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29 mayo 2015

¿Para qué fingir haber leído a Marx?



Hace unos cinco años, guardé un artículo de Federico Hernández Aguilar, con intenciones de comentarlo posteriormente, pero pasó el tiempo y no encontré la oportunidad de hacerlo. Ese artículo me pareció el ejemplo ideal para mostrar el bajo nivel intelectual de algún posible debate académico en el país. Aunque en realidad este compatriota no escribe en la prensa en tanto que académico, sino que como un ideólogo de la derecha, como un pensador de su clase social. Si me apresto ahora a comentar este antiguo artículo es porque el expresidente de Concultura se ha vuelto a ilustrar con una “carta abierta” a Monseñor Romero y trajo de nuevo a mi  memoria lo que había dejado pendiente.

Los ignorantes necesitan apantallar para dar la apariencia de sabedores, es lo que ejecuta muy tristemente este jefe de la Cámara de Comercio de El Salvador, afirma en ese artículo que en la obra cumbre de Karl Marx, El Capital, abunda la palabra “aparece”, lo voy a citar para que vean a que me refiero: “Si leemos con detenimiento el libro cumbre de Carlos Marx, "El Capital", hallaremos repetida muchas veces la palabra "aparece" (erscheint, en alemán)”. Nos quiere insinuar que él lo ha hecho, leer El Capital “con detenimiento” y sobre todo que lo ha hecho en alemán, ni más, ni menos. No obstante con harta vertiginosidad nos demostrará que de El Capital apenas ha visto la tapa. Pero voy a ir por partes, veamos primero que nos quiere demostrar con la supuesta abundancia de la palabra “aparece”.

Sigue Hernández Aguilar de esta manera: “El marxismo supone que la economía capitalista se mueve siempre en un universo de apariencias, de engaños, de falsedades, en el que nada es lo que aparenta ser. Por lo tanto, dado que ninguna noción de desarrollo anterior a él es científica, Marx apoltrona sus teorías sobre un cómodo colchón intelectual: una nueva y radical interpretación de la experiencia histórica concebida en su cabeza”. Para los que han leído realmente a Marx salta a la vista la mentira de nuestro poeta: no tiene la más mínima idea de lo que está hablando. Para los marxistas la economía capitalista no es una apariencia, ni puede serlo, sino que es una realidad, la más ineludible realidad de nuestro mundo. Marx lo repite desde “La Ideología Alemana” que hasta entonces los historiadores han hecho caso omiso de las condiciones reales de existencia, pero Engels y Marx nos afirman que “Las premisas de que partimos no tienen nada arbitrario, no son ninguna clase de dogmas, sino premisas reales, de las que sólo puede abstraerse en imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente,  por vía puramente empírica” (La Ideología Alemana, coedición Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo y Ediciones Grijalbo S. A. Barcelona, 1974, pág. 19).

Esta premisa es la que funda la posición materialista del pensamiento de Marx. Nuestro intelectual que se atreve comentar algo que nunca leyó, que tal vez ni tuvo nunca en sus manos, afirma que para Marx “ninguna noción de desarrollo anterior a él es científica”, esto es llanamente falso. Marx reconoce en permanencia todos los alcances anteriores de la Economía Política y les reconoce a sus predecesores todos sus aportes, claro que esto no impide que haya recurrido a la crítica y que en algunos aspectos corrigió y sobre todo desarrolló la ciencia económica. Hernández Aguilar llega a la osadía de afirmar que el pensador alemán “apoltrona sus teorías sobre un cómodo colchón intelectual: una nueva y radical interpretación de la experiencia histórica concebida en su cabeza”. Todos sus trabajos sobre economía traen abundantes ilustraciones de la vida real, de la situación económica de la época, abundan las citas de anuarios informativos, estadísticas, ejemplos, demostraciones constatables.

