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23 mayo 2010

La línea divisoria

La situación política en El Salvador es compleja. No obstante la complejidad no reside en que no podamos distinguir claramente el espectro clasista de las fuerzas en presencia. La complejidad ha aparecido en la escena política a raíz de que el sufragio diferenciado entre las elecciones legislativas y las presidenciales no ha permitido definir claramente una mayoría presidencial. Es esta circunstancia que ha propiciado la aparición en algunas votaciones legislativas de alianzas impensables antes del 2009. La Asamblea sigue siendo de derecha mayoritariamente.


Es esta circunstancia que ha permitido la ambigua actitud de Mauricio Funes. Este hecho ha venido a agregar incertidumbre en el panorama. Es cierto que la derecha ya no tiene todas las riendas en sus manos y que por primera vez en la historia nacional un presidente con un programa de izquierda, sostenido por un partido de izquierda ha accedido al poder ejecutivo.


El resultado de las elecciones imponía a las fuerzas de izquierda tener claros los objetivos a alcanzar, medir exactamente que era posible y que tenía que esperar. Pero incluso lo posible no iba a ser, no podía ser una cosa que iba a ser admitida por la derecha de manera automática, para obtener esos objetivos se imponía crear condiciones favorables a través de la movilización popular.


El candidato no presentó nunca un plan de gobierno, un calendario de medidas, sus prioridades. El FMLN tampoco ha presentado dentro de su programa las reformas que le parecen urgentes, indispensables o inaplazables. En este sentido podemos afirmar que el derrotero es totalmente incierto.


Es dentro de este marco general que Mauricio Funes ha optado por definirse independiente del partido que lo llevó al ejecutivo, que le ha permitido declararse presidente de “todos los salvadoreños”, incluyendo en este “todos” a la oligarquía nacional. Es este marco que le ha permitido pasar todo el primer año sin emprender una medida realmente innovadora y en claro beneficio por las clases necesitadas. Siguiendo el ejemplo del ex presidente Saca, con pitos y flautas, entrega títulos de propiedad de parcelas a campesinos o terrenos en las márgenes urbanas a los ocupantes. El hecho de que estas entregas sean cuantitativamente superiores a lo que hacía Saca, no le confiere una calidad distinta a esta medida. Estos títulos de propiedad serán temporarios de hecho, pues quienes los reciben no tienen medios para hacerlos fructificar. El presidente lo sabe y les pide a los campesinos que no vendan esos terrenos, que los conserven. Lo mismo se puede decir de las medidas que desde el Ministerio de Educación ha promovido Sánchez Cerén. Por supuesto que estas medidas alivian el bolsillo de las familias populares. Pero la medida que con tanto ahínco y perseverancia exigían los dirigentes del FMLN: el substancial aumento del salario mínimo parece olvidada y reposa en el fondo muerto de la gaveta de las promesas olvidadas. ¿Cuántas otras también han sido olvidadas? Algunas podemos afirmar que han sido abandonadas, como volver a la moneda nacional, abolir la nefasta “ley de amnistía”.


Los episodios legislativos de la anulación de las cuotas telefónicas y del nombramiento del presidente del RNPN, que pusieron de manifiesto con mayor amplitud el desacuerdo y la separación entre Funes y el FMLN, no han servido para aclarar el panorama. La actitud de los dirigentes del FMLN que fue de callar y otorgar durante la campaña electoral, cuando el candidato Funes abiertamente se declaraba hostil al socialismo, cuando declaraba sus preferencias ideológicas, etc. se ha vuelto ahora en casi justificación, cuando tratan de hacernos creer que nada los separa del presidente, que nada los divide, que Funes sigue siendo del FMLN. Todo esto forma parte de lo que he llamado complejidad de la situación.


A esto hay que agregarle que el presidente ha decidido crear su propio movimiento con el que pretende perennizarse en el terreno político. Funes está convencido que su movimiento puede acaparar ya medio millón de votos, suponiendo que es válida su aritmética electoral y que los “amigos de Funes” realmente aportaron esos votos para su elección. Creo que no toma en cuenta la dinámica electoral creada por el FMLN y el desgaste político de Saca y de ARENA. No obstante los movimientos políticos que han surgido en la izquierda o en el centro han sido hasta ahora en su gran mayoría desgarramientos del FMLN. Por primera vez surge un nuevo movimiento que puede pretender a cierta aureola de izquierda desde la función misma de la presidencia de la república. Digo cierta aureola de izquierda, pues Mauricio Funes ha dejado claro que sus alianzas pueden ir hacia cualquier borde político.


