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24 junio 2011

El Absurdistán que nos dejan

Parece increible que los dirigentes del FMLN no se den cuenta que su cerramiento persistente a los llamados de corregir la situación de bloqueo institucional creado por el decreto legislativo 743, con el cual la Asamblea le ha querido imponer mordaza a la Sala de lo Constitucional, le perjudica más a su partido que a los que lo promovieron.


Son Medardo González y Norma Guevara quienes salen primero a la palestra y le exigen a la Sala de lo Constitucional someterse a lo que ellos consideran la ley de la República. Con subterfugios han tratado de justificar sus escabullidas para no votar un nuevo decreto que restablezca el voto mayoritario en la Sala de lo Constitucional.


Ahora le niegan a los magistrados su derecho de declarar inaplicable por inconstitucional el mismo decreto. Pero estos dos diputados y dirigentes del FMLN van más allá y con toda la desfachatez del mundo asumen el derecho de establecer por su cuenta qué es o no constitucional en los mismos fallos de la Sala e incluso quieren con arraigado autoritarismo imponerle la agenda a la Sala.


La actitud del director de la Imprenta Nacional, Luis Ernesto Flores López, es una muestra más del disfuncionamiento del Estado salvadoreño. Este desacato de publicar el último fallo, que por otro lado es una sumisión medrosa al descontento presidencial, al que se somete indudablemente el ministro de Gobernación, no deja de preocuparnos, esto roza ya con la dictadura y el despotismo. Pues ahora un empleado asume sin mayor explicación, pero sobre todo sin ningún derecho, dictarle a la Sala de lo Constitucional la forma de sus decretos. Este empleado sabe que de cumplir con su deber de publicar los fallos de la Sala, puede conducirlo a “la pérdida de la confianza presidencial” y correr el mismo destino de otros funcionarios.


Bien han hecho algunos paisanos de bautizar a nuestro país con un nuevo nombre, “Absurdistán”. Pues lo que está ocurriendo delante de nosotros es en extremo absurdo. Las cúpulas partidarias se aferran a lo que siempre han considerado su patrimonio: la administración absoluta de la Asamblea y su derecho de nombrar a los diputados a través de listas que no permiten la elección popular. El sufragio universal es raptado por el modo de voto que la Asamblea ha impuesto al país, es esto lo que ha venido corrigiendo la Sala de lo Constitucional. Los fallos siguen las demandas hechas por ciudadanos. La Sala anterior no quiso asumir su deber y engabetó las demandas. El conflicto surge porque cuatro magistrados han decido poner al día la agenda constitucional del país. Los dirigentes del FMLN no ocultan, al contrario, lo proclaman que es esto lo que más los incomoda, lo que es insoportable. Medardo González lo dijo desde el primer día y Norma Guevara trata de sustentar con nuevos sofismas lo que Lorenzana y Reyes han venido repitiendo.


ARENA se lava de su pasado


Mientras tanto, uno de los dirigentes de ARENA no se priva de culpar al FMLN de la actual situación, con un cinismo particular, descarga sobre Toni Saca y el nuevo partido GANA, toda la responsabilidad de todas las gestiones anteriores y de sus amañados procederes. Jorge Velado, vicepresidente de ideología del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en una entrevista con el diario digital ContraPunto se muestra muy vivaracho y hasta recoge las críticas al FMLN y a Mauricio Funes que vienen de la izquierda, pero sin asumirlas del todo. Pareciera que las mañas que puede permitirse el actual presidente no fueran una herencia institucional dejada por su partido y sobre todo que fueron ampliamente practicadas por los cuatro presidentes areneros. La gran diferencia es que ARENA dispuso de los tres poderes a su antojo. Jorge Velado pasa un borrón, pero como quedan las manchas, le echa la culpa a Saca y al recién aparecido partido GANA. Su contrición es arteramente cocodrilesca, se arrepiente de haber hecho o de no haber hecho, según le convenga, ahora pareciera que el partido más virginal que tenemos en el país es ARENA.


Mientras gobernaba Saca todo el partido ARENA lo defendía y se sometía. La derrota electoral vino a trastocar el orden interno del partido oficial. Cristiani tomó las riendas y arregló cuentas y le pasó la factura del fracaso electoral a Antonio Saca. Con ojos de expertos indicaron los origenes y los montos que se apoderó el ex-presidente. Pero todo esto fue bulla y ninguna denuncia ante la Fiscalia, real y concreta. Con la misma convicción temen que el FMLN y GANA les apliquen a ellos, los areneros, las mismas prácticas de amenazas y chantajes desde la Corte de Cuentas que ellos practicaron durante 20 años con el PCN y la Democracia Cristiana.


La situación no se resolverá con la vuelta a la situación de antes del decreto 743. Pues toda esta pudredumbre institucional requiere una limpieza social de fondo, no se trata de algo que ha aparecido hoy, ni siquiera en los últimos veinte y dos años. Tampoco se trata de una solución de legislación, de una nueva constitución, sino que de una movilización general de la población que imponga cambios en las estructuras sociales y económicas del país. El Estado oligárquico que nos oprime, que nos ofrece este espectáculo tan barato con sus partidos políticos, sus instituciones violadas e inestables, sirve justamente para mantener sometidas a las clases trabajadoras. Pues lo que sigue siendo grave, realmente grave es que se nos quiera convencer que las “aspiraciones históricas de la población” son meras utopías irrealizables, como lo afirma Mauricio Funes en su entrevista a La Jornada de México.