La indigencia intelectual que Hernández Aguilar luce en ese párrafo inicial de su artículo va aparejada con una cierta insolencia, pues se trata de una tomadura de pelo. Además de sugerir que su propia lectura de El Capital de Marx fue “con detenimiento” y que lo hizo en el original, pretende deducir por la supuesta abundancia de una palabra la posición filosófica del autor. Pero nuestro poeta no se da cuenta que en alemán esa palabra tiene otras significaciones, cercanas, casi sinónimas, pero distintas: la palabra alemana, es cierto, significa “parecer”, pero es también ‘aparecer’, ‘aparecerse’, ‘figurar’, ‘comparecer’, ‘surgir’. Esta polisemia de la palabra alemana no sólo le resta validez a la precipitada conclusión del expresidente de Concultura, sino que muestra holgadamente su incapacidad analítica. Para ser tan tajante urge un mínimo de seriedad, de aplicación, de conocimiento. Vaya, un análisis del significado de una inmensa obra sin ser capaz de realizar un simple examen del contenido semántico de una palabra no es otra cosa que desfachatez o insolencia, como lo he dicho arriba. A nadie se le ocurre discutir de la calidad de una mercancía con un estafador, lo que hay que hacer es denunciarlo.

La imposible discusión salta ya a la vista, pero Hernández Aguilar no se para allí en sus presunciones y jactancias, en el segundo párrafo pretende dar un tiro de gracia a todos los marxistas, basando sus veredicto en las burradas del primero: “Admitir como válida semejante arbitrariedad es apenas uno de los métodos con que los marxistas ortodoxos, al menos en el debate académico, quieren hoy relativizar el fracaso trágico de los grandes postulados económicos de Marx. A veces (y a regañadientes) aceptan que ciertas aplicaciones han fallado, pero jamás admiten que ello se deba al inmenso error de origen que tuvieron: el ego dogmático de su venerado postulador”.  Aquí lo tienen entero ese segundo parágrafo.

Otra vez nos demuestra que nunca tuvo en sus manos la obra de Marx, no leyó ni la presentación, nada. Como buen anti-comunista se contenta con desparramar sobre el papel los tópicos más usados. Los editorialistas, algunos economistas burgueses, que se encuentran en las mismas condiciones que nuestro poeta, piensan y lo escriben, que el socialismo es la aplicación de El Capital. No hay nada allí que hable del socialismo, se trata de un estudio exhaustivo del funcionamiento del modo de producción capitalista.

Esta menesterosidad intelectual es totalmente despampanante: nos habla de “debate académico” y su escrito tiene el nivel de una mala copia de un deber de bachillerato. Pero el asunto es que Hernández Aguilar discute con sus propios fantasmas. Pues en la academia salvadoreña no existe nadie que defienda el descalabro de las sociedades del Este europeo, ni que lo haga diciendo que se trata de una mala o fracasada aplicación. En realidad se trata de un monólogo, pues hasta ahora nadie de los pretendidos “académicos” se ha tomado el trabajo de rebatir o de comentar su artículo, tal vez a sabiendas que una respuesta no va a tener cabida en el diario que lo publica. Otro tópico es el uso del adjetivo “ortodoxo”. A los burgueses les gusta asustar a sus huestes con esa palabrita. No sé si pueda distinguir qué en el marxismo pueda ser ortodoxo o heterodoxo. Porque ellos (los editorialistas de El Diario de Hoy) siguen calificando de esa manera a los dirigentes del FMLN.

El resto del artículo sigue por el mismo camino, en el mismo nivel. Para saber si Pinochet fue o no tirano, no necesito del marxismo, Hernández Aguilar duda que lo sea o tal vez lo niega. Esto no me interesa. Que algunos apoyen a los Castro y su modo de gobernar nada tiene que ver tampoco con el marxismo, los logros de la revolución cubana son innegables y reconocidos internacionalmente, pero ellos no justifican las conocidas arbitrariedades que se comenten ahora en Cuba, ni las anteriores. Nadie justifica las “escaramuzas guerreristas” de Chávez, pues lo que se condena es la permanente amenaza estadounidense a la soberanía de Venezuela.

La manera de intervenir en la conversación entre Dagoberto Gutiérrez y Marvin Galeas sigue también por los mismos rieles. No logra entender lo que afirma el dirigente de la Tendencia Revolucionaria, no lo puede entender, porque su propio dogmatismo no se lo permite. Serían necesarias muchas y largas horas de amigables y pacientes pláticas para que entendiera que quiso decir Gutiérrez con eso de “"…uno no mira con los ojos sino con el cerebro y la realidad no tiene con uno una relación directa sino indirecta, mediada por la ideología".

