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30 septiembre 2010

Cristiani, Arena y Cuba

El ex presidente y actual jefe del partido ARENA es un empresario que tiene inversiones en varios países de la región y exporta capitales. Con esta actividad no sobrepasa las leyes del funcionamiento capitalista, pues justamente lo que lo mueve es obtener el mayor beneficio. No obstante al sacar sus capitales del país priva de trabajo a los salvadoreños. A los mismos salvadoreños que ha empleado para explotarlos en sus empresas. Repito, desde el punto de vista estrictamente capitalista no hay ningún pecado.


El grupo de su partido en la Asamblea no ratifica un pacto con Cuba alegando que pone en peligro el empleo de los salvadeños, sobre todo en el terreno de la asistencia médica. Me cuesta imaginar que exista tal excedente en personal médico en El Salvador. Lo que si puede ser es que no haya en el país las suficientes estructuras para atender a todos los salvadoreños y emplear a todos los egresados en estudios médicos y paramédicos. Pero el déficit actual es el resultado de años y años de gestión del país por partidos de derecha en beneficio precisamente de la clase oligárquica. Es decir que si hay algún problema de desempleo en este sector es el resultado de la gestión arenera. No obstante si se pacta algún tratado de cooperación médica o farmacéutica con Cuba, no se trata de importar mano de obra médica, sino de expertos, de instructores y tal vez presencia de médicos cubanos en algunos casos de emergencia.


Cuba es uno de los pocos países en el mundo que han logrado crear un sistema médico eficiente y eficaz y que además se trata de un servicio gratuito para toda la población. Cuba no solo tiene un sistema de asistencia, sino que es también un país con logros en la prevención y en la aplicación de medidas profilácticas. Cuba tiene una industria farmacéutica reconocida en el mundo entero y que es requerida por muchos países para cooperar.


El grupo de ARENA dice además que teme por la soberanía nacional y califica el “Convenio Básico de Cooperación” de “oscuro, un cheque en blanco, impreciso e indefinido”. No obstante Hugo Martínez, ministro de Relaciones Exteriores, ha declarado que el texto de este Convenio es idéntico a otros que fueron firmados por los gobiernos anteriores del mismo partido ARENA, por ejemplo con Costa Rica. La diputada y ex ministra, Margarita Escobar que ha dado estas declaraciones, al parecer nunca entendió los textos de los Convenios que firmaba su partido, el gobierno de su partido. Hoy, probablemente sin previa lectura, se opone pues se trata de Cuba. Aunque insiste que esta actitud no es “ideológica”.


Como se sabe los otros partidos de derecha han exigido aclaraciones al Ministerio de Relaciones Exteriores y al texto definitivo de este Convenio se agregan otros que lo completan y aclaran. Exigieron informes y limitaciones a la cantidad de expertos que vendrían de Cuba.


El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos los diputados de derecha lo votaron en una sesión de la Asamblea, sin discusión, ni enmiendas, ni petición de aclaraciones. Ese tratado tiene miles y miles de páginas. Un diputado se jactó de haber votado sin haberlo leído. Las consecuencias nefastas de este Tratado se hacen sentir día a día y existen organizaciones sociales que piden que el gobierno actual exija una revisión o su anulación.


Esperemos que el próximo viaje a Cuba de Mauricio Funes con sus acompañantes, tenga resultados positivos para ambos países y que este Convenio produzca resultados abundantes y benéficos para nuestro país. Este viaje tiene para nosotros su simbolismo. Cuba es un país hermano, un país vecino. Nuestro país fue uno de los primeros en romper relaciones diplomáticas con la isla, obedeciendo dócilmente al Departamento de Estado de los Estados Unidos y hemos sido el último país latinoamericano en restablecerlas. Cuba ha es el país que ha sido y es demonizado con mayor saña por la prensa y otros medios salvadoreños.



Una ovación por Cuba


Al mismo tiempo Cuba ha sido un país secretamente admirado por muchos salvadoreños por su abierta oposición a la política imperialista de los Estados Unidos y su independencia obstinada en su política nacional, como internacional. Cuba ha sido un sueño y un ideal para muchos, se convirtió en un modelo. Son muchos los salvadoreños que siempre manifestaron su solidaridad a Cuba. Incluso el día de toma de poseción de la presidencia, cuando Mauricio Funes declaró que su gobierno iba a restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba, el público popular que asistía irrumpió con la más nutrida y larga ovación. Esta pudo extenderse, pero el novísimo presidente interrumpió la ovación para hablar de Hillary Clinton...


El sistema cubano no puede ser un modelo. Pues su sistema responde a la historia cubana, a sus condiciones concretas. Durante mucho tiempo los comunistas cubanos pensaron que era posible exportar su “modelo” y millones de hombres en América pensaron también posible importar el “modelo”. Poco a poco se fue llegando a la conclusión de que era imposible y ruinoso exportar e importar modelos ajenos, que pueden ser eficaces en algún país, pero que no es obligatorio que sean realmente universales. Los procesos de transformación social para que produzcan resultados positivos tienen que tomar en cuenta muchos parámetros particulares, propios para cada país. No obstante tampoco se trata de que la transformación cubana no haya sido ejemplar en algunos sectores (educación, medicina, prevención, etc.) y que su experiencia no pueda ser transmisible.


Los resultados obtenidos por los cubanos, a pesar del bloqueo, se deben sobre todo porque son regidos por un criterio radicalmente distinto al que se aplica en nuestro país. Lo que se toma en cuenta es su utilidad pública, social.. Esta opción social no implica que no se pueda cometerse errores. Existen cualquiera que sea el criterio, incluso el critirio del máximo beneficio no impide las bancarrotas de floridas empresas capitalistas.


Los cubanos están concientes de que han cometido errores y en varias ocasiones han tratado de tomar y aplicar medidas correctivas. Estas correcciones le incumben al pueblo cubano y es el único que puede ser juez de su eficacia y de su justeza. En todo caso, Cuba siempre ha estado presente en el debate nacional salvadoreño. Esperemos que desaparezcan, con este acercamiento, los prejuicios que han marcado la visión que tenemos de Cuba.

El presupuesto del "Estado Social"

El presidente y su ministro Cáceres dicen que el FMI nos presta, ergo vamos por buen camino. Se trata del mismo camino de endeudamiento del país llevado a cabo por los gobiernos de ARENA. La aplicación del actual gobierno por seguir los pasos de los gobiernos anteriores es sistemática. Por el momento no conocemos la estructura del presupuesto en detalle, pero no podemos esperar que hayan cambiado de molde.


El presidente ha encontrado un nuevo caballito de batalla: “el Estado Social”. Sus asesores en asuntos de comunicación tal vez piensan que su invento va a causar un efecto duradero en la población. Hay promesas de mejorar los servicios médicos, de llevar adelante un sistema de asistencia médica que cubra a todos los municipios del país, existe un plan de construcción de viviendas, pero se dice desde ya que para estar seguro de que se va a cumplir con esos grandes proyectos es necesario asegurarse que el país pueda recibir la “ayuda” financiera necesaria.


Por las declaraciones del ministro Cáceres el financiamiento del presupuesto está basado en gran parte por préstamos y por la esperanza de que el crecimiento sea igual o superior a 2.5%. Tambien espera que la recaudación crezca en un 14% hasta 14.7%. Explica que este optimismo se basa en “un cambio estratégico en la gestión de la política fiscal que contribuya a fortalecer la recaudación tributaria”. La formulación tiene la apariencia de muy sabia, pero su significado es bastante vacío. Este acólito del liberalismo sigue esparciendo un humito, que ya no huele a incienso, sobre la necesidad de un “pacto fiscal para alcanzar las metas tributarias”. Pero acaso el gobierno no tiene capacidad de legislar, acaso en la Asamblea no puede obtener los votos que se necesitan para votar una nueva ley fiscal. Claro si presenta un proyecto de ley que cambie significativamente la estructura de los impuestos, siguiendo el principio elemental del que tiene más, debe de contribuir más, muchas máscaras “sociales” caerían sin piedad. Eso vendría a poner un poco de luz sobre las reales intenciones y posiciones de los distintos partidos políticos. El panorama se aclararía y en esto se vería claramente si es posible la “unión nacional” para la construcción del “Estado Social”


Otra estrofa del discurso gubernamental reza más o menos así: “los esfuerzos que hemos comenzado a impulsar para el combate de la elusión, contrabando, evasión y la promoción de la responsabilidad tributaria”. Por el momento no hemos vista nada, por lo menos no hay ningún esfuerzo de transparencia en este ramo.

28 septiembre 2010

Ataque de Hackers

Esta mañana mi blog y mi cuenta de correo asociada sufrieron un ataque de rapto. De inmediato me contacté con la sociedad que aloja mi blog y el problema fue resuelto de inmediato.

Es la primera vez que me ocurre. Ignoro totalmente el origen del ataque. No obstante no creo que sea muy peregrino suponer que se trata de gente de la derecha salvadoreña inconforme con mis comentarios y artículos.

Habrá que seguir vigilantes y velar porque no nos priven de la libertad de expresar y opinar.