Las aspiraciones históricas


Estas “aspiraciones históricas” son apenas mejoras salariales, tener con qué alimentar decentemente a las familias, darle un techo, educación conveniente a los niños y adolescentes, tener un trabajo todo el año, no tener que depender de la caridad gubernamental para vestir a sus niños. La población exige seguridad. Y las “soluciones” propuestas por Funes son las mismas que practicó ARENA, pero agravándolas, pues ahora el Ejército está en las calles y para colmo le quiere dar el papel de “educador” de los menores en peligro de delincuencia. Funes ha ido a México para revelar que nunca pensó cumplir con sus promesas, pues esas “aspiraciones históricas” entran en irreconciliable antagonismo con el debido pragmatismo de servirle al capital. Si el presupuesto no alcanza es porque la oligarquía recibe multimillonarias exoneraciones, porque no se combate la evasión fiscal y sobre todo porque Funes no se atreve a decretar una real reforma fiscal, en donde los que tienen más deben de pagar más. Esta frase la repitió durante la campaña, se trata también de una “utópica aspiración histórica de la población”.


El presidente se presenta como un martir atormentado, con flechas de la izquierda y latigazos de la derecha, pero a sabiendas de que es necesario sufrir para mantener la dominación sobre nuestra sociedad de la oligarquía. Funes delató al partido que lo llevó a la presidencia: “Yo estoy convencido de que una cosa es el discurso público del FMLN y otra cosa es su práctica política. En el discurso el frente no puede renunciar a sus utopías como partido revolucionario y socialista”.


Lean bien lo que sigue a lo que acabo de citar, el fondo ideológico de lo que afirma Funes es idéntico a lo que ametrallan los editorialistas y pensadores de la ANEP, en las páginas de El Diario de Hoy y de La Prensa Gráfica: “Pero la práctica cotidiana, donde el frente tiene representación y ejerce el poder, debe tener visión de largo plazo. Los alcaldes y diputados del FMLN no han tomado ninguna decisión que haga pensar que se quiere construir el socialismo del siglo XXI. Ellos quieren reducir la pobreza y para eso hay que fortalecer el tejido productivo nacional; quiere fortalecer instituciones y para eso tienen que ser independientes; quieren fortalecer la democracia y para eso las decisiones tienen que ser consultadas”.


Funes ha dicho en México que el partido del cual sigue siendo miembro, pero que trata como un aliado a someter a la razón, tiene un discurso para la galería, pero en la realidad, en la práctica, no ha tomado, ni tomará, nunca alguna decisión que haga pensar que se quiere construir el socialismo del siglo XXI. Esto no era necesario que lo dijera Funes para que apareciera como una verdad.


El FMLN ha abandonado en la práctica sus objetivos de transformación social. Es claro que este partido se acomoda a la situación política actual, en estos momentos la población salvadoreña mayoritariamente rechaza el socialismo, ya sea a cortas o con apellido de “siglo XXI”. Pero con el mismo dogmatismo doctrinario siguen declarándose la “vanguardia revolucionaria”. La cúpula y los militantes arguyen que por ahora es imposible convencer a la gente de construir el socialismo, que hay que esperar tener un presidente de "adentro" y la mayoría parlamentaria, para empezar a proponer los cambios de sociedad. Esto puede llevar cinco o seis legislaturas o presidencias. Mientras tanto, tenemos que conformarnos con los remiendos que quiera otorgarnos la oligarquía.


Insisto, la cúpula y los militantes, nos repiten, como lo afirma Funes, el socialismo es una utopía, una buena idea, pero irrealizable. Pero en una especie de esquizofrenia insisten que es su objetivo, que no lo han perdido de vista. En todo caso, el objetivo real es llegar al dominio total del Estado oligárquico y seguir la gestión del capitalismo nacional.


Desde finales del siglo XIX


No obstante es necesario que abordemos claramente cuáles son las soluciones a nuestros problemas. La pregunta clave es ¿podemos satisfacer nuestras “aspiraciones históricas” dentro del marco del dominio de la oligarquía? Este régimen es el que ha sido incapaz de darle un avance significativo al país. Repito, no se trata de los últimos veintidos años, el sistema funciona desde finales del siglo XIX y desde entonces veninos arrastrándonos en harapos, con escuelas en ruina, con maestros subpagados, mal preparados, con falta de medicinas, con hospitales asfixiados, la desnutrición persistente, el costo de la vida insoportable. En el país se consume más de lo que se produce. Pero no es por exceso de consumo, sino por deficiencia en la producción. Sí importamos hasta lo que constituyó por siglos nuestra propia alimentación original. No tenemos industrias, la oligarquía no invierte en el país, prefiere dedicarse a la especulación, vivir de las rentas. Si el café hubiera sido posible exportarlo sin secarlo, lo hubieran hecho. Nada hicieron para crear fábricas que torrificaran y empaquetaran el café y crear aquí mismo la mercancía acabada con todo su valor agregado.


Los régimenes pasados se han conformado con la inversión extranjera que traía maquinaria vetusta, técnicamente obsoleta y totalmente amortiguada. Las condiciones eran más que ventajosas para esos capitales, lo siguen siendo, pocos impuestos y libre exportación de ganancias, sin obligación de reinvertir y con salarios bajos. Nunca nadie se preocupó por exigir transferencia técnica a esa empresas, cooperación eficaz, con mutuas ventajas. Muchas de esas empresas se van de la noche a la mañana sin pagar los salarios y las indemnizaciones, abandonando las empresas, pues llevárselas sería una inconsiderable e inútil carga.


