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18 junio 2012

Darle sentido a la política de hoy


¿Qué tiene mayor sentido comentar hoy? ¿El recurso internacional hecho por la Asamblea Nacional sobre un fallo de la única instancia competente y habilitada a pronunciarse sobre la constitucionalidad de las leyes y decretos o la inminente promulgación de Salvador Sánchez Cerén como candidato a la presidencia por el FMLN? El primer punto es una cortina de humo para ocultar aspectos de la coyuntura hartamente más importantes, como es la declaración de Funes  de su necesidad de apoyarse más en los partidos de derecha para poder gobernar estos dos años restantes de su presidencia. La candidatura de Sánchez Cerén por último es un asunto interno de un partido que mantiene su importancia política por la inercia misma de las instituciones.

Respecto a este punto de la candidatura han aparecido numerosos consejeros que promueven candidaturas alternativas, presumiendo que los destinos nacionales dependen exclusivamente de la personalidad del candidato. Lo curioso es que los que ahora proponen al alcalde de Santa Tecla, Oscar Ortiz, han criticado seriamente al presidente actual como alguien que ha defraudado las esperanzas populares. Muchos de ellos han criticado acerbamente al FMLN por haberse dejado llevar por el oportunismo y haber llevado a la presidencia a Mauricio Funes. Su ídolo tecleño al contrario aboga por defender los “cambios” realizados por el gobierno del presidente y llama a sostenerlo y aprovechar su popularidad para tener chances de triunfo en el 2014.

Funes por su lado ya ha entrado a aplicar sus nuevas políticas y  a buscar ya los apoyos que necesita para llevarlas adelante. Se trata de las políticas liberales que le exigen los amos del Norte y los técnicos neoliberales del FMI. El capital nacional como el transnacional buscan de manera desesperada realzar el nivel de las tasas de ganancia y obtener nuevas transferencias de dinero público hacia sus bolsillos. Para ello se avecina la aplicación del Asocio firmado con los Estados Unidos y para cuya preparación se instituyó un consejo compuesto por “expertos” y miembros de la oligarquía o de una fracción de la oligarquía. Este último punto, si es solo una fracción es hasta secundario, pues el principio que lo rige es el que realmente cuenta. Es esto que está en juego con el plan de creación de empresas mixtas. El capital público sirviendo para garantizar las posibles deudas que tengan que contraerse y a su vez para responder por las pérdidas en el caso de algún fracaso.

Es posible que algunos sectores de la salud estén en la mirilla del gobierno, por eso es necesario seguir con atención las maniobras de división sindical que se propicia en el ISSS. ¿Qué significa esto? Pues que bajo la cubertura de empresa mixta se van a introducir en los servicios los criterios leoninos de la mayor ganancia. Por el momento los servicios públicos de la salud han sido dejados a la buena de Dios, con falta de inversiones, con un alarmante desabastecimiento de medicinas, falta de camas y pobreza en los equipos, muchos sin renovarse desde hace ya años. Esto es propicio para crear en la gente una expectativa favorable a la privatización, en la introducción de capitales privados. En esto sería necesario estar vigilantes en el futuro uso de los fondos propios del ISSS.

Los diputados del FMLN han preferido ponerse a pelear con la Sala de lo Constitucional y han dejado sin respuesta la amenaza de Funes de no recurrir a sus votos para llevar adelante su política prevista para estos dos últimos años. Francamente no veo que esto sea sin importancia. Funes hasta ahora ha cumplido con la burguesía y la herencia de la dolarización y el Tratado de Libre Comercio que prometió no tocar. Vuelve hoy a prometerles una política en su beneficio, no creo que los decepcione.