27 septiembre 2010

El Pasquin de Hoy miente

La repugnate campaña que han desatado los medios contra el fallo de la Sala de lo Constitucional es digna de la baja calidad de la prensa. Los editorialistas, comentaristas y demás acólitos de los Altamirano y de los Dutriz simplemente mienten, con descaro, con saña. En el editorial de este día El Pasquín de Hoy trata de asustar a sus lectores y de volverlos cómplices de sus mentiras.


Antes de que el diputado Parker propusiera la enmienda en la Asamblea al inciso tres del artículo 191 del Código Penal, nadie se quejaba, nadie corría el riesgo de que lo priven del derecho a opinar, a criticar y a denunciar. El fallo simplemente ha vuelto a poner en su puesto lo que el abogado del Pasquín de Hoy había logrado cambiar. Con esa enmienda los dueños de los diarios, los editores, los directores, redactores quedaban exentos de pena, si se dedicaban a calumniar, a atentar contra el honor de las personas. Los magistrados con muchísima razón han juzgado que no existen motivos reales para que estos personajes reciban un trato de favor, que ellos no reciban el mismo castigo que cualquier otro hijo de vecino.


La campaña que han desatado es repugnante pues mienten a sus lectores y abusan de su confianza. Con esta campaña están experimentando su capacidad de llevar adelante nuevas campañas contra medidas sociales y democráticas, que pueda tomar este gobierno o los futuros gobiernos de izquierda. Con ella insinúan que es la libertad de expresión la que está en peligro, pero van aún más lejos en el embuste, desean ligar este fallo a la nueva situación política creada por la victoria electoral del FMLN en la elección presidencial, cuando auspiciado por esta institución llegó a la presidencia Mauricio Funes. La superchería es tal que han dado a entender que los nuevos magistrados están al servicio de los ocultos designos del régimen y del FMLN, que pretenden introducir el “chavismo” en El Salvador.


Han creado un demonio y nos quieren a cada vuelta de esquina sorprender con ese espanto. Pero cada vez les resulta más difícil engañar impunemente, cada vez les cuesta más tejer sus falacias, sus patrañas. ¿Qué tiene que ver el presidente de Venezuela con el nuevo fallo de la Sala de lo Constitucional? Han repetido tantas veces que en Venezuela no hay libertad de expesión, que no existe prensa de oposición, que en Venezuela no hay medios libres, tanto han mentido que se han tragado ellos mismos el embuste. Piensan que con esta mentira nos van a hacer temblar de miedo. Los medios en Venezuela en su inmensa mayoría opinan libremente contra el régimen de Chávez y sirven de relevo a las campañas confeccionadas en Washington contra el gobierno de su país. Esta es la realidad, en Venezuela la prensa de derecha es mayoritaría y sale todos los día, las radios de derecha son mayoritarias y las cadenas de televisión de derecha son mayoritarias y difunden todos los días.


Es necesario que defendamos este fallo de esta infame campaña, es urgente que no dejemos a estos esbirros del embrollo seguir envenenando el ambiente nacional. Si los dejamos sin responder, sin reaccionar con toda la energía necesaria, nos pueden inundar en el fago de sus mentiras.

24 septiembre 2010

Conversación con Diana Barahona

Mi amiga y compañera Diana Barahona ha publicado en su blog una respuesta a mi artículo “La revolución es una asunto de todo el pueblo”. Abajo publico mi propia respuesta, con la que entablo con ella una conversación útil y necesaria. 

En primer lugar quiero agradecerte que hayas reaccionado a mi artículo. Es justamente este tipo de reacciones las que deseo provocar, es esto lo que nos puede ayudar a avanzar en el entendimiento de la situación política y de los medios que tenemos que usar para llevar adelante las ideas de la revolución.

En primer lugar, lo que he dicho no se trata nunca de “verdades” que las considere como dogmas, que haya que aceptarse sin discusión. De lo contrario no hubiese llamado justamente a que todos pensemos y discutamos.

Paso ahora a lo que está en discusión. De entrada, “vía democrática” la opongo a la “vía por la guerra, por las armas”, esta oposición es determinada por el momento político en el que estamos viviendo en El Salvador. Se trata pues de una opción que obedece a esta coyuntura, nada sé concretamente del futuro, ni de cómo puede cambiar la situación actual. Se trata pues de eso. Es decir que me refiero a una actividad política en la que las elecciones sean momentos de todo el proceso, para mi se trata de una actividad permanente de lucha revolucionaria, en la que los trabajadores vayan obteniendo nuevos derechos en sus trabajos, nuevas prerrogativas en la gestión de sus asuntos. Las elecciones serán momentos en los que se medirán la correlación de fuerzas, como barómetros. En mi manera de pensar la revolución no se lleva a cabo solamente en el Estado, sino que en el seno de toda la sociedad.

Has dicho que “literalmente, democracia significa que el pueblo gobierna”. Esta definición, como todas las definiciones de este tipo, son muy abstractas, están despojadas de lo concreto de la historia de cada país y de cada época. Creo que precisamente por el carácter abstracto de esta definición muchos regímenes que en nada son democráticos se adjudican el nombre, pues suponen que la simple participación de la gente en elecciones resulta suficiente para llamarse así. La democracia no es un cuadro, un esquema, creo que la construcción de la democracia es también un combate, una lucha. Incluso el sistema electoral actual no es el mismo, que el que existió al inicio de la Revolución burguesa. Poco a poco se ha ido transformando, nuevas capas entraron a votar, se cambió las edades, las condiciones de acceso al voto, recientemente en esta historia las mujeres obtuvieron el derecho al voto. Pero esto no es todavía la democracia, por las limitaciones concretas de decisión que tiene el simple voto. No entran en esta concepción de democracia muchos aspectos de la sociedad que no se definen desde el “poder” del Estado.

Dices también que “para llegar al gobierno, hay que hacer una guerra de clases, y nunca jamás ha existido un ejército democrático, por razones obvias”. Es este tal vez un punto de oposición entre nosotros, no creo que solamente sea la “guerra” el único camino que conduzca a la revolución, creo que es posible a través del movimiento de masas, de una toma de conciencia general de la necesidad de transformar radicalmente la sociedad. No excluyo que en determinados momentos sea necesario y urgente recurrir a las armas, por el momento la situación política concreta de El Salvador no permite llegar a esta conclusión.

La historia salvadoreña nos ha ofrecido recientemente este caso de lucha armada. Durante años fue imposible en el país tener actividades políticas legales, públicas. Las elecciones eran un festival de fraude descarado, la represión contra las fuerzas democráticas y revolucionarias fue sanguinaria y sangrienta: se hizo necesario pasar de la actividad clandestina de agitación restringida hacia la lucha armada. Esta decisión se tuvo que tomar afuera del PCS, pues al interior la mayoría a pesar de declarar que la “vía armada” era la única posible en el país, encontraba demasiados obstáculos para realizarla: pequeñez del país, ausencia de altas montañas, aislamiento del país, estaba rodeado de dictaduras, poca preparación de nuestra gente para esos ejercicios, etc. La historia se encargó de demostrarle a esa gente que sus pretextos eran falsos. No obstante cuando el “puñado” que fundó la FPL emprendió la lucha armada, tenía clara conciencia de que no se trataba de un “foco” revolucionario, sabían perfectamente que era necesario la creación de un Ejército popular revolucionario, que era urgente crear y desarrollar un movimiento de masas altamente organizado y reivindicativo. Es por eso que desde el principio las FPL le llamaron a sus estrategia “Guerra popular prolongada”. No era simplemente una evaluación bélica, de estrategia de guerra, sino que comprendía precisamente convertir al pueblo en el mar en donde los guerrilleros pudieran nadar a sus anchas. Para ello era necesario un movimiento democrático amplio al interior de la población, que fuera ganando a la gente a la idea de la transformación radical de la sociedad. El PCS durante años le dio batalla a estas ideas. Por supuesto que también y sobre todo el gobierno de la oligarquía y el imperialismo. Esta opción de guerra dio lugar a una lucha ideológica intensa, ahora se trata de ocultar esta lucha, de hacer como si no hubiera tenido lugar. Es por ello que es necesario escribir la historia y sacar las enseñanzas.

Se trataba de llevar adelante la lucha de clases en todas sus formas. Tomando en cuenta la situación interna, como externa. No creo necesario, en este momento prolongar este tema, aquí, en mi respuesta. Tal vez en adelante aborde de nuevo este tema.

No obstante en esta “vía democrática” que propongo para El Salvador no se excluye de ninguna manera la lucha de clases. Es precisamente el centro de todo, su motor, el dinamo de todo. Es por ello que surge la urgencia de organizar a los trabajadores en sindicatos, que defiendan sus intereses inmediatos, que no se dejen imponer la visión patronal de la gestión económica. Es por ello la necesidad de organizar al pueblo en los barrios, en comités, en consejos, en los que se delibere y se encuentre soluciones a muchos problemas que encuentran en el vecindario y que tengan la fuerza necesaria para imponer a las alcaldías otro tipo de gestión municipal, se le llame o no participativa. Todas estas acciones no pueden conducir a otro tipo de democracia superior, si en ellos no se hace la demostración de la incompatibilidad entre los intereses de las clases dominantes y los intereses de los trabajadores.