¿Podemos esperar que dentro de este marco se satisfagan las urgentes necesidades de las mayorías? El FMLN desde hace tiempo que no se propone romper con estas estructuras, sus militantes ni siquiera se han dado cuenta de los sucesivos virajes. En definitiva ellos no tienen la posibilidad de intervenir, son ejecutantes de las dicisiones de la dirección. En ese partido sin congresos, con un grupo de oportunistas enquistados en la dirección, con un extremo verticalismo, es imposible esperar cambios. Al militante le toca practicar un borreguismo desafortunado. El FMLN es ahora un partido burgués como cualquier otro. Acepta sin mayores reparos el transfuguismo sin principios.


El agotamiento del sistema


La crisis actual muestra ya el agotamiento del sistema de gobierno de la oligarquía, no es posible seguir con el régimen de dominación partidista. Fue este desgaste del sistema arenero que aventajó al FMLN y a Funes. Fue un profundo rechazo y una vaga esperanza en el cambio que le dio el triunfo electoral a la alianza de un hombre con un partido. Pero el FMLN no puede llevar adelante ningún cambio substancial en el sistema, no puede poner las bases para una transformación radical. No es su objetivo.


El defraude es grande, ha sido inmediato. Funes dice cierto cuando afirma “Estoy consciente de que la gente se va a decepcionar”. Pero al mismo tiempo se equivoca, pues la decepción ya se dio, es creciente. Su presidencia ya huele a estafa.


Los defensores del FMLN y de Funes que todavía se atreven a intervenir, protestan por las críticas y exigen proposiciones. Pero si los dirigentes del FMLN recogieron todas las “aspiraciones históricas de la población” y las apuntaron en sus programas. Pero al igual que a Funes les da igual decepcionar a sus electores. Ahora nos hemos quedado sin partido popular, sin un partido genuino de defensa de los trabajadores. Esta es la verdad. Ahora hay que decidirse a crear otro. Pero no se puede caer en lo mismo. El tipo de partido verticalista, con direcciones autoritarias y todopoderosas no puede conducir a nadie hacia otra sociedad más justa, más humana, más civilizada. Tenemos que dotarnos de otro partido, de otro partido de un nuevo tipo, un partido de exigencias participativas, tanto al interior, como al exterior, un partido intimamente ligado a la población, a la escucha de sus dolencias y tratando de prodigarle permanentemente una conciencia aguda de sus derechos y de sus posibilidades de acción.


Proponer otro tipo de sociedad no implica obligatoriamente proponer la violencia. La violencia social ya existe, debemos erradicarla, existe ahora en el desacato a la Constitución que ellos mismos nos han impuesto, existe en las condiciones laborales y de vida de los trabajadores.

21 junio 2011

Algo ha cambiado y todo sigue igual

La crisis institucional y social, que se ha desatado en el país a raíz del decreto mordaza 743, ha producido efectos durables. ¿A qué me refiero? El primero es la nivelación de todos los partidos políticos, cualquiera que sea su ideología proclamada. El desprestigio no ha dejado a salvo a ninguno. Hay algunos que han procurado pasar como desapercibidos, como si no estuvieran en el origen de toda esta crisis, me refiero a GANA, PDC y PCN. El partido ARENA ha dado un giro en su postura, tratando de salvarse, pero lo hizo de tal forma, que ponía al desnudo su manera poco honesta de proceder. El FMLN pudo salvarse, pero no lo quiso así. Ante la jugareta de ARENA de pedirles votar la derogatoria del decreto, en vez de responder que “si era cierto que no lo habían votado, siguiendo los principios justamente que encaminaron esta actitud y fieles a los motivos que los llevó a no votarlo, estaban dispuesto a buscar una solución”. Pero adoptaron una posición de capricho, de así no juego.


Sin embargo la situación de todo este circo de confabulaciones, de habladillas a escondidas, de pactos ocultos, de tironeos, de zafadas ha trastocado todo el sistema, el presidente actuó como parte integrante del pacto secreto, su prisa y sus declaraciones no dejaban duda al respecto. El FMLN en vez de alzarse, por lo menos una vez, a la altura del partido gubernamental, se vió de nuevo obligado a comportarse como lo hacía cuando ARENA estaba en el poder: son ustedes los que están en el aprieto, les toca a ustedes salirse del atolladero. Pero el problema de la ingobernabilidad en estos momentos les toca a ellos en primer lugar. Pero no son un partido gubernamental, su participación en el gobierno es mera figuración, el presidente los ha excluido y hace y deshace sin consultarlos, sin tomarlos en cuenta.


Pues el no haber votado el decreto los ponía, quieranlo o no, en contradicción con Funes. Pero esto en lo que respecta al voto. En realidad, todos, el presidente, los partidos de derecha que confabularon el decreto y el FMLN compartían la necesidad de amordazar a la Sala de lo Constitucional. Es en ese momento, en el que el FMLN pudo adoptar una posición a la altura, que su Secretario General expuso todo lo mal que pensaban de la Sala y se entusiasmó tanto que al exponer sus posiciones se le olvidó que el decreto no era de ellos, que no lo habían votado y lo defendió, lo justificó y lo declaró ley del país de la cual nadie se salva y que oponerse al decreto es entrar “en rebeldía”. Luego vino el sofista Lorenzana a tratar de consolar al gato mojado con aciete hirviendo.


La inconstitucionalidad como sistema


Todos hemos escuchado varias veces esas declaraciones, todos sabemos que la Sala de lo Constitucional estaba poniendo al día la constitucionalidad de las instituciones. Muchas leyes fueron votadas sin tomarla en cuenta, violándola. Es este sistema de gobernar sin respetar la Constitución que tuvieron los gobiernos areneros, con la complicidad de sus partidos satelites, PCN y PDC, que los magistrados estaban socabando con sus fallos. Pero también socababan un sistema de dominación del Estado por los partidos políticos que es contrario a lo que establece la Constitución que todos exhiben como escudo.