Los otros movimientos fracasaron, creo que la visibilidad de Funes, mucho mayor que cuando era comentarista, sus aliados económicos, sus potenciales financieros permiten suponer que no se trata de un movimiento efímero y sin importancia. Es un movimiento que aparece en vistas a las próximas elecciones legislativas, que van a dar lugar a todo tipo de transacciones y negociados. Las próximas elecciones van a definir el reparto de votos en la derecha, sobre todo entre ARENA y GANA. Los partidos PCN y PDC posiblemente sean esta vez completamente laminados y desaparezcan. El FMLN va a buscar obtener la mayoría que le permita realizar su política. ¿Cuál va a ser en este cuadro el papel del “Movimiento de amigos del cambio”?


Desde ahora podemos decir que Funes lo ha dicho claramente, este movimiento surge para apoyar su política y sus alianzas pueden ser variables. El presidente en esto ha actuado como si el FMLN no fuera su apoyo político, como si no fuera el partido que lo llevó al poder. El presidente necesita poder elegir quien debe apoyarlo. Quienes piensen que Funes no es capaz de optar por un partido o por los partidos de derecha, pues ya hay suficiente material político para dejar de lado las conjeturas.


Es por eso que debemos volver a la vida real y a partir de ella definir el espectro político nacional. Un partido no puede definirse por sus declaraciones, sino que por sus acciones. La línea divisoria son los intereses de las clases trabajadoras. Es por eso que se vuelve urgente definir la lista de las medidas más urgentes. Es por eso que es necesario que las luchas sociales por el bienestar popular vuelvan a la primera plana e impongan su fuerza irresistible.


No se puede esperar el momento de la campaña electoral, la lucha tiene que ser permanente, es necesario seguir con la denuncia del sistema opresor, hay que mostrar que el sistema ha sido incapaz de resolver los problemas nacionales en todos los aspectos de la vida social. La oligarquía y sus servidores se han negado ceder la más mínima parcela de su poder económico y social. La salud sigue siendo un problema diario para la mayoría de las familias salvadoreñas, el poder adquisitivo es bajo, la alimentación para muchas familias es escasa y de baja calidad, el nivel educativo es deplorable. Esta situación puede cambiar únicamente si se combate abiertamente el poder oligárquico. Para ello es necesario combatir su dominación ideológica, resquebrajar su hegemonía social. Esta labor no se lleva solamente en el hemiciclo legislativo, sino que en las calles, en los barrios, en las puertas de la vecindad. En las empresas, donde es urgente organizar a los trabajadores con un claro contenido de clase. Es necesario elevar el nivel combativo del pueblo y cultivar su consciencia.

20 mayo 2010

Ante un posible naufragio

Me resulta realmente difícil entender que ha querido decir el diputado y vocero del FMLN , Sigfrido Reyes al afirmar que el presidente Funes “sigue siendo del FMLN”. Aquí mismo he dicho que al parecer Funes no ha enviado su carta de renuncia de membresía al partido que lo llevó a la presidencia. No obstante sus declaraciones y actitudes han sido claras, ha dicho que no es el presidente de un partido político y ha declarado también que ha buscado a los partidos de derecha para que le ayuden a que no se supere las observaciones que le hizo al decreto que lo mantuvo en litigio con el FMLN. Dijo claramente que no había sido víctima de presiones de parte de la derecha, que fue él quien los buscó y al mismo tiempo acusó a los diputados efemelenistas de chantajearlo con el voto de los préstamos para que accediera a su demanda de poder elegir la terna para el RNPN.

Ahora el presidente crea y dirige un organismo político, un movimiento que puede entrar en alianzas con otros partidos. El presidente dejó abierta la posibilidad que su movimiento pueda aliarse con los partidos de derecha. Es decir no tiene ninguna preferencia, las alianzas que pueda concluir no dependen de principios, sino que de las próximas coyunturas electorales. Esto ha quedado dicho, esta declaración es un acto político, la creación de ese movimiento no es un antojo, ni el ejercicio simple de un derecho, ni la opción de su libertad como individuo o ciudadano, sino la concreción de una visión estratégica para mantenerse en las esferas del poder sin necesitar ahora que lo apadrine el FMLN.

Por supuesto que esto no es aún una ruptura. El presidente Funes sabe perfectamente que tomar la iniciativa de romper definitivamente con el FMLN perdería la fachada de izquierda con que puede por el momento presumir, tanto nacional como internacionalmente. Tener como aliado al FMLN todavía es una carta ante la derecha nacional y es todavía una tarjeta de visita presentable internacionalmente. Aunque ya en el extranjero muchos se cuestionan sobre su política internacional, sobre todo en el caso Honduras. Seguir gozando del apoyo del FMLN le garantiza también cierto apoyo popular, sin embargo sabe que lo está perdiendo, que su popularidad se está erosionando.

