El autor de este blog agradece la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre que se mencione la fuente.

29 octubre 2007

“Su señora madre...”

Por Carlos Abrego

Cuando los dirigentes del Partido llegaban a Moscú, no siempre nos enterábamos todos los “lumumberos” (así nos llamábamos los estudiantes de la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba). Este secretismo era una de las características del partido de entonces. En algunas organizaciones prevalece aún. Esa actitud les servía tanto a los dirigentes como a sus allegados. Es uno de los mecanismos de dominación interna, pues la información no compartida le confiere al que la maneja un distintivo, un “saber” superior al militante de base. En algunas ocasiones este “saber” es francamente ínfimo e insignificante. Se manifiesta a veces en miradas sobreentendidas que se cruzan dos personas delante del militante que con humildad debe someterse a esa “ignorancia”. Esas miradas son muy locuaces y a veces dan lugar a malentendidos y quid pro quo muy cómicos.

De cualquier modo, en Moscú, algunos de mis compañeros eran francamente adictos al secretismo. Y una de las víctimas de ese egoísmo fui yo. Lo digo así porque algunas veces vino un viejo camarada santaneco con el que me encantaba hablar y vino varias veces y me enteraba siempre ya muy tarde. Una vez Virgilio Guerra —se trata de él— se enfadó con el camarada que servía de enlace, entre los dirigentes visitantes y nosotros, pues tenía algo muy importante que contarme. Tuvo que dirigirse directamente al empleado del Comité Central del PCUS que los atendía para localizarme. Fue así que supe que Salvador Cayetano Carpio se daba a enterder muy bien en ruso. Pues Virgilio no hablaba más que en santaneco. Yo no estaba en casa y dejaron un recado y el número de teléfono al que tenía que llamar para poder verlos. Podía llamar a cualquier hora, incluso bien de noche, que allí estarían esperándome. Ignoro si fue por precaución o por descuido, pero sólo habían dejado el número, sin decir quién había llamado. Quién sabe por qué tuve la intuición que se trataba de camaradas dirigentes del partido.

El número daba directamente a la pieza del hotel que ocupaba Cayetano Carpio y sin preguntarme quién era, ni darme muchas explicaciones, me dijo:


—¿En cuánto tiempo puede estar en el 32 de *anskaya ulitsa?

Vivía en el centro de Moscú, en Luchnikov piriulok, a unos dos pasos del Comité Central del PCUS y a medio paso del famoso Comité de la Seguridad del Estado (KGB). Para llegar al metro Djerdjinski necesitaba unos cuantos minutos, calculé que tardaría apenas unos veinte minutos, pues tenía que hacer un transbordo. Me acabo de enterar que le han cambiado el nombre a esa estación. Ahora esa estación de metro se llama Liublianka. De todas maneras era como le habían llamado siempre al enorme edificio central del KGB. Era el nombre de la callecita de atrás por donde entraban por una angosta puerta los “convocados” para interrogatorios en todas la épocas, desde Stalín hasta Brezhnev. Luego ya no sé por donde entraban...

Cuando llegué reconocí a Virgilio. Nos abrazamos con mucho regocijo. Me esperaban afuera del hotel, a unos cuantos metros de la entrada. Le tendí la mano a Carpio, con él no tenía la misma confianza. Pero el apretón fue bastante efusivo. Hubo un instante de hesitación. Virgilio se dirigió hacia el hotel y Carpio hacia la esquina de la calle. Me quedé mirándolos alejarse cada uno por su lado. Luego casi como si estuvieran sincronizados se voltearon se dieron cuenta de lo cómico de la situación y también casi al mismo tiempo ambos pronunciaron:

—¡Achís, vos! ¿Para adónde vas?

Ambos se acercaron de nuevo a mí y Carpio me preguntó si había a esa hora algún lugar adonde se podía ir a beber alguna gaseosa. A esa hora ya no había, eran como las diez de la noche. Por mi lado tenía mis entradas a dos o tres restaurantes cerca de mi barrio, en donde me dejaban entrar con invitados hasta eso de la medianoche, pero quedaban en mi vecindad y era mostrarles a mis dos camaradas dirigentes que de alguna manera no respetaba la ley del Estado Soviético y que hacía “pecar” a camaradas moscovitas. Se trataba simplemente de meras coincidencias de visitas repetidas y amistades surgidas por mutua simpatía. Aunque les cuento que una de esas amistades surgió en una oportunidad muy especial. Resulta que en los comedores y restaurantes existía un “cuaderno de reclamaciones y recomendaciones” en el que los clientes podían escribir sus apreciaciones sobre la calidad del restaurante. Raras veces pasaban comisiones a revisar esos cuadernos.

Solía ir a un restaurante de la plaza Noguina (ahora he visto que se llama Kitai-grad) y el director supo que una de esas comisiones iba a visitarlo durante la tarde de ese día. Nunca había abierto el famoso cuaderno, pero ese día lo hizo... Se dio cuenta que sólo había reclamos y recomendaciones de mejoramiento y ni un solo elogio o agradecimiento por el servicio. Veo venir al director con el cuaderno. Me ve la cara de sorpresa. Resulta que cuando uno exigía el cuaderno, los mozos trataban de disuadirte de plasmar tu reclamación y que el director viniese con el cuaderno me sorprendió, era como ver un suicida que te pide que lo empujés al despeñadero. Resulta que con este director de restaurante me conocía ya de vista, nos habíamos cruzado en el vecindario y ambos íbamos al local del club “Biriesnik” de ajedrez, al mismo que pertenecía el entonces campeón del mundo, Boris Spasski. Era el único y primer extranjero que me había atrevido a entrar y asociarme. En cierta medida era una atracción. Cuando entré apenas si sabía mover las piezas sobre el tablero. Así que cuando me habló no me sorprendió que conociera mi nombre:

—¡Carlos! Me podés hacer un cachete— estoy traduciendo al salvadoreño lo que el me dijo en moscovita.

