El autor de este blog agradece la reproducción total o parcial de los materiales aquí publicados siempre que se mencione la fuente.

29 diciembre 2013

El discurso y la realidad

Este año he tenido un poco abandonado este blog. He sido muy parco. Hay razones para esto, no todas personales. No me voy a referir a ellas. Las otras son mucho más importantes, pues en realidad las declaraciones, los sucesos cotidianos en El Salvador han sido tantos como en otros años. Al mismo tiempo me ha parecido inútil o superfluo reaccionar a cada declaración o a las principales declaraciones proferidas por los hombres públicos salvadoreños. Por lo general, las declaraciones no se refieren a la realidad concreta, sino que son réplicas a otras declaraciones. Muchas de estas mismas declaraciones son provocadas por entrevistas organizadas de antemano o suscitadas en corredores u otros lugares donde se encuentra el hombre político.

Son estas declaraciones las que conforman la actualidad política que nos presenta la prensa que leo en internet. Nada o demasiado poco es lo que esta misma prensa nos habla de la realidad concreta. No hay reportajes sobre la dificultad que tienen las familias de juntar cabo con cabo todas las semanas, la angustia que puede sentir un padre que apenas gana el salario mínimo y que para eso tiene que viajar una hora y media a una fábrica en la que se ocupa en repetir a diario los mismos gestos. Luego vuelve agotado a su casa, ya tarde, casi sin apetito, pero sabe que tiene que comer para reponer sus fuerzas para el día siguiente. Sabe este hombre o esta mujer que sus hijos después de la escuela se han quedado solos, tal vez en la calle, corriendo los peligros que ahora existen en las calles de nuestro país. No saben si sus hijos han podido o no hacer sus deberes, no tienen fuerzas para ayudarles, para interesarse en las ocupaciones diarias de sus crianzas. Este esquema general que he descrito tiene realizaciones múltiples y variadas en la realidad. Es esta vida de preocupaciones de cómo se va a resolver el problema del remedio demasiado caro, de la imposibilidad de ausentarse del trabajo para ir con el hijo enfermo o la hija enferma al doctor o al hospital, es esta vida la que hay que remediar, la que hay que extirpar.

Por supuesto que esto que estoy esbozando es del conocimiento de todos, incluso de los que se encuentran alejados de ese mundo de ansiedades y desasosiegos. Estas madres (a veces, demasiado frecuentes esas veces, no tienen ayuda) y padres que lo único que desean es calma, silencio, poder entregarse a alguna diversión, por mínima que esta sea. Es en este agotamiento que estas personas encienden la televisión en la que ven películas sobre un mundo de maravillas, con casas espaciosas, inmensos salones, automóviles de lujo, decorados interiores sorprendentes, un mundo en el que no existen las mismas preocupaciones, en las que no se sabe cómo es que llega el dinero, que ni siquiera se ve trabajar a esos personajes desgarrados por pasiones tan fútiles como una mirada de sospecha. Estas películas o seriales son interrumpidas por publicidades que presentan objetos cuya compra es presentada como imprescindible, casi obligatoria si uno quiere realizarse en esta vida.

Me he referido a los que tienen trabajo, pero a esos hombres, muchachos y muchachas que salen de sus casas con la esperanza vana de encontrar trabajo, con la esperanza loca de encontrar a alguien que pueda prestarles algún dinero para poder alimentarse, los que salen con sus pocas mercancías a rematarlas. Estos durante todo el santo día se exponen a la agresión de las maras y de la policía. Y su situación económica es peor, pues viven de lo que va entrando cada día y sin poder contar con certeza con nada, todo es aleatorio. Esta gente también vive en este mundo de mercancías exhibidas en los carteles, por los anuncios radiales, en las televisiones y los mismos productos vistos, deseados, soñados en las vitrinas. El abatimiento en estas familias es peor. ¿Nos habla de ellas la prensa? Sí, a veces, como estorbo del tránsito, como ruin espectáculo de nuestras calles.