No vale la pena alargar más, con lo dicho basta para demostrar la imposibilidad de un debate de ideas con la intelectualidad de derecha. Ellos se han educado en el miedo de perderlo todo, de perder sus privilegios, se han aislado, han buscado con mucho ahínco justificar su dominación. No obstante Federico Hernández Aguilar cumple su función de ideólogo, con ese artículo, con toda seguridad, satisfizo y reconfortó a sus pares y para el vulgo disertó con pleno conocimiento. Lo que ignora es que el vulgo no lo lee, no lo necesita.  Hay curas, pastores y maestros que les inculcan lo mismo sin necesidad de fingir haber leído a Karl Marx.

26 mayo 2015

Socialismo electoral o socialismo real



Desde la aparición en 1992, en tanto que partido político, hasta ahora el FMLN nunca había celebrado un congreso, o sea que han transcurrido 23 años sin que el principal órgano del centralismo democrático en la concepción leninista tuviera lugar. Medardo González, secretario general, acaba de anunciar que para octubre de este año tendrá lugar el primer congreso efemelenista. Stalin que repudiaba los congresos, logró huirle durante trece años, desde la gran purga de 1939 hasta 1952. 

Lo que anuncia Medardo González trae ya los tantos bemoles que ha tenido el funcionamiento autocrático del FMLN, el diario La Página nos informa lo siguiente: “La comisión creada por el partido será la encargada de definir la metodología, temas, criterios de participación y tiempos de ejecución de las decisiones que se tomen, aunque estas deberán tener el aval de la Comisión Política, aclaró González”. O sea que el congreso efemelenista será un tamal bien amarradito, el partido, me refiero al conjunto de los militantes, podrán aportar a la reflexión común dentro de los límites de la democracia bajo la vigilancia de la Comisión Política. 

El tema central del futuro congreso efemelenista podría ser hasta entusiasmante, el mismo diario nos dice que “el objetivo del cónclave partidario "es actualizar y determinar el rumbo del partido como sujeto revolucionario por la construcción del socialismo en las nuevas condiciones históricas que tiene nuestro país, además de reflexionar sobre los problemas estratégicos de la revolución en el actual periodo de la lucha en El Salvador". Me veo obligado a citar fuentes periodísticas, pues en el sitio oficial del FMLN no aparece hasta hoy ningún comunicado oficial sobre el tema.

Durante años el FMLN repitió por la boca de sus dirigentes, que el socialismo no estaba a la orden del día, que ese era un sueño, una aspiración utópica, algo que no se puede contemplar a corto ni a mediano plazo. ¿Qué ha cambiado en la situación nacional para que el FMLN vuelva a considerar el socialismo como un objetivo?

 Esta pregunta vale la pena plantearla, pues es la que nos dará la pauta para entender este nuevo viraje en el discurso efemelenista. Lo digo claramente que se trata de un nuevo viraje verbal, propagandístico del FMLN y no de un cambio de actitud frente a la realidad social y económica del país. El hecho de mayor significado en los últimos tiempos ha sido que electoralmente el FMLN se siente sofocado, la elección presidencial ya había mostrado en la segunda vuelta que el margen que lo separa de su principal rival era diminuto. Y en estas recién pasadas elecciones legislativas y locales, el partido en el poder ha salido trastrabillado, con el consuelo de haber ganado dos ciudades importantes como son la capital San Salvador y San Miguel, pero el primer caso se debe de nuevo a alguien que hizo todo lo posible para que no lo asimilaran a la dirección de su partido, rechinando ser realmente miembro del partido (con concejales de todo color). Pero tampoco ha sido una victoria apabullante como lo prometían los sondeos de opinión. 

La dirección del FMLN se ha dado cuenta que a pesar de tener las riendas del Estado su capacidad de movilización se va deshilachando y que muchos de sus militantes se han venido dando cuenta que el viraje hacia la derecha de su partido se consuma en una política muy alejada de los intereses populares, en beneficio de la misma casta oligárquica que nos ha dominado siempre. 