—¿De qué se trata?

Me explicó que necesitaba que pusiera un agradecimiento, un elogio, algo positivo en el cuaderno. Sólo hay reclamos y no sé que puede pasar si la comisión es severa, no sé. “Vos sabés cuál es mi situación”, me dijo. Yo no sabía nada. Mi cara interrogativa lo obligó a explicar: “tengo una familia que sostener, una mujer y dos hijos y uno no sabe que puede pasar”. Había una escala casi infinita de sanciones. La que el director se había imaginado era que lo dejaran sin trabajo y que lo obligaran a cambiar de profesión, lo que significaba una posibilidad de rodar cuesta abajo en su situación social. Sucedía este tipo de situación, para poder entrar a trabajar a un lugar era necesario postular al “servicio de contratación”. El “servicio” daba su opinión favorable o desfavorable, pero de todas maneras había una “anketa” (galicismo que significa investigación), que iba a la ahora plaza Lubianka que he mencionado arriba. Es decir para todo trabajo era necesario el visto bueno del KGB. Por lo general era automático, pero si por una casualidad, si por una de esas circunstancias insondables del aparato policial, no daban el visto bueno, comenzaba realmente un calvario para el ciudadano soviético. ¿Cómo lo sé? Mi primer esposa fue víctima de ese sistema. De nada le sirvió tener el diploma de profesora de francés, nunca pudo obtener un trabajo que correspondiera a su calificación. Su falta era antigua, un gran pecado. Databa de su infancia, de la escuela primaria. Una vez en un acto escolar le habían pedido que recitara un poema. Tuvo la mala suerte que la Comisión sueca del premio Nobel le adjudicara a un poeta y escritor ruso su famoso “Nobel de literatura”, se trata de Boris Pasternak. Todos saben el escándalo que se armó con esta distinción. Las autoridades soviéticas obligaron a Pasternak a rechazar el premio. Y fue en ese período, en el que aún los poemas de este gran poeta ruso se estudiaban en las escuelas, que todavía figuraban en los manuales escolares, que mi ex-esposa tuvo la perversa idea —¡a los diez años!— de recitar ante sus compañeritos de escuela un poema del abominable “traidor”. Por proposición de la maestra la expulsaron de la asociación infantil “Los pioneros”. A esta asociación pertenecían todos, repito, todos los niños soviéticos, excluirla significaba casi sacarla de su niñez. Fue lo que sucedió.

Bueno, tomé el famoso cuaderno sin dudar un instante, me puse a escribir un elogio del servicio del comedor que tal vez fue tomado en cuenta por la comisión. El caso es que en ese comedor podía venir cuando se me antojara y con quien se me antojara. Les confieso que no abusé.

Algunos tal vez se estén preguntando ¿qué tiene que ver esto con Carpio y con Virgilio? Pues mi viejo amigo (mi padrino de entrada al partido), una vez que ya habíamos subido al apartamento que ocupaba en ese hotel, me pidió que le diera mi apreciación de la sociedad soviética. Si subimos, pues no quise proponerles ir a ningún comedor o café de los que conocía y me conocían.

Mi respuesta fue franca, desembuché todo lo que tenía adentro. Lo que había observado en la fábrica de automóvilesMoskovich”, fallos en las cadenas de producción, la actitud de indolencia, desgano y desapego que tenían los obreros. Ni uno solo hablaba como si esa fábrica tuviera algo que ver con la propiedad colectiva de los medios de producción. Ellos venían a gastar sus fuerzas de trabajo y recibían su retribución por el tiempo trabajado. Estuve en esa fábrica dos veces. Hablé largo rato con los obreros y discutí con ellos sobre lo que había notado. Eran cuestiones de simple sentido común. Una cadena de montaje que inexplicablemente se alzaba por sobre una pared de casi cuatro metros de altura. Lo que alargaba desmesuradamente el tiempo de producción. Su respuesta no fue esquiva. Los que tenían que preocuparse de eso eran “ellos”. Este pronombre era pronunciado con particular entonación, cuando el moscovita se refería a la dirección de la fábrica, del gobierno o del partido. Con ese “ellos” marcaban una diferencia de intereses y de posiciones sociales. “Ellos” allá arriba y nosotros aquí abajo.

Les fui contando todo mis observaciones, claro les conté el caso de mi esposa, mis sospechas de que me perseguían, lo del libro de reclamaciones, bueno, les fui contando lo que había visto. Les conté de la joya industrial de la industria textil de Leningrado. Estuve allí durante un viaje que nos organizó La Casa de las Amistad de los Pueblos. Fui un activo participante del “Seminario Permanente sobre América Latina”, que tenía su sede en esa hermosa casa. Algunos miembros de este Seminario fuimos a un Encuentro Internacional de Juventudes. Detalle: mis camaradas salvadoreños no participaban a este Seminario y cuando algunos supieron que era miembro de la delegación, trataron de impedir mi viaje. ¿Cómo me enteré? Simplemente Nikolai Diko, presidente del Seminario era uno de mis mejores amigos moscovitas y nuestro trato era de confianza, de mucha confianza.