Ante los trabajadores se avecinan tormentas cuyos estragos no sabemos aún de qué magnitudes serán. En todo caso esas medidas son del mismo corte liberal que la dolarización, la privatización y el TLC. ¿Quién va a organizar la resistencia a estas medidas? ¿Quién va a llamar a oponerse a ellas? La derecha, ARENA y GANA ya dijeron que estaban dispuestos a acompañar a Funes en su política. Además ¿cuándo hemos visto a la derecha salir a defender los intereses populares? El FMLN está ocupado en su circo de berrinches contra la Sala de lo Constitucional y en la imposición a sus bases de Salvador Sánchez Cerén. Por otro lado, el FMLN no tiene la más mínima intención de enfrentarse a Funes. Por lo menos aún no saben cómo evaluar su posición de estar en el limbo, no son gobierno, ni tampoco oposición.

En todo caso, la posición que adopten no será respecto a los intereses de los trabajadores, sino que en relación a los intereses partidarios. Si llegan a la conclusión que les conviene seguir apoyando a Funes, pues ya encontrarán las necesarias justificaciones, si por el contrario calculan que lo mejor para ellos es desligarse, pues también encontrarán los motivos suficientes. Las declaraciones de unos y de otros apuntan a esta alternativa.

Si vuelvo a la pregunta inicial “¿Qué tiene mayor sentido comentar hoy?”, nos enfrentamos con un dilema atroz. Pues en el campo político nacional nos encontramos con un vacío abismal. No existe una fuerza organizada para defender los intereses populares. Claro, existen algunos sindicatos que pueden en algunas luchas concretas dar la cara por otros, promover la solidaridad. Pero en lo político nos encontramos en un terreno árido, en el que ya no se llevan luchas, en el que se discute exclusivamente de personas y en donde desde hace ya algunas décadas ha desaparecido el pensamiento. En vez de pensamiento político tenemos calculillos electoreros, combinaciones, astucias, argucias, alianzas y desalianzas. En suma en el proceso de acomodamiento del FMLN al espacio de la lucha legal y abierta, se tomaron en cuenta exclusivamente las artimañas y el palabrerío electorero.

O sea el dilema es ¿tiene o no algún interés seguir denunciando la actitud efemelenista? Sí, de alguna manera tiene cierto interés seguir denunciando. Pero esto ya no puede ser suficiente. Pues esta denuncia no puede tener como objetivo lograr algún cambio en la actitud oportunista del FMLN. La denuncia cabe solamente como una manera de aprender de la realidad, como un señalamiento de lo que hoy ya no funciona y para alertar a la población de los peligros que se avecinan. No obstante todos sabemos que esto tampoco basta. Lo que se necesita es crear algo nuevo, un organismo nuevo que responda a las necesidades actuales. Estamos pues ante un vacío que nos exige que reflexionemos, que despleguemos pensamiento político para encontrar los caminos de la acción.

Ante este vacío político y sobre todo la urgencia y gravedad de la situación de la gente, el arduo y fastidioso esfuerzo de pensar y producir pensamiento político nuevo para esta nueva situación se enfrenta con el desprestigio mantenido y cultivado contra la teoría. La teoría se presenta como superflua, como algo ocioso y sobre todo inútil. Se reclama la acción inmediata. No obstante la acción eficaz, la acción que pretenda obtener resultados no es un fruto que nace espontaneo y que cae por sí mismo. Tenemos que darnos cuenta que nos encontramos en una situación muy difícil, que de nuevo tenemos que empezar por sembrar la semilla y que el terreno, ya lo he dicho, es árido. Es cierto que la necesidad de crear algo nuevo se ha ido difundiendo, ha ido ganando terreno, cada vez más aparecen voces que lo claman y lo repiten.

¿Qué formas y qué contenidos tiene que tener ese algo nuevo? Las respuestas a esta doble interrogante no pueden ser de ninguna manera definitivas y ni totalmente acabadas. No obstante me parece que es necesario escarmentar. El escarmiento aquí significa saber que no podemos realmente construir algo nuevo conservando las viejas prácticas que nos han llevado a este actual callejón sin salida.