Es esta vida la que hay que cambiar, es a esta gente la que hay que organizar para que luche por sus intereses, es decir por una vida diferente, en la que el tiempo les pertenezca, en la que puedan decidir por sus actos. ¿Es posible? Sí, es posible, pero para ello es necesario que una organización política tome en sus manos organizar a los trabajadores. En estos días un consorcio internacional dueño de  hoteles se dedica a reprimir a sus empleados y les prohíbe arbitrariamente, despóticamente organizarse en sindicato, me estoy refiriendo al Hotel Royal Decamerón Salinitas. El trato que les dan, los salarios que se aplican en el sector, la carga de trabajo, etc. todo eso es consentido por el Ministerio del Trabajo, por las diferentes procuradurías, por el Ministerio de Turismo. La mayoría de contratos son temporalmente limitados, precarios. Un grupo de empleados tomó coraje y se organizó en sindicato, pero los fundadores del sindicato en su casi totalidad han sido despedidos. ¿Qué partido político actualmente tiene vocación para defender a estos trabajadores? Ninguno. ¿Qué diputados pueden interpelar a las autoridades para que intervengan en favor de los trabajadores? Ninguno. Y es lo que sucede en la práctica. Y lo vuelvo a repetir, no hay hoy por hoy ninguna organización capaz de llevar adelante y organizar la lucha de los trabajadores.


Es por ello que ocuparme de lo que dijo tal o cual fulanito en la campaña electoral, lo que dijo o no dijo “elquemandosoyó”, no tiene sentido, algunos se habrán dado cuenta que me repito y me repito, es necesario que surja una organización revolucionaria, pero revolucionaria no porque se proclame así, sino que lo sea por su actividad política hacia la gente y en su modo de funcionar. Una organización que sea capaz de llevar adelante el apremiante combate ideológico contra la dominación burguesa. El ejemplo del sindicato hotelero muestra claramente que es el patronato el que está representado en el Estado, es a su servicio que las instituciones funcionan. Y es esto lo que demuestra que la lucha de clases no es un invento, sino que una realidad permanente. El patronato no deja de atacar, lo hace de manera permanente.  Feliz año nuevo, entonces.

P. S.: He decidido agregar una vídeo que ha publicado el semanal El Faro. Lo ha realizado la periodista Marcela Zamora. Se trata de testimonios de mujeres que han trabajado en el servicio doméstico. Es este tipo de reportajes que necesitamos, que son los que nos hacen reflexionar sobre nuestra realidad social. En los pedazos de vida que nos cuentan estas paisanas vemos todo el peso del despotismo patronal, de la violencia social que se ejerce sobre los pobres. Veanlo en entero, dura un poco más de una media hora. Pero vale la pena, es un reportaje de gran calidad. Hagan clic aquí: "Las muchachas". 

17 diciembre 2013

ARENA versus ALBA-Petróleos

Por lo que se puede ver en el vídeo publicado por el diario La Página (haga clic aquí), el autoritarismo de Lorena Peña es el que menos me agrada. Pues cuando un diputado o diputada, en una comisión no puede exponer tranquilamente, sin interrupción los considerandos, motivos y presupuestos de su proposición de ley y se le exige que simplemente entregue la ley, se le priva al diputado o diputada de su derecho deliberativo.

Sobre el fondo, ALBA-Petróleos no es la única empresa mixta que existe en el país y aunque Ana Vilma de Escobar niegue que no se trata de una proposición especial contra ALBA-Petróleos, la insistencia en nombrarla, la insistencia suya como la de su partido y la del patronato, nos permite suponer que esos ataques no van dirigidos hacia la obtención de una mayor transparencia, sino que tratan de desprestigiar la gestión de esa compañía. Los objetivos de la empresa están claramente expuestos en sus estatutos, ALBA-Petróleos ha sido controlada casi permanentemente por la Corte de Cuentas. La diputada propone ahora que los controles de todas las empresas mixtas sean con mayor detalle.

Bien. En principio, uno puede discutir eso, no obstante la evasión fiscal, las exoneraciones fiscales no ocurren en las sociedades mixtas. La transparencia está por completo ausente de la gestión de todas las empresas. La empresa capitalista es el reino del más grande absolutismo, el patrón no da cuenta a nadie de sus decisiones, ni está obligado a justificarlas. Sus decisiones incumben a muchas familias, las familias de los empleados y de las familias que trabajan en las empresas con las que está vinculada, incumben también a la economía nacional en general. El absolutismo también se da en la ausencia total de la toma en cuenta de la opinión de los asalariados, ni en la organización de la producción, ni mucho menos en los objetivos de la empresa. Y por mucho que Sánchez Cerén considere que los patronos son “el corazón y motor de la economía”, son los asalariados el principal elemento productivo, son ellos los que transforman la materia prima para convertirla en productos, en mercancías. La fuerza de trabajo es la única fuente de beneficios.

