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22 febrero 2007

Por un marxismo salvadoreño

Cuando mezclamos los recuerdos a la reflexión, cuando nos atrevemos a opinar sobre un asunto cualquiera, debemos tener en cuenta siempre lo que Mateo Alemán expresa así en su Guzmán de Alfarache: “Común y general costumbre ha sido y es de los hombres, cuando les pedís reciten y refieran lo que oyeron o vieron, o que os digan la verdad y sustancia de una cosa, enmascaralla y afeitalla, que se desconoce como el rostro de la fea. Cada uno le da sus matices y sentidos, ya para exagerar, incitar, aniquilar o divertir, según su pasión le dita”. Se trata siempre de un parecer, aunque lo creamos asentado en el objeto mismo del que tratamos. Y es lo que ocurre en la mayor de las veces. Pero si hay multiplicidad de enfoques, existe también el debate para establecer realidades y puntualizar verdades.

Uno de los temas que en los años sesenta del siglo XX se discutieron y que condujeron al gran cisma del movimiento comunista internacional, es el modo de la toma del poder por las fuerzas populares para el paso hacia el socialismo. Hubo enfrentamiento entre los que sostenían que el único modo era la vía armada y los que sostenían que existía además una vía pacífica o electoral. Esta discrepancia subsistió más allá del cisma y se prolongó al interior de partidos y organizaciones sobre todo de los países sub-desarrollados, en los que al mismo tiempo predominaban regímenes dictatoriales y autoritarios. El tiempo y las circunstancias han venido a poner sordina a estos debates.

No obstante dichos debates movilizaron muchas energías y abarcaron un número crecido de conceptos que se manipularon a veces sin mayor reflexión, ni cuidado teórico. La oposición se volvió tajante, brutal y los argumentos iniciales se fueron trocando en improperios y desleales acusaciones. Hubo anatemas, expulsiones, condenas y algunas veces hasta cárceles y fusilamientos.

Ver este pasado con los ojos abiertos nos permite relativizar las divergencias actuales y tal vez ayudar a despojarnos de ciertos dogmatismos. Hasta no hace mucho, la cuestión de la “dictadura del proletariado” servía de demarcación entre los que se declaraban guardianes de la ortodoxia leninista y los renegados que habían abandonado los principios fundadores. Los que abandonaron el concepto miraban condescendientes a los otros como obcecados en rígidos principios de tácticas superadas y conducentes a callejones sin salida. Ahora se acepta este abandono teórico y ya nadie se conmueve de que esa forma de gobierno no figure como un objetivo indispensable para instaurar una sociedad que implique la defensa y promoción de los intereses de los trabajadores (asalariados). Ahora muchas de las mismas organizaciones revolucionarias de las décadas pasadas ya no mencionan ni siquiera como su objetivo de mediano o largo plazo la instauración de la sociedad socialista, aún menos su fase superior, el comunismo.

Un momento fuerte del repliegue marxista

El desmoronamiento de los regímenes llamados “socialistas” o “comunistas” constituyó un momento fuerte del repliegue de las posiciones marxistas. Muchos que antes no omitían ninguna oportunidad para declararse “marxistas-leninistas”, ahora prefieren declarar el marxismo una teoría de origen europeo y aplicable tal vez en los países de cultura occidental, pero ajena a nuestra cultura. De alguna manera se acepta como formando parte de la derrota ideológica la opinión de que el marxismo es una doctrina ajena y contraria a nuestra civilización e incluso a la democracia.

Medardo González, coordinador general del FMLN acaba de dar una entrevista al diario del Partido Comunista Francés, l’Humanité (Lunes, 19 de febrero de 2007) en el que declara entre otras cosas que “nuestro programa (del FMLN) ha sido elaborado en el cuadro de la Constitución de la República. Nosotros respetamos la propiedad privada. Los Estados Unidos no tendrían ningún pretexto para atacarnos, puesto que nosotros nos inscribimos en la búsqueda de la construcción de la democracia. Los medias que sirvieron a la dictadura, a la guerra y ahora al poder blanden el espantapájaros comunista, terrorista o de enemigo de los Estados Unidos. Buscan darle miedo a la población diciendo que en caso de un triunfo del FMLN se produciría un caos, que los Estados Unidos romperían las relaciones con El Salvador. El FMLN sigue siendo el partido del pueblo. No hay necesidad de tener un programa radical para hacer justicia: aquí se es revolucionario promoviendo una política independiente de las clases dominantes, amiga de los Estados Unidos, pero soberana”.