Es por lo mismo que cuando declara que buscó apoyo de los partidos de derecha, agrega apresurado que eso no significa aliarse con la derecha. Estas declaraciones a las que me estoy refiriendo aparecieron en el Co-Latino el 30/04/2010. El presidente Funes está convencido que todos somos atarantados, como la cúpula del FMLN.

Los dirigentes del FMLN entraron a bailar al terreno político burgués, pero no conocen ni los pasos, ni la música. Pero lo peor de todo es que al entrar al baile dejaron afuera los principios que les valió el apoyo popular. Pensaron que ya dominaban las intrigas parlamentarias, que conocían al dedillo el lenguaje de las encerronas, de los pactos. Pero en el panorama nacional el FMLN no puede conseguir aliados organizados en partido afuera del pequeño partido de Dada Herezi. Y este ahora está más cercano a Funes que a su aliado histórico. Tal cual es el panorama político salvadoreño, el FMLN está obligado a fortalecerse, a reunir a todas las fuerzas que se consideren de izquierda.

Al abandonar de hecho sus principios y con ellos la lucha ideológica por conquistar las conciencias a las transformaciones necesarias que nos lleven a otro tipo de sociedad, perdieron también la capacidad de analizar la realidad concreta. La dirigencia del FMLN anda a la deriva y corre el riesgo de llevar al partido a un naufragio catastrófico. En estos momentos ese es el peligro mayor que se presenta ante nosotros. Es esto también lo que está en juego. Mauricio Funes lo sabe perfectamente. Es más, posiblemente sea también lo que puso en el tapete en sus negociaciones en Washington cuando negoció la neutralidad estadounidense en el proceso electoral.

He dicho que la desaparición del FMLN, que su naufragio es el mayor peligro que se presenta ante nosotros. Por el momento, en El Salvador, no existe otra fuerza que pueda suplantar al FMLN, que acoja todo el apoyo popular acumulado durante los años de la guerra, el prestigio que logró obtener al ser el garante de mantener viva las aspiraciones populares por otras condiciones de vida. Es todo esto que lo ha mantenido creciendo hasta las últimas elecciones, es ese bagaje histórico que puede perderse. Son todos estos recursos los que sirvieron para llevar a Mauricio Funes a la presidencia. Pues por mucho que quieran engañarse los “amigos de Funes”, el grueso del voto vino del FMLN. Sin el partido Funes nunca hubiera salido de la televisión.

Tanto el equipo de Funes, como la cúpula del FMLN piensan que el primero que rompa la tácita alianza saldrá perdiendo, pues aparecerá como el responsable del fracaso de la gestión gubernamental. Funes necesita que sea el Frente el primero que rompa, para justificar su abierta alianza con la derecha. El FMLN espera que Funes rompa, que destituya a los ministros, que entregue su renuncia oficial. En este juego es el más taimado el que tiene todas las de ganar. Los del Frente al parecer no han aprendido mucho durante estos años de practicar la política parlamentaria y electorera.

Pero estas consideraciones de quién va a romper primero, son compatibles con el modo de funcionar burgués, con el modo burgués de concebir la política. Pero es incompatible con un partido revolucionario, aunque participe en las contiendas electorales. El partido revolucionario tiene que analizar la realidad con lucidez y rigor y dirigirse con honradez al pueblo. Es decir el FMLN tiene que preguntarse ¿cuál es su objetivo global, qué fines persigue? Esos fines los puede obtener realmente si sigue en un ambiguo teje y maneje con el grupo que rodea a Funes y el mismo Funes. ¿Vale la pena arriesgar toda la herencia pasada por algunas migajas “sociales” que pueda otorgarle al pueblo Mauricio Funes?

Ha pasado un año, no pueden seguir afirmando que hay sectores que marchan bien y otros menos, pero que el balance hasta ahora es positivo. No es ese el sentimiento que manifiesta la gente. No son las medidas tomadas, las que marcan realmente un cambio en el rumbo político del gobierno. No hay nada realmente que indique que la dominación del capital se ha debilitado o se le ha dado mayor fuerza a los trabajadores para que puedan luchar por sus intereses en mejores condiciones. Eso se pudo hacer en un año. Medidas como el aumento sustantivo del salario mínimo, la refundación de un Código del Trabajo que limite el despotismo patronal en las empresas. Bueno, no voy a ponerme a enumerar las cosas que se pudieron realizar sin mucho gasto, sin coste alguno para el gobierno.

