No he
estado esperando que finalicen “todos los procesos”, como un Kerry o una señora
Aponte, para producir un comentario sobre el resultado de las elecciones
presidenciales pasadas. Por mucho que sorprendiera la remontada arenera y
agrego que también formo parte de los sorprendidos, tampoco he pensado que la
distancia entre los dos candidatos en lid en la segunda vuelta iba a conservar
la misma distancia de la primera vuelta. La gran incógnita era hacia qué lado
se iban a ir los electores de los otros tres candidatos y en especial los
electores que votaron por Saca. Ha quedado claro que la gran mayoría optó
por Quijano. Lo que significa que las veladas consignas de voto de los líderes
de Unidad no fueron escuchadas. Lo que no deja de llamar la atención, y pienso
que esto ha tenido que ver mucho con la coyuntura, es el notable aumento de votantes
de la segunda vuelta.
Es muy
tonto afirmar que este resultado apretado se deba a la profunda sabiduría del
electorado. Esto se lo dejo a los filósofos de pacotilla, pues ya pasó el
tiempo para usar este tipo de hipóstasis. La población sigue acudiendo de
manera mayoritaria a una de las dos viñetas históricas y la presencia de Saca
en la primera vuelta de alguna manera por una hábil campaña obligó a muchos
comentaristas a suponer que en el país estaba surgiendo realmente una tercera
fuerza, una fuerza de centro. Algunos dijeron prudentes de “derecha moderada”.
El resultado final muestra que los polos opuestos siguen atrayendo
mayoritariamente y que las identidades partidarias son profundas. No puedo
ponerme a predecir nada sobre el futuro electoral de GANA y su enraizamiento en
el panorama político nacional. Pronto vienen las elecciones legislativas y
locales que serán un buen test para saber qué papel va a jugar GANA.
No me
parece conveniente regatearle a Sánchez Cerén su victoria. Es la victoria de su
partido, que se ha vuelto realmente en una maquinaria electoral muy eficaz. La
oscuridad, la falta de carisma, la poca capacidad expresiva y deficiente
oratoria del candidato efemelenista no constituyeron realmente obstáculos para
el gane. El peso atractivo de la viñeta se ha revelado determinante. Mauricio Funes
anduvo pavoneándose de que su gran carisma le dio la victoria al FMLN, pero la
realidad es que sin el FMLN, sólo, o con sus “amigos” hubiera hecho un papelón.
Algunos piensan que las intervenciones radiales de Funes fueron determinantes,
aunque también se ha dicho que para la segunda vuelta su papel de animador
radial desfavoreció a Sánchez Cerén. Pienso que en esto debemos ser muy
prudentes.
Una vez
dicho esto, me parece que también hay que mostrar la misma prudencia respecto a
ARENA. Me refiero que algunos apostaban a la próxima desbandada de ARENA, a su paulatina
desaparición. La presencia de UNIDAD pudo propiciar esta apreciación y la
distancia en votos entre el FMLN y ARENA en la primera vuelta dejó entrever una
estrepitosa derrota arenera. Pues fue en esto que no caí en el error, pues de
la misma manera que el FMLN sigue siendo un “atractor” en el sistema político
nacional, ARENA sigue siendo fuerza atractiva. Se quiera o no las
determinaciones fundamentales las hemos heredado de la guerra y estas siguen
funcionando hasta ahora. La gran diferencia es que en el terreno (dominio) del
FMLN no ha surgido ninguna fuerza que le venga a disputar electores, como es el
caso con UNIDAD en el ámbito de ARENA.
No
obstante es necesario asimismo afirmar que dentro de la batalla ideológica
ARENA le jugó al mantenimiento de su propia imagen, no azucaró sus posiciones,
sigue siendo el mismo partido de derecha, con sus posiciones extremistas, con
sus referencias de la “guerra fría”, infundiéndole a la población los mismos
temores del comunismo “come niños”, “violador de mujeres”, “destructor de las
familias”, “apropiador de los recursos”, “negador de la libertad de emprender”.