He citado largamente a Medardo González para que no se me acuse de sacar frases o palabras de su contexto. Es su respuesta entera a la pregunta: “La victoria sandinista en Nicaragua y un eventual triunfo del FMLN cambiaría el panorama de la región. ¿Lo que podría dar lugar a una nueva forma de intervencionismo de los Estados Unidos? El contexto queda pues íntegro.

Pensar por y para nosotros mismos

Ahora vuelvo al tema. En el mundo hay muchos partidos, organizaciones, agrupaciones y otro tipo de órganos que tratan de revitalizar al marxismo. Se realizan seminarios y congresos, se editan libros, se publican artículos. Esto sucede en un ambiente sosegado, muy diferente a los enfrentamientos de las décadas pasadas. Se reconoce la caducidad de la esquematización que implicó el diamat. Hay un retorno al estudio de los textos mismos de Marx, Engels, Lenin, Gramsci, etc., con una actitud nueva, crítica y no sacralizadora.

En nuestro país, durante la peristroika de Gorbachof, se reconoció la necesidad de pensar con nuestras propias cabezas y aplicar el marxismo sin esquematizarlo, adaptándolo a nuestra realidad concreta. Hay escritos y declaraciones de Handal sobre este tema. Pero ¿qué pasa ahora? El coordinador general del FMLN reconoce abiertamente que el marco teórico del programa del Frente no es el “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels, sino que la constitución de Cristiani. Declara que reconocen “la propiedad privada”. Entiendo que la aceptan, la aceptan en tanto que valor fundador de nuestra sociedad y que no la cuestionan.

Se me dirá tal vez que se trata de un repliegue táctico, que no se quiere espantar ni a los Estados Unidos, ni a posibles aliados, pero que en el fondo se sigue siendo marxistas-leninistas, que la estrategia global sigue siendo la misma. Es posible que se me diga esto. Aunque también es posible que no, que la obsolescencia del marxismo quedó demostrada por la caída de los regímenes del Este europeo. En todo caso, ni con la primera respuesta, ni con la segunda nos podemos contentar. Eso significa que el FMLN acepta sin batallar ideológicamente que la historia cesa aquí mismo con el capitalismo reinante.

¿Qué significa para el pueblo salvadoreño una política no radical, independiente de las clases dominantes y amiga de los Estados Unidos? Es lo que promueve el Frente según las propias palabras del Coordinador general. Los que quieran una perspectiva revolucionaria para el país, una transformación radical de la sociedad capitalista salvadoreña saben ya a qué atenerse. Cuando digo perspectiva revolucionaria no estoy obligatoriamente pregonando que volvamos a la lucha armada. La actividad política, la reflexión teórica pueden desarrollarse en el marco de las instituciones actuales. Aunque las instituciones actuales limitan la libre actividad política de los salvadoreños, le ponen trabas y cada día el régimen se vuelve más y más autoritario y represivo. El marco legal actual es sumamente limitativo para el desarrollo de las luchas reivindicativas, el encarcelamiento de los vendedores callejeros en aplicación de la ley anti-terrorista, es una prueba evidente del peligro que corre el movimiento popular. ¿Podemos francamente cifrar todas nuestras esperanzas en el resultado de las próximas elecciones presidenciales?

En todo caso, no creo que debamos aceptar excluirnos del movimiento cada vez más creciente que busca alternativas consecuentes al capitalismo y a la dominación imperialista. El marxismo es un útil teórico que puede ayudarnos a pensar nuestra realidad nacional y regional. Sostengo también que el marxismo puede servir para la acción política. Pero para que el marxismo nos sirva debemos obligatoriamente que abandonar los antiguos esquemas del diamat soviético y estalinista. Se trata de volver a los textos de los fundadores y darnos cuenta de que se trata de un método para pensar la realidad en vista de su transformación. No podemos ir a buscar esquemas, ni soluciones a priori. Las soluciones están en el movimiento mismo de la sociedad y forman parte de las resoluciones a las contradicciones que se entrañan en la sociedad actual. En otras ocasiones futuras seguiré insistiendo sobre el tema.