Es este sistema que se ha agotado, es este sistema introducido por ARENA que es inadmisible, que ya no puede seguir funcionando. Todos sabemos que la ley de Amnistía se votó para proteger a criminales de guerra, a violadores de los derechos humanos y a simples violadores de niñas y mujeres durante la guerra. Todos sabemos que en una madrugada dejaron al país sin moneda en beneficio de la especulación financiera, amanatiando su economía a los intereses de las transnacionales y a los dictados del FMI y a la Banca Mundial. El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos fue aprobado por los diputados sin que se tomaran el trabajo de leerlo, ni mucho menos de ver las consecuencias nefastas que trae para el país. Digo para el país, pues es posible que algún importador salvadoreño salga también ganando, pero esto está muy lejos de significar que eso nos beneficia a todos.


No obstante es necesario señalar que este sistema ha funcionado hasta hoy, es decir, con este sistema nos han gobernado los gobiernos de ARENA y los tres poderes parecían funcionar en armonía. El sistema de partidos tenía en su poder también a la Sala de lo Constitucional, que engabetaba lo que le convenía engabetar, daba sus fallos en dósis homeopáticas.


Esta contradicción entre lo que proclama la Constitución y la necesidad que tiene la clase dominante, la oligarquía, de seguir su enriquecimiento bulímico ha salido a flote. Pero sigue cubierto por las apariencias, los partidos se muestran como separados de la clase dominante, apañando la vida política, con sus actos de corrupción, de componendas ilícitas, con sus chanchullos. Pero mientras nosotros discutimos y nos afanamos en desenredar todo esto, la oligarquía sigue haciendo sus negocios, sigue sin rendir cuenta al país de los impuestos no pagados, de la exportación de sus ganancias. Ellos siguen exigiendo más y más.


Es cierto que este momento es un momento eminentemente político. No hay ningún sector de la sociedad que no se haya sentido concernido por esta crisis. No obstante a la crisis, no obstante que la sociedad está alerta, con el mayor descaro, el FMLN y GANA se reparten la Corte de Cuentas y el Tribunal Supremo Electoral. Pero estos puestos y cargos son claves dentro de la corrupción en que vivimos. El partido que luchó por las transformaciones profundas en el país, lo vemos ahora repitiendo lo que hasta ahora han hecho sus más acérrimos enemigos del partido ARENA.


Todos los partidos por igual


Sí, vale preguntarse ¿existe diferencia entre estos partidos? Pues la experiencia de alianzas, de procederes, de conductas, nos obligan a decir que no hay mucha, que lo que los diferencia son intereses particulares de grupo, pero nada que pueda concernir los intereses del país y del pueblo. Para decirlo de manera más clara, el FMLN lucha y defiende las banderitas en los papeles de voto, por simple estrategia de mercadeo, pues le sirve de identificación con antiguas aspiraciones populares, que ellos, los Medardo, los Sigfridos, les Sánchez Cerén han echado por la borda.


Todos los principios por los que tantos murieron o fueron asesinados, por lo que tanta sangre se derramó, todo eso ya no existe. El FMLN ha elaborado toda una teoría del conformismo, todo un pragmatismo oportunista que relega a un futuro sin nombre, ni fecha, como una ilusión fantasmagórica, la transformación de la sociedad. ¿Como le vamos a creer a Sigfrido sus llamados a luchar por la derogación del decreto 743, si al mismo tiempo su jefe, su líder, Medardo González, lo justifica y dice que no hay marcha hacia atrás? ¿Cómo le vamos a creer que se preocupa por la gente, si ni siquiera se inmuta cuando defiente sus cubiertos de plata? El vocero Lorenzana simplemente nos trata a todos de idiotas.


Ahora ya ha quedado meridianamente claro que se trata de un partido de derecha como cualquier otro, sin mayores diferencias, tal vez con mayor eficacia, pues todavía existe mucha gente que lo considera protector de los pobres. Fueron a proponerle sus servicios al imperialismo a través de la Embajada, le han propuesto sus servicios al gran capital. Han entrado en lucha con ARENA en ese terreno, en quién le sirve mejor a la oligarquía. Se trata de eso, las alianzas en la Asamblea tienen como transfondo precisamente quién va a salir vencedor en esa contienda por servir mejor al gran capital. Era tal vez este el papel de vendedor de servicios que pensaron atribuirle a Mauricio Funes, pero él ha preferido su propio caballito y en vez de ayudar al Frente, lo ha estorbado. El Frente está muy agradecido con Funes, pues les sirvió de palanca para sacar del Ejecutivo a ARENA. Por lo menos en la apariencia, pues la realidad de la política no ha cambiado. El terreno del Ejecutivo se encuentra vacío de partido político, es decir, la lucha es ruda, la derecha tradicional mueve sus peones, se reune y pacta con el presidente, la nueva derecha efemelenista compite en las alianzas con el presidente.


Un impulso generoso y solidario


Esta situación ha dejado claro que el pueblo no tiene ahora partido que defienda sus intereses. Algunos jóvenes lo han intuido. Sin rechazar totalmente la política, se declaran apartidarios y tienen clara conciencia de que el sistema de partidos actuales se funda en la corrupción, en el desprecio de las leyes, en la total amoralidad. Algunos pensaron por un momento que el presidente que tanto prometió, en el que tanto creyeron se iba a levantar a defender la legalidad. Y este hombrecito se presenta como uno de los confabuladores. No obstante eso no ha desmovilizado a los jóvenes, al contrario, elevó su indiganción.