Y para aquellos que piensan que estamos pidiendo que todo cambie de la noche a la mañana, que lean atentamente lo escrito. No se trata de eso, ni nadie lo pide. Pero el continuismo de Funes es patente. Y es eso lo que no puedo dejar de combatir y el FMLN ha entrado en complicidad con esta política.

Repetí, en mis artículos durante la campaña, que no existen “hombres providenciales”, que el portador del cambio es el pueblo consciente, activo, que solamente la participación activa y consciente del pueblo puede traer las transformaciones que necesitamos. Esto sigue siendo cierto hoy.

El FMLN está obligado a aportar las respuestas a todas las interrogantes populares. La dirección del Frente tiene la responsabilidad ante el pueblo salvadoreño de preservar el útil, el instrumento de sus luchas. Pero hemos entrado en un momento en que realmente se hace urgente pensar en la necesidad de crear otro partido, otro instrumento de lucha popular. Por el momento la cúpula del FMLN tiene la palabra. La alternativa es muy simple, vuelven a los principios revolucionarios o se van. El pueblo necesita claridad. Y si le echan a pique su instrumento de lucha, sabrá también nombrar a los responsables. La historia no se acaba tampoco con el fin de un partido o con su decadencia.

18 mayo 2010

Casados con la mentira

Luego de un silencio forzado por causas ajenas a mi voluntad, vuelvo ahora para dar mi opinión sobre el acontecer salvadoreño. Han pasado muchas cosas de variada importancia y repercusión en la vida política nacional: un primero de mayo nutrido y combativo, homenajes a Roque Dalton García en el aniversario de su asesinato y exigencias de justicia y verdad sobre las circunstancias de su muerte, la renuncia de un ministro del gobierno de Funes, el anuncio del presidente del esbozo de un partido politico favorable a su política continuista, etc.

1. El primero de mayo a pesar de que fue masivo y bastante combativo no marca un cambio radical respecto al gobierno actual. La expectativa es todavía superior al descontento. La gente de izquierda sigue aguardando el cumplimiento de las promesas electorales y sigue considerando que las divergencias entre el presidente y el FMLN no son profundas y que no atañen lo esencial. No obstante la marcha también ha sido testimonio de que hay muchos que están perdiendo paciencia y no creen que se cumplirá con los cambios prometidos, por lo menos que será necesario forzarle la mano al presidente y al mismo partido para que cumplan con lo prometido.

Respecto a esto y a otros sucesos ocurridos la actitud del FMLN sigue siendo poco transparente y sus dirigentes siguen negando la existencia de divergencias con Mauricio Funes. Si surgen fricciones y polémicas las califican de normales. Incluso Medardo González, principal dirigente del Frente, prefiere retractarse de sus antiguas exigencias sobre la ley de Amnistía que contradecir a Funes, prefiere guardar silencio respecto a dejar en paz a los corruptos que exigir justicia. El FMLN está mostrando que se ha quedado sin brújula y se machuca con las aristas de sus contradicciones.

2. Es muy amargo constatar que después de tantos años los responsables del crimen de Roque Dalton puedan pavonearse públicamente, ocupar cargos oficiales, sin que la justicia de nuestro país se digne a emprender las investigaciones necesarias. Nos queda esperar que la demanda de justicia hecha oficial por la familia tenga respuesta positiva de parte de la Fiscalía.

También en esta ocasión Mauricio Funes mostró su falta de tacto y su excesiva vanidad. ¿Cómo puede afirmar que Roque ya no le pertenece a su familia? Con una demagogia rastrera lo declara “propiedad del pueblo” y “esencia de nuestra cultura”, simplemente para ignorar la exigencia de los hijos del poeta.

Roque será propiedad del pueblo cuando sea leído por todos, cuando la política cultural de un futuro gobierno popular despliegue una política de lectura pública digna de ese nombre y en cada pueblo haya un centro de lectura o una biblioteca, cuando se les inculque a los salvadoreños el gusto por la lectura. Pero por el momento no vemos que se estén poniendo las bases necesarias para llegar a estos objetivos.

3. El exministro Manuel Sevilla ha hablado de corrupción. Sobre esto se han expresado muchos comentaristas y hombres políticos. Tal vez sólo el diputado Alvarenga se ha atrevido a retar al comunicador Mauricio Funes a un debate público, dejándole a su cargo la elección de las modalidades del debate. Las acusaciones del exministro sobre las presiones sufridas son graves. Es cierto que en este tipo de casos aportar pruebas de las presiones sufridas es difícil o casi imposible. Esto se no hace por escrito, ni tampoco se graban las conversaciones. Lo que cuenta es la confianza que se tenga en los actores del suceso. Pero el diputado del FMLN dice que puede aportar pruebas durante el debate. Nos toca esperar que el presidente acepte el reto.