En lo que concierne a Honduras, no puedo pronunciarme si estamos en una situación revolucionaria. Lo que es claro es que hay una represión sangrienta y que el pueblo hondureño resiste con fuerza a esas embestidas. El pueblo hondureño y sus organizaciones sabrán si se trata o no de una situación revolucionaria. En todo caso, su lucha debe de recibir toda la solidaridad de parte de todos los pueblos de América. El proceso “democrático” en Honduras ha sido interrumpido por el imperialismo y la oligarquía hondureña a través del golpe sanguinario. La complicidad de los gobiernos centroamericanos es insoportable.

Tengo también otra divergencia con tu interpretación de los hechos. Ha sido un constante error pretender que la revolución cubana es obra de un puñado de personas. Es cierto que la guerra de guerrillas se inició con poca gente, pero la revolución estaba muy lejos de haber empezado. Apenas se ponían las bases para desde ahí emprender los ataques contra la dictadura de Batista. Con demasiada frecuencia se olvida o se omite la actividad de Fidel Castro en el parlamento cubano, durante la cual realizó una vigorosa lucha de agitación y que mantuvo correspondencia diaria con sus electores, Fidel expedía centenares de cartas y se fue creando en toda Cuba una red de simpatizantes. Toda esta actividad tuvo su incidencia después en todo el proceso. Hay otras cosas que también no se toman en cuenta o se exponen de manera deficiente, me refiero a toda la activad organizativa que se desarrolló en las ciudades, sin la cual la guerrilla hubiera sido aislada del pueblo. Franck Pais es uno de los héroes de esta lucha en las ciudades. Esta lucha tuvo sus mártires y sus héroes como los tuvo la lucha en las montañas.

Es decir que incluso la batalla final que condujo al Ejército revolucionario desde Oriente hasta la Habana fue posible por las organizaciones de masas. Pero lo más importante que deseo subrayar es que la revolución no estaba consumada con la llegada de los “barbudos” al poder, apenas se iniciaba otro período revolucionario que durante mucho tiempo quedó abierto a desarrollos diferentes.


La declaración de Fidel sobre el carácter socialista de la Revolución cubana fue sobre todo un acto político de resistencia ante las criminales acciones del imperialismo contra la soberanía cubana, ataques armados, bombardeos de instalaciones económicas, incendio de plantaciones, etc. Pero no se trataba de que de una día para otro, de manera mágica, la realidad cubana se convertía en otra cosa. El socialismo cubano apenas empezaba, para ello era necesario resistir con todo el pueblo a los ataques imperialistas, ganarse a todo el pueblo para emprender las tareas de la construcción del socialismo, sin la participación y la aceptación de la mayoría de los cubanos de esos objetivos, el gobierno cubano no hubiera podido resistir al inhumano bloqueo a que sido sometida la isla de Cuba.

No, la revolución cubana no es la obra de un puñado de personas, es la obra de todo un pueblo. Es más, la revolución no es un acto de toma de poder, aunque de manera figurada, metonímicamente se le llame así, la revolución es un proceso de transformación social. Este proceso aún no ha terminado en Cuba. Hay que señalar que se trata de un proceso de luchas, de múltiples luchas internas y externas. En las que el aspecto ideológico es extremadamente fundamental y el proceso de democratización de la sociedad es primordial.

No creo contradecir al Partido Comunista Cubano que la construcción del socialismo en Cuba aún no termina, que se trata de un proceso con todos los problemas propios a Cuba, con sus fases altas y bajas. Es necesario ahora incluso aceptar que en determinados momentos es urgente retroceder y aceptar que la propiedad privada vuelva en algunos sectores de la economía cubana.

La situación venezolana es, como toda realidad nacional, sui generis. En Venezuela no fueron los “golpes de Estado” los que llevaron al poder a Hugo Chávez, ni se trataba en esos momentos de actos revolucionarios socialistas. Pero tampoco las luchas del pueblo venezolano adquieren el carácter socialista porque Chávez hable de socialismo, para que ellas sean socialistas es necesario que el pueblo venezolano sea conciente y tenga esos objetivos. Pero de nuevo aquí, la revolución no es un acto, no son la revolución las victorias electorales del partido organizado por Chávez.

En Venezuela las circunstancias específicas, en que las organizaciones y el partido pretendidamente de la revolución era marginal y poco influyente en la sociedad, dejaba un vacío social que vino a ocupar el partido que se organizó alrededor de la figura de Chávez. Ahora se trata de un nuevo partido. No obstante tampoco en Venezuela podemos hablar de un socialismo acabado. La lucha que lleva el pueblo venezolano es muy variada, abarca muchos campos, tiene la ventaja que el partido que promueve la Revolución está en el gobierno. Pero la construcción del socialismo no se da por la simple voluntad de un puñado, ni de un líder político, sino que se trata de una lucha popular permanente. En Venezuela se lucha, se combate, contra las fuerzas antirrevolucionarias internas y contra el imperialismo. La lucha es también ideológica y esta existe también al interior del Partido Socialista Unido de Venezuela. En Venezuela el socialismo es un proyecto, es lo que se persigue, sus avances dependerán de la adhesión del pueblo a este proyecto.

Me he atrevido a opinar sobre Honduras, Cuba y Venezuela, pero debo de reconocer que no es mi intención inmiscuirme en los asuntos internos de esos países. Lo hago porque los has traído a colación en nuestro debate. Pero en mi artículo he hablado exclusivamente de El Salvador.

El último punto, es sobre la situación actual del estado de conciencia de los salvadoreños. Sigo considerando que por el momento el pueblo salvadoreño es dominado por la ideología burguesa, que en su gran mayoría es hostil a las transformaciones radicales que necesita el país. Los resultados electorales, la conducta misma de los diputados del FMLN, su argumentación, sus posiciones, las posiciones del FMLN muestran que su objetivo inmediato no es iniciar un proceso revolucionario. Durante todos estos veinte años de gobiernos areneros, el FMLN ha abandonado la lucha ideológica por el socialismo, el pueblo no está organizado.

No podemos idealizar la situación, en estos momentos la urgencia es justamente conquistar a la mayoría a la convicción de que no hay solución a los problemas nacionales, sin una transformación radical de la sociedad salvadoreña. En estos momentos, bajo el pretexto de que buena parte de nuestra población se encuentra en Estados Unidos, el presidente puede justificar que su principal aliado es el imperialismo estadounidense. Este argumento es también tomado en consideración por el FMLN y también es usado para justificar su política actual. Los salvadoreños en el exterior y sobre todo las remesas son una coartada para no avanzar hacia la solución de muchos de nuestros problemas.

Hablo del FMLN -aunque de manera implícita hayan abandonado los objetivos socialistas para El Salador- porque es la fuerza política que cohesiona la mayoría de la gente que aspira a cambios dentro del país.

Lo que es inquietante para la construcción del socialismo es que un puñado se apodere del partido, del poder y conduzca al pueblo hacia un callejón sin salida. Lo inquietante es que sean los dirigentes los que tomen las decisiones sin consultar con las bases del partido, sin organizar congresos. Es inquietante que sea un puñado de personas las que decidan y sean los activos agentes y que el pueblo, los trabajadores queden apartados de las decisiones, que se vuelvan pasivos, que sean un simple receptor de las decisiones. Fue esto lo que condujo a los fatales crímenes del estalinismo. Este peligro es constante. Pero no sólo en sus casos extremos, sino también en que el autoritarismo, la ausencia de debate, el dogmatismo, la sacralización del discurso del líder, la sacralización de los medios, etc. amenazan en la ausencia de un pueblo pensante y activo. Por el momento, desgraciadamente el nivel de conciencia y de combatividad de los trabajadores en El Salvador es bajo, negarlo es entregarnos a un virtuoso optimismo, pero totalmente ingenuo. El optimismo que necesitamos debe ser lúcido. Es por ello que debemos entender que las batallas no son pocas y son de larga y prolongada ruta.

Carlos Abrego

18 septiembre 2010

La revolución es un asunto de todo el pueblo

Aconsejarle al actual presidente de Venezuela de no volver a presentar a las elecciones, de que se aparte, de que se haga al lado, le parece a nuestro presidente que no es inmiscuirse en los asuntos interiores de Venezuela. Hasta aquí se había limitado a repetir que no comparte las ideas de Chávez, que no va a entrar al ALBA, que no va a aplicar para nuestro país el “modelo” del “Socialismo del Siglo XXI”, esto no es criticable, pero al mismo tiempo es asimismo falto de interés, son palabras al vacío, pues nadie se esperaba eso, ni se le quiere imponer, ni nadie lo empuja para que cometa esos actos. Eran a lo sumo una conversación a distancia con su colega Altamirano y otros que lo acusan de esos increíbles actos. 