Ana Vilma de Escobar acusa sin mayores detalles al FMLN y afirma “sabemos que [ALBA-Petróleos] está sirviendo para financiar al FMLN, sabemos que está sirviendo para corromper la campaña política, sabemos que está sirviendo para comprar la voluntad de los salvadoreños que quieren que voten por ellos”. En realidad ese “sabemos” no deja de ser más retórico que otra cosa. Pues si existiese ese conocimiento, no sería en la Comisión de Finanzas que oiríamos a la diputada arenera, sino en una solemne conferencia de prensa a la que invitarían incluso a los corresponsales de la prensa internacional.

La insistencia tenaz, casi estoica de ARENA y de los dirigentes de la ANEP en denigrar a ALBA-Petróleos no es tan sólo una manera de dañar al FMLN, esto se ve claramente, no obstante existe otra motivación. El éxito de la empresa pone en evidencia que la obstinada negativa de Antonio Saca (presidente arenero) de aceptar la proposición del presidente Chávez de crear una sociedad estatal para importar el petróleo venezolano en condiciones de precio favorables, no se justificaba y que las razones evocadas entonces eran estrictamente ideológicas. No se vio el interés del país, el interés nacional. Al partido ARENA y al presidente Saca no les interesaba en nada introducir en el país el veneno de una sociedad nacional de importación de petróleo. Eso contradice el credo liberal, contradice toda la política de privatizaciones que llevaron a cabo durante la gestión arenera de la cosa pública.

Esto me parece importante destacarlo, este aspecto de la cuestión no es abordado por los dirigentes del FMLN, por razones también ideológicas, pues ahora la cúpula efemelenista se ha plegado a las exigencias de la gestión capitalista de la sociedad. Incluso  José Luis Merino, miembro de la dirección del FMLN y de ALBA-Petróleos, llega incluso a afirmar que la empresa que dirige es una empresa privada, olvidando por completo que se trata de una sociedad mixta, con la participación de aportes municipales salvadoreños y de aportes de una sociedad del Estado venezolano.

Es decir que esta empresa es la muestra patente de que no es necesaria la existencia de un propietario privado para tener una expansión rápida y de cierta eficacia. Es cierto también que esta expansión se debe en gran parte a los precios que practica Venezuela en el cuadro de su cooperación internacional y su política de ayuda a otros países de la región. Se trata de un tipo de cooperación internacional que ARENA con su presidente Antonio Saca no podía aceptar de ninguna manera, pues entonces eran uno de los eslabones y relevos de la política estadounidense contra Venezuela chavista. Tampoco podían aceptarla por las razones de carácter liberal que anoté arriba.

Este tipo eficaz de cooperación internacional muestra que no era necesario tampoco votar una Ley de Asocio que entrega instalaciones y explotaciones ya existentes a capitales extranjeros. Y lo que es peor entrega a la explotación extranjera y privada los recursos naturales del país, es decir al capital de los monopolios internacionales, que no van a sentirse obligados a plegarse a los criterios de una gestión en beneficio de la nación, sino que van a obedecer a los criterios del máximo beneficio privado. Es por ello que aunque Funes ponga carita de cipote regañado, se trata de privatizaciones.

Se corre el peligro de la privatización de los recursos acuíferos nacionales y de nuevo veremos el alza de las tarifas, con el agravante que esto entra en un plan de largo plazo del imperialismo yankee de apoderarse de los recursos acuíferos mundiales. Esto no es un asunto que haya que desatender, va de nuestra soberanía y también del dominio propio de nuestro destino.

No se crea tampoco que estoy haciendo la apología de la gestión actual de ALBA-Petróleos. Señalo apenas los beneficios de una empresa mixta de cooperación internacional. Pero las exigencias de transparencia existen respecto a ALBA-Petróleos, pues la identificación que se hace de esta empresa con el partido FMLN no es lícita, pues las alcaldías en tanto que instituciones del Estado no le pertenecen al partido. Esta identificación es utilizada por la dirección del FMLN para su propaganda electoral, como si fuera la gestión partidaria la que ha permitido el uso social de los beneficios. Esta confusión entre partido y empresa es abusiva, pues los beneficios de los usuarios, de los clientes, de los proveedores nacionales, etc. son asimilados como “favores” que le hace al público el partido.