Muchos se dan cuenta que el enemigo hereditario, el sempiterno contrincante arenero es capaz incluso de acompañar las medidas programadas por su partido en el gobierno. Que se pueden dar agarrones en la cancha de gallos mediática, pero que en la trastienda de las decisiones reales no hay mucho que los separe. ARENA participa ya sea directamente con miembros de su dirección (COENA) en comisiones gubernamentales, ya sea a través de la participación directa de representantes de la oligarquía como en el caso de la Comisión de los Asocios. 

La abstención electoral ha crecido, la anulación de votos, aunque marginal, ha conquistado terreno. El congreso va a depurar el discurso para dirigirse a los que no acuden a las urnas porque no se sienten representados. De nuevo darán brochazos a la fachada descascarillada del edificio ideológico del partido. El objetivo es reconquistar a los que se han desilusionado o a los que han perdido la fe y la esperanza.  La tarea va a ser ardua, pues ARENA va a aprovechar para contraatacar y exigiendo que se determinen en sus intenciones “democráticas”, los van a acusar de mentir al presentarse como un partido normal, mientras que en realidad no han dejado de ser los revoltosos de siempre.

La derecha no ignora los objetivos del cambio de discurso que adoptará el FMLN. La derecha de nuevo va a desatar toda su artillería ideológica para obligar a su rival electoral a dar todas las garantías democráticas, de nuevo van a sacar los adjetivos de castro-comunismo, de chavismo, etc. Van a sacar de nuevo el arsenal de amenazas a nuestro modo de vida cristiano, a la familia. Se van a presentar como los paladines de la libertad, como los defensores de la niñez puesta en peligro de adoctrinamiento en las escuelas del Estado. En esta lucha la derecha va a tener refuerzos venidos de afuera. ¿El FMLN tiene los riñones para resistir? ¿Tiene la suficiente firmeza ideológica para defender el proyecto socialista para nuestro país? ¿Qué argumentos van a esgrimir en favor de este cambio de perspectiva?

Temo que el FMLN —que no tiene reales intenciones de construir un movimiento social para encaminar nuestro país hacia otro tipo de sociedad— le dé a la derecha toda la amplitud y todos los flancos para un ataque en regla a los fundamentos mismos para la construcción de una corriente socialista verdadera. 

Las circunstancias obligan a todos los que alguna vez fueron partidarios de una nueva sociedad o siguen empeñados en promoverla, a no dejar, en esta contienda que se avecina, que el FMLN entierre aún más y definitivamente las posibilidades de emprender las batallas iniciales. Es hora de encarar a la derecha con un proyecto social claro que ofrezca alternativas a la situación desastrosa en que se encuentra nuestro país.

¿Si el tema es qué tipo de sociedad queremos para nuestro país le dejaremos a la cúpula del FMLN que decida sola?

19 mayo 2015

Por todo el oro del mundo...



El sitio Réseau International (http://reseauinternational.net) ha publicado un artículo sobre El Salvador a raíz de la venta del oro salvadoreño. Les entrego aquí una traducción:


En abril de 2015 nos enterábamos que el gobierno de El Salvador vendía todo su oro. Vendió cerca de 5 toneladas de sus reservas, o sea aproximadamente 80% de las reservas del país. Esta venta del oro le aportará alrededor de 206 millones de dólares. Los observadores no entendieron nada, el mercado tampoco entendió, en realidad nadie puede explicar la lógica de El Salvador de vender su oro. Pero si la conectamos con otro asunto, entonces todo se entiende.

El Salvador es uno de los países más pobres del mundo. Tiene graves problemas de acceso al agua. Además se enfrenta a una inseguridad creciente con el alza de la actividad de las pandillas, que han asesinado centenares de personas desde el inicio del año. Y para proteger su medio ambiente que está amenazado, El Salvador ha votado leyes que favorecen la protección del medio ambiente en prioridad. Las medidas conciernen principalmente protecciones contra las explotaciones mineras que son nefastas para el medio ambiente.