Una verdad que me parece imponerse es que el verticalismo en el que los que están arriba piensan, dirigen y acallan al resto tiene que abolirse definitivamente. Esto significa que la igualdad se impone o debe imponerse en la práctica. Esto también se ha ido convirtiendo en exigencia, en una apremiante necesidad, en una reivindicación de participación. No es pues ajeno a esto que el tema de la democracia participativa surja cada vez con mayor fuerza. Pero la democracia participativa no es exclusivamente hacia afuera de la organización política, en las instituciones exteriores, sino que debe de empezar desde el interior de la organización en la elaboración de su propia política.

Participar no es tampoco algo que surge de manera espontánea, se trata de hacer un esfuerzo, de un aprendizaje. Es por eso que es urgente crear instancias de participación y de deliberación. Aprender a cuestionar, a entender y criticar la respuesta son tareas iniciales para la acción. Cuando digo criticar no estoy diciendo vilipendiar, sino que analizar, sopesar los pros y los contras. Construir una auténtica democracia participativa requiere de mucho trabajo y de mucha paciencia de cada uno de nosotros. Pues cada uno debe aprender que sin abandonar o ignorar mi propia voluntad, es necesario reconocer que existe asimismo la voluntad ajena. Se debe aprender a mesurar los intereses propios y colectivos; a considerar las prioridades.

Con estas escuetas reflexiones deseo señalar que el inmediatismo y la precipitación pueden resultar siendo nuestros mayores enemigos. 

12 junio 2012

Sueño con ágoras salvadoreñas...


El texto que sigue lo redacté ya hace casi cuatro años. Este texto fue publicado como una de mis crónicas en la revista “Tres Mil”. Lo que en el planteaba, me parece, sigue siendo actual. Pienso que algo se ha avanzado gracias a las redes sociales en internet. Vuelvo a presentarlo hoy, tal cual lo publiqué entonces, he corregido apenas unas inevitables erratas y he agregado subtítulos. Salió el sábado 20 de septiembre de 2008.


Ya va para tiempo, para mucho tiempo, recuerdo mi último encuentro con Schafik Handal, fue en la Casa de América Latina de París, en el bulevar Saint Germain, después de un encuentro con jóvenes latinoamericanos que vinieron a escuchar su informe sobre la situación política en El Salvador. Casi siempre nuestros encuentros resultaron desencuentros, no siempre por culpa suya o por lo que se ha dicho tanto por su carácter, el mío tampoco está exento de tachas, ambos éramos explosivos. Puedo decir que conmigo Schafik nunca se mostró rencoroso. Lo digo para que conste. Pero esa última vez nuestra conversación fue sumamente cordial y por primera vez los temas que abordamos no nos condujeron al enfrentamiento, a la oposición. El tema lo introdujo en nuestro ambiente Mijaíl Gorbachov, durante la perestroika: «pensar por nosotros mismos», «ejercer nuestro espíritu crítico», «crear espacios de debate». Por supuesto que no puedo reproducir aquí nuestra conversación, temo caer en infidelidades, además las palabras de entonces tal vez ya no sean las mismas que usamos hoy. Pero los temas me parecen siguen estando de pie, siguen siendo actuales y esto no sólo en nuestro campo ideológico, sino que también a nivel nacional.


Mijaíl Gorbachov sorprendió a más de alguno cuando declaró que Moscú ya no era más el centro del Movimiento Comunista Internacional y que de ahora en adelante cada uno debía pensar con su propia cabeza. Con esta declaración le devolvía a todos los partidos comunistas lo que durante décadas se les había usurpado, su autonomía. Algunos partidos comunistas ya habían iniciado este camino hacia la autonomía, sobre todo los partidos de Francia, Italia y España. No obstante esta nueva actitud del PCUS dejó a la mayoría de partidos sumidos en la perplejidad y se sintieron irremediablemente huérfanos. Muchos habían perdido simplemente el hábito de pensar, su capacidad de ejercer la crítica y su actitud más corriente había sido la de prodigarle a la línea fijada por Moscú un apoyo y sumisión incondicionales. Ahora se les invitaba a criticar incluso las reformas que se llevaban acabo en la misma URSS.