Estos jóvenes perciben que es urgente organizarse, unirse, discutir, reflexionar, llamar a la acción. Sus grupos surgen en franca oposición a los partidos políticos existentes. Su lucha no es sólo por volver a la legalidad y devolverle a la Sala de lo Constitucional su voz y sus funciones. Se han propuesto metas de “salud pública”, de barrer al país y limpiarlo de ese lastre politiquero que se ha usurpado la actividad política nacional, reduciéndola a intrigas nocturnas en los corredores de la Asamblea, en alianzas movedizas, en dobles sentidos y dobles morales. Estos jóvenes no son la mayoría, por el momento incluso son demasiado pocos, pocos frente a la inmensa tarea que se han propuesto. Pero a pesar de que no son gran número, todo el mundo siente que están expresando algo muy sentido y compartido por la mayoría. Estos jóvenes se han vuelto peligrosos para la casta política,. Por eso van a ser blanco de provocaciones, de tentativas de recuperación y de ataques francos y descarados. Estos grupos no han surgido para defender sus intereses, sino que en un impulso generoso se han puesto al servicio de una causa solidaria y justa.

10 junio 2011

El fango y los escádalos politiqueros

La actual crisis institucional sigue su trabajo de desnudamiento de la separación que existe entre la casta política salvadoreña y la sociedad. ¿Qué es lo que pasa? Los fallos que han originado la crisis se refieren a decretos legislativos que durante años han regido actividades electorales del país. Estas prácticas han sido declaradas inconstitucionales por la Sala de lo Constitucional. Los partidos políticos se han visto agredidos por estos fallos, que les quitan parte del monopolío del ejercicio político nacional. Los ciudadanos por las prácticas y procedimientos consagrados hasta hoy, no podían individualmente ejercer ciertos derechos constitucionales, pues algunas disposiciones del Código Electoral los obligaba a ejercer esos derechos a través de los partidos políticos. Concretamente los ciudadanos no podían postular a un cargo político (diputado, alcalde o concejero municipal) sin ser miembros de algún partido político.


Esta disposición no está claramente, ni explícitamente, expresada en la Constitución. Pero todos vemos que ella introduce una absoluta desigualdad entre los ciudadanos. Unos pueden ejercer puestos de elección popular y los otros se ven privados de este derecho, pues están obligados a adherir a instituciones políticas que tienen sus propios programas y su propia ideología. Pero esto entra en contradicción claramente con lo que expresa explícitamente la Constitución respecto a los derechos de cada ciudadano a postularse como candidato a diputado, alcalde o concejero municipal. Este derecho universal se vuelve propiedad de los partidos políticos, son las cúpulas partidarias las que designan a los candidatos y el puesto en las listas.


La Constitución es explícita a este respecto, únicamente en lo que atañe al jefe del Ejecutivo y al vice-presidente. Ella impone la pertenencia a un partido político para postular a la presidencia y a la vice-presidencia. Es por eso que Funes adhirió a regañadientes al FMLN y desde el inició previno que no se disfrazaría con los colores del partido, ni aceptaría su ideología y que aplicaría su propio programa. Era pues una adhesión interesada y oportunista. La cúpula efemelenista se prestó a este engaño y trampa a los miembros de su partido, por ambición y oportunismo electorero. Pero de esto ya se ha hablado a saciedad y salta a la vista en la conducta y alianzas políticas que estos personajes han contraído durante estos dos últimos años. Señalo de pasada la poca altura ética que tiene este tipo de acuerdos.


El contraataque de ARENA y FMLN


Los partidos políticos ARENA y FMLN fueron los primeros en pactar un contraataque, legislando una larga lista de obstáculos para los candidatos individuales e independientes. Pero desde antes todos los partidos se reunieron en cónclave para preparar una reforma constitucional que dejara el stato quo del dominio partidista.


Luego han venido nuevos fallos que concernían directamente la existencia de dos partidos políticos, que seguían en vida gracias a una ley ad hoc promulgada por la Asamblea Legislativa. La Sala ponía la situación en armonía con las leyes y la Constitución, pero la casta política se vio en peligro en tanto que tal, pues la Sala de lo Constitucional seguía su actividad de aderezo legislativo. Estos fallos fueron votados por mayoría de cuatro contra uno, que permitía la ley. Fue entonces que se ingeniaron el decreto 743.


Muchas fueron las especulaciones sobre las reales intenciones de este “Golpe de Estado técnico”, muchas interrogantes sobre las alianzas que se establecieron previamente, muchos se preguntaron el papel particular de Mauricio Funes. No cabe duda que no todo está claro, que aún hasta ahora se desconoce realmente que papel individual juega en este “drama” cada uno de los protagonistas. Pero es evidente que el presidente y los partidos políticos —con todas las diferencias que existen entre ellos— tienen un enemigo común los cuatro magistrados que han dado los fallos incriminados.


La indiganación provocada en la ciudadanía por el decreto 743 que imponía la unanimidad a la Sala de lo Constitucional y la movilización que se dio en seguida, han vuelto lo que podía haber sido una simple crisis institucional, en una crisis social. Es este sistema de dominación de los partidos políticos del aparato del Estado, que cuestiona radicalmente la población. En esta crisis son los personajes los que se han desacreditado y el carácter mismo de las funciones del sistema estatal salvadoreño que se ha revelado como incompatibles con un auténtico ejercicio democrático.