Pues en esa joya de la industria textil nos mostraron las instalaciones realmente muy modernas, de una increíble capacidad productiva, con colores muy atractivos, talleres espaciosos, máquinas que comenzaban a tener los primeros avances de la ergonomía. Realmente era una joya. Se producía allí no sé cuantos millones metros de tela para vestidos femeninos, nos dieron los detalles, todos los detalles, los pedidos que llegaban de todos lados de la Unión soviética e incluso de las hermanas repúblicas populares del campo socialista. No obstante me llamó la atención algo muy curioso. Habíamos entrado a varios talleres y había visto que el motivo de la tela era el mismo en todos. No me quedé con la pregunta y lo hice de manera un poco provocativa:

—¿Desde hace cuánto tiempo producen este motivo? ¿Producen otros en la fábrica, en los otros talleres?

La respuesta me dejó atónito. Por la seriedad y la convicción de nuestro guía:

—Desde hace tres años producimos el mismo motivo y tiene mucho éxito. Sí, todos los talleres producen el mismo, se trata de una decisión para racionalizar la producción.

—Pero de seguro a las mujeres les gustaría poder elegir entre varios modelos.

—En la Unión Soviética existen otras fábricas textiles.

No se me iba ir por la tangente. Mi reputación de “pequeño burgués” no lo obtuve por gusto. Así que le respondí también con harta convicción y muchísima seriedad:

—Pero en las tiendas de prendas femeninas no abundan los modelos, todo es muy monótono.

—Es cierto que debemos mejorar nuestra distribución en el mercado socialista.

No le iba a citar a Marx. Lo que determina y lo fundamental es la producción. Y este postulado no se refiere solo al capitalismo. Bueno, no se lo cité y seguimos nuestra visita.

Llegamos a una inmensa nave, con grandes ventanales y un grupo de veinte personas que se ajetreaban frente a sus planchas de diseño. En ese estudio producían los “futuros” diseños para la producción de telas. Allí también nos llovieron las cifras. Pero cuando les pregunté que ¿cuántos diseños de ese taller habían sido aplicados en la producción de la fábrica? Simplemente les clavé un puñal en el corazón. Debían de reconocer que su taller tenía la misma utilidad que la famosa isla de Laputa de la que nos habla Swift.

El jefe del taller esbozó una explicación que llamaré confusa, algo que tenía que ver comisiones y criterios estéticos: antes de aplicar un diseño a la producción, debía pasar por no sé cuantas Comisiones de Estética. La del barrio en la que estaba ubicada la fábrica, luego la de la ciudad y luego la de la región. Casi siempre habían recibido buenas apreciaciones de todas esas comisiones. Incluso casi todos sus diseños llegaban a la comisión nacional. Lo que pasaba era que había mucha competición, mucha emulación socialista, que varios de sus modelos eran retenidos, incluso algunos habían sido recomendados, pero que hasta ahora ninguno había recibido aplicación fuera de la fábrica y que el modelo que producía la ”joya de la industria textil soviética” tenía tal éxito que no era conveniente cambiarlo, pues les gustaba a las mujeres...

Hablé con Virgilio y Cayetano de todo esto durante varias horas. En realidad siempre le llamé a Carpio, “camarada Cayetano”. A Virgilio, siempre así, Virgilio, sin el camarada. Al contrario él siempre me decía “camarada Carlitos”. Para él nunca dejé de ser el mismo cipote que conoció en Santa Ana, el hijo de la “niña” Matildita. Pues la gran noticia que me traía era la siguiente:

—Camarada Carlitos, le tengo una excelente noticia, su señora madre ya es camarada.

24 octubre 2007

Funerales de Jandro

Los restos mortales de Alejandro Funes llegarán a El Salvador el día jueves 25 de octubre a las 4:00 A.M. Inmediatamente los restos de Alejandro serán conducidos a Capillas Memoriales, ubicadas en la Colonia Miramonte en San Salvador (Cerca del García Flamenco), donde tendrá lugar una misa de cuerpo presente a las 9:00 A.M. y será velado todo el dia.

Los restos de Alejandro Funes serán sepultados el día viernes 26 de octubre de 2007 en Jardines del Recuerdo.

Powered by ScribeFire.

22 octubre 2007

Vendetta ortodoxa

Por Carlos Abrego

Muchos crímenes y muchas violaciones a los derechos humanos se cometieron antes de la guerra. Esos crímenes y delitos, esas violaciones se perpetraron en nuestro país de manera sistemática, se erigieron en método de gobierno. Esos crímenes se presentaban —cierta prensa continúa haciéndolo— como el único recurso que tenía el estado salvadoreño para preservar la paz social, defender nuestros “valores occidentales” y garantizar todas nuestras libertades.

La situación social y económica era simplemente injusta y constituía un verdadero desastre, una calamidad permanente: mortandad infantil, desnutrición casi generalizada, desempleo masivo, analfabetismo, alcoholismo, mendicidad, etc. Todo eso era un mal crónico. Al lado de todo este panorama existía en nuestro país la opulencia de unos cuantos. ¿Acaso no es este el estado de cosas que defendían y mantenían los gobiernos sucesivos? ¿Acaso no es contra este estado de cosas que se abogó el derecho a la insurrección?