15 febrero 2007

Una canallada más

Desde El Salvador me alertan:


ARENA PRETENDE DECLARAR AL ASESINO DE MONSEÑOR ROMERO COMO HIJO MERITISIMO DE EL SALVADOR

El pasado 31 de enero de 2007, la fracción legislativa de ARENA presentó una pieza de correspondencia a la Asamblea Legislativa para que se otorgue en forma póstuma la distinción de "Hijo meritisimo de El Salvador" a Roberto D'Aubuisson Arrieta

Esta iniciativa ha sido aprobada por la Comisión de Cultura y Educación, ya fue emitido el dictamen favorable y quizá sea presentada en la Sesión Plenaria de este jueves 15 de febrero.

San Salvador, 13 de febrero de 2007.

Señores Diputados y Señoras Diputadas de la Junta Directiva de la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador.

Señores Secretarios y Señoras Secretarias de la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador.

Señores Diputados y Señoras Diputadas de la Comisión de Educación y Cultura de la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador.

CC. Señores Comisionados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Señores Integrantes del Comité de Derechos Humanos de la ONU.

Señores Integrantes del Grupo de Trabajo sobre ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias y sumarias de la ONU.

Señores Integrantes del Grupo de Trabajo Sobre Desapariciones Forzadas de las ONU.

Señora Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador.

Distinguidas y Distinguidos Funcionarios:

Soy María Julia Hernández, mayor de edad, de este domicilio, con Documento Único de Identidad número cero dos millones cuatrocientos ochenta y cuatro mil quinientos setenta y dos, actuando en mi condición de ciudadana salvadoreña y en mi calidad de Directora de Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador.

Me refiero a pieza de correspondencia legislativa recibida con fecha 31 de enero de 2007, mediante la cual los Diputados y las Diputadas del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), haciendo uso de la potestad de iniciativa de ley, solicitan se otorgue la distinción de "Hijo Meritísimo de El Salvador" al Mayor Roberto d'Aubuisson Arrieta, fundador de dicho partido político.

Al respecto, Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador, solicita el rechazo de tal distinción, por ser contraria al cumplimiento de la Constitución de la República, de los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos y de las leyes internas del ordenamiento jurídico salvadoreño, por las razones que expondré a continuación.

A. La Comisión de la Verdad para El Salvador, constituida en cumplimiento de los Acuerdos de Paz y cuyos miembros fueron designados por la Organización de las Naciones Unidas, cumplieron el mandato de "la investigación de graves hechos de violencia ocurridos desde 1980, cuya huella sobre la sociedad reclama con mayor urgencia el conocimiento público de la verdad" (1).

La Comisión de la Verdad estuvo integrada por el Dr. Belisario Betancourt, ex Presidente de Colombia; Dr. Reinaldo Figueredo Planchart, ex Canciller de Venezuela y por el Dr. Thomas Buergental, ex Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Las investigaciones de la Comisión de la Verdad, cuya seriedad, independencia e imparcialidad se encuentran fuera de toda duda, tanto para la sociedad salvadoreña como para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (2), establecieron que:

"1. Existe plena evidencia de que:

a. El ex –Mayor Roberto D'Aubuisson dio la orden de asesinar al Arzobispo [Monseñor Romero] y dio instrucciones precisas a miembros de su entorno de seguridad, actuando como "escuadrón de la muerte" de organizar y supervisar la ejecución del asesinato." (3)

Las investigaciones de la Comisión de la Verdad concluyeron que el asesinato de nuestro pastor mártir, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, se concretó a través de la participación criminal de otras personas que formaban parte del "entorno de seguridad" de Roberto d'Aubuisson Arrieta, tales como: los capitales Álvaro Saravia y Eduardo Ávila, así como los civiles Fernando Sagrera y Mario Molina.

La Comisión de la Verdad identificó al ex Mayor Roberto d'Aubuisson como uno de los líderes de los temibles escuadrones de la muerte de la década de 1980 (4).