Hay algo más, la dirección de ALBA-Petróleos se comporta con el mismo absolutismo que practican los patrones en sus empresas. Los asalariados no toman parte en las decisiones, ni en la determinación de los objetivos. La administración también es verticalista. Por supuesto que no se le puede pedir peras al olmo, como no se le puede pedir a los administradores efemelenistas de ALBA-Petróleos que practiquen la cogestión con sus asalariados, que introduzcan la participación de los asalariados en todos los momentos de decisión administrativos y económicos de la empresa. Esto supone tener una concepción democrática radical del funcionamiento de la sociedad, no existe en el FMLN nadie que se plantee este tipo de problemas, ni de manera teórica, ni mucho menos práctica. El exacerbado centralismo en el partido se ve como el único posible, incluso como el más revolucionario.





13 diciembre 2013

El río está revuelto

La contienda electoral se ha venido realizando con sus altos y sus bajos, sus altos no tienen nada que ver con la calidad del debate político. Los bajos han sido sobre todo los trapos sucios que se han sacado a orear dejando en el ambiente el nauseabundo olor de la trampa, del robo, de la corrupción. Las acusaciones han llovido y no todas han sido calumnias, aunque los involucrados vociferen que no hay nada cierto en lo que se anda diciendo.

No creo que esta situación haya sorprendido a los salvadoreños, tal vez esto los aleje más del terreno político: un expresidente que iba a asesorar al candidato de su partido, ha tenido que desaparecer y sus correligionarios no tienen muchas ganas de defenderlo, los que lo hacen todavía prefieren irse por la tangente y hablar de otras temas: los diez millones de dólares no aparecieron en ninguna parte, han circulado de cuenta en cuenta, pero no fueron a parar a sus destinatarios presumidos, los damnificados de los terremotos. El presidente Funes no acaba de explicarse claramente del “préstamo-dádiva” que recibió de Salume, en todo caso también ese dinero oscurece el panorama. El episodio del bono navideño para los diputados ha mostrado una vez más el alejamiento de la realidad social y económica de los salvadoreños en el que se encuentran los que en principio los representan en la Asamblea. El presidente que hizo alardes de absoluta transparencia declara que sus gastos publicitarios son secreto de Estado y como esta cuerda era demasiado gruesa terminó diciendo que era por respeto a la libre concurrencia. En todo caso ha dejado muchos detalles de su gestión empañados por el vaho de sus opacas tergiversaciones. Los diputados no quieren pagar una multa por falta a la misma Ley de transparencia, ellos alegan que pagar la multa atenta a su patrimonio.  

La descalificación del otro, las insinuaciones han tomado el lugar del argumento, de la propuesta. El partido en el gobierno busca y encuentra aliados incluso en las filas de su principal adversario, por lo menos connotados areneros han declarado sus simpatías por el candidato del FMLN. El presidente Funes, que pasó de candidato del FMLN a aliado-presidente hace ahora campaña velada o casi abierta por un expresidente de ARENA, Elías Saca. El río está revuelto, pero no se sabe a qué pescador va a darle ganancias. Tan revuelto anda el río que un puñado de exefemelenistas han venido manifestando por separado sus viejas y sinceras simpatías por Elías Saca.

Al margen de todo este bochinche hay un ínfimo grupo de ciudadanos que prefiere no votar o anular el voto. Las motivaciones y las convicciones de esta franja reducida de ciudadanos tal vez no sean las mismas en cada persona. Se trata de un rechazo decidido a la práctica politiquera. Todos aspiran a darle un fuerte viraje al modo de hacer política en el país. La principal debilidad de este movimiento por la abstención o la anulación del voto es su desorganización, el carácter espontáneo del movimiento. Muchos de los que van a votar lo hacen resignados, otros, tal vez, la mayoría por simple inercia. Los núcleos “duros” de los partidos en contienda ya no son mayoritarios. Es decir que la aspiración a nuevas prácticas políticas no es tan marginal como ahora se presenta en esa franja a la que me he referido.

La mugre que flota en el ambiente político no es un simple síntoma, es la política misma vista y pensada, asumida y practicada por los hombres políticos, que aceptan administrar la cosa pública al servicio de la oligarquía. Incluso podemos decir que les despreocupa que la gente vaya o no a votar, mientras los abstencionistas sigan dispersos no constituyen una fuerza capaz de ponerlos en peligro.