Para muchos la nueva situación se volvió insoportable, pues el ejercer el espíritu crítico significaba al mismo tiempo la caída del argumento de autoridad, dejaba de existir la sacralización de la palabra del jefe, del secretario general, que curiosamente en cada país se había convertido, obedeciendo a una deplorable tradición fatal, en el mejor experto en cuestiones de Marxismo-Leninismo. Los secretarios generales no se privaban de proferir ex cáthedra las caricaturas que se confeccionaban en Moscú, a veces agregaban algún condimento personal, aunque carecieran de toda preparación filosófica. Lo que ellos afirmaban se convertía en certitud y no admitía discusión, ningún cuestionamiento. Cada país tenía su propia cumbre ideológica y estas cumbres se sustentaban y sustentaban a la cumbre moscovita. Gorbachov echó abajo este edificio, que no me atrevo a llamar del pensamiento único, pues en realidad no existía pensamiento alguno. Pero además de este edificio ideológico, la nueva actitud puso en peligro otro edificio gemelo: en torno al secretario general se formaba un cuerpo de ideólogos que trasmitían la luz a las bases y coartaban el espíritu crítico de los militantes, convirtiendo la organización partidaria en un sistema de obediencia vertical y la aceptación acrítica de la línea pensada por otros. Pensar por sí mismos implicaba cuestionar este funcionamiento, pero sobre todo inventar un nuevo tipo de organización de partido que permitiera la reflexión colectiva y la toma en cuenta verdadera de la voluntad y opinión de las bases. Huelga decir que no siempre o casi nunca este proyecto se realizó.


Todos sabemos que advino de las reformas que emprendió Mijaíl Gorbachov en la URSS. No obstante es menester que le reconozcamos que fue él quien introdujo en el ámbito de la política, de la administración de la cosa pública, la exigencia de mayor transparencia (glasnost) y la imperiosa necesidad de ejercer el espíritu crítico.


Dos aspectos del raciocinio crítico


Este ejercicio del raciocinio crítico implica dos aspectos que van íntimamente ligados, la quæstio, la capacidad de cuestionar y la disputatio, la aptitud a argumentar en público, ambas confieren a todo individuo la autonomía de espíritu.


El primer aspecto, la capacidad de cuestionar, presupone el análisis de los argumentos expuestos y su confrontación con las propias opiniones o las opiniones adversas. La disposición a este análisis requiere la condición de igualdad, todos los argumentos tienen que ser analizados y no puede existir ninguna traba, ni social, ni psicológica a este libre análisis. Este principio de igualdad es primordial pues es el que construye las condiciones para la posible deliberación. Supone, es evidente, que en un debate no debe existir una voz que se imponga por tener la autoridad de un puesto o cargo.


La capacidad de cuestionar no es innata. Se aprende. El papel que debe jugar la educación escolar es fundamental, la escuela debe inculcar el espíritu crítico (esto lo abordaré en otra intervención). Tomar la palabra públicamente aunque sea para preguntar no es siempre muy sencillo, sobre todo si la toma de la palabra es para cuestionar la validez del argumento presentado por el orador. Si nos vamos al fondo de lo que esto significa, comprenderemos que en esta capacidad reside en mucho el ejercicio mismo de la propia libertad. Pensar por sí mismo es un arte que tiene que ejercerse en público, por ello es imperiosa la necesidad de crear los espacios de debate en donde se pueda ejercer el derecho de cuestionar. Supongo que es evidente que no me refiero a esa práctica pseudodemocrática que le permite al público (auditorio) hacer preguntas para que el orador (jefe, experto) aclare, explique, ilumine. Me refiero a otra cosa cualitativamente diferente, lugares de deliberación.
La complejidad del mundo actual puede conducirnos a creer que solamente el perito tiene la capacidad de opinar y solamente él puede decidir lo que es más conveniente, lo más justo en cada situación. Esta creencia trae escondido un prejuicio o si se prefiere una presuposición: sólo existen soluciones técnicas, por consiguiente únicamente el experto puede conocer la solución. Con esto se acaba la democracia, se acaba la libertad. En la sociedad, mucho más allá de las soluciones técnicas, existen intereses, ambiciones, proyectos, fines. No existe pues neutralidad técnica. Es decir la solución que propone el técnico tiene consecuencias que corresponden a intereses, ambiciones, proyectos y fines de los grupos sociales y por lo general tocan a todo el mundo. La evaluación entonces no puede restringirse a su momento técnico. Incluyamos que a veces hay pluralidad de soluciones técnicas.