Sin embargo el exministro empieza la enumeración de los motivos de su denuncia con algo que aquí mismo, en este blog, he llamado el excesivo presidencialismo de Funes, su centralismo y su estilo de regañón. He dicho que sus ministros no tienen las manos sueltas, no tienen posibilidad de iniciativa, siguen todos bajo la espada de Damocles anunciada desde el primer trimestre del gobierno de Funes, cuando les pidió a todos sus ministros poner a disposición sus cargos y esperar el fallo.

El exministro Sevilla dice “después de casi doce meses de desempeñarme como miembro de su gabinete, encuentro imposible seguir al frente del MAG. Los motivos de mi renuncia son varios y los expongo de manera resumida. Profesionalmente es muy difícil trabajar en un ambiente de poca coordinación y debilidad de liderazgo, especialmente en el área económica. A doce meses de su gestión el Gobierno carece de un plan que detalle como se dará cumplimiento al Programa que dio base a su campaña electoral. Carecemos, por otra parte, de espacios de análisis y discusión indispensables para convertir el Gabinete en un equipo efectivo que le brinde a usted como presidente la asesoría necesaria y el apoyo para gobernar. También encuentro limitante el estilo centralista y poco participativo que el Equipo Presidencial ha adoptado en sus relaciones con el gabinete. Decisiones y recursos se están concentrado en las instancias inmediatas a la Presidencia, debilitando la autoridad y capacidad de los ministerios, restringiendo la iniciativa y creatividad de sus colaboradores del gabinete, e interfiriendo en algunas oportunidades con los esfuerzos por tecnificar las políticas públicas. Esto limita la capacidad de producir los cambios que el país necesita”.

Esto que nos revela el exministro lo sospechábamos, lo habíamos adivinado. Ahora tenemos un testimonio desde adentro del gobierno. Esto significa que no hay gobierno, sino una “pandilla” que ha usurpado el mando del país. Mauricio Funes no ha respondido a esta parte de la renuncia. No creo que lo haga. Pues iniciar alguna explicación lo llevaría más allá de nuevos desplantes, a justificar su incapacidad de gobernar y de rodearse de gente idónea. Las semillitas para el Gana y el PCN es parte del mismo desgobierno. El sistema está descrito en este párrafo que he copiado.

4. La pandilla se quiere volver partido y el presidente sin partido lo lleva a la pila bautismal: “los cheros del cambio”. La farsa del presidente de todos, que llama a la unidad nacional se terminó. Por supuesto que Mauricio Funes tiene derecho a fundar su partido. Pero ya nos previene que sus aliados pueden ser de cualquier lado. Al decir esto ya nos está señalando sus preferencias por la derecha. Lo ha mostrado y demostrado. Al parecer GANA pronto tendrá en sus filas a un ex-presidente y a un presidente en ejercicio.

Ahora le toca al FMLN aclarar su posición. Realmente no puede seguir negando que el rumbo adoptado por Funes se aleja radicalmente de lo poco que se iba a cambiar según las promesas. Ha pasado un año y no hay nada, nada que indique que el gobierno de Funes cumpla con su programa. Las medidas simbólicas sirven de taparrabos, pero no constituyen una política.

Sacar a manifestar a sus militantes por el agravio sufrido en el asunto del RNPN es hasta ridículo frente a los problemas políticos planteados hoy en el país. El desempleo agobia a demasiadas familias, el costo de la vida obliga a la gente a apretarse el cinturón hasta ya no poder, el salario mínimo sigue siendo miserable, la canasta básica se está volviendo un lujo. Es cierto que cuesta reconocer que Funes los derrotó en la lucha por el poder, que desde el inicio toda la estrategia era una mera ilusión. Seguir casados con la mentira es lo peor que le puede ocurrir al FMLN. Tienen que volver a lo fundamental, a sentir con el pueblo sus dolencias, a buscar una salida al país en esta situación. El sistema se resquebraja. Se puede encontrar una salida hacia las transformaciones necesarias. Pero estas transformaciones que tanto necesitamos son por el momento únicamente potenciales, tienen que volverse urgentes en las cabezas de todos y volver una fuerza indomable la voluntad del cambio. El cambio tiene que venir desde la base, desde la actividad democratizadora del pueblo. El capital no puede resolver los problemas sociales, su objetivo no es ese, sino conservarse y crecer. Los trabajadores, todos los trabajadores, tienen que tomar parte en la labor civilizadora que nos transforme a todos.