O sea mientras los partidarios de un cambio radical en el modo de pensar la cosa pública sean incapaces de reunirse, de elaborar un pensamiento que sustente las nuevas prácticas, los politiqueros, los partidos políticos de hoy seguirán ordeñando al pueblo, viviendo a sus anchas con el erario nacional. El objetivo de todos los partidos es llegar al gobierno y desde allí dedicarse a la repartija entre ellos y sus allegados.



03 diciembre 2013

El fin por el que hay que comenzar

Ha salido a flote mucha mugre. Ha salido durante esta campaña electoral, pero no es la campaña la que es sucia, sino lo que ha aflorado de la vida política nacional, de la manera de administrar la cosa pública, de los desfalcos, de la práctica del compadraje. Nadie se escapa, los protagonistas de esta campaña acumulan faltas y sobre todo mucho silencio. Nadie asume nada, nadie se atreve a denunciar en su propio campo lo que está pasando y lo que ha pasado. El dinero fácil, fácilmente robado, fácilmente sacado del país, fácilmente ocultado en cuentas secretas, fácilmente borrado de las cuentas visibles. Evasión de capitales, elusión fiscal son modos de actuar de nuestra burguesía, oligarcas de todo tipo, de la antigua cosecha, como de la nueva. Aquellos que se apropiaron a la fuerza de las tierras ejidales, como los que se regalaron empresas y bancos nacionales en la campaña privatizadora, todos exportan capitales a escondidas y eluden los impuestos con la complicidad de los órganos encargados del control y de la fiscalización.

Nuevos ricos, viejos ricos con su ambición voraz e insaciable han ido desangrando al país, despojándolo de sus potencialidades, de todas sus riquezas. Esta clase que ha aprovechado de los desgobiernos y que ha sido la que mejor y mayormente ha aprovechado del desfalco del país, ha sido incapaz de darle a la nación un proyecto, una real identidad, una cultura de la que la nación pueda sentir orgullo. La oligarquía con sus gobiernos, con su Estado despótico, autoritario en ninguna época de nuestra historia ha emprendido nada para sacar al país del subdesarrollo. Ellos han vivido de rentas, de ordeñar al pueblo. No se trata pues solamente del ambiente político, no se trata solamente de los partidos y sus dirigentes. Estos pueden asumir la culpa, algunos pueden hasta sacrificarse y dejarse llevar a algún tribunal. Pero el sistema tiene que seguir intacto.

No se trata pues de pensar que nuestros problemas van a desaparecer, si imitando a foráneos, emprendemos campañas de “manos limpias”, el paliativo de manos limpias en Italia terminó llevando a Berlusconi como jefe de gobierno. Y la podredumbre mafiosa siguió contaminando a toda la sociedad, de arriba abajo. Algunos piensan tal vez inocentemente que hay que reunir a los partidos políticos para que elaboren un “plan de nación”. Hubo ya una reunión en un hotel y asistieron dos candidatos, el otro tomó sus distancias alegando que no se abordaban asuntos sociales. Pero el problema no es ese. El problema reside en que ese “plan de nación”, dentro del sistema actual, implica que la oligarquía consienta a cambiar su esencia, su modo mismo de ser. ¿Se dan cuenta de esto los que reclaman ese “plan de nación”?

Los oligarcas no van a aceptar menguar sus ganancias con mayor pago de impuestos, si una de sus fuentes de riquezas es la elusión fiscal y otra la exoneración fiscal, la que este gobierno no quiso suprimir. Porque para emprender acciones que mejoren la condición material e espiritual de la población es menester inmediatamente darle un viraje a toda la política del país, en la que el Estado asuma defender y representar los intereses de las clases pobres. ¿Esto se puede lograr con el consentimiento de la oligarquía? No creo que valga la pena responder de alguna manera a esta pregunta, cae por su propio peso.

¿Hay en esta contienda electoral algún candidato que proponga salir de este atolladero? Unos pretenden “recuperar al país” para seguir ordeñándolo, otros quieren volver para multiplicar de nuevo sus capitales y poder comprarse más y más cadenas de radio y de televisión y casas más amplias y más lujosas. Y otros quieren seguir haciendo cambios… Y tan profundo son sus cambios que han insistido sobre su buena voluntad de seguir administrando los asuntos del Estado sin interferir en los intereses de los grandes capitales. Es decir dejar las cosas en lo fundamental tal cual están ahora: toda la maquinaria que ha producido la mugre que ha salido a flote y que no puede dejar de producirla, pues es el mecanismo a través del cual se enriquecen los oligarcas.