Pero las declaraciones respecto a lo que tiene o no tiene que hacer Chávez entra ya en otro ámbito, con ello quiere suplir la ausencia en el terreno político internacional del ex presidente Uribe, quiere tal vez ocupar su lugar en el dispositivo imperialista de lucha contra el socialismo y las ideas progresistas. Creo que se trata de esto. Es el papel que jugó ya, al insistir por reintegrar a los instancias internacionales al gobierno de Honduras, que este 15 de septiembre reprimió una manifestación pacífica. Es el papel de mensajero de Hillary Clinton que asume, promoviendo una zona mesoamericana de “lucha” contra el narcotráfico, que en realidad se trata de volver nuestra región en una base militar estadounidense como lo es ahora Colombia.

Para ello fue a Miami, para sentirse en buena compañía, para poder a sus anchas atacar las supuestas pretensiones del FMLN de implantar en nuestro país los modelos venezolano y cubano de socialismo. Y dice que el FMLN está equivocado al tener esas aspiraciones. Ahora nuestro presidente regañón, se vuelve pendenciero y ante las justificadas reacciones de dirigentes del FMLN, trata en vano de demostrar que no lo han entendido bien, recomienda que lo vuelvan a leer. Y además, con toda la estúpida soberbia de la que hace lujo, proclama la diferencia que hay en sentarse en la silla de un diputado y la de estar sentado en el sillón presidencial. Esto realmente nos obliga a concluir sobre el poco valor intelectual de nuestro presidente. Pues la verdad no depende de donde uno esté sentado. Sacar esto a cuenta en un debate de ideas es realmente liliputiense. 

Pero como siempre hay que ver lo positivo en los desplantes de nuestro presidente. Pues al hablar de los modelos venezolanos y cubanos, ha hecho reaccionar a varios miembros de la dirección del FMLN. Lo que ellos han dicho merece que le pongamos atención. 
Voy a tratar de resumir las ideas expresadas. La diputada Díaz dijo que el FMLN no estaba casado con ningún modelo. Tanto Lorenzana, como Reyes se han referido a la necesidad de tomar en cuenta la particularidad nacional en la construcción del socialismo. Estas ideas no son nuevas, pero pocas veces se han enunciado claramente en nuestro país. Ahora que este tema (que ya en varias ocasiones he abordado en mi blog), ha vuelto al proscenio político, es necesario que todos los que aspiramos a una real transformación social en nuestro país, participemos en la discusión. Pues lo dicho por los diputados del FMLN, como lo dicho antes por Medardo González en otra ocasión, son apenas planteamientos de principio, generales, aplicables como tales a cualquier realidad nacional.

A cada seis segundos muere un niño


La situación actual es compleja. El capitalismo en crisis es incapaz de ofrecer soluciones a los grandes problemas económicos, sociales y ecológicos con los que se enfrenta la humanidad. A pesar de los grandes avances de la ciencia y de las técnicas cada vez son más extensas las zonas en el mundo donde reina la miseria. De acuerdo a las nuevas estimaciones de la FAO son 925 millones de personas que sufren crónicamente del hambre en el mundo. Hay una baja respecto al año pasado, no obstante acaso esto no es escandaloso, cuando conocemos el despilfarro y la destrucción de alimentos en los países ricos. “Con la muerte de un niño cada seis segundos a causa de los problemas ligados a la desnutrición, el hambre sigue siendo la más grande tragedia y el más grande escándalo en el mundo. Va ser extremadamente difícil alcanzar no solamente el primer Objetivo del Milenario para el desarrollo (OMD), sino que también los otros”, declaró Jacques Diouf, Director general de la FAO.

En la mayoría de los países desarrollados, los gobiernos tratan de revertir todas las conquistas sociales que tuvieron que ceder a los trabajadores durante la segunda mitad del siglo veinte. Algunas medidas incluso más antiguas, que datan del principio de siglo pasado, como son la duración de las jornadas e incluso en algunas regiones los patrones exigen que se abandone el reposo dominical en algunos servicios hasta ahora protegidos.

Todos sabemos el despilfarro de capitales financieros, que no han cesado en el mundo, a pesar de las lágrimas de cocodrilo que vertieron los jefes de las Bolsas en el mundo, las promesas de los dirigentes de gobiernos, que con tanta generosidad arrojaron en las bolsas rotas de los banqueros los dineros públicos. El ineluctable proceso de monopolización causa en todas partes pérdidas de unidades de producción y al mismo tiempo echa a las calles a miles y miles de trabajadores. Esta tendencia a la ultra acumulación de capitales provoca la penuria de los mismos para nuevas inversiones en la producción y en la investigación fundamental. La tendencia es a la aceleración de los ciclos del movimiento del capital. Para mantener altas las tasas de ganancia el capital tiene que destruir a otros capitales, es esto lo que provocan las fusiones y las ofertas de compras de sociedades. La reducción de los gastos es otra manera de aumentar las ganancias, pero esto trae consigo menos seguridad en el trabajo para los asalariados, menos gastos en la prevención de accidentes técnicos, como ecológicos. Lo hemos visto nosotros en el Sitio del Niño a escala relativamente pequeña, pero altamente nociva para los habitantes y los trabajadores. Este tipo de catástrofe es inherente al sistema.

Es este el rumbo que lleva la sociedad regida por la búsqueda del máximo beneficio, por la máxima rentabilidad del capital. Todos saben que se avecina otra crisis. Nadie sabe justamente el momento y el lugar precisos en que va a desatarse, pero tampoco se ignora que sus repercusiones van a ser de nuevo desastrosas para las personas mas vulnerables. Estamos ya en una especie de círculo fatal en el que es necesario que todas las tuercas sean apretadas para que no estalle una revuelta popular, cuyos alcances no se pueden tampoco predecir. El descontento crece. La marginalización de multitudes en todos los continentes es causa de preocupación para las clases dominantes y para los dirigentes políticos. Los dispositivos represivos crecen, el control de las poblaciones se va ampliando, introduciendo su fiscalización hasta en los ámbitos de la vida privada. Las libertades públicas, so pretexto de combatir el terrorismo, son cercenadas.

El flujo migratorio no es una fatalidad

Esto es lo que pasa en el mundo a grandes rasgos. En nuestro país que es uno de los más vulnerables, la crisis se ha vuelto un estado permanente. Son muchos los salvadoreños que sufren de desnutrición, miles y miles de personas no tienen realmente una habitación digna de ese nombre, muchos son los que no tiene acceso inmediato al agua potable, a la electricidad. La asistencia médica es baja y no cubre a todo el país. Los niveles de formación y educación son bajos y deficientes. El país está desbordado de deudas, su agricultura no puede responder a las necesidades alimenticias de la población, de manera permanente el país se ve obligado de importar frijol y maíz, productos autóctonos y fundamentales en la dieta de los salvadoreños. El desempleo es masivo. ¿Cuál es porcentaje de familias que sobreviven gracias al comercio informal? El país exporta su mano de obra, la expulsa hacia los Estados Unidos. Todos conocemos los riesgos del trayecto. Pero lo que ignoramos es el peso social y económico para el país por esta hemorragia. 
Los promotores del liberalismo se han encargado de ponerle un monto y un porcentaje en el PIB a las remesas, pero esta gente nunca se ha planteado cuáles son las pérdidas causadas por el perenne flujo hacia fuera del país de su población más joven. Los efectos negativos no son sólo económicos, sino sociales y culturales. No se puede evaluar lo que cuesta socialmente la separación familiar, la desintegración de hogares. Casi la tercera parte de nuestra población está afuera, ya con solo este hecho, el régimen de reparto oligárquico de las riquezas creadas debe ser condenado y suplantado. Pues se trata simplemente de la desintegración de nuestra nación. Por mucho que la diáspora salvadoreña se esfuerce por mantener los vínculos con el país, poco a poco las nuevas generaciones se van apartando y se van asimilando más mal que bien al país que los acoge. La mayoría sabe que El Salvador será incapaz de ofrecerles lo mínimo para que puedan retornar. Ese flujo migratorio no podemos considerarlo como una fatalidad, es el resultado de la gestión económica y social de las riquezas nacionales.

Esto no se va a solucionar con remiendos socialdemócratas o liberales. Para resolver problemas tan viejos y tan profundos como los que padecemos, es urgente darle vuelta a todo. Sí, tiene que ser una revolución la que nos salve. Pero es en esto en que tenemos que ponernos de acuerdo. ¿Qué tipo de revolución? Por supuesto que debemos basarnos ya en nuestra experiencia, no se logró, no se pudo llevar a cabo la revolución por la fuerza, con las armas. Las razones de este fracaso son muchas y constituye justamente un momento importante de nuestra reflexión futura. Digo futura porque es parte integrante de lo que nos toca que pensar y analizar para encontrar nuestra propia vía. No podemos conformarnos con decretar que el resultado de la guerra fue un “empate técnico”. Nos toca que escribir la historia de la guerra, una historia verídica, real, no ideológica. Es necesario también reinterpretarla. Esta reinterpretación necesariamente tiene que ser política. Porque si se fracasó en la realización de la revolución por estos medios violentos, las razones de un nuevo fracaso pueden ser los mismos, aunque pretendamos ahora irnos por la vía electoral, pacífica y democrática.