Nuestro sistema es exacerbadamente presidencialista. Funes ejerce hartamente este presidencialismo y se sirve de él hasta la saciedad. El sistema mismo hizo que la población se volteara hacia el presidente para que vetara el famoso decreto 743. No obstante el presidente, delatando su participación en el complot contra la Sala de lo Constitucional, sancionٴó inmediatamente el decreto, con tal celeridad que esto causó, en primer lugar, incredulidad y sorpresa inaudita, luego vino la indignación. La población se sintió totalmente engañada, desfraudada, nuestro “el presidente soy yo” se quitó la careta y apareció tal cual es, un aliado de los partidos de la derecha, un hombre que fingió ser de izquierda, que se presentó garante de la “unidad nacional” alegando su independencia del partido que lo llevó al poder y de cualquier otro partido, ahora aparecía de nuevo como un “cipote de los mandados” de la derecha.


Pero en río revuelto, en este momento de crisis, se puede pescar votos, se puede pactar y romper pactos, se puede mentir con descaro, tomar poses de histeria, ensayar salidas circenses, pero que cada uno interpreta según su estatura moral. Y esta se ha revelado muy baja en toda la clase política.


Ante la población indignada y movilizada, el partido ARENA intentó una maniobra de recuperación. El expresidente Cristiani, en un acto de contrición, confiesa el error cometido y clama su arrepentimiento, propone entonces derogar el decreto 743. Confiesa los motivos de su actitud anterior, el miedo que resulten ciertos los rumores de que la Sala de lo Constitucional va a establecer la inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía. Afirma sin mayores detalles que ahora no existen estos planes. ARENA le pide ayuda al FMLN para derogar el decreto 743.


Medardo y Funes de la mano y ARENA detrás


Pero el FMLN anteriormente ha clamado por su parte, que no votó el decreto, aunque reconoce que ahora es ley de la República y que se impone a todos y se indigna que los magistrados se hallan declarado “en rebeldía”, pues es la interpretación que ha hecho la máxima autoridad del Frente, su Secretario General. ¿Por qué dice Medardo González que los magistrados están en rebeldía? Pues han instituido que ese decreto es inaplicable, lo han establecido de manera razonada y citando los artículos de la Constitución en que basan su fallo. En resumidas cuentas, se puede entender la posición del FMLN de la siguiente manera: “no votamos la ley, pero ahora que ya está sancionada por Funes se ha vuelto buena y además nos conviene”. Es por eso que en la sesión plenaria y en declaraciones previas el FMLN se niega a derogar el decreto. Los argumentos son pueriles. Nosotros no votamos eso, “el error lo cometieron ustedes, les toca a ustedes reparar lo que han cometido”. En el fondo, los dirigentes del FMLN quieren evitar que ARENA coseche los frutos de su pretendido arrepentimiento. Poco les importa ahora que esta abrogación responda o no a la exigencia de la población.


En este “drama” todos quieren llevar hasta el fin la interpretación del papel que les ha tocado: Mauricio Funes hincha todas sus ínfulas, viste su disfraz de hombre de conducta irreprochable, deja en bastidores sus promesas no cumplidas, sus repetidas volteretas gatunas, el jet prestado, los millones prestados, la partida secreta y las ocultas alianzas durante su corta vida de político y se erige en juez y justiciero. “Mi amigo y aliado Cristiani ha dicho que le han prometido que no van a derogar la Ley de Amnistía, por consiguiente los magistrados son corruptos”, es más o menos el contenido de su comunicado. Pues el fin primero de ese comunicado presidencial es desprestigiar a los magistrados acusándolos de su propio delito: haber entrado en componendas con Cristiani.


El caballero de la ufana figura


El presidente persiste en que su aprobación del decreto reprobado por la sociedad, es correcta, que no persiguía amordazar a la Sala de lo Constitucional. Pero en su irreprochable integridad, vuelto todo un caballero de “ufana figura”, saca su espada y pide depurar el Organo Judicial. Con la espada en ristre se vuelve el defensor supremo de la abrogación de la Ley de Amnistía. La insolencia del personaje llega al clímax. Uno no puede sino quedarse boquiabierto y pasmado. Este hombre se encaramó en una tarima para pedir perdón en nombre de el Estado por los crímenes cometidos durante la guerra civil, crímenes de lesa humanidad, que no se borran por este tipo de ceremonias. Con esta ceremonía ha pretendido anular la justicia. Este hombre que desde la campaña electoral hizo un punto de honor proclamar que no iba a derogar la Ley de Amnistía y que ya siendo presidente lo ha repetido en múltiples ocasiones y que insiste que no va a tomar ninguna iniciativa para ello, viene ahora y se rasga las vestiduras porque sospecha que ha habido un pacto secreto entre los magistrados de la Sala y el arenero Cristiani para no derogar la infame Ley de Amnistía.


Uno no tiene otro remedio que preguntarse ¿Y a vos qué te importa que se obrogue o no esa ley? Si con tu exhibida promesa de no abrogarla has querido inmacular la sangrienta historia de nuestro país, que todos olvidemos que hubo masacres, que hubo repetidos crímenes de guerra, que la reconciliación no se logra sin la justicia.


En definitiva, esta crisis ha venido a poner al desnudo que las instituciones del Estado salvadoreño es manejado por un sistema de ocultas componendas, de encerronas, de pactos escondidos, de cínicas declaraciones, de rupturas de pactos, de corrupción y de infamias. De esta descomposición nauseabunda no se salva nadie. Este Estado representa con fidelidad la sociedad que nos han impuesto las clases dominates. Porque esta pudredumbre social que ahora se manifiesta en el funcionamiento del Estado, proviene precisamente de las reglas inhumanas que rigen nuestra sociedad. Porque en nuestra sociedad poco importa que existan familias que viven en la indigencia, que para millones sea imposible juntar cabo con cabo sus miserables vidas, que para vestir convenientemente a sus hijos para que vayan a la escuela, es menester la limosna estatal, pero esta limosna no resuelve nada, pues el origen de la miseria sigue en pie. Se trata de una dominación sin frenos de un grupo de personas sobre toda la sociedad, sobre el resto de las clases sociales del país.