Esta triste realidad no se va a resolver con ninguno de los posibles resultados de las elecciones. Es por ello que surge de manera tan insistente la necesidad de transformar el modo de hacer política, pero esto no se puede realizar desde adentro. Basta con ver cómo funciona ahora el partido que tuvo pretensiones de cambiarlo todo.

Es necesario una exterioridad primero para no corromperse con el mismo funcionamiento de la política actual (veamos lo sucedido con el aguinaldo, recuerden que este es ya un segundo episodio, ya hubo otro similar, primero todos votaron y luego se fueron retractando poco a poco). El cargo político ya no es una función social, por lo menos no es considerado de esa manera, sino que un empleo, un puesto con un salario que va más allá, mucho más allá de lo que perciben los trabajadores. No se piensa lo mismo con un sueldo mínimo, que con un sueldo de diputado con el resto de prebendas. Porque la corrupción no es solamente el robo del erario público, la corrupción es también moral, ideológica. Esta corrupción implica pensar el mundo según las reglas impuestas por el sistema, buscar soluciones dentro del sistema, con el sistema, obedeciendo y sirviendo los intereses de los que rigen el sistema. Hay un ministro que se considera como el mejor de este gobierno, simplemente porque dentro del sistema ha cumplido lo que se le exige honestamente a un ministro. No porque dentro de sus desempeño haya aportado algo que salga del cumplimiento estricto de sus funciones. No obstante hacer esto, que es un mínimo, constituye una excepción loable.

Claro que la exterioridad no es absoluta, pues todos vivimos dentro de la sociedad. Pero no todos participamos de la misma manera dentro del sistema, ni pensamos lo mismo del sistema. Para entender los límites del sistema hay que verlo desde afuera, a partir de otro modo de pensar la sociedad. Un modo que niegue justamente el funcionamiento del sistema, que lo niegue y que trate de superarlo, de remplazarlo por otra cosa. Es este el fin por el cual hay que empezar.

Y justamente es lo que está planteado hoy en nuestro país. Recientemente las Naciones Unidas publicaron un informe sobre el estado político, social y cultural del país. Ese informe muestra claramente que nuestra sociedad ha implosionado, que es urgente cambiar de rumbo. En una larga entrevista dada al semanario El Faro por Carolina Rovira, coordinadora académica del estudio de PNUD nos ofrece un panorama espeluznante, desolador. Carolina Rovira termina la entrevista respondiendo a esta pregunta: “¿Y cree que, con el mapa político actual, va a tener algún impacto real este informe? En la práctica, ¿dónde cree que pueda germinar algo?”

Voy a copiar integralmente la respuesta: “Pues no sé si lo que voy a decir es una posición PNUD, pero al menos es mi opinión como coordinadora académica del informe: yo creo que lo que decimos va a caer pesado al estómago, porque expone de golpe muchas cosas que no hemos querido ver desde hace mucho tiempo. Pero espero que sirva como un llamado para gente que no está en la esfera política actual, que despierte nuevos liderazgos, que despierte cosas que ahora no están ahí porque, como tú dices, con lo que está hoy probablemente no es suficiente. Espero que haya nuevos movimientos, nuevos partidos, nuevos líderes, y que los que hemos sido apáticos digamos “quiero hacer algo por este país. Yo no me voy a ir. Me voy a quedar”. Porque otro de los hallazgos del informe es que en este país está migrando todo mundo, no solo el más pobre sino también los que más oportunidades tienen, porque aquí consideran que lo que se les ha dado no basta o se trunca porque El Salvador es un país sin libertades políticas, sin libertades de tránsito, porque no pueden sacar a sus hijos al jardín, etcétera. Es triste. La gente le está perdiendo fe al país”.

Vale la pena meditar lo que ella nos dice. “un llamado para gente que no está en la esfera política actual”, “nuevos liderazgos”, “Espero que haya nuevos movimientos, nuevos partidos, nuevos líderes”. Realmente es la situación misma la que exige la total renovación, lo que vivimos ya llegó al tope, hay que botarlo al tarro de la basura de nuestra historia.