B. Debido al enorme poder político del que gozaba Roberto d'Aubuisson Arrieta (al igual que muchos otros criminales de guerra y de lesa humanidad en El Salvador), algunos Magistrados que integraban la Corte Suprema de Justicia en el año de 1988, violentado la Constitución y la Ley Penal salvadoreña efectuaron una injerencia ilícita en el proceso de persecución penal contra el capitán Saravia y el mayor d'Aubuisson y ordenaran la anulación de la prueba que obraba en perjuicio de estos imputados. Este abuso de sus facultades en orden a encubrir la responsabilidad de Saravia y d'Aubuisson en el caso también fue establecida por la Comisión de la Verdad (5)

C. En el año de 1993, protagonizando un lamentable capítulo de la historia de la impunidad en El Salvador, la mayoría de los diputados y diputadas que integraban la Asamblea Legislativa, dictaron la denominada "Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz" (Ley de Amnistía General de 1993) la cual indebidamente pretende liberar de responsabilidad penal y civil a los perpetradores de atroces y aberrantes violaciones a los derechos humanos y derogar inaceptablemente derechos constitucionales de miles de víctimas de tales crímenes.

En razón de tan deleznable ley, el proceso penal por el homicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, fue inconstitucionalmen te archivado en 1993, luego de varios años de inexcusable inactividad investigativa. La condena de las más prestigiosas instancias internacionales de derechos por la vigencia de esa Ley, ha sido continua en contra del estado salvadoreño desde entonces.

D. En efecto, la negación del Estado salvadoreño de promover investigaciones internas sobre el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y aplicar la Ley de Amnistía de 1993 a ese caso concreto, ha supuesto una grave violación a obligaciones jurídicas internacionales adquiridas por el Estado de El Salvador. A consecuencia de ello, instancias internacionales de la ONU y la OEA han exigido a El Salvador la anulación de la citada Ley y la continuidad de las investigaciones en torno al asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Por ejemplo, en el año 2000, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, llegó a similares conclusiones que la Comisión de la Verdad sobre la responsabilidad de Roberto d'Aubuisson Arrieta y sus ya mencionados allegados, en la planificación y ejecución del asesinato de Monseñor Romero, así como en dirigir escuadrones de la muerte durante el conflicto armado salvadoreño. Por tal razón la Comisión Interamericana dictó las siguientes recomendaciones:

"1. Realizar una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e intelectuales de las violaciones establecidas en el presente informe [siendo la violación a la vida de Monseñor Oscar Romero la principal], sin perjuicio de la amnistía decretada.

2. Reparar todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluido el pago de una justa indemnización.

3. Adecuar su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía General" (6).

E. En vista del incumplimiento del sistema de justicia salvadoreño para investigar el asesinato de Monseñor Romero, el Comité de Derechos Humanos de la Organización de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en el año 2003, exhortó al Estado de El Salvador a retomar la investigación del crimen y a cumplir con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad al respecto. El Comité de Derechos Humanos también rechazó la vigencia de la Ley de Amnistía de 1993 (7).

F. Posteriormente, en el año 2004, la Corte Federal de Fresno de los Estados Unidos de América, llevó a término un juicio por el asesinato de Monseñor Oscar Romero, concluyendo del desfile probatorio que el ex Mayor Roberto d'Aubuisson, en connivencia con altas jefaturas de la FAES y ciertos civiles y políticos, impulsaron una política criminal de asesinatos que incluyó entre sus víctimas al Arzobispo Oscar Romero, único líder moral capaz de posibilitar una solución pacifica ante un inminente enfrentamiento social total -o minimizar los efectos de tal conflicto en su extrema manifestación de guerra civil-. (8)

Roberto d'Aubuisson, según la prueba presentada en Fresno, California, fue seleccionado para dirigir una inhumana política contrainsurgente de terror dirigida por altos mandos militares y el Gobierno de los Estados Unidos de América.

La Corte Federal de Fresno, presidida por el Juez Wanger, sentenció que el escuadrón de la Muerte dirigido por d'Aubuisson fue el responsable del crimen, lo que llevó a la condena civil del ex Capitán Álvaro Rafael Saravia, en su condición de residente permanente de ese país.