Esta gente acapara fortunas, viven en la opulencia, se niegan a modernizar al país, venden su soberanía, evaden impuestos, esconden sus ganancias, eluden el pago de los tributos. Es en beneficio de su especulación financiera, para facilitársela que nos dejaron sin moneda nacional, que se apoderaron de la banca y que luego vendieron a multinacionales. Esta casta puede con total descaro, a través de su organización la ANEP presentarse como defensora de la legalidad. Pero son los miembros eminentes de ese organismo los que nos han impuesto el Estado oligarquico que nos oprime. Es esto lo que todavía no sale a la superficie, que queda oculto por el fango de los escándalos politiqueros con los que se alimenta nuestra vida política.

07 junio 2011

Sobre el funesto decreto mordaza

Esta primera semana de junio ha sido reveladora de la absoluta separación que existe entre la casta política nacional y la sociedad. Los diputados de derecha votaron un decreto que cambia por completo las reglas para los fallos de constitucionalidad de la Sala de lo Constitucional, imponiéndole la unanimidad y anulando el voto por mayoría como ha sido desde siempre. El decreto fue votado aplicándole precipitadamente la fórmula de “dispensa de trámite”, sin pasar por la comisión y sin debate en el pleno. Este proceder hace unas semanas fue criticado acérrimamente por Mauricio Funes. El FMLN se opuso verbalmente, pero no se atrevió a votar en contra, apenas se abstuvieron. Esto provocó en la sociedad una profunda indignación. A muchos ciudadanos les pareció que el presidente iba simplemente a vetar el decreto y algunos se preparaban a pedírselo.


No obstante Mauricio Funes sancionó el decreto, sin pispilear y sin reparos. Pero esto lo hizo de inmediato, el mismo día, a unas cuantas horas, sin tomarse un instante de reflexión, Por primera vez en su mandato un ley recibía la aprobación y era mandada a publicar en el Diario Oficial con la fecha del día del voto. Todo se hizo a las carreras, los diputados y el presidente procedieron como si se tratara de evitar una inminente catástrofe. La aparentemente irreflexiva actitud presidencial causó en la población estupor.


La conomoción en la sociedad ha sido fuerte. Las protestas fueron también inmediatas, hubo reuniones públicas, multitud de páginas escritas, todos los medios existentes de comunicación han sido utilizados para externar el sentimiento generalizado de reprobación.


Más allá de los aspectos legales que han analizado los magistrados de la Sala de lo Constitucional, señalando los artículos de la Constitución que han sido violados por el decreto 743 y su inaplicabilidad de principio y de hecho, hay efectos políticos. El primero y directo es que la derecha y el presidente han perseguido paralizar a la Sala de lo Constitucional. Esta vez la picaresca presidencial se pasó de los límites, lo que hasta ahora, podía adquirir a veces, leves matices de maquiavelismo, esta vez se redujo a una bufonada. No se trata de simple complicidad, el apuro de Funes en firmar y publicar el decreto, reservando de antemano el espacio necesario en el Diario Oficial, denuncia la previa coalición con los partidos de derecha. Luego —como es su constumbre— sale a desmentir, cambiando los términos de las críticas provocadas. Pero este jueguito ya no le da resultados. Puede desquitarse a voluntad con los diputados del FMLN, con los dirigentes de su partido, pero ¿cómo puede enfrentar a la ciudadanía? El presidente quiere desviar hacia las dos diputadas del FMLN que firmaron también el decreto, toda la indignación y la reprobación de la población. No creo que en esto la gente caiga en el engaño. Funes en este asunto no ha sido un simple árbitro, como pretende presentarse, ha sido parte activa de este complot contra la estabilidad jurídica del país. La crisis institucional profunda que sufre en estos momentos la nación, ha sido provocada por su falta de prudencia, de discernimiento y, digámoslo de una sola vez, de inteligencia. Llega un momento en que la astucia y la picardía no suplen la falta de sesos.


La ilegalidad como regla de juego


La crisis institucional presente es el resultado de una larga y duradera ausencia de respeto de la Constitución que han tenido las sucesivas legislaturas y los presidentes. La anterior Sala de lo Constitucional no se pronunciaba, ni en mayoría, ni a la unanimidad sobre muchas demandas presentadas por los ciudadanos. A veces lo hizo cuando su efecto ya no era necesario, como su fallo de inconstitucionalidad de la primera ley de la “mano dura” del presidente Francisco Flores. Muchos fallos fueron dados en la anterior sala de la misma forma, de cuatro contra uno, o mejor dicho contra una, pues entonces una magistrada no estaba de acuerdo con el resto. Pero ella en cada ocasión razonaba extensamente su desacuerdo, lo que el patito feo de esta Sala no ha querido hacer, a veces se ha limitado en conferencias de prensa a referirse a su falta de tiempo y en la última ocasión a su ausencia momentánea de la sala donde se deliberaba. Ahora los nuevos magistrados están cumpliendo con su deber, han dado abundantes fallos, todos razonados, todos devolviéndole al país el respeto de su ley fundamental. Pero esta actividad legal de la Sala de lo Constitucional ha sido para los diputados, para los partidos poliíticos y para el presidente un oprobio. La Sala ha ido poniendo al día la agenda legal del país. Esto limita el autoritarismo del Estado oligarca salvadoreño, limita el excesivo presidencialismo, esto se volvió evidencia, cuando la Sala suprimió como anticonstitucional, la famosa “partida secreta”. Mauricio Funes salió a protestar con su boca en moño como un cipote regañado y puesto a purgar su pena en un rincón. Amenazó entonces que sus consejeros iban a encontrarle una parada a ese abuso y contornear “legalmente” el fallo de la Sala.