La
campaña de destabilización de la derecha venezolana contra el gobierno de
Maduro le cayó como anillo al dedo, en esto las mentiras y exageraciones de los
media tuvo su irremplazable papel. ARENA no ha palidecido, una vez más ha
mostrado su visión cavernícola de la sociedad, su rancia ideología, su no
escondidos deseos de dictadura, su afán de militarizar de nuevo la sociedad, de
buscar a los problemas sociales soluciones de brutalidad. ARENA sigue siendo
ARENA. Es con esta imagen que este partido ha conquistado casi el 50% de los
electores, esto es una gran verdad de nuestra sociedad, las ideas más
retrogradas siguen atrayendo a buena parte de nuestros compatriotas.
El FMLN
sí que ha palidecido. No se trata solamente de que sus dirigentes colgaran sus
chalecos rojos, esos mismos que en muchos municipios obligan a ponerse a los
empleados públicos. Ahora visten blancas guayaberas. No, me refiero a los
elogios a los patrones, “motores de la economía”, etc. Los insistentes llamados
a colaborar, los esfuerzos por convencer a los dirigentes de la ANEP que el
FMLN no constituye más ninguna amenaza para el patronato y su vehemencia de
respetar toda la Constitución llevaba como coda “respetaremos la propiedad
privada”. Las referencias al socialismo son raras y las pocas es para relegarlo
al estante de las utopías y meterlo en las más inexpugnables gavetas. Sus
propuestas electorales eran tan convencionales, tan descoloridas que Sánchez
Cerén llegó a quejarse de que Quijano le estaba robando su programa.
Las
elecciones las ganó el FMLN, pero la guerra ideológica la está ganando la
oligarquía, todo lo que se pueda hacer o dejar de hacer en el país tiene que
tener su aval, su necesaria aprobación. En los mismos momentos de la campaña
electoral cuando el patronato oligárquico estaba entregado a ayudar a su
partido, al que contribuyó a crear y a crecer para que con fuego y crimen
defendiera sus intereses, el FMLN insistía en sus intentos de conquistar su confianza.
Pero no sólo eso, en el famoso encuentro con los cafetaleros habían invitado a
ARENA y después de dos semanas infernales de ARENA, en la que sacó a la calle a
las empilchadas damas de la “alta sociedad” con sus hijas e hijos y alguna que
otra sirvienta para protestar contra el “fraude” y para exigir el conteo voto
por voto, cuando Quijano se llenaba las mejillas de lágrimas enfurecidas e
invocaba a las Fuerzas Armadas, los dirigentes del FMLN proclamaban sus buenas
intenciones de colaborar con ARENA para elaborar “un plan de país”.
Este es
el panorama actual, la derecha ha perdido otra vez las elecciones, pero la
izquierda ha perdido sus colores. La situación sigue igual, el “río de dolor
que va en camisa” desborda las fronteras y se va para el Norte, los salarios
son los mismos, los que no alcanzan para vestir a toda la familia, los que no
bastan para poder poner algunos centavitos de lado, para algún mañana peor. Ese
mañana incierto posiblemente aumente el desempleo. El partido de la “liberación
nacional” invita a los capitales extranjeros a venir a explotar nuestra mano de
obra barata, prometiendo de ribete incentivos fiscales, que nos dejará sin
recursos; el país seguirá endeudado, no hay coraje para enfrentar a los acreedores
que con el pago de los intereses ya recibieron con creces el monto de la deuda.
Nuestros pusilánimes dirigentes no van ni siquiera a negociar las condiciones
de pago de la deuda, no van a exigir una pausa. Saben perfectamente que hemos
llegado al tope e ilusos sueñan que por milagro de lotería van a poder percibir
más impuestos y con ellos continuar con los remiendos de fachada.
No hay
salida por esos caminos de reforma, el sistema oligárquico está caduco, nunca
pudo llevar adelante al país, ya tiene más de un siglo de dominación, ¿por qué pues obstinarse en mantenerlo intacto, por qué renunciar a
derribarlo y en su lugar erigir otro que pueda poner nuevas bases y nuevas
paredes?