La guerra se emprendió para abolir esa situación social, económica y política. Este era el objetivo declarado, es por eso que se le exigió a muchos jóvenes el sacrificio de sus vidas. La generosa entrega de miles de personas que abandonaron hogares, trabajos, estudios, carreras, etc. se obtuvo por un sentido agudo de la justeza y la justicia de la lucha emprendida. Muchachas y muchachos lucharon para poder construir otro país, para edificar una sociedad que le brindara a cada uno de sus hijos un cuadro que le permitiera una vida decente.

Hay quienes le llaman a esos años “de locura”. Tal vez tengan razón, no en el diagnóstico clínico de una patología social. Hubo locura, sí, pero quijotesca, locura que quiso vencer en lucha desigual a los inmensos monstruos que se interponían en su camino para realizar sueños y designios de justicia. Sí, se trata de esa locura. Pero los crímenes que se cometieron no fueron locura.

No obstante la guerra se perdió. La realidad actual lo grita. La injusticia social persiste campante, el régimen político sigue siendo autoritario y tiende hacia lo despótico. Claro, la izquierda guerrillera no admite su derrota política y militar. La derecha no necesita proclamar su victoria. La obtuvo y goza de ella.

Amnistía consensuada

En estos momentos se discute una consecuencia de esa derrota de la izquierda y del triunfo de la derecha: la Ley de Amnistía. Se nos afirma que la amnistía fue discutida, consensuada. La negociación se hizo de espaldas a la gente, en secreto, usando la diplomacia de puertas cerradas que tanto detestó Lenin, que proponía la diplomacia abierta y pública. Es evidente que las circunstancias no daban para tanto. Pero fueron en esas negociaciones que hubo acuerdo sobre la necesidad de no reclamar justicia para las víctimas civiles de la guerra. Hoy se nos dice que fue para darle posibilidad a la paz.

Dije a espaldas de la gente pues esas negociaciones duraron años y poco fue público de lo que se discutió y de cómo se discutió. Ahora sabemos (por los decires de Salvador Samayoa) que los negociadores del FMLN aceptaron que se acordara la amnistía en cambio de la paz y por el temor a un nuevo caos. Los Acuerdos de Chapultepec vinieron pues a consagrar la derrota de la guerrilla. En esos acuerdos el FMLN se colocaba en la imposibilidad de controlar y de exigir el cumplimiento de esos mismos acuerdos. Los negociadores del Frente fueron tan poco lúcidos, tan poco inteligentes que ni siquiera pusieron en el tapete su propio estatuto político una vez lograda la paz. De fuerza beligerante se convirtieron en fuerza disuelta y desarmada, política y legalmente inexistente. El Frente tuvo que recolectar firmas para inscribirse como fuerza política con derecho a participar en los procesos nacionales, para participar en la vida pública nacional.

Si empecé este escrito recordando los objetivos por los que se inició la guerra, lo he hecho en vista de que aparezca de manera manifiesta, nítida el calamitoso cierre de la misma. No concluyo esto como historiador, no lo soy, ni presumo substituirlos. Necesitamos todos de su labor. Lo que estoy diciendo tiene carácter político, concierne la vida política nacional.

Se cambiaron los objetivos

Los que podemos recordar lo que sucedió, sabemos que después de la anunciada “ofensiva final” de enero de 1981, hubo un cambio brusco de los objetivos de la guerra. No es la primera vez que afirmo esto: la guerra perdió sus objetivos sociales y políticos. Perdió su coherencia interna. Estoy hablando de la parte popular, del FMLN. La guerra empezó a tener como objetivo obligar al adversario a sentarse a la mesa de las negociaciones. Algún historiador podrá algún día darnos los detalles de este viraje fundamental. El objetivo ya no era la derrota del enemigo, sino obligarlo a negociar. Todas las fuerzas políticas se volcaron hacia este único objetivo. No obstante nunca quedó claro qué se iba a negociar. Lo que estaba en juego antes de la guerra y en las primeras batallas de la guerra era el poder. Ese era el objetivo político, lo que permitiría poner en práctica los objetivos sociales de transformación.

Es cierto que ahora cuando se habla del conflicto, se tiende a evacuar este aspecto fundamental de la guerra. La guerra era un medio, se concibió y se promovió arguyendo esos objetivos. No se trata pues de una guerra de rapiña, de conquista. La derecha luchó para mantenerse en el poder. Usó al estado para eso, usó todas las instituciones para ese objetivo, uso a todos los órganos represivos y militares, la derecha creó afuera del estado organismos represivos y criminales con el objetivo de perpetuarse en el poder. ¿Estoy sobreinterpretando, estoy desfigurando alguna verdad?

Desde 1982 he venido preguntando ¿se podía obtener en la mesa de negociaciones que la derecha cediera el poder, se podía obtener en la mesa de las negociaciones que la derecha emprendiera las transformaciones que iban a limitar su poder económico y político? Poco a poco la respuesta se fue haciendo clara, no podemos ganar la guerra, el empate es obligatorio, la gente no quiere más guerra, está cansada. La derecha ganó la guerra cometiendo crímenes, masacres y bombardeando a civiles, sometiendo a torturas a los prisioneros civiles y militares. La derecha sigue en el poder, la derecha no procedió a ninguna transformación social y económica que aliviara la vida de la gente. El régimen actual produce una fuga constante y creciente de nuestros jóvenes hacia el extranjero. Las remesas no pueden constituir ninguna esperanza de nación.