En nuestra “repubuca”, tal cual quedó estampado en el decreto mordaza 743, los diputados y el presidente no admiten que alguien pueda poner coto a la larga tradición de poder arbitrario. Tal fue la premura que ni repararon que un error de mecanografía le cambiaba el nombre a nuestro país, de República se volvió en “Repubuca”.


Es este último aspecto que vuelve claro el carácter social de la crisis actual. Pues la institucionalidad de nuestra “repubuca” ha sido la arbitrariedad presidencial en beneficio de la casta dominante, la oligarquía. El cambio esperado por la población incluía también la transformación de la institucionalidad del poder despótico en nombre de la clase dominante, se esperaba un ejercicio legislativo y presidencial en beneficio de las mayorías. La gente ha exigido en repetidas ocasiones parar la impunidad con la que han actuado los gobernantes precedentes, parar con el chanchullo, con el dolo, han exigido el respeto de la ley. Pero las leyes del país no corresponden en el texto con la dominación de la casta dominante, ni con los hábitos de gobierno que han existido siempre en El Salvador. Los partidos políticos han servido de escudo y parapeto a la oligarquía. La mayoría de salvadoreños pide cambio del Estado actual, como si ese cambio pudiera surgir sin profundos cambios en la sociedad misma. La ley que se aplica, la ley que realmente gobierna de hecho corresponde a los intereses de la clase dominante. La ley real se ha distanciado de la ley escrita, esto ha sido siempre manifiesto en muchos casos de delincuencia común. Se puso de manifiesto en la aprobación de medidas contrarias a la Constitución, pero cuya aplicación le convenían a la oligarquia o a sus aliados, las firmas multinacionales.


Funes es un hombre de derecha


Otra consecuencia política ha sido que ha quedado manifiesta la pertenencia ideológica del presidente a la vieja derecha que siempre ha gobernado al país. El partido que lo llevó al poder, persiste en apoyarlo, en disculparle todos sus desplantes, incluso a veces en apoyar sus medidas con sus votos. El FMLN acepta todo su argumentario, acepta sus abandonos. La alianza prioritaria a nivel internacional son los Estados Unicos, el FMLN lo segunda en esto. El presidente anuncia una política de “unión nacional”, el FMLN lo sostiene como si se tratara de una evidencia y una política en favor de las mayorías. El presidente propone una “pacto fiscal” que en resumidas cuentas es pedirle a los patrones el pago de los impuestos debidos y la no elusión del robo cometido al fisco, los voceros del Frente aplauden, no tartamudean. La realidad económica se ha ido agravando. No se ha podido revertir la catastrófica situación heredada de la derecha arenera. La delincuencia se profundiza, los remedios propuestos no se han diferenciado de los propuestos antes por los gobiernos y presidencias precedentes del partido ARENA. Es más aprovechando de la desesperación de la población por esta plaga delictiva, el presidente saca de los cuarteles al Ejército y lo convierte en policia, en aduanero y en carcelero y recientemente lo quiere convertir en educador de la juventud “en peligro de caer en la delincuencia”. Esto no es sólo la violación de los Acuerdos de Paz, que asignaba al Ejército mantenerse en sus cuarteles y ocuparse estrictamente a cumplir las funciones que le encomienda la Constitución. El FMLN lo acepta, lo segunda, lo alaba y lo defiende. Por último se ha vuelto difícil, por no decir imposible, ver en qué se diferencia la izquierda de la derecha.


Otra consecuencia mayor es la reacción de la ciudadanía. Muchachas y muchachas han salido a manifestar, por cuenta propia, sin esperar que nadie los convoque, a decir con calma su indignación. El rechazo de los partidos políticos y de los actos de estos partidos y el rechazo de la complicidad activa del presidente no se han convertido en simple negación de la política en general, sino que al contrario ha politizado a la juventud. Los jóvenes no aceptan que alguien venga manosear sus acciones, han creado movimientos, se han organizado, se reunen y deliberan. Han tomado la palabra. Este hecho es importante. Tal vez un efecto que no esperaban los diputados que votaron el decreto 743. Funes tampoco tuvo el ofalto necesario, el presidente pudo recobrar muchos de los puntos perdidos, pero lo que está en juego en el accionar de la Sala de lo Constitucional son los intereses de la clase dominante, intereses económicos con el funcionamiento en su beneficio de TLC, la dolarización que les permite facilidades en la especulación y en la elusión de los tributos no pagados. Los fallos de la Sala han venido a poner en peligro, en entredicho, el carácter despótico del Estado, pues le exige plegarse a la letra y al espíritu de la Constitución. El presidente sabe todo esto, lo intuye, no puede entonces darle importancia a un punto o dos en su popularidad.


Nadie sabe en qué van a terminar estos movimientos civiles surgidos en esta ocasión. No obstante son alentadores, pues la nueva generación le está poniendo punto final a un ”valeverguismo” que se estaba convirtiendo en una doble naturaleza de nuestra ciudadanía. Las muchachas y muchachos que han salido a la calle, a las plazas, se han tomado el tiempo en las redes sociales para escribir, comunicar su indignación, estos jóvenes han sido movidos por un alto sentido ético. Algo mayor se ha puesto en movimiento dentro de nuestra sociedad. Esperemos que crezca.