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22 noviembre 2012

Lucien Sève, un filósofo que hay que conocer


A veces las casualidades nos ofrecen cosas inesperadas.  En la feria que se forma los fines de semana, en las inmediaciones del Mercado de San Telmo, en Buenos Aires, adonde fui sin proponérmelo, vagabundeando por la ciudad, entre los libros que ofrecía un muchacho encontré la “Introducción a la literatura norteamericana” de Jorge Luis Borges, en la editorial EMECE, 1997. Me la remató por menos de cinco euros (le pagué por supuesto en pesos). El librito difícilmente se puede encontrar en Francia y aun mismo en Buenos Aires: hay que buscarlo con lupa. Me puse a leerlo de inmediato, dejando de lado temporalmente otro cuyo tema me ocupa mucho en estos tiempos: la enajenación o alienación en tanto que fenómeno fundamental de la sociedad capitalista. Al llegar a la página 62  me topé con un comentario de Borges sobre Frank Norris (1870-1902) que reza así: “Creyó que ciertas fuerzas impersonales —el trigo, los ferrocarriles, la ley de la oferta y la demanda— son más importantes que el individuo y acaban por dominarlo, pero también creyó en la inmortalidad”.

Lucien Sève tiene ya más de treinta años de señalar y no solamente eso, sino que de manera extremadamente detallada ha demostrado la permanencia en el cuerpo de escritos económicos de Karl Marx del concepto de alienación. Que este pensador que muchos han llamado, no sin cierto propósito perverso, “el filósofo oficial del PCF”, sea uno de los menos conocidos afuera de Francia y aún en Francia misma menos reputado que Althusser, Lefebvre o el reconvertido Garaudy, sorprende a todos los que han seguido su labor infatigable. No es el único pensador de izquierda marxista alrededor del cual se ha formado un muro de silencio o silenciador, el mismo Althusser tuvo que fraguarse con mucha perseverancia su sendero hacia sus lectores.

Sève y Althusser fueron amigos. Los separaba cierta distancia en años. La amistad no impidió que ambos discreparan sobre algunos temas cruciales del pensamiento marxiano. Un punto de discordia ha sido la alienación. Según Althusser este concepto desaparece en los escritos de Marx maduro, incluso llegó a decir que no se encuentra en El Capital. La autoridad de Louis Althusser ha impuesto, en la filosofía oficial y extraoficial  marxista del siglo XX, este criterio. Un minucioso artículo de Lucien Sève,  publicado en 1974, ha mostrado la inconsistencia de la afirmación de Althusser, lo prueba con numerosas citas y demostrando que el nuevo concepto de alienación ha superado al antiguo que aparece en los manuscritos de Marx de 1944.

Lo curioso es que a pesar de la sólida demostración de Lucien Sève son muchos los que persisten en sostener la desaparición del concepto de alienación en Marx y siguen considerando que se trata de un concepto exclusivamente metafísico, especulativo. La ceguera y el ostracismo respecto a los escritos de Lucien Sève son sintomáticos. Algunos han empezado a revisar sus posiciones y admiten la permanencia del concepto, aunque lo circunscriben a la expropiación del producto del trabajo, en su aspecto estrictamente económico, a la explotación.

Ahora de nuevo se habla de tomar en serio este concepto, pero quienes pretenden hacerlo acuden a los escritos de Marx de 1844 como punto de partida, es decir cuando Marx aún no era Marx, cuando aún no se había operado la “fractura”, “el corte” del que habla Althusser, cuando Marx y Engels todavía no habían arreglado cuentas con su “conciencia filosófica” anterior, tal cual lo afirma Engels que hicieron en la “Ideología Alemana”.

En su último libro (“Aliénation et émancipation”, La Dispute, Paris 2012), Lucien Sève vuelve a publicar su artículo de 1974, agrega además un valiosísimo material, una compilación de textos de El Capital sobre la alienación. Se trata de 82 pasajes en los escritos de preparación de El Capital y del mismo libro clásico. Todo esto precedido de un texto de suma importancia “Urgencia de comunismo”. Además contiene un artículo publicado en “Le monde diplomatique”, ahora en este libro restablecido en su totalidad: “Causa ecológica y causa antropológica”.

Todos los textos son densos, algunos de cierta dificultad técnica, pero todos accesibles si se hace el debido esfuerzo. En próximos escritos voy a ir resumiendo algunos aspectos, que me parecen importantes para nuestra política, para la manera de hacer política en nuestro país. Por supuesto daré los detalles sobre el concepto de alienación que Marx tenía en los Manuscritos de 1844 y su superación en los escritos posteriores de Marx según lo que expone Lucien Sève.

Deseo pues dejar en este retorno —después de una larga ausencia en estas “Cosas tan pasajeras”— esta promesa, hacer sucesivas reseñas del último libro de Lucien Sève: “Aliénation et émancipation”.

Para volver a Borges y su comentario, esas “ciertas fuerzas impersonales” que terminan “por dominar” al individuo, son esas “esas potencias ajenas” que se han personificado y que dominan a los hombres. Son estas fuerzas exteriores, ajenas, impersonales que constituyen las diferentes alienaciones del mundo capitalista.

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