Resulta que ahora un cronista que no termina de definirse, ser o no tránsfugo, explica que los “ortodoxos” se oponían a la amnistía, que no eran realistas, que cómo se iba a decirles a los de enfrente, “negociemos la paz y una vez firmada la paz te vamos a meter preso”. Pero es que este era el mismo argumento de muchos extranjeros y nacionales que le preguntaban a los ortodoxos, como a los heterodoxos ¿Ustedes creen que la derecha les va a entregar lo que no pudieron obtener con la guerra?

La paz no está en peligro

No niego que se ha obtenido un simulacro de democracia, que existen dentro de este simulacro algunas posibilidades para expresarse y que existen ciertas premisas para construir una sociedad democrática y de derecho. Una de esas premisas es que la derecha tiene que argüir para oponerse a la abolición de la amnistía. Los argumentos no son muy sólidos. Ahora ya no existen fuerzas capaces de continuar la guerra. La paz ya no está en peligro, se puede juzgar y castigar a los que cometieron delitos contra la humanidad y que cometieron crímenes de guerra. El leguleyo oficial Méndez Flores frente a los representantes de la OEA lanzó el barbarismo de “vendetta”. Con esa palabra de fuertes connotaciones quiso calificar la justa ansia de justicia, el deseo de reparación de las víctimas y de los familiares de las víctimas. Concedámosles que en 1992 no había condiciones para emprender esos juicios, para establecer responsabilidades. ¿Pero qué lo impide hoy?

Salvador Samayoa, en el mismo foro, de manera muy poco honesta quiso descalificar a los que exigen la abolición de la Ley de Amnistía, arguyendo que el candidato a la vice-presidencia del Frente no podría presentarse hoy, si respecto a Sánchez Cerén se aplicara la recomendación de la Comisión de la Verdad que establecía que algunos militares quedarían inhabilitados para no participar en la vida pública. Puesto en el lado que nunca debió abandonar, Samayoa ejerce un chantaje bastante infame. Pero además se arroja el derecho de juzgar sumariamente y de condenar sin apelación a Sánchez Cerén. Cuando esta ley sea abolida, Salvador Samayoa podrá presentarse ante los tribunales para aportar las pruebas que condenen a Sánchez Cerén, pero antes de ese acto de civismo futuro que se abstenga de administrar justicia. Pero ¿Samayoa no perteneció a la misma organización político-militar? ¿Ignoraba todo lo que pasaba? ¿Era o no miembro de la dirección? ¿De quién recibía las consignas para negociar?

Tal vez el cronista que no se decide a ser tránsfugo y el leguleyo oficial se unan y digan que lo que yo pretendo es una “vendetta ortodoxa”.

Hay otro aspecto que me parece importante en esto. El Frente sabe que para construir nuestro futuro debemos apoyarnos en el pasado, aprender de él. No se trata que los procesos futuros van a venir a aclarar puntos oscuros de nuestra historia. Tampoco se trata de alimentar nuestra memoria histórica. Creo que nadie ha olvidado por el momento nada de la barbarie que nos impusieron. Esto lo van a recoger los historiadores y darán incluso detalles e interpretaciones útiles. Los procesos futuros servirán para otra cosa. Para romper con la impunidad que ha reinado en nuestra historia. Desde siempre los que han masacrado en nuestro país no han respondido ante la justicia por esos actos. Las víctimas fueron ignoradas, su sufrimiento negado, incluso su existencia ha llegado a ser discutido. Entonces el problema no es histórico, no es simplemente ético. La abolición de la Ley de Amnistía y las consecuencias judiciales de esa abolición son políticas, éticas y sociales. Es por eso que es urgente que el candidato del Frente se comprometa ante el pueblo a abolir esa ley de la infamia.

También se nos dice que esos procesos vendrían a remover un pasado doloroso y que nada bueno puede salir de ellos, que lo que hay que perseguir es la reconciliación y el perdón. Pero ese argumento no es válido por muchas razones. Ese argumento simplemente niega la necesidad de que existan instituciones que impartan justicia. ¿Acaso no todo proceso remueve un pasado doloroso? ¿Acaso los tribunales no han sido instituídos para vencer los instintos de odio y venganza?

Se pide y se clama que la reconciliación y el perdón deben prevalecer. ¿A quién voy a perdonar si nadie ha sido reconocido como culpable del crimen? Y no se trata de que vamos a juzgar a sesenta mil personas, instituyendo sesenta mil responsabilidades. El leguleyo oficial Méndez Flores simplemente nos falta al respeto al traer ese tipo de argumento. Pues el soldado fue amaestrado al crimen, pero ¿quién lo domesticó y con qué designios? ¿Quiénes dirigían las masacres, quiénes obligaron al crimen a toda la sociedad?

16 octubre 2007

Caso: Monseñor Romero

San Salvador, 12 de Octubre de 2007

Monseñor

Fernando Sáenz Lacalle

Presidente de la Conferencia Episcopal de El Salvador

Presente.

“Dios nos hace ver cómo desde el cielo

se prepara a condenar la maldad y la injusticia de toda clase,

de aquellos hombres que por la injusticia

mantienen a la verdad cautiva” Romanos1, 18.

Las y los representantes de las organizaciones abajo firmantes, de manera muy respetuosa, a usted expresamos:

I. Que hemos prestado especial atención a la audiencia celebrada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, para dar seguimiento a las recomendaciones formuladas al Estado Salvadoreño en el año 2000, por el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Audiencia de fecha 10 del mes en curso.