G. Con fecha 20 de octubre de 2005, en el marco del 123° Período Ordinario de Sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en audiencia de seguimiento a su informe de 2000 sobre la ejecución extrajudicial de Monseñor Romero, promovida por Tutela Legal del Arzobispado, constató la persistencia del Gobierno de El Salvador en proteger a los criminales, incumpliendo con ello las recomendaciones dictadas por esa alta instancia de la OEA.

El informe correspondiente de la Comisión Interamericana destacó lo siguiente: "siguen pendientes de cumplimiento las recomendaciones sobre la investigación completa, imparcial y efectiva de los autores materiales e intelectuales del asesinato de Monseñor Romero. Asimismo, la CIDH constató que –el Estado de El Salvador- ha incumplido su obligación de reparar adecuadamente a las víctimas y de modificar su legislación interna a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía. Finalmente, la Comisión hizo un llamado a que el Estado desplegara todos los esfuerzos tendientes a cumplir plenamente con las recomendaciones de dicho caso".

H. En la actualidad, en cumplimiento de sus obligaciones emanadas de la Constitución de la República y de los Tratados Internacionales en materia de Derechos Humanos ratificados por El Salvador, es un deber actual del Estado salvadoreño perseguir penalmente a las personas que, bajo las órdenes o en coordinación con Roberto d'Aubuisson Arrieta, perpetraron el magnicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. En virtud de las obligaciones internacionales ya citadas y de conformidad a categórica jurisprudencia constitucional de nuestro país (8), la Ley de Amnistía General de 1993, no puede surtir efectos jurídicos en dicho caso.

En el caso del ex Mayor Roberto d'Aubuisson Arrieta, si bien se ha extinguido su responsabilidad penal a causa de su fallecimiento en 1992, persiste en el Estado salvadoreño la obligación de establecer en los tribunales internos su partición en el magnicidio aquí aludido, en atención al derecho a la verdad del que son titulares tanto la familia Romero Galdámez, como la Iglesia Católica y la Sociedad salvadoreña en general.

Además, el caso de la ejecución extrajudicial de Monseñor Oscar Arnulfo Romero sigue abierto a nivel internacional, por cuanto se encuentra en etapa de seguimiento por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en vista del incumplimiento del Estado salvadoreño a sus recomendaciones de investigar el crimen, aplicar justicia y reparar a las víctimas.

I. Todo lo anterior, Señores Diputados y Señoras Diputadas, no puede considerarse bajo ningún punto de vista objetivo, que el ex Mayor Roberto d'Aubuisson Arrieta haya prestado servicios relevantes a la patria, como lo requiere el artículo 131, ordinal 22° para el otorgamiento de distinciones honoríficas, en vista de su comprobada trayectoria criminal, lamentablemente encubierta por las autoridades de justicia salvadoreña.

Por la misma causa, tampoco el ex Mayor Roberto d'Aubuisson Arrieta reúne los requisitos para recibir tal distinción establecidos en el artículo 2 de la Ley de Distinciones Honoríficas, Gratificaciones y Títulos.

H. Finalmente, Tutela Legal del Arzobispado hace notar que la pieza de correspondencia presentada el 31 de enero de 2007, mediante la cual se solicita la distinción de "Hijo Meritísimo de El Salvador" para Roberto d'Aubuisson, carece de una justificación objetiva y razonable, pues se limita a la apología en abstracto del nominado, sin referirse a los hechos concretos, motivos y circunstancias también concretos y apegados a la verdad que justificarían la distinción. Por tanto, la solicitud presentada ni siquiera llena los requisitos de procedencia establecidos en el citado artículo 2 de la Ley de Distinciones Honoríficas, Gratificaciones y Títulos.

Por tanto, en vista de todo, en mi condición de ciudadana salvadoreña y en mi calidad de Directora de Tutela Legal del Arzobispado, con el debido respeto PIDO:

Se rechace la petición formulada en la pieza de correspondencia presentada por diversos Diputados y Diputadas el 31 de enero de 2007, ampliamente referida en el presente escrito, a causa de la carencia de idoneidad del nominado, por no ajustarse la petición dicha a la verdad y por no reunir la misma los requisitos de procedencia determinados en el artículo 2 de la Ley de Distinciones Honoríficas, Gratificaciones y Títulos.

Atentamente.