Apoyándose en sus leyes, El Salvador rechazó un permiso de explotación minera a la empresa OceanaGold, filial de la Pacific Rim, una multinacional canadiense. Luego de este rechazo, Pacific Rim por el intermediario de OceanaGold puso queja contra el gobierno salvadoreño ante el International Centre for Settlement of Investment Diputes (OCSID) que se puede traducir así Centro internacional para el arreglo de diferendos relativos a las inversiones. La perlita de esta historia reside en que este OCSID es un órgano de la Banca Mundial, cuya misión oficial es ayudar al desarrollo económico de los países pobres (que bien se ríe, ¿no?).

En el sitio de este organismo, se puede ver la queja de Pacific Rim contra El Salvador, pero se afirma que el expediente todavía está en trámites. No obstante, Mining.com nos revela que el expediente ha sido clausurado y evidentemente el ICSID le ha dado razón a la multinacional condenando al gobierno de El Salvador a pagar la bagatela de 300 millones de dólares.

El gobierno de El Salvador está sofocado y se trata de un país víctima de violencia a nivel nacional e igualmente es presa de una pobreza generalizada gracias al acaparamiento de sus recursos por las multinacionales sin ninguna compensación digna de ese nombre. Pacific Rim puso queja contra El Salvador en el cuadro CAFTA-DR (Dominican Republic-Central America Free Trade Agreement) que es un acuerdo de libre cambio entre los Estados Unidos y los países pobres de las Américas, tales como Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua  y la República Dominicana.

Este acuerdo de libre cambio se basa siempre en los mismos principios escabrosos. Medidas que favorecen a la multinacionales, una incitación para reducir las normas legislativas y evidentemente, el recurso para un arbitraje que está dominado por el sector privado. Se vuelve a encontrar estos mismos elementos en todos los acuerdos de libre cambio que han iniciado los Estados Unidos y el TAFTA (Acuerdos d libre cambio con la UE).

13 mayo 2015

De nuevo sobre el mundillo político



Los partidos políticos dominan el ejercicio de la política que conduce a ocupar un lugar en el campo político, a contar dentro del mundillo de la política. Cada uno de los partidos despliega un discurso propio, con sus propios temas tradicionales, con un vocabulario tintado con los matices de su propia ideología. En tiempos electorales, cuando los políticos vuelven al mundo social en el que vive la población para pedir los votos y poder seguir ocupando el lugar y/o mejorarlo con un aumento de puestos, es cuando el discurso se tiñe con mayores colores. Es cuando buscan distinguirse, cuando solicitan el reconocimiento. 

Como la mayoría de los electores pertenecen a lo que de manera general se le llama “pueblo”, cuando se habla de la gente con cierto respeto, pues a veces se le trata simplemente de la chusma, del populacho, tomando en cuenta esto todos los partidos se vuelven defensores de los intereses populares.  En los países como el nuestro, en el que el campo político está dominado por dos partidos (que durante ese tiempo electoral procuran mostrarse polarmente opuestos) el peligro que corren los intereses populares reside simplemente en que el partido adverso gane mayor importancia y domine en las instancias estatales.

Los programas en sí no cobran mayor importancia, a veces se hacen consultas de los principales temas que tiene que contener el programa partidario, se organizan reuniones, mesas redondas, a veces simplemente se les confían a compañías encuestadoras confeccionar el listado de los temas más atractivos. En nuestro país el tema de la seguridad ocupa gran parte de los discursos y de los temas abordados. En realidad los programas no tienen mayor importancia y se asemejan todos. En las pasadas elecciones presidenciales el candidato del FMLN se quejaba que el partido ARENA copiaba el programa de su partido “revolucionario”. Como no hay posibilidad de diferenciarse mucho por los programas, unos optan por las campañas sucias o a los ataques personales, invocan el pasado, se acusan mutuamente de tener al país en las condiciones en que se encuentra, la diatriba, la descalificación son los recursos oratorios que predominan. No hay pues realmente un debate político, sino que una competencia publicitaria y de divisas, de spots televisivos, de imagen. Y como la cuestión de la imagen se vuelve cada vez más importante y de peso, los militantes en tanto que tales, con su actividad política van perdiendo importancia y su preparación ideológica va al mismo tiempo desapareciendo hasta llegar a ser inexistente. El militante se vuelve impotente hacia el exterior y mudo hacia el interior. Impotente hacia el exterior pues no está preparado para definirse de manera autónoma, ante cualquier problema debe tener puestos los cinco sentidos en la próxima toma de posición del dirigente, que es lo que va a determinar su “convicción”.