Un mundo opuesto a nuestros ideales

Pero no solo tenemos nuestra experiencia de un fracaso. En el Este europeo también se fracasó. Las razones externas las conocemos, la constante hostilidad del mundo capitalista, su bloqueo y el boicot económico permanente, aliviado en parte después de las políticas de la cohabitación pacífica que promovió N. S. Jruchov. Aunque la situación se agravó de nuevo con el retorno de la “guerra fría”. Pero estas causas  externas no explican el fracaso. Lo que hay que explicar y entender son las causas internas. No niego que hay una interiorización de las causas externas, pero no es tampoco esto lo más importante, ni siquiera es decisivo. Lo fundamental y lo decisivo en el derrumbe no se encuentran en los últimos años. Se trata de una desviación desde los años treinta, en que tuvo lugar la fosilización del pensamiento marxista, su esquematización. Pero esto si se quiere es apenas una parte también secundaria, importante sin lugar a dudas, pero lo fundamental fue el carácter autoritario, despótico y totalitario que fue adquiriendo el poder soviético. La liquidación física de los oponentes, la casi total liquidación de los dirigentes, las repetidas masacres, la construcción de prisiones de exterminio por el trabajo forzado, todo eso tenía costos sociales enormes, pero también económicos. Todo esto llevó a lo contrario de lo que se buscaba. En vez de dirigirse hacia la desaparición del estado en tanto que aparato de dominación de una clase y administrador de los destinos humanos, el estado soviético se convirtió en un monstruo poderoso y prepotente que regentaba todo, limitando al extremo el papel de las organizaciones sociales en la gestión de la vida de la sociedad. La extensión sin límites de la democracia, con la participación activa y conciente de los trabajadores, bajo el pretexto de la necesidad de mantener la “dictadura del proletariado”, se convirtió en la pérdida de las libertades civiles y los ciudadanos tuvieron que sufrir una dictadura personal y luego del Partido, que destruyó destinos personales en abundancia, educó al conformismo, convirtió el oportunismo en una virtud. Se formó una casta que se sirvió del estado para sus fines personales, la famosa “nomenclatura” fue desastrosa en la administración de los bienes y al mismo tiempo fue parasitaria y pervirtió moralmente a la sociedad entera.

Pero lo trágico es que en vez de denunciar, de tomar distancia de esos regimenes, la conducta general fue la de negar la verdad y en otras peores fue la de justificar esas conductas y la realidad de esas sociedades. Fue ese tipo de sociedad que presentábamos como nuestro objetivo y nuestro ideal (hablo en plural aunque no participé personalmente en ello). ¿Cuánta gente fue acusada de traición cuando denunciaba la realidad de la URSS? Incluso hasta el día de hoy existe gente que sigue defendiendo la insoportable realidad soviética. ¿Cómo quieren en estas condiciones volver atractivo el objetivo socialista? En el esclarecimiento de las causas que llevaron al desastre tenemos que buscar también todos los mecanismos que nos preserven de odiosas repeticiones.

Aquí me estoy dirigiendo a todos los que juzgan insoportable la realidad salvadoreña actual y que consideran que no se puede salir de este atolladero sin cuestionar los fundamentos de la sociedad capitalista. Pero si la revolución va a desarrollarse por la vía democrática, aquélla no puede ser la obra de un puñado aguerrido de individuos, sino todo lo contrario debe ser un proceso en que la mayoría opte por las soluciones socialistas a nuestros problemas. Pero si se trata de la mayoría tenemos que aceptar que no se puede exigir que todos se amolden a un solo pensamiento, a una sola línea de conducta, es necesario admitir que el pluralismo debe existir en la sociedad y que necesitamos de ese pluralismo. La contradicción es el motor del desarrollo.

La situación política actual no es solamente que hay ministros que pertenecen al FMLN, en tanto que partido que dice proponerse llegar a la sociedad socialista a partir de nuestra realidad, tomando en cuenta nuestra historia, nuestra “idiosincrasia”. Pero en estos momentos a pesar de que los miembros del FMLN le llaman al gobierno de Funes un gobierno de “transición”, es necesario que seamos lúcidos. La mayoría de los salvadoreños no aspira hoy por hoy iniciar un proceso revolucionario, aunque le llamemos a este pacífico, democrático y electoral. La mayoría no solo no está dispuesta a entregarse a la construcción de una nueva sociedad, sino que por el momento es hostil.

Es decir que la principal tarea no es la de mantenerse en el “poder”, aunque eso de estar en el poder es muy relativo. La tarea fundamental es la de ganar la mayoría de salvadoreños para que emprendan por ellos mismos la construcción de nuestro propio modelo. No se trata de conquistar el poder para luego entregárselo al pueblo. No, definitivamente no. La revolución es un asunto de todo el pueblo, es el pueblo el que conquista el poder para hacerlo suyo. Es aquí donde debemos pensar de nuevo el papel del partido, su función social e incluso su misma organización. Por supuesto que aquí estoy apenas haciendo el recuento de algunos de los problemas que tenemos que abordar, que discutir. Pero es necesario que todos sepamos que en estas discusiones no puede existir dogmas, no pueden existir los sabelotodo. Aquí debemos abandonar todo intento de imponer una supremacía personal. Debemos abrir ese proceso, es urgente.

No se trata solamente de ganar elecciones, se trata de poner las bases en la sociedad para que la mayoría consciente del pueblo emprenda desde ya la tarea de transformación. Este movimiento no le da cabida a dictadorcillos de pacotilla. 
   
Carlos Abrego

12 septiembre 2010

Tres días de crisis social y política

Para que las cosas queden claras de entrada, reitero mi oposición de principio contra la nueva ley “antimaras”. No creo que la agravación de penas va a cundir algún efecto en la lucha contra la criminalidad. Tampoco creo que la estigmatización de las maras sea el buen camino. No voy a volver sobre este tema. No obstante los últimos acontecimientos ponen de relieve que estamos ante un problema que va mucho más allá del marco de la justicia. Las maras siempre fueron un problema social, que exigía soluciones sociales.

Ahora estamos frente a un problema político. Un problema político que ha hecho irrupción provocando una crisis seria y que ha puesto en jaque el funcionamiento de la sociedad y que puso a ruda prueba al Estado. Se acaba de vivir en El Salvador días intensos, en que los diversos agentes sociales y políticos entraron en acción. Se trata de un concentrado de problemas.

Todo lo ocurrido en estos tres días tienen como marco una crisis mucho más amplia, de la cual han sido una manifestación. El régimen de dominación oligárquico ha entrado en crisis profunda, esta crisis a sus vez tiene lugar en momentos críticos del sistema capitalista mundial. Lo que siempre se plantea en los períodos de crisis es cuáles son las opciones fundamentales que se enfrentan. La aspiración de una salida positiva se expresó con el triunfo del FMLN y de su candidato en las elecciones presidenciales. Este triunfo expresó una fuerte aspiración al cambio. Cambio en la gestión de la política económica del gobierno, cambio en las políticas sociales, inversión del favoritismo hacia las clases dominantes, cambio en la vida social, cambio en la educación, cambio en la aplicación de la justicia, etc. La mayoría expresó con su voto algo más que darle el poder de decidir por todos a un solo hombre.

Las fuerzas favorables a la oligarquía proponen la vuelta hacia atrás, propiciaban durante la campaña el continuismo de las políticas aplicadas por los gobiernos anteriores de ARENA y como siempre alegaban que la sociedad, tal cual funciona en estos momentos, corresponde a cánones naturales. La sociedad es así y no se puede cambiar. Son estas dos fuerzas las que están en pugna en el país. Este es el transfondo.

La derecha arenera y sus partidos satélites le dejaron al nuevo gobierno una sociedad cargada de problemas de todo tipo, entre ellos un alto índice de criminalidad que venía creciendo de manera continua, un alto nivel de criminalidad juvenil y una red de bandas de delincuentes dispersas en todo el territorio nacional. La derecha fracasó en sus tentativas de combatir esta plaga social. Aunque realmente dudo que esas tentativas hayan sido sinceras. La derecha arenera entregó al nuevo gobierno un presupuesto sin recursos y las cajas vacías. El país se recibió con un alto índice de endeudamiento. La derecha arenera fue rechazada para seguir gobernando, por todos sus fracasos, por su incapacidad a resolver los problemas sociales y económicos.

Bajo nivel de conciencia

Sin embargo la situación política no se presentaba y no se presenta tan nítidamente reflejada por esta pequeña enumeración. La complejidad es que en la realidad política tiene una importancia decisiva el nivel de conciencia de los agentes en lid. Urge tener en cuenta que la aspiración por las transformaciones sociales eran intensas, pero la visión clara de cómo hay que resolverlas hacía falta y sigue haciendo falta. La campaña electoral a pesar de que en los discursos se habló y se prometió medidas concretas, lo esencial era una divisa oscura a favor del cambio y la urgencia de sacar a ARENA del poder. El partido que representaba y representa estas aspiraciones no encontró dentro de sus filas una persona que pudiera encarnar estas aspiraciones y tuvo que conformarse con buscar afuera de sus filas. La alianza sin nombre entre el candidato y el partido FMLN no fue pública, ni transparente. Lo ocurrido en este año y pico de gobierno nos muestra que la dirección del FMLN no tomó todas las precauciones y ahora tiene que supeditarse a la voluntad de Mauricio Funes. Las medidas que puedan aliviar la vida cotidiana de la gente tardan en llegar. La medidas que pudieran iniciar un giro en la gestión gubernamental aparecen ahora como imposibles. Los intereses de los grandes propietarios, de los oligarcas son preservados y siguen gozando de los beneficios de la política del gobierno.