Argumentar implica aceptar el juicio ajeno


El otro aspecto, la disputatio, argumentar en público implica —además del momento positivo de la reflexión— la aceptación del juicio de los otros. Cuando en una deliberación se emite una opinión es obligación estar dispuesto a la contradicción. Se trata de una capacidad analítica que impulsa a la personalidad hacia su realización en el espacio colectivo. Hay pues en esto una verdadera coordinación entre lo individual y lo colectivo. El intercambio de argumentos, de puntos de vistas, de opciones, en el que no existe desnivel en su toma en cuenta, en el que la nivelación no es simplemente la superación de oposiciones, sino que también la aceptación razonada de las mejores opciones. Ambos aspectos de este raciocinio crítico son fundamentales para la creación de la democracia de un nuevo tipo. Se trata de una nueva cultura que hay que cultivar desde la escuela, enseñar a los jóvenes a no contentarse con la verdad aparente, a aprender a cuestionar lo que se presenta como evidencia y a buscar más allá de la apariencia los caminos que conducen al descubrimiento de la verdad. Pero se trata también de enseñarles a presentar razonadamente sus hipótesis, de tomar en cuenta las objeciones, saber analizar cada opción que se presente.


No hace mucho leí en un matutino nacional a “expertos” que oponen como antagónicas la posibilidad de enseñarle a los jóvenes la capacidad de tomar decisiones colectivas y la capacidad de decidir individualmente. Es evidente que se trata de una falsa oposición. El individuo no existe, nunca ha existido en islas desiertas, funciona siempre en sociedad, su capacidad individual de discernimiento la adquiere en el contacto con otros miembros de la sociedad y los parámetros de su juicio deben obligatoriamente que confrontarse con la realidad y se verifican en la práctica social. La personalidad no se despliega en el egoismo individualista, más bien en su acción dentro de la comunidad. Entre más fuertes son las personalidades, más fuerte es el colectivo.


Si he hablado al inicio de este artículo de Schafik Handal es precisamente porque fue la primera vez que abordé el tema con un compatriota. Hablamos de las ágoras griegas, de su simbolismo circular, del uso del azar. Nos proyectamos hacia el futuro. Entonces mi propia reflexión me limitaba a pensar que los grandes logros democráticos sólo serían posibles en otro tipo de sociedad, que primero había que abolir la explotación de los hombres por otros hombres. La democracia es una construcción constante y permanente. Por consiguiente enseñar a argumentar es crear las condiciones para que florezca la democracia en nuestro país. Necesitamos pues de instancias institucionalizadas del ejercicio público de deliberación popular.

07 junio 2012

Amenazas y sumiciones


Algunos diarios han relatado que la dirección del FMLN ha amenazado a sus direcciones departamentales, que en caso de desacato a la decisión del partido, en lo que concierne a la designación del candidato efemelenista a la presidencia, podrían simplemente ser expulsados.

En realidad, más allá de las amenazas, que tampoco hay que dejar de lado, es el mensaje dirigido a toda la ciudadanía. Se trata de un mensaje claro sobre el estado de nuestra democracia en general. Pudiera creerse que el FMLN es el partido político que más ha peleado por que se extienda la participación de la gente en la vida pública. Pero esto es simplemente una apariencia. Este aspecto participativo e incluyente nunca estuvo dentro de sus consideraciones. Las sucesivas dirigencias se instalaban en el poder partidario e iban dejando herederos que más o menos eran la emanación de su propia política al interior del partido. Esta autoproducción de jefes tuvo cierta apariencia democrática pues todo dejaba pensar que eran los militantes los que proponían candidaturas y elegían. En el FMLN se acabó con esas apariencias, al cambiar los estatutos, sin consultar con las bases, ni con las autoridades intermedias, mucho menos explicarles, en el momento en que se iba a votar las reformas, todas las consecuencias que estos cambios traían.