Las dirigencias viven también al interior de sus partidos en círculo cerrado y allí también hay intrigas, alianzas y al mismo tiempo una repartición de roles y funciones. Hay posicionamientos respecto a los miembros más influyentes, los miembros de las cúpulas partidarias desarrollan un “olfato político” e intuyen a veces a tiempo, otras con cierto retraso a qué “campo” arrimarse para jugar un papel dentro de la dirección, no estar muy lejos de los círculos donde se decide el reparto de los puestos. Ese “olfato” les indica también cuando es conveniente callar, cuando ante una pregunta indiscreta de algún periodista salirse por la tangente o soltar alguna banalidad con visos de profunda reflexión. En esto también se manifiesta una especie de “espíritu de cuerpo” que no hay que confundir con la fidelidad ideológica al partido. Este “espíritu de cuerpo” se convierte en transversal, es decir que puede extenderse hacia todo el mundillo político.

Esta imagen llega intacta a la población, a veces con ciertas correcciones explicativas para que no aparezca con toda la brutalidad de su verdad. Es este mundo real y superficial el que  rechaza la población y al que no codicia pertenecer. Esta imagen es una barrera para las vocaciones políticas, pues en regla general esta imagen aparece como el telón de fondo para que se realice todo tipo de corrupción. El mundillo político aparece oportunista, sofisticado y sobre todo propicio al chanchullo.

La gente se da cuenta que sus propios intereses, los intereses del país se supeditan al interés de la “clase política” y saben perfectamente que ese mundo no es el suyo. El papel que juega este mundillo es de cancel, de pararrayo. En primer lugar sirve para ocultar la oposición fundamental que atraviesa la sociedad, entre los trabajadores y las clases pudientes, todo el peso del descontento popular lo asume perfectamente la “clase política”. Todo el disfuncionamiento social cada uno de los partidos se lo imputa a su rival. O como ha estado ocurriendo en estos últimos días en que Salvador Sánchez Cerén llegó al colmo de acusar de antemano de toda agravación de la violencia a la Sala de lo Constitucional, por el fallo respecto a la Asamblea. Esta pelea al interior del Estado es nueva en nuestro país y ha servido para entretener durante meses a la población sobre temas legales y constitucionales, en los que la tecnicidad la deja afuera y si toma partido es por simples simpatías políticas. Pues el FMLN se ha encargado de ponerle tinte político a esta institución, pues han acusado a cuatro de los magistrados de favorecer los intereses de su rival, ARENA. Todo esto sin aportar realmente ninguna prueba, ni argumento de peso. Aquí se aplica aquello, del que no está conmigo, está contra mí. Si no me gusta lo que hace la Sala, le ha de gustar a ARENA.

Pero este panorama tiene otra consecuencia mucho más importante para la sociedad, esta radica en que los ciudadanos tienen una aprehensión falsa de lo que consiste “hacer política”. Es decir en el sentido de ocuparse de los asuntos de la Polis (la ciudad). La conducta de los que integran el mundillo político ha usurpado el ejercicio de la actividad política y lo han desvirtuado. Es lo que conduce a mucha gente a desinteresarse de la política, es lo que ha conducido al rechazo a través de la abstención creciente. En las dos últimas elecciones ha surgido un movimiento que ha llamado a anular el voto, una manera justamente de protestar contra esa usurpación de la cosa pública por los partidos políticos. Era una invitación a reapropiarse de la política negando la politiquería del mundillo. Pero esta actitud, aunque justa, tiene un defecto mayor, existe únicamente en los momentos electorales, es decir que su existencia está supeditada al calendario electoral, que no lo fija el movimiento del voto nulo.