La conciencia de clase de la oligarquía y de sus aliados es muy alta. Pero a pesar de que la ausencia de su partido en el gobierno no ha cambiado absolutamente nada esencial a su dominación, las fuerzas de derecha están dispuestas a darle batalla abierta al gobierno de Funes. La correlación política no les es favorable y lo saben perfectamente. Para reconquistar el ejecutivo necesitan que las pequeñas medidas sociales (que en el fondo son prolongaciones de las suyas) fracasen. Pero el objetivo primordial es que el gobierno no emprenda medidas que puedan poner en peligro su dominación y se demuestre que los intereses de la oligarquía son antagónicos a los intereses de toda la nación. Esta correlación de fuerza desfavorable es la que ha llevado a la derecha a aplicar políticas ambivalentes, una veces se presentan conciliantes, otras atacan brutalmente y de manera frontal al presidente, pero al que atacan de manera continua es al FMLN. Incluso sirviéndose de las divergencias entre el partido y el presidente.

El papel ambiguo del Presidente

Mauricio Funes juega un papel totalmente ambiguo, poco claro. Tiene doble gobierno, uno que está en los ministerios y el otro que se encuentra directamente en Casa Presidencial, conformado por un equipo de amigos cercanos y amigos de los amigos. Son demasiadas cosas las que se deciden por este gobierno bis. Este gobierno bis escapa a todo control institucional. Su estilo de gobierno es autoritario y usa del presidencialismo que encierra la Constitución más de lo que lo hicieron los presidentes areneros.

Es en este marco general que se dio la crisis provocada por las amenazas de los maras de incendiar las camionetas y vehículos del transporte público. Las maras por comunicados decretaron una suerte de estado de excepción. Pero cabe preguntarse ¿tienen realmente una logística para llevar a cabo su amenaza, a nivel nacional? Es urgente decir que no tienen ni siquiera la capacidad de anunciar su amenaza sin el milagroso concurso de los medios de comunicación, que en este caso han jugado el papel de caja de resonancia de las bandas delictivas. Desde casi un año la derecha y la prensa a su servicio han adoptado como motivo recurrente el problema de la inseguridad. Este también ha sido el caballito de batalla del patronato y de su Asociación. Un papel descollante lo ha jugado el presidente de la Cámara de Comercio. Todos presentan el problema de la violencia como si este fenómeno hubiera aparecido solamente ahora, como si bajo los gobiernos anteriores hubiera estado bajo control.

No tengo pruebas de que exista conjunción entre las fuerzas de derecha y las bandas pandilleras. Lo que sí ha quedado claro es que la amenaza y los comunicados de las maras fueron utilizados por la derecha política y el patronato para acrecentar sus esfuerzos por desestabilizar al gobierno de Mauricio Funes. Rápidamente el partido ARENA y el patronato atizaron el ambiente, acusaron al gobierno de la situación creada y se apresuraron a decretar que el Estado estaba fallido. Ni más, ni menos. Y por supuesto retomaron su recurrente tema de la incapacidad a gobernar de la izquierda y a acusar al FMLN de todos los males que sufre el país.

Los medios fueron la caja de resonancia marera

A la complacencia de la prensa de servirle de caja de resonancia a las maras podemos agregar la casi cómplice obediencia de los empresarios de los transportes, que sin mucha reflexión, sin medir todas las consecuencias sociales y económicas para el país, resolvieron acatar el mandato de unas bandas de delincuentes. Es cierto que han sido los transportistas la corporación que más ha sufrido los ataques de las maras. Sin embargo hay en esta conducta mucha irresponsabilidad. El Ministerio del Transporte falló. Tuvo que convocar a la patronal y a las cooperativas de transportes para analizar con ellos la situación y ver con los otros ministerios encargados de asegurar el funcionamiento normal del país, qué medidas de urgencia tomar para garantizar la seguridad de los pasajeros y de los vehículos. Pero este yerro del ministro de transportes es consecuencia del estilo de gobierno del presidente, su autoritarismo, su habitual desaprobación de las iniciativas de sus colaboradores, impide realmente que en su ausencia el gobierno pueda funcionar debidamente. Y la situación era de urgencia nacional. Los ministros y el mismo Vicepresidente no tienen toda la latitud necesaria para tomar decisiones. El gobierno bis se quedó durante todo este tiempo inactivo.

El Ejército se volvió a tomar las calles y hubo un derroche de exhibicionismo militarista al sacar tanquetas de guerra contra un “enemigo” invisible y sin territorio, ni trincheras. La policía también se volcó a las calles y pudo capturar a una cuarentena de malhechores. Toda esta gente capturada no va a ser enjuiciada, no puede serlo, apelando a la nueva legislación de la “Ley antipandillas”. Pero si leemos con atención los cargos con los que van a ser presentados ante los jueces, veremos la inutilidad de la nueva ley. En el diario Co-Latino del 8 de septiembre podemos leer esto: “Asimismo, la PNC capturó a los pandilleros acusados de quemar el microbús placas MB-3133, de la ruta 12 A, en el municipio de Chalchuapa. Los detenidos serán acusados por los delitos de actos de terrorismo, daños agravados, agrupaciones ilícitas, homicidio en grado tentativa, así como, portación y tenencia ilegal de armas de fuego”. Ya está contemplada en la ley el caso de la prohibición de las “agrupaciones ilícitas”.

La “Ley antipandillas” surgió también bajo la presión de la derecha y de su prensa. La izquierda cedió y el presidente acompañó a la derecha en sus alegatos, los ministros acataron. Por supuesto que el acto criminal de un salvajismo extremo cometido por miembros de las maras alarmó, horrorizó y espantó a toda la ciudadanía. La indignación fue a la medida del hecho. Pero la prensa supo aprovecharse del miedo para sembrar odio en la población. Pidieron medidas extremas, se alegó a favor de la pena de muerte, algunos llegaron a hablar de exterminio. No fue en un momento sosegado que se dio a luz la nueva ley. Se redactó y se discutió apresuradamente, para calmar a la población, para presentarse, cada uno por su lado, como los grandes paladines de la seguridad. El corte de esta nueva ley es el mismo que las leyes que fracasaron durante los gobiernos areneros. La ley es violenta, eleva a un grado superior la violencia del Estado, estigmatiza a grupos de individuos y los condena por su apariencia. Se trata de una respuesta violenta a la violencia criminal. El ambiente que reinaba en ese momento y que perdura hasta estos días es el de hacer prevalecer la ley de Talión.

La violencia de las maras es absoluta, ha llegado a extremos inhumanos, es totalmente inadmisible. Pero es necesario que nos demos cuenta de que esta violencia surge del interior de nuestra sociedad . Nuestra sociedad es violenta de arriba abajo. Nuestra sociedad ha sido violenta y lo sigue siendo. Las estructuras sociales son violentas, autoritarias. Las instituciones fundamentales como la familia y la escuela también son recorridas por la violencia. Violencia de los hombres contra las mujeres. El feminicidio es corriente en nuestro país, pero las instituciones machistas la ocultan. La violencia ejercida en las familias contra los menores es también horrenda.

La violencia en la sociedad

La sociedad es violenta en sus principios, en su fundamento. La violencia social más grande es la opulencia extrema y la miseria total. En El Salvador hay gente que muere por desnutrición. Esto también es un crimen permanente e impune. Mujeres que abortan por hambre, otras que apenas se salvan en los partos y otras que sucumben por debilidad congénita. Toda la vida social sufre del acaparamiento por la oligarquía de un porcentaje exorbitante de las riquezas producidas en el país. Esta clase social es inmisericorde, extremadamente egoísta, bajo su régimen es imposible que nuestros problemas encuentren ni siquiera la sombra de una solución. Esta casta es antipatriótica, no le importa el destino del país, lo único que le importa son sus capitales y los beneficios que pueda obtener. Si las tasas de ganancia son superiores en otro lugar no les importa dejar al país sin recursos. Nuestra agricultura es deficiente en estos momentos por esa actitud de buscar el beneficio privado, apartando de un revés de mano las necesidades alimentarias de la población.

Es esta casta oligárquica la principal evasora de impuestos, es ella la que rechaza contribuir al presupuesto de la nación de manera consecuente y que corresponda a su nivel acumulativo de riquezas. Son ellos los que dejaron al país sin moneda, sin bancos. A ellos no les importa ni un comino el sufrimiento de la gente, no les incumbe los problemas cotidianos que la gente humilde enfrenta.