La cosa fue muy simple y al mismo tiempo garrafal. Pues la Convención Nacional que nunca fue una instancia deliberativa, ni propositiva, sino apenas una instancia sancionadora de lo que la cúpula partidaria le presentaba, al votar la reforma se estaba enajenando toda posibilidad de poder cambiar a un dirigente, de cambiar a su dirección. En muchas ocasiones he señalado que las Convenciones Nacionales no tienen el más remoto parecido con un congreso. El FMLN no tiene congresos, desde que se volvió un solo partido, nunca tuvo congresos en los que se discutiera, deliberara y decidiera, que fuera el producto de la actividad de todas las bases. Con la última reforma la dirección puede hacer lo que se le cante en gana.

Peor aún, no se trata de toda la dirección, pues el modo efectivo de funcionar de la dirección consiste en que unos pocos proponen y el resto acepta, señala algún punto pero demuestra ostentosamente su acuerdo con la proposición del grupo que en realidad dirige. Es a este grupo que los dirigentes y los militantes de base le llaman, “el partido”.

Como ahora, para la elección del candidato se afirma de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, nuestro candidato será el que designe el partido. ¿El partido? Pero si no hay consultas, las reuniones que se han tenido han sido de información y se parecen más en su contenido al de una secta, cuyo pastor llama a reunirse, a unirse en torno de él, pues por todos lados los acechan, los asedian, los amenazan, los injurian, los calumnian, los atacan. Y todo aquel que se oponga al “partido”, a lo que ha decidido “el partido”, es de derecha o le hace el juego a la derecha. Con este simplismo sectario le proponen al pueblo, seguirlos para transformar la sociedad.

Si, pues de eso se trata. El FMLN a través de su ya designado candidato Salvador Sánchez Cerén, se ha vuelto a referir que el FMLN tiene como objetivo el “socialismo”. Claro  matiza, que no será ni como el de Cuba, ni como el de Venezuela, que va a ser un socialismo propio. Pero aquí la cosa se pone gruesa, pues este proyecto no abarca solamente a los borregos de su partido, sino que a toda la sociedad. ¿Piensan esta decena de personas que la sociedad salvadoreña les va a confiar algo que le atañe a todos? ¿Piensan ellos que se va a aceptar a esa decena o novena de individuos, que se proclama “el partido”, cómo los encargados de diseñar nuestra futura sociedad?

Estos hombres tienen ya dos décadas de andar en politiquería, pero son tan incapaces que un oportunista los encatusó totalmente. Nombraron a Funes su candidato y no se pusieron de acuerdo públicamente como se debería comportar, ellos pensaron que un hombre tan astuto y pícaro les iba a servir a ellos. Ahora los tiene allí en una suerte de limbo. Ellos no saben qué hacer, qué les conviene en esta encrucijada. ¿Irse del gobierno?  ¿Quedarse? Funes parece ahora un gato que juega con su ratoncito. Si se le antoja los saca, los amenaza, les exige que presenten su renuncia si no están de acuerdo con su política de derecha.

En la última salida televisiva, Funes afirmó que el FMLN no va a estar de acuerdo con la política que piensa llevar en estos dos últimos años, que se va a ver obligado a buscar el apoyo de ARENA y GANA. Esta franqueza o este cinismo, les dejo esta vez a ustedes que elijan, ya habla claro de lo que separa a Funes de lo que se esperó de él, lo que lo separa del cambio en el que soñaron los que votaron por él.