Dra. María Julia Hernández

Directora Tutela Legal del Arzobispado

Documentos anexos:

§ Copia de pasajes pertinentes del Informe Final de la Comisión de la Verdad: "De la locura a la esperanza: la guerra de 12 años en El Salvador".

§ Documento impreso del Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero (Informe N° 37/00, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez).

§ Información pública del Center for Justice & Accountability sobre el caso del juicio ante la Corte Federal de Fresno, California, sobre ejecución de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.



(1)Acuerdos de México, IV. 27 de abril de 1991.

(2) Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe de Fondo sobre caso Jesuitas (Informe N° 136/99, del 22 de diciembre de 1999).

(3) Comisión de la Verdad: De la locura a la esperanza. La guerra de 12 años en El Salvador; D. Asesinatos de los Escuadrones de la Muerte. 1. Caso Ilustrativo: Monseñor Romero; pág. 138.

(4) Ib. Págs. 139 y siguientes.

(5) Ib. Pág. 138.

(6) Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 37/00, Caso 11.481, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, El Salvador, 13 de Abril de 2000.

(7) Comité de Derechos Humanos de la ONU. Observaciones finales del Comité de Derechos Humanos: El Salvador. 22/08/2003; CCPR/CO/78/SLV.

(8) Center for Justice & Accountability. Véase www.cja.org

(9) Véase Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador: Sentencia sobre demanda de inconstitucionalida d de la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz: sentencia definitiva sobre demandas de inconstitucionalida d 24-97 y 21-98; de fecha 26 de septiembre de 2000; y Sentencia de Inconstitucionalida d de la Ley Antimaras: sentencia definitiva sobre demandas de inconstitucionalida d 52-2003; 56-2003 y 57-2003; de fecha 01 de abril de 2004

Informe de la Comisión de la Verdad

Sobre la autoría del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, la Comisión de la Verdad estableció::

"El ex - Mayor Roberto D'Aubuisson, el ex- - Capitán Álvaro Saravia y Fernando Sagrera estuvieron presentes el día 24 de marzo de 1980 en la residencia de Alejandro Cáceres en San Salvador. Llegó el Capitán Eduardo Ávila y aviso que el Arzobispo Romero oficiaría una misa ese mismo día. El Capitán Ávila opinó que ésta era una buena oportunidad para asesinar al Arzobispo. El ex – Mayor D'Aubuisson ordenó que se hiciese y responsabilizó al ex – Capitán Saravia del operativo. Al observar que se requería un francotirador, el Capitán Ávila afirmó que él se encargaría de contactarlo por medio de Mario Molina. Amado Garay fue comisionado para transportar al asesino hasta la Capilla.

El parqueo del Hotel Camino Real sirvió de punto de encuentro antes de dirigirse a la Capilla. En ese lugar el tirador barbudo, junto con el arma asesina ingresó a un Volkswagen rojo de cuatro puertas, que conducía Garay. Cuando menos dos fueron los vehículos que desde el Hotel Camino Real se dirigieron al lugar del crimen. El asesino disparó desde el vehículo, frente a la entrada principal de la Capilla, una sola bala que ultimó al Arzobispo Romero.

El ex – Mayor D'Aubuisson ordenó la entrega de 1.000 colones a Walter Antonio "Musa" Álvarez quien, junto con el asesino de barba, recibió el pago correspondiente. Álvarez fue secuestrado en el mes de septiembre de 1981 y se le encontró muerto poco tiempo después".

En sus conclusiones generales de la Comisión de la Verdad, señaló:

"1. Existe plena evidencia de que:

(a) El ex-Mayor Roberto D'Aubuisson dio la orden de asesinar al Arzobispo y dio instrucciones precisas a miembros de su entorno de seguridad, actuando como "escuadrón de la muerte" de organizar y supervisar la ejecución del asesinato.

(b) Los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila tuvieron una participación activa en la planificación y conducta del asesinato, así como Fernando Sagrera y Mario Molina.

(c) Amado Antonio Garay, el motorista del ex-Capitán Saravia, fue asignado y transportó al tirador a la Capilla. El señor Garay fue testigo de excepción cuando desde un Volkswagen rojo de cuatro puertas, el tirador disparó una sola bala calibre 22 de alta velocidad para matar al Arzobispo.