II. Es importante recordar que las recomendaciones que la CIDH ha entregado al Gobierno de El Salvador son:

A. Realizar un investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e intelectuales de las violaciones establecidas en el informe (00/37, referido al caso de Monseñor Romero), sin prejuicio de la amnistía decretada.

B. Reparar todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluido el pago de una justa indemnización.

C. Adecuar su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto de la Ley de Amnistía General.

Para efecto de hacer efectivas estas recomendaciones, especialmente las referidas a las reparaciones, la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado ha propuesto:

A. Que el Estado salvadoreño realice un acto público en el que reconozca su responsabilidad y pida disculpas a la comunidad nacional e internacional.

B. Publicación de las partes relevantes del informe No. 37/00 de la CIDH.

C. Creación y difusión de un documental sobre la persona y labor de Monseñor Romero y las circunstancias de su ejecución.

D. Inclusión del informe No. 37/00 en los planes de estudio de la historia salvadoreña.

E. Creación de una plaza en memoria de Monseñor Romero.

F. Prohibición de homenajes a los responsables de su muerte.

G. Capacitación a miembros de las Fuerzas Armadas en derechos humanos y otros temas que garanticen el abandono de conductas individuales y colectivas lesivas a la dignidad humana.

H. Capacitación a funcionarios policiales, fiscales y judiciales en técnicas de investigación del delito, apegadas a los estándares establecidos por Naciones Unidas.

III. También debemos recordar que la iniciativa de presentar la demanda ante la CIDH fue impulsada por mandato expreso de Monseñor Arturo Rivera y Damas en acompañamiento a la familia Romero, quien compareció en la denuncia original por medio de un familiar del obispo mártir.

IV. Que nos sigue causando mucha preocupación la actitud hostil del gobierno frente a la resolución de la CIDH al expresar públicamente que no acepta la responsabilidad del Estado en el magnicidio, pese a los resultados que a este respecto dio la Comisión de la Verdad y la resolución que se dio en el proceso que se celebró en Fresno, California. El gobierno ha sido enfático al expresar que “no está dispuesto a cumplir las recomendaciones”

V. También es preocupante, la actitud del gobierno de El Salvador al intentar una negociación con la jerarquía de la Iglesia Católica, en un momento en el cual, su situación es de total desacato a las recomendaciones de la CIDH, pero además, cuando pretende ampararse en el derecho interno, una repudiable ley de amnistía, para evadir esas recomendaciones. Creemos que cualquier acercamiento o negociación que el Gobierno salvadoreño pretenda establecer con la jerarquía católica o con la familia Romero, debe tener a la base el reconocimiento de su responsabilidad en el asesinato de Monseñor Romero. Permitir que tal condición sea soslayada, abonaría a ampliar el clima de impunidad que vive el país.

VI. Damos nuestro reconocimiento y acompañamiento al esfuerzo que desde hace catorce años realiza la Iglesia Católica, a través de la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, al seguir insistiendo ante la justicia internacional para promover la verdad, justicia y reparación, especialmente para que se dé cumplimiento a las recomendaciones de la CIDH, en un caso en el cual hemos puesto las esperanzas, las y los salvadoreños que seriamente aspiramos a una verdadera paz, que construya democracia y justicia social para la mayoría de la población, esa que ahora está excluida y marginada; pero también, es un caso, en el cual la Comunidad Internacional, tiene puesta toda su atención. Respaldamos la postura adoptada por la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado en la audiencia especial, celebrada el pasado el 10 de octubre de este año en la sede de la CIDH.

VII. Que tenemos conciencia, que la parte ofendida por el asesinato de Monseñor Romero, podría ser formalmente la Iglesia Católica, pero realmente el ofendido es todo un pueblo, somos todas y todos los salvadoreños, pero además, esa comunidad mundial, de laicos, laicas, religiosos y religiosas de todas las denominaciones, que tienen en Monseñor Romero, un ejemplo al cual seguir, al cual honrar y por cuya memoria, estamos en la disposición de seguir exigiendo que se haga justicia

VIII. Estamos convencidos que cualquier diálogo que tenga la jerarquía de la Iglesia Católica con el gobierno de El Salvador, no puede apartarse en ningún momento de las recomendaciones emanadas de la CIDH; estamos convencidos y confiados, que de parte de la jerarquía de la Iglesia Católica no puede haber otro acercamiento con el Gobierno, que no sea para demandar el cumplimiento a esas recomendaciones

IX. El pueblo salvadoreño, especialmente todas las víctimas de los crímenes de guerra, demandamos la reconciliación en nuestro país, pero ésta solo será posible cuando en El Salvador haya verdad, justicia, perdón y reparación. Como usted sabe, todavía son tareas pendientes. Imaginar una negociación entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el gobierno de El Salvador, al margen del reconocimiento de la responsabilidad estatal y de la exigencia del cumplimiento de las recomendaciones de la CIDH, sería darle la bendición al símbolo de la impunidad en que ha sido convertido el magnicidio de Monseñor Romero.

Por todo lo anterior, con todo respeto pedimos a la Conferencia Episcopal de El Salvador, que haga público su respaldo a las recomendaciones que ha hecho la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al gobierno de El Salvador; esto afirmará la convicción que ya tenemos: Que la jerarquía de la Iglesia Católica, con todo el pueblo salvadoreño y la comunidad mundial de laicos y religiosos, de todas las denominaciones, estamos comprometidos con el respeto a los Derechos Humanos, con la dignidad de la persona humana, con la justicia y con la verdad.