Pues si tiene que buscar al partido que le dejó la famosa herencia de veinte años, herencia que es real, arcas  vacías, situación económica desastrosa, situación social al borde del cataclismo, transportes inhumanos, servicios de salud deficitarios, un país asfixiado por la deuda. Para salir de esa situación era necesario coraje político, decisiones que rompieran con el pasado reciente y que fuera sentando las bases para avanzar hacia otra sociedad más civilizada, más fraternal. Ya sabemos lo que hizo el gobierno Funes/FMLN siguió en lo mismo, no cambió nada de nada. Ah, sí, los bolsones, los uniformes, los títulos de propiedad, el vaso de leche… claro, el gran programa social de Funes/FMLN. Pero enfrentarse al FMI, enfrentarse seriamente a la oligarquía y a las multinacionales requiere no solamente coraje, que Funes no tiene, sino que profundas convicciones en favor del país. Los salarios de los trabajadores siguen igual, en algunos lugares de trabajo los empleados son tratados como esclavos, las mujeres trabajadoras siguen siendo humilladas, abusadas algunas. La sociedad sigue igual o peor.

Entonces cuando Funes dice que va a recurrir a la derecha para poder llevar adelante su nueva política económica, pues podemos estar seguros que se trata de una agravación, se trata de abrirle de nuevo las debilitadas arcas públicas al capital extranjero y nacional. Pues de eso se trata. So pretexto que se necesita inversiones, el gobierno se apresta a profundizar aún más nuestra dependencia.

Ante estas declaraciones presidenciales, dirigentes del FMLN buscan con el presidente de la oligarquía y de Carlos Slim, puntos de convergencia, posibles acuerdos. 

04 junio 2012

"Siempre ha sido así"


Hace unos días y con sobrada razón, el exrector de la UCA, José M. Tojeira señalaba en un artículo publicado por el “Colatino” que los temas coyunturales, tan numerosos y en apariencia extremadamente acuciosos, nos impedían mirar con detenimiento lo que en la estructura social sigue sin resolverse. Concuerdo indudablemente en este punto capital con el padre Tojeira.

José M. Tojeira atina también al apuntar en la prodigiosa inversión que se ha dado en el panorama político: ANEP y Fusades “que siempre defendieron un sistema político débil y corrupto, dirigido y puesto al servicio de los económicamente más poderosos, aparecen ahora como defensores de la democracia”, mientras que el partido de izquierda se muestra “metida en disputas de poder, aliándose además con la derecha política más desprestigiada, cae en la tentación coyuntural y se muestra como enemiga de la democracia”.

Mientras el FMLN sigue peleándose con la Sala de lo Constitucional y volviendo con extrema recurrencia a su obstinada oposición al voto por persona y la aparición de las fotos en las papeletas electorales, la situación real del país permanece sin cambios estructurales: “La “guerra de los ricos contra los pobres”, como le llaman algunos profesores de ética, continúa enriqueciendo a los que tienen más en detrimento de los que tienen menos. Y la coyuntura, mal manejada por los políticos, haciéndonos olvidar la realidad”.

El padre Tojeira se dirige al FMLN, en un llamado que suena ya casi desesperado: “el FMLN corre el riesgo no sólo de perder votos (más de los que ya ha perdido), sino de olvidarse de que su verdadera tarea es levantar a este país de la pobreza, del bajo nivel educativo, al tiempo que lo libere de esa estructura socioeconómica que sigue permitiendo que los ricos de este país vivan cada vez mejor mientras los pobres sufren sistemáticamente el olvido y la marginación”. Este llamado que es también un apremiante recordatorio de los iniciales objetivos del FMLN, contiene una premisa que me parece necesario aclarar.