El Estado no está fallido. Pero si hubo disfuncionamiento. Desde el lunes aparecieron los primeros paros en el transporte. Desde ese momento las autoridades debieron manifestar su voluntad de mantener el funcionamiento de la sociedad. Los llamados a la calma no eran suficientes. El partido en el gobierno se manifestó tardíamente y no propuso absolutamente nada para salir de la crisis. Su posicionamiento de denuncia no fue suficiente. El partido ARENA trató de pescar en río revuelto. Con toda deshonestidad. El patronato secundó a su partido. Lo que me ha llamado mucho la atención es el silencio del resto de partidos, su absoluta inexistencia durante la crisis.

Pero hay algo que debemos señalar con cierto orgullo. El pueblo no se dejó amedrentar y salió a las calles a buscar la manera de ir a sus trabajos. La sociedad salvadoreña ha mostrado que tiene recursos morales, que tiene fuerza para buscar soluciones reales a los problemas planteados. Por el momento en la sociedad son minoritarios los que proponen soluciones preventivas a la delincuencia. Pero estas se van abriendo camino. No creo que se trate de ir a sentarse a una mesa de negociación con “líderes” de las maras. Pero si de construir los puentes entre la sociedad y esa parte de la población que está al margen. Esa parte de la población que es emanación de nuestra propia sociedad, de su funcionamiento, que nos devuelve la imagen más monstruosa de nosotros mismos. Ellos están ahora a la deriva, sin marcos sociales, ni límites morales. La tarea no es fácil, ni se puede esperar resultados inmediatos. La solución no la va a aportar el gobierno, la solución la tenemos que buscar todos nosotros, reflexionando y ensayando medidas.

Carlos Abrego

07 septiembre 2010

Filosofar nuestra realidad IV

Karl Marx nos dejó una promesa, que no pudo cumplir, sobre la que muchos han meditado: en una carta a su amigo Friedrich Engels, del catorce de enero de 1858, le dice que le gustaría “en dos o tres pliegos de papel de imprenta, volver accesible a las personas de buen juicio, el fondo racional del método que Hegel descubrió, pero que al mismo tiempo mistificó”. Es necesario señalar que Marx hace preceder esta promesa de una condición, “Si acaso alguna vez, un día de estos, tenga tiempo para ocuparme de este género de trabajo”.

Marx no escribió su Lógica. Algunos se preguntan ¿por qué? ¿Se trata realmente de que no tuvo tiempo? ¿Habrá otras razones? Hay quienes dicen que Karl Marx no escribió este trabajo sobre el método de Hegel, o mejor dicho, sobre “el fondo racional” del método hegeliano, simplemente porque lo consideró innecesario o imposible de hacerlo. Sin embargo la mayoría da otra explicación. Marx nos dejó su método plasmado en sus obras de historia y de economía, sobre todo en El Capital. Lenin mismo en sus “Cuadernos Filosóficos” afirma que si bien el sabio alemán no nos dejó su “Lógica”, nos ha dejado en herencia “la lógica de El Capital”.

Existen muchos estudios precisamente sobre este tema y tal vez sea esta la mejor manera de aprehender “la dialéctica materialista”. No obstante para poder hacer estos estudios se necesita una preparación filosófica previa y un conocimiento en economía que no toda persona posee. Para nuestro objetivo sería incluso todo lo contrario de lo que nos proponemos, pues hemos repetido anteriormente que nuestro propósito es seguir el precepto del Siglo de las Luces: “apresurarnos a volver popular la filosofía”. Incluso el mismo Marx, de alguna manera nos da la indicación de cómo debemos proceder, el estilo en que se debe escribir, pues se trata de “volver accesible a las personas de buen juicio, el fondo racional del método de Hegel”. Su intención era pues escribir algo sencillo, corto, en unas treinta a cuarenta páginas.

Harta soberbia sería la mía, si pretendiera cumplir, con mis escasas capacidades, la promesa de Marx. Por lo tanto mi ensayo no será exactamente un tratado conciso, como supo ejecutar Marx en algunas ocasiones y con una ilimitada profundidad, por ejemplo sus “Tesis sobre Feuerbach”. Lo que pretendo entregarles son mis reflexiones, compartir con ustedes algunos aspectos que he ido asimilando durante mis lecturas de Marx y Engels, por supuesto, pero también de las obras de Lenin, Gramsci, Lucács y otros.

El primer problema que se presenta es siempre por dónde empezar. Resolver este problema implica tener claro el camino que se va a seguir en la exposición del asunto. Este mismo problema lo tuvo que resolver Karl Marx en El Capital, buscó mucho tiempo y fue precisamente en los meses que precedieron a la escritura de la carta que he mencionado arriba, época en la que “por mera casualidad” se puso a “rehojear” La Lógica de Hegel, que llegó a la necesidad de iniciar su trabajo científico por la “mercancía”. Esto lo expuso ya en su “Contribución a la Crítica de la Economía Política”.

Algunos de los que han analizado el método de Marx le han llamado a la mercancía, la “primera célula” de todo el sistema capitalista. Es decir que la mercancía contiene las contradicciones que al ponerse en movimiento van dejando al desnudo todo el desarrollo y los procesos del capitalismo. La mercancía es el concepto inicial, en tanto que tal, el más abstracto. En la dialéctica, el concepto inicial es precisamente la contradicción
.
No obstante la contradicción no puede abordarse en abstracto, existiendo en sí misma y por sí misma, obligatoriamente la contradicción es una relación entre algo y lo otro, que existen dentro de una unidad. Este es un punto clave de la contradicción dialéctica. La contradicción funciona al interior de la cosa, los contrarios constituyen al ente, es al interior de la cosa que ellos entran en relación, se contradicen y producen el desarrollo, el proceso. Pero al decir esto, decimos mucho y al mismo tiempo muy poco.

Para comprender cabalmente lo que es una contradicción dialéctica, urgimos volver a considerar lo que llamamos comúnmente contradicción lógica. Esta excursión es necesaria por lo menos por dos razones, en primer lugar porque nos permitirá diferenciar a ambas y por otro lado mostrar como la contradicción dialéctica se opone a la lógica, sin anularla, sino al contrario incluirla.

Lógica aristotélica

La lógica de Aristóteles se distingue de la lógica formal en algo sumamente importante, ésta se entrega al estudio de las formas del pensamiento sin interrogarse sobre su veracidad. Para Aristóteles la verdad consiste en la correspondencia del pensamiento con la realidad, mientras que para la lógica formal la verdad pertenece exclusivamente y por entero a la esfera del pensamiento mismo y no tiene ninguna relación con la realidad. Dicho de otra manera, para el filósofo griego las leyes lógicas son sobre todo leyes del ser y las formas lógicas coinciden con las formas del ser mismo, es decir, las formas del pensamiento verdadero son el reflejo de las relaciones reales. El principal criterio de la verdad es un criterio material, el acuerdo del pensamiento con las cosas.

Para la lógica aristotélica es verdadero un juicio, en el que los conceptos se unen entre sí, como están unidas las cosas en la naturaleza, en la realidad. Es falso el juicio que une lo que está separado en la naturaleza y el que desliga lo que esta unido en la naturaleza. Es sobre esta concepción de la verdad que se funda la lógica del filósofo griego.

Las cuestiones atañeras al carácter de la lógica aristotélica que tanto debate han suscitado entre historiadores y filósofos deben ser encaradas de la siguiente manera, la lógica formal tiene sus raíces en la aristotélica, pero por su proyecto y por sus ideas se opone a la del griego, que rechaza la actitud puramente formal.

Aristóteles admite dos criterios de la verdad: el criterio material (el acuerdo del pensamiento con las cosas) y el criterio formal (el acuerdo de los pensamientos entre ellos), pero lo que domina es el criterio material. No obstante, en el curso del desarrollo de la doctrina lógica de Aristóteles, en su silogística, el criterio formal adquiere cierta independencia y eclipsa de alguna manera el criterio material.

En resumen, la lógica aristotélica es una especie de medio término entre la lógica puramente formal y la lógica metafísica. De la misma manera entre la lógica metafísica y la lógica dialéctica. Esto explica justamente que Friedrich Engels, en la “Dialéctica de la Naturaleza”, remite las doctrinas lógicas de Aristóteles a la vez a la historia de la lógica formal y a la historia de la dialéctica. Engels escribe: “La misma lógica formal ha sido objeto de enconadas disputas desde Aristóteles hasta nuestros días. Por lo que a la dialéctica se refiere, hasta hoy sólo ha sido investigada detenidamente por dos pensadores: Aristóteles y Hegel”.

Si examinamos la teoría de Aristóteles sobre la verdad y las leyes del pensamiento vemos que distingue una verdad en sentido amplio y otro más estrecho. Este último es la verdad del juicio. Lo cierto y lo falso, estrictamente hablando, se relacionan a la conjunción y a la disyunción de las representaciones y de los conceptos. Nuestros juicios son verdaderos o falsos, en la medida en que la conjunción o la disyunción de los conceptos presentes en el juicio, correspondan a la realidad misma. Respecto a los objetos aislados del pensamiento, no son aún en sí mismos ni verdaderos, ni falsos.