Todas y todos los firmantes, somos seguidoras y seguidores del camino que nos marcó Monseñor Romero, somos la personificación de sus palabras, tantas veces expresadas: “Si me matan resucitaré en mi pueblo”. Somos parte de ese pueblo y demandamos que se haga justicia.

Atentamente.

Acción por la Salud en El Salvador, APSAL.

Alianza Ciudadana contra la Privatización de la Salud.

Asociación de Estudiantes de Sociología de la Universidad de El Salvador, ASESUES

Asociación de Capacitación e Investigación para la Salud Mental, ACISAM.

Asociación Coordinadora de Comunidades Unidas de Usulután, COMUS

Asociación Entre Amigos, AEA

Asociación Flor de Piedra.

Asociación de Humanistas de El Salvador, AHES.

Asociación de Mujeres Rurales. AMR

Asociación de Abogados para la Defensa de la Constitución, ADC

Asociación Movimiento Salvadoreño de Mujeres, MSM.

Asociación Nacional de Empleados Judiciales Salvadoreños, ANEJUS

Asociación Nacional de Pensionados del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, ANPISSS.

Asociación de Promotores Comunales Salvadoreños, APROCSAL.

Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria, PRO-VIDA

Asociación para el Desarrollo de El Salvador, CRIPDES.

Centro de Acción Silvia Olán, CANASO

Centro de Estudios e Investigaciones Jurídicas de El Salvador, CEIJES.

Centro de Intercambio y Solidaridad

Centro Cívico Democrático.

Centro para la Defensa del Consumidor, CDC

El Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio, CEICOM

Concertación Feminista Prudencia Ayala, CFPA.

Concertación por la Paz, la Dignidad y la Justicia Social.

Comisión de Derechos Humanos de El Salvador. CDHES

Comisión de Mujeres Sindicalistas de El Salvador.

Comunidad de la Cripta de Catedral.

Colectivo UTOPIA.UCA

Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadoreña, CONAMUS.

Coordinadora Nacional Monseñor Oscar Arnulfo Romero

Comunidad La Cuchilla de Antiguo Cuscatlán.

Equipo Maíz

Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador, FEASIES.

Federación Salvadoreña de Cooperativas de la Reforma Agraria, FESACORA

Federación Sindical de Trabajadores Salvadoreños del sector Alimentos, Bebidas, Hoteles, Restaurantes y Agroindustria, FESTSSABHRA

Foro para la Defensa de la Constitución. FDC

Frente Legislativo Juvenil

Frente Sindical Salvadoreño, FSS.

Fundación “JOSE MARIA MENDEZ”, para la Justicia y la Cultura (EF)

Fundación Maquilishuat, FUMA.

Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador, CORDES

Fundación para el Desarrollo de la Mujer y la Sociedad, FUNDEMUSA.

Fundación Segundo Montes.

Grupo Organizado de ex trabajadoras y trabajadores de Hermosa.

Iglesia Bautista Enmanuel de El Salvador, IBE.

Instituto de Investigación y Capacitación de la Mujer, IMU.

Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza, GCAP

Mesa de Mujeres Campesinas.

Mesa Permanente Para La Gestión del Riesgos, MPGR.

Mesa Sindical de Trabajadoras y Trabajadores de la Maquila.

Movimiento País Saludable, MPS.

Movimiento Solidario por una Vivienda Digna en El Salvador, MSVD.

Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes, MAM

Movimiento Popular de Resistencia 12 de Octubre, MPR-12

Movimiento Unificado Francisco Sánchez-1932, MUFRAS-32.

Organización de Trabajadoras del Sexo, OTS.

Red Sinti Techan.

Unidad Ecológica Salvadoreña, UNES

Colectivo Herber Anaya

Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho, FESPAD

Comunidades Eclesiales de Base de El Salvador, CEBES

Asociación Comité de Familiares de Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos “Marianela García Villas”, CODEFAM

Coordinadora Ecuménica de la Iglesia de los Pobres, CEIPES

Fundación Hermano “Mercedes Ruiz”, FUNDAHMER

SERCOBA

Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos

Centro para la Promoción de los Derechos Humanos “Madeleine Lagadec”, CPDH

Justicia, Paz, Integridad de Creación Franciscanos, JPIC-Franciscanos

Conferencia de Religiosos de El Salvador, CONFRES

Asociación Salvadoreña para el Desarrollo Local y la Democracia, FUNDASPAD

Instituto de Investigación y Capacitación de la Mujer, IMU

Equipo Maíz

Comunidad de la Cripta de Catedral

Fundación Salvadoreña para la Reconstrucción y el Desarrollo. REDES

Asociación de Mujeres por la dignidad y la Vida, LAS DIGNAS

Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza – El Salvador, GCAP-ES

Centro de Intercambio y Solidaridad, CIS

Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social, CIDEP

Instituto de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola de Herrera”, CEMUJER

Sínodo Luterano Salvadoreño

Coordinadora Nacional del Foro Ecuménico del Consejo Latinoamericano de Iglesias – El Salvador, FECLAI-EL SALVADOR

Universidad Luterana Salvadoreña

Comité Nacional de Mujeres Cooperativistas, CONFRAS

11 octubre 2007

Por Jandro Funes

Carlos Alejandro Funes se nos fue ayer. Luchó por quedarse con nosotros, pero la muerte pudo más. Antes de irse se despidió de sus padres con los pocos gestos y movimientos que su estado le permitió. Le mostró a su madre que la sentía cerca, al padre que oía su voz.