2. Hay suficiente evidencia de que Walter Antonio "Musa" Álvarez, junto con el ex-Capitán Saravia, tuvo que ver en la cancelación de los "honorarios" del autor material del asesinato.

3. Hay suficiente evidencia de que el fallido intento de asesinato contra el Juez Atilio Ramírez Amaya fue una acción deliberada para desestimular el esclarecimiento de los hechos.

4. Hay plena evidencia de que la Corte Suprema asumió un rol activo que resultó en impedir la extradición desde los Estados Unidos, y el posterior encarcelamiento en El Salvador del ex-Capitán Saravia. Con

Informe Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Sobre la responsabilidad del Mayor Roberto D'Aubuisson en el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, la Comisión Interamericana estableció en su Informe de Fondo sobre el caso de fecha 13 de abril de 2000, concluyó lo siguiente:

"56. El artículo 4(1) de la Convención Americana establece que "toda persona tiene derecho a que se respete su vida...nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente". El artículo 27(2) de la Convención Americana consagra este derecho como uno de los que no pueden ser suspendidos en caso de guerra, peligro público u otras amenazas a la independencia o seguridad de los Estados partes en dicho instrumento internacional.

57. Según se ha establecido supra, el Arzobispo de San Salvador fue asesinado con la participación intelectual y material del Mayor Roberto D'Aubuisson y los capitanes Alvaro Saravia y Eduardo Avila. También participaron los civiles Fernando Sagrera, Mario Molina y un "asesino profesional" de identidad desconocida. D'Aubuisson es la persona responsable de la orden de asesinar a Monseñor Romero, y de impartir instrucciones precisas a miembros de su entorno de seguridad, quienes actuaron como integrantes de un escuadrón de la muerte en operativo de la ejecución extrajudicial.

La Comisión Interamericana también estableció:

"61. A fin de ubicar el fenómeno de los escuadrones de la muerte en el debido contexto, debe recordarse el golpe de Estado perpetrado en 1979, que alteró profundamente el escenario político de El Salvador. En esa oportunidad fueron pasados a retiro aproximadamente ochenta oficiales de la Fuerza Armada y cuerpos de seguridad, entre ellos el Mayor Roberto D'Aubuisson. Dicho militar retirado se transformó en el líder de una corriente que pretendía cerrar el paso a los grupos armados disidentes, y que se oponía a todo tipo de apertura política o negociación con éstos. Ciertos sectores percibían al grupo liderado por D 'Aubuisson como la única corriente nacional capaz "de impedir el proceso izquierdista para tomar el poder".

62. Roberto D'Aubuisson obtuvo el apoyo de sectores financieros poderosos de la sociedad civil que temían que sus intereses resultaran afectados por las reformas anunciadas por la Junta de Gobierno y por una posible insurrección marxista. A este respecto, la Comisión de la Verdad recibió muchos testimonios de que ricos terratenientes y empresarios proporcionaron sus fincas, casas, vehículos y guardaespaldas para apoyar la acción de los escuadrones de la muerte, especialmente los dirigidos por D'Aubuisson. Éste también contó con el apoyo de sectores de las Fuerzas Armadas, a través de los cuales logró el acceso a informes de inteligencia que utilizó para sus fines. La filtración de información contó con el conocimiento o la tolerancia del Estado Mayor de la Fuerza Armada, a través de cuya actuación "inclusive se dirigió calculadamente el acceso a los datos".

63. La organización política que lideraba D'Aubuisson incluía entre sus actividades la ejecución de atentados individuales, raptos, "recuperación de fondos" y sabotajes. Uno de los atentados individuales exitosos de su organización fue, precisamente, la ejecución extrajudicial del Arzobispo de San Salvador.

03 febrero 2007

Nuestra indianidad

En una plática con Rosarios Castellanos, la escritora mexicana, que tuvimos en el campus universitario de Jerusalén, abordamos un tema que me ha perseguido siempre y que ella supo ponerle sal señalando que, “no se ha fijado, que nosotros, los que nos llamamos mestizos, andamos buscando establecer nuestro árbol genealógico. Y de seguro se ha dado cuenta que siempre nos vamos por una sola rama del árbol... la que nos lleva a España y que la otra, la que nos lleva al indio, siempre la olvidamos”.