No obstante en un sentido más extenso, el concepto de la verdad abarca también los objetos del pensamiento. Este concepto ampliado de la verdad se basa sobre el supuesto de que el objeto del pensamiento (la representación o el concepto) es comparado con el objeto real, del cual él es el reflejo y se admite como verdadero el concepto o la representación que refleje adecuadamente lo existente en la realidad. El pensamiento es falso, ya sea que no haya nada en la realidad que le corresponda, ya sea que el objeto real correspondiente no está reflejado de manera justa. Aquí vemos un criterio de la falsedad que es material y que consiste en la no correspondencia del pensamiento con los objetos reales. Existe otro caso de falsedad, la del juicio. Esta tiene lugar cuando lo inexistente es expresado como existente, es decir que le atribuimos a un sujeto un predicado que no le corresponde. La fórmula del juicio falso es la siguiente: “no-A es A”.


Tributo a Platón

Se puede decir que Aristóteles le rinde tributo a la metafísica de Platón, cuando distingue dos clases de juicios, los eternos y necesarios que conciernen al dominio de los objetos eternos e inmutables y los juicios que tocan el dominio de las cosas cambiantes. Como los objetos que están sometidos al cambio, a la aparición y desaparición (destrucción) no son siempre idénticos a sí mismos, los juicios que nos formamos sobre ellos tampoco son estables. Estos juicios, justos cuando los objetos siguen idénticos a sí mismos, se vuelven falsos cuando los objetos cambian en el tiempo. En la teoría aristotélica de la verdad esta distinción reviste una importancia esencial. Solamente los primeros juicios constituyen el campo del conocimiento riguroso, mientras que los segundos son simples opiniones y carecen de un carácter científico riguroso.

Esta división de los juicios tiene sus consecuencias en la teoría de la verdad de Aristóteles, que a su vez se divide en dos especies distintas: la verdad absoluta, eterna y la verdad que, con el tiempo, se transforma en su contrario y se vuelve falsa.

La contradicción aristotélica

El principio fundamental del pensamiento en Aristóteles es el de la contradicción. El afirma que este principio es el más indiscutible de todos sus principios. Una de las formulaciones de este principio podemos decir que es ontológica (que concierne al ser): “Pero ¿cuál es este principio? Es el siguiente: es imposible que el mismo atributo pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto, en un tiempo mismo y bajo la misma relación”(pp. 72-73). Al lado de esta formulación extensa tenemos en La Metafísica otra más concisa: “No es posible, en efecto, que pueda concebir nadie que una cosa exista y no exista al mismo tiempo”(p. 73).

Aristóteles evoca aquí mismo la doctrina de Heráclito de acuerdo a la cual una misma cosa puede ser y no ser a la vez y afirma que esta doctrina no puede ser tomada en serio por nadie. Incapaz de comprender la dialéctica de Heráclito simplemente la niega.

Es necesario señalar que paralelas a estas formulaciones ontológicas, Aristóteles nos ofrece sobre el mismo principio formulaciones puramente lógicas. Al reafirmar que este principio es el más cierto, produce esta ley: “… es imposible que dos aserciones contrarias sobre el mismo objeto sean verdaderas al mismo tiempo…”(p. 90.).
De acuerdo con Aristóteles, la ley suprema del ser se enuncia así: “…lo que es, es y lo que no es, no es…” y esto enuncia y funda al mismo tiempo la ley suprema de la verdad: “un mismo juicio no puede ser cierto y falso a la vez”.

Para el griego esta ley de la verdad es deductiva. Es la consecuencia necesaria del principio ontológico inicial, por lo tanto la formulación ontológica de la ley de la contradicción es fundamental. La ley de la contradicción no es exclusivamente un principio de pensamiento como en la lógica formal. Según lo expone en su Metafísica, el principio de contradicción es ante todo un principio del ser mismo, pero es paralelamente o simultáneamente la ley de la verdad.

El principio ontológico constituye la base de todo conocimiento científico. Este principio comporta también otro momento, el aspecto lógico objetivo que está dado simultáneamente con el aspecto ontológico. La formulación lógica objetiva del principio expresa que: “es imposible que la afirmación y la negación sean verdaderas al mismo tiempo (p. 90)” se trata de la tesis de base de la que se deduce la regla según la cual los predicados contrarios no pueden ser inherentes a un mismo y único sujeto. De esto se desprende la necesidad subjetiva de adoptar el principio de contradicción. Es decir la imposibilidad psicológica de admitir que algo pueda ser y no ser a la vez.

Carlos Abrego

02 septiembre 2010

Acertijo inconstitucional

La CSJ le restableció a la Asamblea su derecho a fiscalizar todos los gastos y todo el dinero del Presupuesto de la Nación. Esto es lo que se había venido violando desde los gobiernos areneros, esta violación constitucional prosiguió con el gobierno actual.

La Sala de lo Constitucional ha dado dos fallos que han dado que hablar: el primero fue la posibilidad de presentarse a elecciones a candidatos que no pertenezcan a un partido político. En la noche anterior a la comunicación del fallo, todos los diputados de todos los partidos votaron una reforma constitucional, en la que restablecen la necesidad de pertenecer a un partido político para postular a una alcaldía o a una diputación. Ya esto implica no aceptar el fallo de la Sala.

Como se sabe para que una reforma constitucional pueda ser válida, se necesita que la Asamblea siguiente vote en los mismos términos la reforma. Esperemos un milagro o un arrepentimiento de algún grupo parlamentario.

El presidente Mauricio Funes llamó a respetar el fallo de la CSJ y dijo que había que acatarlo. Y aprovechó para denigrar a los partidos políticos.

Los diputados han creado una Comisión para estudiar la resolución en vistas, según algunas declaraciones, para ver que medidas tomar para la aplicación del fallo. Hoy un ex presidente CSJ, Mauricio Gutiérrez Castro, llama a los diputados a desacatar el fallo y les propone la artimaña de recurrir a la Corte Centroamericana de Justicia.

El otro fallo que ha dado que hablar es el que cité de entrada. En esta ocasión el presidente de la “Unidad Nacional”, sin amenazar de no acatar el fallo de la Sala de lo Constitucional, lo critica y pide que le aseguren que no va a ser “victima de chantajes” de parte de la Asamblea o de algún partido político. Según el presidente, la Asamblea tal cual está constituida no le garantiza que no recibirá chantaje. Tilda de “ignorantes” a los diputados que se han regocijado por el fallo y que han hablado de la “partida secreta”. Asegura que antes nadie pidió la supresión de esos artículos inconstitucionales de la ley del Presupuesto. El periodista Funes criticó esa medida. El candidato Funes prometió eliminar ese artefacto que permite la corrupción. El presidente Funes tiene un ministro que apeló (cuando era diputado) ante la CSJ y el candidato a la presidencia que le precedió por el mismo partido, Schafik Handal, también apeló contra esa inconstitucionalidad en los mismos términos que los apelantes de ahora. La sabiduría de nuestro presidente lo hace olvidadizo o ignorante.

En todo caso, la institucionalidad estatal está desacreditada. El presidente insulta a los diputados, un ex presidente de la CSJ llama al desacato de un fallo de la Sala de lo Constitucional, la Asamblea vota una reforma constitucional anticipándose al fallo, crea una comisión que busca argumentos para no cumplir el fallo. El presidente pretende que ese dispositivo ilegal son los “instrumentos con los que cuenta un presidente para gobernar” y declara sin empacho que son “constitucionales”. Ahora es el turno del presidente de crear su propia comisión para redactar una ley que permita este dispositivo. Ley que irá de nuevo contra la Constitución, pues en ella se contempla la fiscalización y el control, por parte de la Asamblea, del presupuesto y los gastos del Ejecutivo.

En todo caso, la famosa gobernabilidad de la que tanto hablan se resume a hacer lo que se nos dé la gana. Esto es lo que se desprende de este acertijo constitucional y los fallos de la Sala. El presidente y los diputados de la “Unidad Nacional” nos ofrecen un espectáculo bochornoso, pero digno de ellos y de su altura cívica. Así comienza el mes cívico. Un presidente que sospecha a los diputados de chantaje, al chantajearlos. Los diputados que aceptan el fallo y buscan como no acatarlo. Y nuestra gente contenta con los fallos de la Corte Suprema de Justicia. Con la vana esperanza de que con los candidatos independientes podrán poner en orden una Asamblea de encerronas y madrugones y con la esperanza de que poco a poco se irá limitando las posibilidades de la corrupción.

Preguntas subsidiarias: ¿el señor Salume padre, según la ley de Bancos, puede prestar dos o tres millones de dólares a un candidato a la presidencia? ¿Puede cobrar intereses o es un préstamo desinteresado? ¿Con qué dinero el señor Funes va a devolver el préstamo para su campaña electoral? ¿Por qué ese dinero fue puesto en una cuenta corriente privada? La primera y segunda preguntas van para el Fiscal general, la tercera y cuarta llevan nombre y la explico, si se suman los salarios del presidente durante los cinco años no se llega ni tantito a esa suma. ¿O ya era millonario con sus salarios de entrevistador? Todas se las hago asimismo a mis lectores, par ver si alguno puede iluminarme la molleja.

Carlos Abrego