Pero aquí quiero recordarlo con su dinamismo, su gracia, su permanente buen humor. Fue un muchacho cautivador, inquieto y curioso.

La distancia entre sus años y los míos no fue obstáculo para poder departir horas de alegría, de chanza y algunas cervezas.

Guardaremos todos los que lo conocimos esa imagen, la de un muchacho que vivió intensamente.

Desgraciadamente fue esta trágica circunstancia la que me llevó a conocer a su padre. He visto a un hombre que quiso mover tierra y cielo para salvar a su hijo. Un hombre que no pudo ocultar el dolor que lo embargaba. Vi a un hombre digno en su sufrimiento de padre.

Le expreso aquí a Mauricio Funes toda mi simpatía y pido respeto por su profundo sufrimiento.

A Marlène le digo que estoy con ella en su dolor de madre.

A Carlos Mauricio le entrego mi cariño y sé que será fuerte en su tristeza.

05 octubre 2007

СПУТНИК

Hoy se cumplen cincuenta años del lanzamiento del primer satélite artificial de la Tierra, el famoso Sputnik.

A nosotros los cipotes eso nos llamó la atención. ¿Qué pasa aquí? Acaso no nos afirmaban todos los días de que era el país más atrasado del mundo, que vivían en la miseria y que eran unos ignorantes de cuatro patas. Y de repente ¡bip bip bip! en el cosmos. Perdidos como andábamos, nos fuimos a preguntarle al padre F. C. (Ramiro, vos tal vez te acordás de esto ¿y vos, José?).

Y el padre andaba más perdido aún. Y nosotros lo interrogábamos apretadamente.

—Los “rojos” lo que quieren es negar la existencia de Dios.

—Padre, pero si Dios quisiera les bajaría el esputnike.

—No, Dios no se mete en eso. Ahí los va dejar hacer.

—Entonces, padre, no son tan brutos los rusos.

—Miren, lo que les puedo decir, es que nunca van a llegar a la Luna. Nunca.

—¿Por qué, padre?

—Pues Dios nos ha ordenado vivir sobre la Tierra.

Eso nos bastó por cierto tiempo, luego vino el vuelo de Laika y más tarde el vuelo de Yuri Gararin. A mí me sorprendió mucho cuando supe que lo primero que dijo Gagarin al volver de su vuelo fue:

—La Tierra es azul.

Años antes el poeta francés (comunista) Paul Elouard escribió:

La terre est bleu comme une orange

La Tierra es azul como una naranja.


01 octubre 2007

Mi buen amigo Álvaro

Mi buen amigo Álvaro Rivera Larios ha escrito en El Faro un comentario a otro comentario sobre los blogues salvadoreños. La nota que salió en el DdH molestó a mucha gente y hay ya varios comentarios escritos. El de Álvaro es bastante comedido, pero no por eso deja de señalar los defectos del artículo de Urquilla. No voy a hacer un comentario del comentario al comentario... pues ya eso nos convertiría en talmidistas internéticos.

Escribo esto más para agradecer que se haya tomado el tiempo de leerme y de recomendar en su artículo estas Cosas tan pasajeras. Álvaro ha picado, no obstante mi curiosidad. Pues ha calificado mi estilo de “radical y reflexivo”. Acostumbro acudir al diccionario académico a revisar los significados allí cristalizados. Lo hago no para atenerme de manera definitiva en ellos. Me confío mucho más en mi propia intuición del uso y de lo que puedo sacar por mis propios medios del acto de habla concreto. Pero en esta ocasión me he quedado un poco perplejo, pues ya en ocasiones tuvimos la oportunidad o la ocurrencia de pelearnos en artículos en que el tema subyacente era el estilo o el lenguaje. En los arrebatos de las polémicas uno dice cosas que piensa en el momento y le da forma de verdades eternas. Eso me pasa, me suele pasar. Y no cabe duda que a veces soy radical en el cuarto sentido que da la Academia: “Extremoso, tajante, intransigente”. Estoy convencido de que Álvaro Rivera Larios en su mente, en esta ocasión, no tenía ese significado. Me cabe esta esperanza, pues en ningún momento he dudado de su extrema bondad y su generosa actitud.

Ahora bien, ¿en qué otro sentido ha usado mi buen amigo esta palabra tan connotada? Y es precisamente en este aspecto que cae todo el peso. Es que esta palabra nunca se usa neutralmente, hay arriba de ella, de su significado concreto una flechita connotativa que como la de una brújula señala el norte, pero que se mueve constantemente. Porque para mí es halagador que Álvaro haya tenido en cuenta cualquiera de los otros tres significados, creo que no suele adular, que a veces es también un tantico intransigente y otras moderadamente tajante.

En lo que atañe a ‘reflexivo’, pues es algo que muchos se han dado cuenta. Mi estilo es reflexivo y conlleva justamente todos los defectos de los que escribimos reflexionando, en donde algunas ideas no están acabadas, otras asoman apenas y casi todas se buscan en mi trastrabillante manera de escribir.

En todo caso le agradezco que recomiende la lectura de mi blog. Uso esta palabra, pues ya se impuso y la castellanizo en su plural: blogues. Pero en realidad se trata de un cuaderno de apuntes o tal vez sea de botellas con cartas que en mi calidad de náufrago arrojo al mar para que alguien las lea cuando las encuentre.