Esto plantea un cuestionamiento mayor: ¿cómo en estas condiciones proponerle a la población entrar en política? Esto requiere tener clara visión de lo que es hoy por hoy el quehacer político, tal cual existe y tal cual le aparece a la población. En esto es necesario tener absoluta claridad de los objetivos que hay que plantearse. No se puede ignorar el mundo institucional existente, pues su actuar acapara constantemente la atención de la gente y al mismo tiempo es el que gobierna la vida del país. No se puede hacer como si no existiera y como si no jugara un papel trascendental. Ellos asumen el papel de mampara de las clases pudientes que en cambio les abandonan la administración (usufructo) del Estado. No obstante tomarlo en cuenta no significa dejar que los ciudadanos identifiquen a los que quieren hacer otro tipo de política. Los que quieren invertir e subvertir lo existente tienen que ofrecer otra cosa, pero otra cosa que implique oponerse a la política tal cual es practicada por los partidos políticos institucionales e institucionalizados y el nuevo partido político, pues no hay otra manera de entrar permanentemente en política sin una estructura que sustente las acciones.

Con esto último estamos optando por un camino que rechaza al mundillo político y sus prácticas y al mismo tiempo estamos declinando dejarnos llevar por la primera impulsión, desertar la política. Al mismo tiempo estamos ofreciendo salir de un esquema individualista, es decir aquí se ha propuesto organizarse, juntarse con otros. El mundillo político con todas las instituciones, sobre todo con la institución electoral, nos impone conducirnos individualmente o de manera individualista. El ciudadano cuando va a la urna y pone un voto, se define individualmente por una u otra opción en competición. El sufragio tal cual existe es una desposesión de la voluntad individual y colectiva, pues delegamos a otros el derecho de hablar en nuestro nombre dentro del mundo cerrado de las instituciones. Les damos toda la autoridad y les dejamos que puedan organizar a su antojo el momento en que de nuevo nos soliciten para que votemos por ellos.

Pero la población sabe que entrar a un partido político tal cual funcionan ahora es asimismo despojarse de su voluntad y entrar a defender posiciones políticas ya decididas y definidas con antelación a su propia voluntad y sin que su propia voz haya sido escuchada. Todo el mundo ve que el funcionamiento de los partidos es vertical y que las direcciones se auto-reproducen en autarquía, funcionando de manera autocrática.

Surge pues la necesidad urgente de innovar. Innovar respecto a ese mundillo político e innovar respecto a la manera de organizarse, de darle a cada uno de los ciudadanos la posibilidad de dar a conocer su pensamiento, darle la real posibilidad de que su voz sea realmente su voz. Darle la posibilidad que pueda defender en el seno del nuevo partido sus posiciones y darle la certidumbre de que va a ser escuchado. Al mismo tiempo darle la posibilidad de que no se conforme con afirmar su deseo, sino que pueda sopesar los pros y los contras de su propia posición y la ajena, que pueda al final argumentar con solidez su posición. Se trata al mismo tiempo de afirmar su personalidad, de no dejarse imponer la voluntad de un líder, aunque por determinadas circunstancias pueda ser transitoriamente un vocero del nuevo movimiento. Pero cada uno debe de saber que la función de vocero no le da a nadie derecho sobre los demás y que al fin y al cabo cada uno puede y debe ser el vocero de todos. El modo de organizarse no puede ser calcado de lo existente en los partidos que pueblan el mundillo político, pero tampoco se puede dejar que la organización surja de manera espontánea. Es por ello que el aspecto organizacional es también fundamental, pero ahora que la gente por las nuevas técnicas se está acostumbrando a actuar en redes, en las que todos proponen y todos deciden, pues darle un carácter político a este tipo de funcionamiento es un paso hacia una transversalidad activa. Este modo de funcionar no debe impedir las acciones colectivas, lo que significa que en un momento dado la toma de decisiones se vuelve urgente y no siempre es posible obtener un consenso. Entonces vuelve la necesidad del voto, en que la autoridad la tiene la mayoría. La diferencia es que ninguno ha perdido su propia voluntad, ni su opinión. Pero sobre todo lo que se decide no es muy lejano de sus propios intereses y convicciones.