Insistentemente me ha intrigado como ha sido que nosotros los salvadoreños nos hemos tragado el cuento de que cerca de 90% de la población es mestiza y que el mestizaje fue muy temprano durante la colonia y que se produjo de la manera más radical. ¿Cuáles fueron las circunstancias que produjeron nuestra particularidad? ¿Por qué no sucedió así en los otros países, en Guatemala, en México, en Perú, en Bolivia, etc.? Lo extraño es que eso lo hemos aceptado como se acepta un dogma religioso, sin cuestionarlo en lo más mínimo.

Pero paremos mientes en un hecho. La población española fue muy escasa en nuestro país durante la colonia. Nunca llegó a ser ni siquiera un diez por ciento. Los que se instalaron como colonizadores, vinieron muchos ya con sus mujeres, algunos tal vez tomaron como esposa a alguna nativa india, pero eso no basta para transformar étnicamente la composición de la población en su totalidad. Y se nos asegura que el mestizaje se dio desde temprano.

Cabe hacer una hipótesis absurda, las mujeres indias, desde la llegada de los españoles, ya no entraron en relaciones carnales con indios, tal vez algunas que no estaban enteradas que las otras indias hacían cola para ser fecundadas por el encomendador. Es también de suponer que los españoles tenían una capacidad sexual de conejo y se pasaban las veinticuatro horas del día fecundando indias para llegar en poco tiempo a mestizar a toda la población. Digo esto pues ahora se nos dice que en nuestro país hay apenas cinco, o tal vez tres porciento de indios.

Creo que en esta aceptación de nuestro mestizaje total se manifiesta un racismo atroz que nos fue inculcado durante la colonia y que interiorizamos sin darnos cuenta. Pero lo que habría que averiguar es ¿qué es lo que ha sucedido en nuestra historia? ¿Qué miedo inconcebible tuvieron nuestros antepasados para rechazar categóricamente su origen, dejar de hablar su lengua, de vestir su ropa, de ocultar sus costumbres? Nosotros hemos recibido en herencia cultural una mentira, hemos recibido en herencia la vergüenza de ser lo que somos. Hemos heredado el menosprecio por lo nuestro, por lo más íntimamente nuestro, nuestra indianidad.

Realmente me parece urgente la tarea de reconquistar nuestra identidad. Sobre todo que no podemos dejarnos imponer desde afuera enclaves artificiales de indios o indígenas. El nombre aquí poco importa. Le temo a la folklorización de ciertas poblaciones, de recluirlas en un estatuto de especímenes a conservar y a proteger. Pero cómo se va a establecer quién merece el título de indio, pues las futuras comisiones que pronto vendrán enviadas por las Naciones Unidas, van a exigir esos criterios, pues se trata de entregales derechos de identidad.

No se trata que esté negando la existencia de mestizos y blancos en el país, pero los indios no son tan pocos como se pretende. Basta recorrer el país, poner atención en las fisionomías, en el color de la piel de muchos salvadoreños, para darse cuenta lo que son.

Pero vuelvo a los mismos cuestionamientos ¿qué pasó en nuestra historia colonial que nuestros antepasados prefirieron negar su origen, dejar de hablar su lengua? Las masacres de los seguidores del indio Aquino no explican ese pasado, las matanzas del 32 tampoco son suficientes para afirmar que fue entonces que se exterminaron a los indios.

Hay un traumatismo mayor en nuestra historia, algo que nos ha marcado profundamente, algo que aún no nos atrevemos a señalar, ni a reconocer.

Las palabras de Rosarios Castellanos que cité anteriormente, son palpablemente mostradoras de nuestro desprecio por lo indio. Cuando nosotros los salvadoreños declaramos que somos mestizos, nos referimos más a la clara sangre del colonizador que corre en nuestras arterias. La sangre india que corre en nuestras venas preferimos ignorarla, no darle importancia, es como un accidente, algo que hay que aceptar porque no nos queda otra.

En nuestro lenguaje ¿acaso no se manifiesta ese desprecio por el indio? Y no obstante es en nuestro lenguaje donde se manifiesta la permanencia india en nuestra tierra. Abundan palabras del nahuatl en nuestro español y que usamos a diario. Nuestra cocina, nuestros gestos, nuestros miedos también tienen ese origen, también nuestra tristeza.