En la estructura social salvadoreña uno de los componentes fundamentales son los partidos políticos y el papel que juegan dentro de esta misma estructura tiene repercusiones en la vida inmediata de la gente. Cada partido enuncia sus fines y se coloca en el panorama político de uno o del otro lado, a pesar de que en sus enunciados todos afirman el deseo de beneficiar el pueblo y sacar al país de su estancamiento. Las esperanzas que sigue abrigando el padre Tojeira en el FMLN reposan en las declaraciones, manifiestos y programas pasados. Es decir que existe una identificación entre el partido actual y el partido que se declaró tener como “verdadera tarea” liberar al país de su obsoleta “estructura socioeconómica”. Este último partido ya no existe. Durante los años de oposición del FMLN la inercia nos obligó a dar por verdaderas las intenciones “revolucionarias” que sus dirigentes machaconamente repetían con un estilo bastante dogmático.

No obstante el FMLN ha ido cambiando paulatinamente, en su acomodamiento al sistema político, en su participación en las instituciones del Estado y en el mismo funcionamiento interno poco o nada ha quedado del pasado. Dentro de la estructura social del país no existe hoy un partido político que se plantee como tarea suya “levantar al país de la pobreza, del bajo nivel educativo”, y al mismo tiempo liberarlo de la estructura socioeconómica que permite todas las escandalosas desigualdades sociales que sufre nuestro país.

Se trata pues de un problema mucho más grave, más profundo, que simplemente de insistirle al FMLN que recuerde y asuma su misión histórica. El FMLN ha dado muestras palpables de que no puede asumir lo que ya no le corresponde. Ellos han preferido aliarse a la derecha (“aliándose además con la derecha política más desprestigiada”, dice el mismo Tojeira), proclamar su fidelidad al gran capital y al sistema mismo.

Todo ese juego de frío y caliente, de va y viene que mantienen con el presidente Funes no solo muestra su falta de miras políticas, sino que pone al desnudo un vergonzoso oportunismo. Un día son partido de gobierno o en el gobierno, otro pareciera que ya están en la oposición. Los dirigentes del FMLN, en sus conciliábulos semanales, se dedican a calcular cuál actitud es más rentable electoralmente. Por el momento, parece que lo que prevalece en esas cuentitas de apotecario es permanecer en el gobierno y echar pujidos de vez en cuando. Esta es la realidad del partido FMLN. ¿Podemos confiarle las tareas históricas que señala José M. Tojeira?

Lo que ha planteado el exrector de la UCA ha de sonar a los oídos de los miembros de la cúpula partidaria como un exabrupto radical y extremista. No obstante lo que plantea el padre Tojeira está puesto en nuestra historia como algo inaplazable, como urgente. No podemos salir de nuestra miseria si no nos liberamos de la estructura socioeconómica que funciona exclusivamente en beneficio de los ricos y que agobia a los pobres.

Pero al problema de la ausencia de un organismo político que se proponga esa liberación de la opresión social, se agrega otro. Algunos pueden reconocer la urgencia de transformar las estructuras sociales y económicas del país, tal vez abunden, pero son muy pocos los que las consideran posibles. Este otro aspecto forma parte también de la estructura social y política del país. Esta convicción no ha surgido de repente. Los medios de comunicación y propaganda que le sirven al capital se han encargado de promover esta imposibilidad, presentándola como una magnífica utopía, como un sueño de ilusos, pero la dura realidad nos demuestra que el sistema actual es el único que garantiza la libertad. A esta propaganda de la oligarquía se le suman nuevos e inesperados refuerzos: las alegaciones de los dirigentes efemelenistas de la necesidad de ser realistas, de ser pragmáticos. También ellos sostienen la imposibilidad de romper con estas estructuras sociales y económicas, ellos afirman que eso ha dejado de ser para ellos un objetivo inmediato o de medio plazo. También ellos llaman de extremistas o de ilusos a los que reclaman los primeros pasos por la vía de las reformas estructurales.

Tenemos pues que emprender un esfuerzo explicativo para además de mostrar la necesidad de las reformas estructurales, volver patente su posibilidad. Los argumentos están en la realidad misma, en la vida misma en que estamos sumidos. Se trata pues de buscar los argumentos, de llevarlos a la gente, de insistir mucho, pues la realidad agobiante también es fuerte en su certitud de ser la única posible. El conformismo nos lleva a repetir “siempre ha sido así”.