que expusieron. El ganador del año pasado no insultó a Rulfo y ante la terquedad de los familiares, se disculpó. Los familiares, claro, son los propietarios del apellido y herederos del escritor. Pero creo que abusan de su poder y se apoderan de algo que francamente le pertenece a todos los mexicanos.
En todo caso, Carlos Monsiváis ha aceptado el premio y irá a recibirlo a la Feria del Libro.

01 septiembre 2006

Primer aniversario

Un año

Hace ya un año que abrí este espacio de comunicación personal. He tenido poco eco de mis lectores, poquísimos comentarios a mis entregas. Recibí algunas cartas electrónicas que me felicitaban, eran cartas de amigos. Algunas personas tomaron materiales de este carnet para publicarlos en otra parte, casi todas las veces sin citar la procedencia.
Pensé que no me iban a durar las ganas de estar presente en este espacio de comunicación. Aquí estoy cumpliendo ya el primer aniversario y dispuesto a seguir divirtiéndome, mostrando mi indignación y trayendo algunos materiales personales y también ajenos para ver si podemos pensar juntos, sentir juntos, pasarla bien juntos.
No es mucho el tiempo que esta actividad me toma y lo que me aporta es bastante. Me explico. Felizmente el único censor que tengo es mi mal gusto, mi propia persona. Así que gozo en este espacio de plena libertad de expresión, en el que no me veo ligado a ningún prejuicio, ni tampoco a ningún bando. Esto último no significa que no lo tenga, que no me sienta siempre ligado a todos los que de una u otra manera queremos que desaparezca de la faz de la tierra todos los lastres de la sociedad mercantil. Digo mercantil, pues ahora y aquí, en esta sociedad, todo tiene que supeditarse al sacrosanto mercado, todo acto por más íntimo que sea, los detentores del poder económico aspiran a convertirlo en mera mercancía. Todo se vende, todo tiene un precio y lo que no lo tenga no existe para el mercado. El supremo valor de esta sociedad es el valor de cambio.
Otra cosa que me ha gustado en este espacio es la total falta de obligación en mis entregas, la ausencia de plazos fijos, puedo venir en cualquier momento o simplemente no venir. Es por eso que me he sorprendido a mí mismo, pues me he mantenido y he logrado cierto ritmo.
Permítanme agradecerles a todos ustedes que se han tomado algunos minutos para leer mi carnet y espero que vuelvan, aunque no les prometa gran cosa en esta serie de cosas tan pasajeras.